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contenido confesión Bautista 1689 |
NUESTRAS CREENCIAS. SEGUNDA PARTE
5. De la
Divina Providencia:
Creemos que Dios “sostiene,
dirige, dispone y gobierna,” todas las cosas en el universo según su
infinita sabiduría para Su gloria (Isaías 46: 9-11; Daniel 4: 35).
Sin embargo, Dios, sin necesitarlo, usa causas o agentes
secundarios para llevar a cabo todo aquello que decretó en la eternidad (Éxodo
21:13; Hechos 27:31). Y Su providencia se extiende desde la caída de Adán hasta
el resto de los pecados de los hombres (Génesis 45: 4-8; 50: 20; Salmo 105:
16-25).
Pero, creemos también que Su providencia es el medio para
disciplinar y acercar cada vez más a los creyentes hacia Sí mismo (Marcos 14:
66-72) y para cuidar de Su iglesia (Romanos 8:28); y es el medio también para
endurecer más los corazones de los impíos (Éxodo 7:3).
6. De la Caída
del Hombre, del Pecado y su Castigo:
Creemos que la Biblia enseña que a pesar de que Dios creó
al hombre perfecto y le dio una ley para obedecer y vivir eternamente si así
hubiera hecho, el hombre fue engañado por Satanás y de su propia voluntad
decidió desobedecer a Dios.
Y habiendo puesto Dios a Adán como la cabeza federal de
toda su descendencia, su caída trajo la muerte a todos pasándoles ese pecado
original (Romanos 5:12-21; Efesios 2:3) desde su concepción (Salmo
51:4-5).
Y creemos que es por causa de nuestra naturaleza que
pecamos (Efesios 2:13; Romanos 3: 9-12; Salmo 53: 1-4; 1 Reyes 8:46). Ahora,
creemos que en Cristo Dios nos da a los creyentes la libertad del poder del
pecado, sin embargo, creemos que la Biblia afirma claramente que esa corrupción
permanece durante toda nuestra vida cristiana (Romanos 7: 7-25).
Sección
II: Teología Federal
7. Del Pacto de Dios
Nuestra teología federal o nuestra teología del pacto no
sólo es lo que nos hace parte de la Reforma Protestante, sino que es también lo
que nos distingue de ella, y es lo que quizás más importantemente nos separa de
muchos otros bautistas.
La discusión en este capítulo tiene que ver exclusivamente
con el pacto de gracia, aquel que sirve como el único fundamento para la
salvación del pecador.
Todos los pactos de Dios con Su pueblo están relacionados
entre sí por esa única promesa de salvación. El pacto con Noé fue dado como el
marco por el cual la creación entera sería preservada por gracia hasta el
cumplimiento de la promesa; el pacto Abrahámico fue dado para dar origen al
pueblo por el cual vendría en Redentor; el pacto Mosaico le otorgaba a ese
pueblo las leyes para establecerse como una nación; en el pacto Davídico se
establece el reinado de Dios sobre ese pueblo por medio del reinado del
Redentor que vendría de la línea genealógica de David; y en el Nuevo Pacto, ese
Redentor aparece y cumple todas las promesas que fueron reveladas en los pactos
previos e inaugura la forma final del pueblo del pacto.
Es decir, lo que la Biblia nos muestra es una revelación
progresiva de Dios para con Su pueblo por medio de pactos. Esto nos hace a
nosotros, bautistas reformados, federalistas,
y no dispensacionalistas.
Ahora, de este tema vamos a tratar específicamente en las
próximas semanas, pero simplemente permítanme hacer algunos comentarios al
respecto de este capítulo de nuestra confesión.
Primero, las diferencias entre la CBL 1689 y CFW son
evidentes, la primera cuenta con sólo 3 párrafos, mientras que la presbiteriana
cuenta con el doble.
Segundo, lo que nuestra confesión desea mostrar son tres
aspectos de ese pacto de gracia:
a. Su necesidad:
Confesión de Westminster
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Segunda Confesión
Bautista de Londres 1677/1689
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La
distancia entre Dios y la criatura es tan grande, que aun cuando las
criaturas racionales le deben obediencia como a su Creador, sin embargo,
ellas no podrán nunca tener plenitud con El cómo su bienaventuranza o
galardón, si no es por alguna condescendencia voluntaria por parte de Dios,
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La
distancia entre Dios y la criatura es tan grande, que aun cuando las
criaturas racionales le deben obediencia como a su Creador, éstas nunca
podrían haber logrado la recompensa de la vida a no ser por alguna
condescendencia voluntaria por parte de Dios, habiéndole placido a Él le ha
placido expresar en forma de
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habiéndole
placido a Este expresarla por medio de su pacto.
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pacto.
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La caída es lo que hizo indispensable el pacto de gracia,
sin ese pacto, como afirma nuestra confesión por lo que expresamente enseña la
Escritura, ningún pecador hubiera podido ser salvo.
b. Su carácter:
Confesión de Westminster
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Segunda Confesión
Bautista de Londres 1677/1689
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El
hombre, por su caída, se hizo incapaz para la vida que tenía mediante aquel
pacto, por lo que agrado a Dios hacer un segundo pacto, llamado comúnmente el
Pacto de gracia, según el cual Dios ofrece libremente a los pecadores vida y
salvación por Cristo, exigiéndoles la fe en Él para que puedan ser salvos, y
prometiendo dar su Espíritu Santo a todos aquellos que ha ordenado para vida,
dándoles así voluntad y capacidad para creer.
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Además, habiéndose
el hombre acarreado la maldición de la ley por su Caída, agradó al
Señor hacer un pacto de gracia, en el que gratuitamente ofrece a los
pecadores vida y salvación por Jesucristo, requiriéndoles la fe en Él para
que puedan ser salvos, y prometiendo dar su Espíritu Santo a todos aquellos
que son ordenados para vida eterna, a fin de darles disposición y capacidad
para creer.
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Este pacto, entonces, creemos, fue hecho exclusivamente con
Su pueblo. Dios no hizo un pacto general con pecadores, sino que hizo un pacto
para salvar a todos aquellos “que son
ordenados para vida eterna,” es decir a los elegidos, por medio de la fe en
Él habiendo escuchado el ofrecimiento gratuito del evangelio.
c. Sus distintivos:
Confesión de Westminster
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Segunda Confesión
Bautista de Londres de 1677/1689
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Párrafo
5. Este pacto era ministrado de un modo diferente en el tiempo
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Este pacto se revela en el evangelio; en primer lugar, a
Adán en la
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de la ley y en el
del Evangelio. Bajo la ley se ministraba por promesas, profecías, sacrificios,
la circuncisión, el cordero pascal y otros tipos y ordenanzas entregados al
pueblo judío; y todos señalaban al Cristo que había de venir, y eran
suficientes y eficaces en aquel tiempo por la operación del Espíritu Santo,
para instruir y edificar a los elegidos en fe en el Mesías prometido, por
quien tenían plena remisión de pecado y salvación eterna. A este pacto se le
llama el Antiguo Testamento.
Párrafo
6. Bajo el Evangelio, cuando Cristo la sustancia fue
manifestado, las ordenanzas por las cuales
se ministra este pacto son: la predicación de la Palabra, la administración
de los sacramentos del Bautismo y de la Cena del Señor; y aun cuando son
menos en número y ministradas con más sencillez y menos gloria exterior, sin
embargo, en ellas el pacto se muestra a todas las naciones, así a los judíos
como a los gentiles, con más plenitud, evidencia y eficacia espiritual, y se
le llama el Nuevo Testamento. Con todo, no hay dos pactos de gracia
diferentes en sustancia, sino uno y el mismo bajo diversas dispensaciones.
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promesa
de salvación a través de la simiente de la mujer, y luego mediante pasos
adicionales hasta completarse su plena revelación en el Nuevo Testamento; y
tiene su fundamento en aquella transacción federal y eterna entre el Padre y
el Hijo acerca de la redención de los escogidos; y es únicamente a través de
la gracia de este pacto como todos los descendientes del Adán caído que son
salvados obtienen vida y bendita inmortalidad, siendo el hombre, ahora
totalmente incapaz de ser aceptado por Dios bajo aquellas condiciones en las
que estuvo Adán en su estado de inocencia.
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El énfasis de la CFW está en la unidad del pacto de gracia,
el cual como veremos, es el mismo, según ellos, en todos los pactos. Sólo las
ordenanzas externas han sido cambiadas bajo el evangelio.
Sin embargo, la CBL 1689 no limita el desarrollo en este
pacto de gracia a meros cambios en la administración externa del mismo. Sino, que ése pacto de gracia corresponde a
todo un proceso de revelación progresiva que inició con Adán –y esto es lo que
nos diferencia de muchos bautistas quienes siendo dispensacionalistas afirman
que el evangelio inició en el Nuevo Testamento para la iglesia, siendo ésta un
pueblo distinto al del Antiguo Testamento- hasta ser revelado completamente en el Nuevo Testamento.
8. De Cristo el
Mediador
Este capítulo es casi idéntico a la CFW. Las diferencias
corresponden, primero, a algunas expansiones para hacer más claro lo afirmado
en Westminster (i.e: la expansión en el párrafo 2 con respecto a cómo fue
Cristo concebido), y segundo, los dos últimos párrafos que son expansiones de
la Primera Confesión Bautista de Londres de 1644.
¿Y qué es lo que creemos con respecto a Cristo?
1. Él
es el único mediador posible entre Dios y los hombres; Él es el profeta, el
sacerdote y el Rey de y para Su pueblo.
2. Él
es enteramente Dios. “el resplandor de la
gloria del Padre, consustancial con Aquel e igual a Él, que hizo el mundo, y
quien sostiene y gobierna todas las cosas que ha hecho.”
3. Él
es enteramente hombre. “siendo concebido
por el Espíritu Santo en el vientre de la virgen María, al venir sobre ella el
Espíritu Santo y cubrirla el Altísimo con Su sombra...de manera que, dos
naturalezas completas, perfectas y distintas se unieron inseparablemente en una
persona, pero sin conversión, composición o confusión alguna.” Tenían un
cuerpo humano, un alma humana.
4. Él
es una sola persona. “Esta persona,”
dice al final del párrafo 2, “es
verdaderamente Dios y verdaderamente hombre...”
5. Él
era y es perfecto, es decir, nunca tuvo pecado. Párrafo 3, “a fin de que, siendo santo, inocente y sin
mancha, y lleno de gracia y de verdad...” Párrafo 4, “El Señor Jesús asumió de muy buena voluntad este oficio, y para
desempeñarlo, nació bajo la ley, la cumplió perfectamente y sufrió el castigo
que nos correspondía a nosotros...”
9. Del Libre Albedrío
Este ha sido uno de los puntos cruciales dentro de la
teología cristiana, y es una de las doctrinas que nos distinguen de todos
aquellos que no son reformados.
A lo largo de la historia han surgido teólogos dándole a la
voluntad humana una libertad que no es bíblica, y se han creado sistemas
doctrinales para favorecer estas ideas como el pelagianismo, el
semi-pelagianismo, y el arminianismo.
Lo que nosotros creemos
acerca de la voluntad humana o el libre albedrío es que es, como dice el
párrafo 1, la voluntad que Dios le ha dado al hombre “de una libertad natural y de poder actuar por elección propia, que no
es forzada ni determinada a hacer bien o mal por ninguna necesidad de la naturaleza.”
Nosotros no creemos que los hombres sean como robots, ni
que su voluntad esté determinada por algo externo a ellos. Ellos son
enteramente libres y por lo tanto responsables de sus actos.
Sin embargo, también creemos que la Biblia afirma que esa
voluntad no es del todo libre, sino que está sujeta a la voluntad divina.
Además, habiendo caído en pecado y estando por consiguiente todo su ser
corrompido por el pecado, esa voluntad humana está, como dice el párrafo 3, “enteramente opuesto a ese bien y muerto en
el pecado, no puede por sus propias fuerzas convertirse a sí mismo o prepararse
para ello.”
La voluntad, no es la facultad que toma las decisiones; es
el corazón o la mente humana. Es la mente la que controla la voluntad. Y si la
mente está muerta en delitos y pecados; si la mente está bajo la esclavitud al
pecado, entonces, la voluntad hará lo que esa mente depravada desee hacer.
Es por eso que rechazamos cualquier afirmación de que el
hombre en su condición original pueda escoger el bien, porque lo que afirma la
Biblia es que el hombre en su estado natural no desea el bien ni hacer el bien.
Por lo tanto, a pesar de que su voluntad es libre, por causa de la depravación
de su corazón/mente, sólo hará pecado.
En la salvación lo que ocurre, según continúa diciendo la
confesión, es la libertad de ese poder que tiene dominada a la voluntad, esto
es el pecado, y le da la libertad para “querer
y obrar libremente lo que es espiritualmente bueno.”
10. Del Llamamiento
Eficaz
Como Bautistas Reformados creemos que, a los elegidos, en
su debido tiempo, Dios los llama eficazmente
para sacarlos del estado de muerte en el que estaban. Y esto ocurre, como dice
la confesión en el párrafo 2, por gracia no por algún mérito en el hombre, y
ocurre también por medio de la Palabra de Dios y el Espíritu Santo, como dice
el párrafo 1.
Ahora, la confesión toma de la CFW y la Declaración de
Savoy, las afirmaciones con respecto a los infantes que mueren y a los que son
incapaces de entender la Palabra (“incapaces
de ser llamadas externamente por el ministerio de la Palabra).
Ahora, ciertamente la Biblia no habla acerca del tema, sin
embargo, creo que los editores de la confesión simplemente estaban infiriendo a
partir de las enseñanzas de las Escrituras.
Creemos que Dios es bueno y misericordioso y capaz de
salvar a cualquier pecador. Además, creemos que todos los hombres son
concebidos en pecado, por lo tanto, todo infante es por naturaleza un hijo de
ira. La Biblia afirma que existe una diferencia entre el pecado de un adulto o
una persona que tiene discernimiento de pecado y del bien (Romanos 5) y de
aquellos que no pecan como Adán (i.e. infantes).
Por lo tanto, si Dios va a salvar a un infante o a una
persona discapacitada mental, lo hará por gracia, habiéndolo, como dice la
confesión, elegido, para regenerarlos y salvarlos por Cristo por medio del
Espíritu.
La confesión no dice que todos los infantes que mueran en
su infancia no sean todos elegidos. Lo único que afirma es que los infantes
elegidos serán salvos como todos los demás redimidos.
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