NUESTRAS CONFESIONES. SEGUNDA PARTE
Orígenes
de la Segunda Confesión Bautista de Londres
Esta segunda confesión fue el producto del confesionalismo
histórico, basándose en gran medida en la Confesión de Fe de Westminster (CFW),
y especialmente en la revisión de esta hecha por John Owen en 1658 y que se
conoce como la Declaración de Savoy.
La primera referencia a la confesión se encuentra en una
minuta del libro de la iglesia de Petty France en Londres. El 26 de agosto de
1677 se anota lo siguiente, “Se acordó
que una Confesión de Fe, con el Apéndice esto habiendo sido considerado y leído
por los hermanos: debe ser publicado.”
Los historiadores creen, entonces, que fue en esta iglesia
donde se originó la confesión, habiendo sido esta una de las siete iglesias que
firmaron la primera confesión y teniendo como pastores a dos eminentes hombres
de Dios, Nehemías Coxe y William Collins.
El problema con Thomas Collier hizo necesaria, como
dijimos, una confesión que sirviera, no sólo para repudiar las herejías de
Collier, sino también para establecer con claridad lo que realmente creían los
bautistas particulares, con los cuales se había asociado en el pasado al
evangelista.
Nehemías Coxe, fue a quien la iglesia Petty France envió,
sabiendo sus capacidades intelectuales, para corregir a Collier e intentar
volverlo al camino. Sin embargo, luego de haber sido evidente la falta de
arrepentimiento por su parte, a Coxe, junto a su co-pastor William Collins les
fue encomendada la labor de producir una nueva confesión de fe.
La carta al lector dice lo siguiente,
“
Al cortés lector: Son ya muchos años desde que algunos de nosotros (con
otros sobrios Cristianos que vivían entonces, y caminando en el camino del
Señor, que nosotros profesamos) concebimos estar bajo la necesidad de publicar
una Confesión, de nuestra Fe, para la información y satisfacción de aquellos
que no entendían a profundidad cuales eran nuestros principios, o que habían
tenido prejuicios contra nuestra profesión, por razón de la extraña
representación de ellos por algunos hombres que habían tomado medidas
equivocadas, y así llevaron a otros a que nos malentendieran a nosotros y a
ellos. Y esto fue primeramente presentado cerca del año 1643, en el nombre de
siete congregaciones entonces reunidas en Londres; desde entonces diversas
impresiones han sido difundidas ampliamente, y nuestro fin propuesto en buena
medida respondido, entre la medida que muchos (y algunos de esos eminentes
hombres tanto por piedad y conocimiento) fueron así satisfechos que nosotros no
éramos en ninguna manera culpables de esas heterodoxias y errores fundamentales
que tan frecuentemente nos han sido imputadas sin pruebas ni por ocasión dada
por nuestra parte.”
[69]
En 1677 el título de la confesión decía que “muchas congregaciones de cristianos en
Londres y el país” compartían sus enseñanzas. Sin embargo, en 1689,
teniendo una gran necesidad, y siendo parte de la gran persecución de la
monarquía junto con sus hermanos Presbiterianos y congregacionalistas, los
Bautistas Particulares redactan una carta circular llamando a una Asamblea
General.
En esta ocasión, la carta al lector afirma que a esa Asamblea
llegaron representantes de 108 iglesias,
“Nosotros los Ministros y Mensajeros de, y al cuidado de más de cien
congregaciones bautizadas en Inglaterra y Gales (negando en Arminianismo),
habiéndonos reunido en Londres, des tercer día del séptimo mes al onceavo del
mismo, 1689, para considerar algunas cosas que podrían ser para la gloria de
Dios, y el bien de estas congregaciones, hemos pensado reunirnos (para la
satisfacción de todos los otros Cristianos que difieren de nosotros en el punto
del Bautismo) para recomendar a su escrutinio la confesión de nuestra fe,
confesión que poseemos, conteniendo la doctrina de nuestra fe y práctica, y
deseamos que los miembros de nuestras iglesias respectivamente se provean ellos
mismos de esto.” [70]
El documento fue firmado por hombres como Hanserd Knollys,
William Kiffin, William Collins, Hércules Collins, John Harris, etc. Nehemías
Coxe, habiendo muerto unos meses antes de esta Asamblea, y a pesar de haber
sido el editor principal de la misma, no pudo firmarla.
Ahora, el fin de los Bautistas Particulares era confirmar
su unidad doctrinal con los Presbiterianos y Congregacionalistas. Esta fue la
razón por la cual dependieron y revisaron la CFW y la Declaración de Savoy. En
la carta al lector escribieron lo siguiente,
“
Y puesto que como esa Confesión no es ahora
comúnmente obtenida, y también porque muchos otros han desde entonces abrazado
la misma verdad que ahí es poseída, juzgamos necesario unirnos juntos en dar
testimonio al mundo de nuestra firme adherencia a aquellos sanos principios por
la publicación de esto que está ahora en su mano. Y puesto que nuestro método y
manera de expresar nuestros sentimientos en esto puede variar del primero (sin embargo,
que la sustancia de este tema es el mismo), libremente le impartiremos la razón
y ocasión de esto. Una cosa que prevaleció grandemente con nosotros para
emprender este trabajo fue (no sólo dar una explicación completa de nosotros a
aquellos Cristianos que difieren de nosotros acerca del tema del Bautismo, sino
también)el provecho que podría surgir de esto para aquellos que tienen cuenta
de nuestras labores en su instrucción y establecimiento en las grandes verdades
del Evangelio, en el claro entendimiento y firme creencia de nuestro
confortable caminar con Dios, y el gran fruto delante de Él en todos nuestros
caminos, es lo que concierne más cercanamente ;
y por lo tanto concluimos necesario
expresarnos a nosotros mismos más completamente y distintamente; y también para fijar en tal método como podría ser más
comprensible de aquellas cosas que
diseñamos para explicar nuestro sentido y creencia de eso; y no encontrando ningún defecto al respecto en aquel
fijado por la Asamblea, y, después de ellos
por aquellos del camino congregacional, concluimos prontamente que era mejor retener el mismo orden en nuestra presente
Confesión; y también cuando hemos observado
lo que aquellos últimos hicieron en sus confesiones (por razones que parecieron de peso tanto para ellos como para
otros) escogimos no sólo expresar nuestra
mente en palabras concurrentes con los primeros en sentido concerniendo a todos aquellos artículos en los que estaban de
acuerdo, sino también en la mayor parte sin
ninguna variación de términos, nosotros en la misma manera concluimos mejor seguir su ejemplo en hacer uso de las mismas
palabras con ellos tanto en estos artículos
(los cuales son muchos) en donde nuestra fe y doctrina son las mismas con las de ellos; y esto lo hicimos más abundantemente
para manifestar nuestro consentimiento con
ambos en todos los artículos fundamentales de la religión Cristiana, así también con muchos otros cuyas
Confesiones ortodoxas han sido publicadas
al mundo en nombre de los Protestantes en diversas naciones y ciudades. Y también para convencer a todos que nosotros no
tenemos ningún anhelo de obstruir la
religión con nuevas palabras, sino que consentimos en esa forma de sanas palabras que han sido, en consentimiento con las
Santas Escrituras, usadas por otros antes
que nosotros; declarando así, delante de Dios, ángeles, y hombres, nuestro sustancioso acuerdo con ellos en esa
entera doctrina protestante la cual, con tan
clara evidencia de las Escrituras, ellos han afirmado. Algunas cosas, de hecho,
están en algunos lugares añadidas, algunos
términos omitidos, y algunos pocos cambiados;
pero estas alteraciones son de aquella naturaleza como la que sin duda no necesitamos ser acusados o sospechados de
irracionales en la fe de ninguno de nuestros
hermanos a cuenta de ellos.”
[71]
Los Bautistas Particulares, entonces, usaron y editaron la CFW
y la de Savoy a propósito, con el fin de demostrar su acuerdo con ellos en
tiempos de gran persecución para todos aquellos que no coincidían
doctrinalmente con la Iglesia de Inglaterra. Su deseo era demostrar su
confesionalismo Reformado.
Los puntos en los que diferían con ellos, como el Bautismo,
fueron su contribución a la teología cristiana.
Desde el punto de vista histórico la Segunda Confesión
Bautista de Londres de 1689, se convirtió en la declaración más completa y
madura de la doctrina cristiana disponible para los Bautistas
Particulares.
Spurgeon dijo de ella,
“
Este antiguo documento es el más excelente epítome de las cosas más
seguramente creídas entre nosotros. No fue publicada como una regla o código de
fe autoritativo, por el cual uno pueda ser atado, sino como un medio para la
edificación en la justicia. Es una excelente, sin embargo, no inspirada,
expresión de la enseñanza de las Sagradas Escrituras por la cual todas las
confesiones deben ser medidas. Nosotros sostenemos las verdades de la gracia
soberana de Dios en la salvación de pecadores perdidos. La salvación es sólo
por medio de Cristo y sólo por medio de la fe.”
[72]
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