Nuestro Confesionalismo
Vivimos en tiempos en los cuales la
verdad es considerada como el elemento de división entre los hombres. Son
tiempos de un relativismo extremista, de una intolerancia a aquellos con
convicciones, y del rechazo a la autoridad. Vivimos en tiempos de un odio hacia
la verdad.
Y especialmente del odio y el rechazo
a la autoridad de la Biblia y de sus doctrinas. Para el mundo, aquellos que se
apegan a las enseñanzas bíblicas son considerados enemigos de la libertad y un
obstáculo para la unidad entre los hombres.
Horacio Bonar, escribió en el siglo
XIX un tratado sobre los Catecismos de la Reforma en Escocia en el cual
escribió del gran mal de su época,
“
A cualquier libro o credo que les permita a los hombres adorar al dios
que les plazca, no hay objeciones; pero a cualquier cosa que fije su relación a
Dios, que infiera la responsabilidad de su fe, que implicara que Dios ha hecho
un anuncio autoritativo acerca de lo que deben creer, ellos objetan, con
protestas en el nombre de la libertad injuriada.”
[43]
Y lo más triste de todo es que éste
es el mismo problema que estamos enfrentando dentro del cristianismo.
Cientos de personas que
profesan fe en Jesucristo detestan la certeza. “Eso es lo que usted cree,” dicen, “y está bien, pero no es lo que yo creo. Lo importante es que tengamos comunión con todos.”
El otro grito de batalla de
estos tiempos es, “La doctrina divide. Porqué
dividirnos por doctrinas? No
permitamos que la doctrina sea un obstáculo para el amor cristiano.”
Y todo este rechazo de la verdad,
tanto en el mundo como dentro del cristianismo, se traduce en un rechazo de
cualquier credo o confesión que busque trazar, definir y especificar la verdad
de Dios.
Confesionalismo: Definición
Pero, contrario a esto que está
ocurriendo a nuestro alrededor, la historia demuestra que los Bautistas, y
especialmente los Bautistas Reformados, han sido siempre gente de credos y
confesiones.
Y esto es evidente en la gran
cantidad de confesiones que han surgido en sus filas, por ejemplo,
1. Una
Verdadera Confesión, 1596
2. Corta
Confesión de Fe en XX Artículos de John Smith, 1609
3. Corta
Confesión de Fe, 1610
4. Declaración
de Fe de Ingleses que Permanecen en Amsterdam, 1611
5. Confesión
de Fe de John Spilsbury
6. Primera
Confesión de Fe Bautista, 1644
7. Fe
y Práctica de Treinta Congregaciones, 1651
8. Confesión
de Fe de Somerset, 1656
9. Confesión
Estándar, 1660
10. Segunda
Confesión de Fe Bautista, 1677, aprobada en 1689
11. Confesión
de Filadelfia, 1742
12. Confesión
de Fe de John Gill, 1757
13. Confesión
Bautista de New Hampshire, 1833
14. Tratado
Acerca de la Fe y Práctica de Bautistas del Libre Albedrío, 1834
15. Resumen de
Principios, 1858
16. Fe y
Mensaje Bautista, 1925
Ahora, qué es un credo? Qué es una confesión de fe?
Según la Real Academia
Española un credo es un “
conjunto de
doctrinas comunes a una colectividad,”
[44]
y una confesión es una “
declaración que
alguien hace de lo que sabe, espontáneamente o preguntado por otro; un credo
religioso.”
[45]
En la práctica, entonces, no hay
diferencia entre un credo y una confesión, pues esta última no es otra cosa que
la declaración pública de las creencias o doctrinas de una persona o de una
colectividad, hecha espontáneamente o preguntado por otra persona.
Cuando hablamos de una Confesión de Fe
nos estamos refiriendo a una explicación pública en un lenguaje claro de
aquellas doctrinas que se creen son enseñadas en las Escrituras, las cuales se
trazan en orden con el fin de demostrar la unidad doctrinal de una iglesia
local.
Ernest Reisinger definió las confesiones de fe de la
siguiente manera,
“
Un Credo o una Confesión de Fe no es la voz de la Verdad Divina, sino
el eco de esa voz de parte de hombres que han escuchado el pronunciamiento de
la verdad Divina, hombres que han sentido el poder de la verdad Divina, y han
respondido al llamado de la verdad Divina...no profesan ser las leyes de la
casa de Cristo, o promulgaciones legislativas, por las cuales, cualquier grupo
de opiniones son constituidas como verdades, y que requieren, ser recibidas
como verdades entre los miembros de Su familia. Ellos [credos y confesiones]
sólo profesan ser resúmenes, extraídos de las Escrituras, de algunas de esas
grandes verdades del evangelio, que son enseñadas por Cristo mismo. Ellos no
convierten nada en una verdad, que no fuera verdad antes; ni obligan a nadie a
creer lo que ellos no estaban atados a creer antes por la autoridad de Cristo.
Son simplemente una lista de verdades que la Biblia enseña, que, por supuesto,
todos los hombres deben obedecer, porque la Biblia los enseña.”
[46]
Carl Trueman, un profesor de teología del Seminario de
Westminster en Filadelfia define los credos y confesiones de la siguiente
manera,
“
son intentos humanos para resumir y expresar los elementos básicos de
la fe cristiana. Han sido construidos a través de todas las épocas por personas
de muy diferentes contextos, pero todos atados por el horizonte compartido de
la revelación de Dios en Cristo y en el texto bíblico y en su común naturaleza
humana como lectores de ese texto.”
[47]
Y la historia demuestra que los
Bautistas Reformados siempre han considerado a las confesiones de fe como
elementos necesarios y útiles en la vida de la iglesia local.
El mundo no desea una verdad
absoluta, no desea claridad doctrinal, pero los Bautistas siempre han visto a
los credos y confesiones como las herramientas para combatir el espíritu del
mundo. Charles Spurgeon escribió lo siguiente al respecto,
“El archienemigo de la verdad nos ha invitado a derrumbar nuestras
murallas y quitar las cercas de nuestras ciudades. Él ha persuadido a creyentes
sinceros pero débiles a defender esta ingeniosa política; y, por los mejores
motivos, algunos ingenuos hermanos están preparados para ejecutar el engañoso
diseño. ‘Fuera con los credos y los cuerpos de divinidad!,’ es el grito del
día. Aparentemente, eso es reverencia por la Biblia y adherencia a la caridad,
que dicta tal denuncia; pero en el fondo es un odio de la verdad definitiva, y
especialmente de las doctrinas de la gracia, que ha sugerido el grito absurdo.
Así como Felipe de Macedonia detestaba a los oradores Griegos porque ellos eran
los guardas del rebaño, así mismo hay lobos que desean la destrucción de
nuestros formularios doctrinales, para poder hacer estragos de las almas de los
hombres con sus pestilentes herejías...Las armas que son ofensivas para
nuestros enemigos no deben dejarse herrumbrar...La pretensión de que los
artículos de fe encadenan la mente, es aniquilada por el hecho de que los más
osados pensadores deben ser encontrados entre los hombres que no sean tan
necios como para desechar las sendas antiguas. Aquel que encuentra en su credo
una atadura no tiene nada, pues para el verdadero creyente una clara
declaración de su fe no es una cadena como tampoco lo es la faja de la espada
para el soldado, o el cinto para el peregrino. Si existiera el temor de que la
Escritura sería desplazada por libros de teología, deberíamos ser los primeros
en denunciarlos; pero no existe ni una sombra de razón para tal sueño, pues la
nación que más lee la Biblia es aquella en la que se aprende el Catecismo de la
Asamblea por casi todos los hijos.”53
53 John
Stock. A Handbook of Revealed Theology. Prefatory Recommendation to the First
Edition por Charles Spurgeon.
v-vii.
https://archive.org/stream/ahandbookreveal00stocgoog#page/n14/mode/2up
Y al respecto de esto debemos afirmar
que todos los hombres tienen un credo. “No
creo en Dios,” es el credo de muchos. Otros tienen sus credos políticos y
económicos.
Igualmente, todos los creyentes
tienen un credo. Muchos lo niegan, pero la realidad es que todos afirmamos
creer doctrinas específicas las tengamos escritas o no.
Si alguien me preguntara: “Qué es la
Biblia?” yo respondería: La Biblia es todo lo que Dios ha hablado y que ha
dejado escrito en 66 libros. Ella es, por lo tanto, lo único que el hombre
necesita para conocer todo lo que Dios requiere de él con el fin de agradarle y
llegar a ser cada día más semejante a Cristo.
Esta es una confesión de fe que todo cristiano posee. Es
una confesión humana, ya que no es inspirada, sino que se originó de mi mente.
Sin embargo, deriva de las verdades reveladas en la Escritura acerca de ella
misma.
Pero, lo que debemos entender es que
todo cristiano es confesional, pues afirma a manera de resumen o explicación
las doctrinas enseñadas en la Escritura.
Ahora, a diferencia de estas
confesiones humanas, la Biblia está repleta de confesiones inspiradas como “Dios es amor;” o “Dios es santo;” pero hay otras mucho más extensas, por ejemplo:
“preguntó a sus discípulos, diciendo: Quién
dicen los hombres que es el Hijo del
Hombre?
Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o
alguno de los profetas. Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy
yo?” Mateo 16: 13-15
De este pasaje es claro que todo el
mundo tenía una confesión o un credo acerca de la persona del Señor Jesucristo.
El problema era que todos estaban equivocados. Pero, habiéndole sido revelado
por Dios, Pedro confiesa lo siguiente,
“Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” Mateo 16: 16
Pedro hizo una confesión de fe
pública acerca de la persona de Jesús obtenida de la revelación que Dios él
había dado a él y al resto de los discípulos del Señor. Entre los otros credos
y confesiones en el Nuevo Testamento tenemos,
“Esta es la palabra de fe que predicamos: que, si confesares con tu boca
que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los
muertos, serás salvo.” Romanos 10: 9
“Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios
llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu
Santo.” 1 Corintios 12:3
“E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue
manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles,
predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria.” 1
Timoteo 3: 16
Y el otro credo neotestamentario inspirado por
el Espíritu Santo es el Carmen Christi
o el Himno de Cristo, que a pesar de haber sido un himno de la iglesia primitiva acerca de la persona de
Jesucristo, era en sí mismo una confesión de fe inspirada por el Espíritu
Santo,
“5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo
también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó
el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a
sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y
estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente
hasta la muerte, y muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo
sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10 para que en el nombre
de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra,
y debajo de la tierra; 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el
Señor, para gloria de Dios Padre.” Filipenses 2: 5-11
Uso
de las Confesiones
1. Para afirmar,
preservar y diseminar las verdades reveladas en la Escritura
La Biblia afirma que la Iglesia es “columna y baluarte de la verdad,” es decir, que la revelación que
Dios ha dado para la salvación de los hombres le ha sido confiada a la Iglesia
con el fin de preservar esa verdad, mantenerla pura, defenderla del error, y
para entregarla sin adulterar a las generaciones futuras.
Además, cada creyente está
ordenado a retener “la forma de las sanas
palabras,” 54“la palabra
fiel tal como ha sido enseñada.” 55
Y esto sólo puede hacerse determinando cuidadosamente y
declarando explícitamente lo que la Iglesia entiende e interpreta de todas las
doctrinas en las Escrituras, extrayendo de ellas artículos de fe o confesiones
de fe que preservan puras esas verdades bíblicas y sirven para diseminarlas
entre los hombres.
Cómo hicieron los Bautistas Particulares del siglo XVII
para comprobar su ortodoxia? Cómo hicieron para diseminar sus creencias bíblicas?
Lo hicieron adoptando y redactando confesiones de fe, resúmenes de su
interpretación de las diferentes doctrinas en las Escrituras.
¿Porqué? Porque ellos sabían la gran responsabilidad que
Dios le había dado a sus iglesias acerca de preservar Su revelación pura y
enseñarla a los hombres sin adulterar.
Estos documentos son cuerpos
de divinidad en donde se toman las proposiciones bíblicas y se definen y
explican escudriñando las Escrituras para declarar de manera colectiva o
individual lo que la Biblia enseña acerca de ellas. [QUIEN ES DIOS?]
No hay una manera más práctica y fácil de saber lo que una
persona cree acerca de la Biblia, Dios, Cristo, el hombre, la salvación, la
Iglesia, etc., sino es por medio de los credos y confesiones de fe. Es así como
la Iglesia funciona como “columna y
baluarte de la verdad.”
Gresham Machen observó lo siguiente acerca de la actitud de
las iglesias de sus tiempos a los credos y confesiones,
54 2 Timoteo
1:13
55 Tito 1:9
“
[48]Los credos históricos eran excluyentes del
error; fueron intencionados para excluir el error; intencionados para
manifestar la enseñanza bíblica en contraste con lo que se oponía a la
enseñanza bíblica, con el fin de preservar la pureza de la iglesia. Las
declaraciones modernas, por el contrario, son inclusivas del error. Están diseñadas
para hacer campo en la iglesia a cuanta gente quiera y a todo tipo de
pensamientos.”
2. Para discriminar la
verdad del error
Robert Martin escribió lo siguiente,
“
Una iglesia sin una confesión de fe puede publicar de una vez que está
preparada para albergar todo tipo de herejías condenables y ser la tierra para
cualquiera que desee hacer crecer la cosecha de la novedad. Una iglesia sin una
confesión de fe tiene el equivalente teológico y eclesiástico de SIDA, sin
inmunidad contra los vientos infecciosos de la falsa doctrina.”
[49]
La historia de la iglesia demuestra que los creyentes
siempre han tratado los credos y confesiones como elementos indispensables en
sus congregaciones para combatir el error doctrinal.
Cuando Pablo llegó a Galacia por primera vez predicó el
evangelio que Jesucristo le había encomendado a él. Y por medio de ese mensaje
Dios salvó a cientos de personas.
Sin embargo, pronto se habían infiltrado en la iglesia
falsos maestros enseñando herejías. Y el apóstol usa un credo que él había
enseñado antes con el fin de que la iglesia en Galacia recordara aquellas sanas
palabras que él les había enseñado y por medio de las cuales Dios los había
salvado, con el fin de que rechazaran estos errores doctrinales y a sus
inventores.
Pablo les escribió, “
Como antes hemos dicho, también ahora lo
repito: Si alguno os predica diferente evangelio de que habéis recibido, sea
anatema.”
[50]
La idea era que los Gálatas se preguntaran: Qué es el
evangelio? Y luego recordaran lo que él les había predicado y lo usaran para
rechazar a los falsos maestros. Aquí vemos el uso de un credo contra el error
doctrinal.
En el segundo siglo podemos encontrar las confesiones y
credos de Ireneo; en el tercer siglo hombres como Tertuliano, Orígenes,
Cipriano, Luciano produjeron sus propios credos para luchar contra los errores
que se estaban propagando entre las iglesias de su tiempo.
En el cuarto siglo surgió un hombre llamado Arrio, un
obispo de Baucali, ciudad de Alejandría en Egipto, quien estaba enseñando en
las iglesias contrario a lo que creía la ortodoxia cristiana con respecto a la
deidad.
Para Arrio Dios era uno, esto es, sólo el Padre era Dios.
Jesús, el Hijo de Dios, era la más alta exaltada criatura de Dios. Cristo,
decía él, no era Dios, sino la primera y más perfecta creación de Dios.
Cuando sus enseñanzas se habían expandido peligrosamente
dentro de la Iglesia, se organiza un concilia en la ciudad de Nicea, bajo el
mando del emperador Constantino, para luchar y condenar las herejías de Arrio.
Sin embargo, cuando el concilio examinaba a Arrio, era
demasiado difícil obtener de él una explicación clara de sus enseñanzas. Por
ejemplo, Arrio afirmaba con toda convicción que creía que la Biblia era la
Palabra inspirada por Dios y que su lenguaje con respecto al Hijo era sacado de
las Escrituras. La Biblia afirma que Cristo es el primogénito de la creación,
pues eso era lo que Arrio afirmaba. Sin embargo, vemos aquí el peligro de no
definir lo que la Biblia enseña. Porque para Arrio esto significaba algo muy
distinto a lo que creía la Iglesia acerca de la persona de Cristo.
El concilio exploró los diferentes títulos para Cristo:
Dios, el verdadero Dios, la imagen expresa de la Deidad, etc. Sin embargo,
Arrio aceptaba todos esos términos con respecto a Cristo, pero creyendo tener
el derecho de construir una teología diferente de esos títulos.
El Concilio se dio cuenta que le sería imposible condenar a
Arrio si le permitían seguir defendiéndose usando frases bíblicas para
describir a Cristo. Y por lo tanto hicieron lo que la Biblia y la historia les
había enseñado a hacer en casos de disputa doctrinal, redactaron una confesión
de fe: el Credo Niceno.
En esta confesión la Iglesia expresó en su propio lenguaje
lo que suponían era la enseñanza bíblica acerca de Jesucristo y llamaron a
Arrio y a sus seguidores para que la aceptaran.
“Creo en un solo Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, y de todas las cosas visibles e invisibles; Y en un solo Señor
Jesucristo, Hijo Unigénito de Dios, Engendrado del Padre antes de todos los
siglos, Dios de Dios, Luz de Luz, verdadero Dios de Dios verdadero, Engendrado, no hecho, consubstancial con el Padre; Por el cual todas las cosas fueron
hechas, El cual por amor a nosotros y por nuestra salud descendió del cielo, Y
tomando nuestra carne de la virgen María, por el Espíritu Santo, fue hecho
hombre, Y fue crucificado por nosotros bajo el poder de Poncio Pilatos,
Padeció, y fue sepultado; Y al tercer día resucitó según las Escrituras, Subió
a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre. Y vendrá otra vez con
gloria a juzgar a los vivos y a los muertos; Y su reino no tendrá fin. Y creo en el Espíritu Santo, Señor y Dador de
vida, procedente del Padre y del Hijo, El cual con el Padre y el Hijo juntamente
es adorado y glorificado; Que habló por los profetas. Y creo en una santa
Iglesia Católica y Apostólica. Confieso un Bautismo para remisión de pecados, Y
espero la resurrección de los muertos. Y la vida del Siglo venidero. Amén.”
Por supuesto, cuando se especificó y definió claramente el
punto en disputa, es decir, que Cristo era “engendrado
de Dios, no hecho, consubstancial con el Padre,” es decir, de la misma
substancia del Padre, Arrio no se pudo suscribir a Nicea y se dejó en claro que
él no entendía las Escrituras como el resto de la Iglesia, y fueron entonces
declarados herejes.
Pero, para esta gran controversia fue necesaria una
confesión de fe que especificara y definiera el lenguaje bíblico con más
claridad para luchar contra el error.
La Biblia les ordena a los
creyentes lo siguiente, “Si alguno viene
a vosotros y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis:
¡Bienvenido! Porque el que le dice ¡Bienvenido! Participa en sus malas obras.”
59
¿Cómo vamos a hacer esto si no por medio de credos y
confesiones de fe que nos guarden de aquellos que utilizan lenguaje bíblico
para propagar mentiras?
Todos los falsos maestros afirman creer en la Biblia. Todos
los falsos maestros recitan pasajes bíblicos. Pero, cuando examinamos el evangelio
de los predicadores de la prosperidad, notamos que lo definen diferente al
mensaje de Cristo. Cuando examinamos la doctrina de Cristo de los Testigos de
Jehová, notamos que a pesar de que lo tienen en muy alta estima, y de que
afirman que Él es el único Salvador y el Redentor, lo definen y explican muy
diferente a la Biblia.
¿Y cómo diferenciamos todas estas falsas doctrinas? Por
medio de credos y confesiones de fe.
3. Para mantener la
unidad en la Iglesia
La Biblia afirma lo siguiente, que los creyentes deben ser
“solícitos en guardar
59 2 Juan 10-11
la unidad del
Espíritu en el vínculo de la paz;”
[51]
que debemos “
ser de un mismo sentir en el
Señor.”
61 Pero, cómo puede mantener la iglesia su unidad en el
Espíritu si todos los miembros creen cosas diferentes de la Biblia?
En Amós 3:3, Dios le dice a Israel, “Andarán dos juntos, ¿si no estuvieren de acuerdo?” Podríamos
nosotros adorar, orar, predicar, y tener comunión junto con pentecostales,
Testigos de Jehová, mormones, Liberales, o adventistas, ¿manteniendo cada uno
de estos grupos sus propios entendimientos de la Biblia? Esto, dice Reisinger,
haría de la Iglesia, un nuevo Babel. 62
Algunos, como los pentecostales, se encuentran como
denominación dentro del cristianismo, sin embargo, ¿los demás no. Y cómo lo
sabemos? Bueno, confesando nuestra fe. Cuando cada grupo confiesa sus creencias
declara su entendimiento y su inclusión dentro de la ortodoxia cristiana
histórica.
Nosotros creemos que la Biblia es la Palabra de Dios; lo
mismo que los pentecostales. Pero, nosotros como Bautistas Reformados
confesamos que la Biblia afirma que ella es suficiente y que por lo tanto la
iglesia no necesita otra cosa aparte de la Escritura para conocer la voluntad
de Dios para ser santificado y estar preparado para toda buena obra.
¿Cómo adoraremos juntos si ellos andan buscando una voz
interior que les hable y dirija sus vidas? ¿Cómo predicará alguno en nuestro
púlpito si no se apega a la suficiencia de las Escrituras?
Bueno, las confesiones de fe sirven,
no sólo para determinar el error, sino también para mantener unidos a aquellos
que confiesan lo mismo de las Escrituras. Por ello es tan importante que todas
las iglesias tengan una Declaración o una Confesión de Fe pública, que pueda
ser examinada por otros, con el fin de unir cada vez más a sus miembros.
Sin embargo, este es uno de los grandes problemas de
nuestros tiempos. Por el deseo de crecer numéricamente, las iglesias han
tratado de ser lo menos específicas posible con respecto a sus creencias. El
fin es atraer a todo tipo de creyentes. Nadie sabe lo que ese cuerpo local
afirma específicamente, pero, “eso no
importa,” es lo que dicen.
Y así han dejado entre sus filas a los más grandes herejes
que andan esparciendo herejías dentro del cuerpo con el fin de causar
divisiones.
Bueno, una Confesión de Fe pública y aceptada por cada
miembro de la Iglesia sirve como el antídoto para mantener esa unidad que nos
ordena la Biblia.
Cada creyente tiene el derecho de saber lo que una iglesia
particular cree antes de unirse a ella. No tener uno, dice Robert Martin, es “
desordenado, si no deshonesto.”
[52] Todo creyente tiene el
derecho de saber si puede mantener la unidad con los miembros de un determinado
cuerpo local de creyentes.
Además, por el contrario, sirven para que la iglesia evalúe
la posición doctrinal de una persona que desee ser miembro de la iglesia.
Escribió James Bannerman,
“
es el deber de la iglesia, manteniendo la verdad de la Escritura como
la base de su unidad, por alguna declaración pública y formal de su propia fe,
dar seguridad a sus miembros de la sanidad de su profesión, y recibir seguridad
de la de ellos...A la misma existencia de tal unidad, es necesario que la mente
de la Iglesia sea exhibida al entendimiento de todos, por una declaración suya
de lo que ella cree, como para exhibir a vista de sus miembros una profesión de
la verdad que mantiene, no meramente la verdad que Dios ha revelado, sino
especialmente la verdad que ella ha hecho suya al abrazarla y creída. Sin esto,
no puede haber un entendimiento común entre la Iglesia y sus miembros de sus
respectivas creencias, y consecuentemente ningún acuerdo mutuo o unidad.”
[53]
Y tercero, también sirven para mantener la unidad de la
iglesia al ser útiles para la disciplina eclesiástica. Aquellos que andan
causando divisiones, esparciendo doctrinas que no son confesadas por el cuerpo
local, deben ser disciplinados y si no han mostrado arrepentimiento, entonces,
expulsados de la comunión de la iglesia.
4. Como elementos de
instrucción
Las Confesiones de Fe han servido a lo largo de la historia
del cristianismo para la instrucción de los creyentes. Aquellas iglesias que
han desechado las confesiones se vuelven indiferentes al estudio de la
Biblia.
Como dije antes, estos documentos son pequeños cuerpos de
divinidad, tratados sistemáticos de doctrinas cristianas, útiles para que los
creyentes sean instruidos en las verdades bíblicas. No deben ser vistas como
meras tradiciones teológicas, sino como instrumentos para llevar a los creyentes
a un estudio más profundo de la Palabra de Dios.
Para aquellos que no pueden leer libros de teología, las
confesiones de fe sirven para instruirlo en las doctrinas bíblicas. También,
son útiles para instruir a aquellos que deseen el ministerio pastoral.
Además, tienen gran valor para
transmitirle a nuestros hijos el entendimiento bíblico de la iglesia, con el
fin de mostrarles la verdadera doctrina cristiana, para buscar su
evangelización y su instrucción de la Palabra de Dios.
5. Para evaluar a los
Ministros de la Palabra
La Biblia dice que los pastores deben ser, “hombres fieles que sean idóneos para enseñar
también a otros.” 65 Pero, también afirma que las iglesias deben
probar los espíritus y rechazar a los falsos maestros. 67
¿Cómo va una iglesia local a hacer esto si no es por medio
de una Confesión de Fe? ¿Recibiremos a cualquiera que afirma creer en la
inspiración de las Escrituras?
La Confesión de Fe le ayuda a la iglesia a determinar si un
potencial pastor retiene la forma de sanas palabras que han sido reveladas en
la Escritura, y la protege de ordenar herejes y neófitos a un oficio tan
importante para la vida de la iglesia. Sin una confesión de fe el examen
pastoral es superficial y peligroso.
Y la iglesia debe cuidar de que sus pastores, no sólo
confiesen lo mismo, sino que lo enseñen. Sam Waldron, escribiendo una respuesta
a un crítico d la confesión de 1689, dijo,
“una distinción vital debe ser mantenida entre los miembros y los
ancianos de la iglesia. Los miembros necesitan sólo someterse a la confesión.
Los ancianos están obligados a enseñarla. Esto implica claramente que los
ancianos mantienen un tipo de relación diferente con la confesión de la
iglesia. Específicamente, implica un grado mayor de acuerdo que el que es
requerido para los miembros de la iglesia.”
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