Doctrinas de la Gracia

4 sept 2015

REFUTANDO OBJECIONES A LAS CONFESIONES DE FE

REFUTANDO ALGUNAS OBJECIONES AL USO DE LAS CONFESIONES DE FE

¿Cuáles son, entonces, algunas de las objeciones que se han presentado en contra del uso de los credos y confesiones por parte de las iglesias de Cristo?
1. Ningún credo más que la Biblia
Quizás hayamos escuchado de muchos creyentes cosas como, ¡“Yo no sigo hombres! ¡Yo sigo a Cristo!” o, “La Biblia es la única regla de fe y práctica; es lo único que ha sido inspirado por Dios, por lo tanto, no tengo ningún credo más que la Biblia.”
Sin embargo, pregunto a los que así hablan: “A cuál Cristo sigues tú? Dices, creer que la Biblia es la Palabra de Dios, infalible y suficiente, pero ¿qué es lo que crees que ella enseña?”
La realidad es que muchos dicen ser discípulos de Cristo, afirman amarlo y seguirlo, pero cuando examinamos sus creencias podemos notar que su Cristo es uno muy diferente al que enseñan las Escrituras.
Algunos como Myles Monroe, un famoso pastor cuyos libros se encuentran en todas las librerías cristianas de nuestro país, afirman seguir a Cristo, y, sin embargo, les dicen a sus congregaciones que Cristo no predicó el evangelio de la cruz. 
Para Monroe, el evangelio no se trata de lo que ocurrió en el Calvario, ni siquiera acerca de la resurrección. Él afirma que el evangelio trata sobre el reino que les pertenece a los creyentes y que pueden empezar a adquirir ahora. [55]
Además, enseña que Jesús nunca enseñó acerca de la necesidad de los hombres de nacer de nuevo, y “los que creen eso”, dice él, “su cerebro ha sido lavado por el diablo.” 
Los Testigos de Jehová, que se llamarían a sí mismos cristianos -seguidores de Cristo- afirman que Cristo no es Dios y que es la primera criatura de Dios y hermano de Satanás.
¿Entonces, a cuál Cristo están siguiendo estos hombres? 
Monroe tiene una confesión acerca de la persona de Cristo; los Testigos de Jehová tienen una confesión acerca de Cristo, pero la pregunta más importante es: ¿de cuál Cristo?
Otros, a pesar de luchar por la suficiencia de las Escrituras, sostienen doctrinas que van en contra del libro que afirman estar defendiendo, y por otro lado sostienen meras tradiciones humanas salidas de la mente humana.
Monroe, por ejemplo, quien usa la Biblia como su autoridad, afirmó lo siguiente,
Permítanme definir la oración. La oración es el hombre dándole permiso o licencia a Dios para interferir en los asuntos terrenales. Dios no puede hacer nada en la tierra; Dios nunca ha hecho nada en la tierra son que un humano le haya dado acceso. Siempre buscando un hombre que le dé permiso...Dios sólo puede hacer lo que usted le permita hacer.
Sin embargo, la Biblia que Monroe defiende como la Palabra de Dios afirma lo siguiente acerca de Dios,
Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y Él hace según Su voluntad en el ejército del cielo y en los habitantes de la tierra y no hay quien detenga Su mano y le diga: ¿Qué haces?” [56]
La Biblia afirma que los hombres son justificados sólo por la fe en Jesucristo. [57] Y, sin embargo, la Iglesia Católico Romana en el Concilio de Trento afirmó lo siguiente, “Si alguno afirma que los impíos son justificados sólo por la fe, sea anatema.” 73
Entonces, la pregunta es: ¿cuál Biblia están leyendo estos hombres? 
Todo el argumento presentado por esta objeción está basado en una premisa equivocada, pues ningún creyente ha profesado jamás que los credos y confesiones tengan la misma autoridad ni que sean añadiduras a las Escrituras. 
Como hemos dicho las confesiones son resúmenes de lo que la Biblia enseña. Afirman ser deducciones de las doctrinas que han sido inspiradas por Dios y reveladas en las Escrituras. Y afirman estar ellas mismas bajo la autoridad suya. 
Cuando un creyente o un grupo de creyentes se suscriben a una confesión simplemente están declarando que entienden la Biblia, en otras palabras, están manifestando qué doctrinas consideran bíblicas. 
¡Simplemente afirmar que creemos la Biblia no es suficiente! Myles Monroe, el Catolicismo Romano, los Testigos de Jehová, los mormones, Arrio, todos afirman o afirmaron creer en la Biblia y defender su autoridad e inspiración. Muchos de ellos rechazan las confesiones aduciendo que nadie puede hacer más claras las Escrituras. ¿Para qué entonces tener una confesión de fe?
Bueno, es precisamente porque el corazón humano es tan perverso que las confesiones son tan necesarias. Las confesiones nos llevan a examinar toda la Escritura para saber qué es lo que toda la Biblia afirma acerca de las distintas doctrinas que ella enseña; Dios, el hombre, Cristo, la salvación, la justificación, la iglesia, etc.
Las confesiones sirven para hacer entendibles a todas esas doctrinas. ¿No es la predicación un intento de explicar un texto bíblico? Y ninguno de los opositores de estos documentos argumentan en contra de la predicación en la iglesia. 
La realidad es que los credos no nos hacen estimar menos la Biblia, sino todo lo contrario. Las confesiones de fe nos llevan a estimarlas más y a desear estudiarlas con mayor profundidad. Es el confesionalismo el que nos hace ir ad fontes, a la fuente de nuestra fe que es la Biblia.
2. Las confesiones de fe atan las conciencias de los hombres
Los credos y confesiones,” dicen algunos, “son tiránicas.” La acusación está basada en la creencia de que las confesiones de fe están diseñadas para obligar a los hombres a creer ciertas doctrinas. 
Sin embargo, la acusación es falsa, pues como hemos dicho, las confesiones son resúmenes del entendimiento bíblico de un individuo o de un grupo de creyentes. 
Y en lugar de existir para obligar a los hombres a creer ciertas doctrinas, existen para manifestar la unidad en la fe que hay en una congregación específica. La confesión Bautista de Londres de 1689 afirma lo siguiente al respecto,
Sólo Dios es el Señor de la conciencia, y la ha hecho libre de las doctrinas y los mandamientos de los hombres que sean en alguna manera contrarios a su Palabra o que no estén contenidos en ésta. Así que, creer tales doctrinas u obedecer tales mandamientos por causa de la conciencia es traicionar la verdadera libertad de conciencia, y exigir una fe implícita y una obediencia ciega y absoluta es destruir la libertad de conciencia y también la razón.” [58]

Todos los creyentes tienen el derecho de asociarse con aquellos que tengan el mismo entendimiento bíblico que ellos. Tienen el derecho de declarar y estar de acuerdo en un entendimiento de las Escrituras; de manifestarle al mundo que artículos de la Biblia consideran fundamentales y en qué manera será guiada la predicación pública y la política eclesiástica para su edificación.

Ninguna iglesia tiene el derecho de obligar a los demás a creer y a unirse a su iglesia. Por el contrario, las confesiones de fe sirven para que los hombres juzguen por sí mismos, examinando sus propias creencias y su entendimiento de las Escrituras, si desean asociarse con un grupo de creyentes con un entendimiento específico de la Biblia. [USTEDES HAN SIDO TESTIGOS DE QUE LAS PETICIONES DE MEMBRESIA SON VOLUNTARIAS. NO SE OBLIGA A NADIE]
Robert Gonzales, decano del Seminario Bautista Reformado, hablando de este tema escribió lo siguiente,
Si el credo o confesión de fe es una guía acertada de lo que enseña la Biblia, entonces, en principio no puede ser vista como una intromisión sobre la libertad de conciencia. Nuestras mentes han sido libertadas de las cadenas del pecado, con el fin de que puedan abrazar libremente la verdad de Dios, no rechazarlas. De hecho, de acuerdo a la Escritura, el rechazo de la verdad bíblica es una indicación de una mala conciencia (1 Timoteo 1:19-20; 2: 17-18). Como un escritor ha sabiamente observado, los hombres están raramente opuestos a los credos, hasta que los credos se les hayan opuesto a ellos. Consecuentemente, el rechazo de un credo puede no revelar un problema con el credo. Podría revelar un problema con el corazón. Por supuesto, es también posible que un hombre no esté opuesto a los credos o confesiones per se sino a algún artículo particular o artículos dentro de la confesión. En ese caso, el hermano debe ser honesto sobre su conflicto de conciencia, y la iglesia debe decidir si este aviso es suficientemente significativo o sustancial como para descalificarlo de servir como un pastor de esa iglesia particular.” [59]
La realidad es que no todos entendemos la Escritura de la misma manera, como vimos arriba. Las confesiones nos sirven para identificar si una iglesia cree lo mismo que yo con el fin de unirme a ellos; pero también sirve a una iglesia local para discernir si pueden caminar junto a una persona que ha solicitado membresía. 
Así como un grupo de creyentes tienen el derecho de confesar su entendimiento bíblico, así mismo tienen el derecho de rechazar la membresía a alguien que no confiesa lo mismo. 
Nadie tiene el derecho de decir, “Exijo membresía en esta iglesia, pero no puedo creer las doctrinas que ustedes creen ni estar de acuerdo con el entendimiento bíblico que ustedes han adoptado.” 
Las confesiones sirven, no para atar las conciencias de las personas, sino para protegerlas de unirse a iglesias que no creen lo mismo que él, y para proteger a las iglesias de aquellos que pueden entrar y esparcir falsas doctrinas causando divisiones. 
3. Las confesiones de fe prohíben crecer en la fe
Una tercera objeción contra el uso de credos y confesiones es la que argumenta que estos documentos son tan rígidos que impiden que una persona pueda investigar la fe continuamente. “Si una persona,” dicen, “se une a una iglesia adherida a una confesión de fe, debe, entonces, seguir creyendo lo mismo hasta su muerte.”
De nuevo, esta objeción se responde con la lógica. Cuando una persona se hace miembro de una iglesia confesional, él o ella han examinado cuidadosamente la confesión de fe; la ha examinado contra la Escritura; y está convencido de que ese documento expresa fielmente las verdades de la Biblia que él mismo ha llegado a entender. [ES POR ELLO QUE ESTA IGLESIA LES EXIGE A LOS QUE DESEAN SER MIEMBROS A ESTUDIAR LA CONFESIÓN A PROFUNDIDAD]

Ciertamente creemos que el hombre de Dios está bajo la autoridad de la Biblia y que estará constantemente reformando su teología y su práctica a la luz de la Escritura.

Sin embargo, es ilógico pensar que una persona que ha sido persuadida por las verdades de la Biblia pueda llegar rechazar o cuestionarlo. Ernest Reisinger dice que esta actitud es, “irracional, contraria a la Escritura; y un enemigo de la estabilidad y el consuelo cristiano.” [60]

La Biblia habla muy claramente del peligro de andar constantemente investigando y cuestionando la verdad. Pablo le escribió a Timoteo,

También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad.” 77
¿Dirían lo mismo de los padres que instruyen a sus hijos en la verdad? ¿No deberían hacerlo por temor a impedirle a sus hijos una vida de investigación y cuestionamientos? 
De nuevo, Reisinger dice, “Aquellos que vivan cuestionando no son de utilidad ni para ellos mismo ni para la Iglesia de Dios.” [61]
Las confesiones de fe, entonces, no impiden que un creyente crezca en su fe, sino por el contrario, promueven el crecimiento espiritual de cada creyente estableciendo lo más claramente posible cual es la verdad enseñada en las Escrituras.
James Renihan, hablando de nuestra confesión escribió lo siguiente;
Creemos que es fiel a las palabras de la Escritura, y por esa razón, no es simplemente un resumen general de nuestras creencias, sino una declaración explícita de ellas. Algo menos que esto y perdemos la naturaleza misma de lo que somos como Bautistas Reformados.” [62]

Autor: Pastor Eduardo Flores
Fuente: Curso "Porque soy Reformado" Lección 6

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