Algunas
Objeciones contra el Uso de las Confesiones
Como dijimos al inicio para muchos creyentes el uso de
credos y
confesiones es algo extraño
y, como veremos ahora, antibíblico. Algunos como John Leland las han criticado
diciendo,
¿“Por qué esta Virgen María entre las almas de los hombres y las
Escrituras? Las confesiones de fe
obstruyen la búsqueda de la verdad.” [54]
Sin embargo, es claro que la Biblia demuestra, no sólo el
uso de credos y confesiones por parte de los creyentes del primer siglo, sino
la necesidad de ellas como un instrumento para combatir los errores doctrinales
que se querían infiltrar en las iglesias.
¿Cuáles son, entonces, algunas de las objeciones que se han
presentado en contra del uso de los credos y confesiones por parte de las
iglesias de Cristo?
1. Ningún credo más que
la Biblia
Quizás hayamos escuchado de
muchos creyentes cosas como, ¡“Yo no sigo hombres! ¡Yo sigo a Cristo!” o, “La
Biblia es la única regla de fe y práctica; es lo único que ha sido inspirado
por Dios, por lo tanto, no tengo ningún credo más que la Biblia.”
Sin embargo, pregunto a los que así hablan: “A cuál Cristo
sigues tú? Dices, creer que la Biblia es la Palabra de Dios, infalible y
suficiente, pero ¿qué es lo que crees que ella enseña?”
La realidad es que muchos dicen ser discípulos de Cristo, afirman
amarlo y seguirlo, pero cuando examinamos sus creencias podemos notar que su
Cristo es uno muy diferente al que enseñan las Escrituras.
Algunos como Myles Monroe, un famoso pastor cuyos libros se
encuentran en todas las librerías cristianas de nuestro país, afirman seguir a
Cristo, y, sin embargo, les dicen a sus congregaciones que Cristo no predicó el
evangelio de la cruz.
Para Monroe, el evangelio no se trata de lo que ocurrió en
el Calvario, ni siquiera acerca de la resurrección. Él afirma que el evangelio
trata sobre el reino que les pertenece a los creyentes y que pueden empezar a
adquirir ahora.
[55]
Además, enseña que Jesús nunca enseñó acerca de la
necesidad de los hombres de nacer de nuevo, y “los que creen eso”, dice él, “su
cerebro ha sido lavado por el diablo.”
Los Testigos de Jehová, que se llamarían a sí mismos
cristianos -seguidores de Cristo- afirman que Cristo no es Dios y que es la
primera criatura de Dios y hermano de Satanás.
¿Entonces, a cuál Cristo están siguiendo estos hombres?
Monroe tiene una confesión acerca de la persona de Cristo;
los Testigos de Jehová tienen una confesión acerca de Cristo, pero la pregunta
más importante es: ¿de cuál Cristo?
Otros, a pesar de luchar por la suficiencia de las
Escrituras, sostienen doctrinas que van en contra del libro que afirman estar
defendiendo, y por otro lado sostienen meras tradiciones humanas salidas de la
mente humana.
Monroe, por ejemplo, quien usa la Biblia como su autoridad,
afirmó lo siguiente,
“Permítanme definir la oración. La oración es el hombre dándole permiso
o licencia a Dios para interferir en los asuntos terrenales. Dios no puede
hacer nada en la tierra; Dios nunca ha hecho nada en la tierra son que un
humano le haya dado acceso. Siempre buscando un hombre que le dé permiso...Dios
sólo puede hacer lo que usted le permita hacer.”
Sin embargo, la Biblia que Monroe defiende como la Palabra
de Dios afirma lo siguiente acerca de Dios,
“
Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y Él hace
según Su voluntad en el ejército del cielo y en los habitantes de la tierra y
no hay quien detenga Su mano y le diga: ¿Qué haces?”
[56]
La Biblia afirma que los hombres son justificados sólo por
la fe en Jesucristo.
[57] Y, sin embargo, la Iglesia
Católico Romana en el Concilio de Trento afirmó lo siguiente, “
Si alguno afirma que los impíos son
justificados sólo por la fe, sea anatema.”
Entonces, la pregunta es: ¿cuál Biblia están leyendo estos
hombres?
Todo el argumento presentado por esta objeción está basado
en una premisa equivocada, pues ningún creyente ha profesado jamás que los
credos y confesiones tengan la misma autoridad ni que sean añadiduras a las
Escrituras.
Como hemos dicho las confesiones son resúmenes de lo que la
Biblia enseña. Afirman ser deducciones de las doctrinas que han sido inspiradas
por Dios y reveladas en las Escrituras. Y afirman estar ellas mismas bajo la
autoridad suya.
Cuando un creyente o un grupo de creyentes se suscriben a
una confesión simplemente están declarando que entienden la Biblia, en otras
palabras, están manifestando qué doctrinas consideran bíblicas.
¡Simplemente afirmar que creemos la Biblia no es
suficiente! Myles Monroe, el Catolicismo Romano, los Testigos de Jehová, los mormones,
Arrio, todos afirman o afirmaron creer en la Biblia y defender su autoridad e
inspiración. Muchos de ellos rechazan las confesiones aduciendo que nadie puede
hacer más claras las Escrituras. ¿Para qué entonces tener una confesión de fe?
Bueno, es precisamente porque el corazón humano es tan
perverso que las confesiones son tan necesarias. Las confesiones nos llevan a
examinar toda la Escritura para saber qué es lo que toda la Biblia afirma
acerca de las distintas doctrinas que ella enseña; Dios, el hombre, Cristo, la
salvación, la justificación, la iglesia, etc.
Las confesiones sirven para hacer entendibles a todas esas
doctrinas. ¿No es la predicación un intento de explicar un texto bíblico? Y
ninguno de los opositores de estos documentos argumentan en contra de la
predicación en la iglesia.
La realidad es que los credos no nos hacen estimar menos la
Biblia, sino todo lo contrario. Las confesiones de fe nos llevan a estimarlas
más y a desear estudiarlas con mayor profundidad. Es el confesionalismo el que
nos hace ir ad fontes, a la fuente de
nuestra fe que es la Biblia.
2. Las confesiones de
fe atan las conciencias de los hombres
“Los credos y
confesiones,” dicen algunos, “son
tiránicas.” La acusación está basada en la creencia de que las confesiones
de fe están diseñadas para obligar a los hombres a creer ciertas
doctrinas.
Sin embargo, la acusación es falsa, pues
como hemos dicho, las confesiones son resúmenes del entendimiento bíblico de un
individuo o de un grupo de creyentes.
Y en lugar de existir para obligar a los hombres a creer
ciertas doctrinas, existen para manifestar la unidad en la fe que hay en una
congregación específica. La confesión Bautista de Londres de 1689 afirma lo
siguiente al respecto,
“
Sólo Dios es el Señor de la conciencia, y la ha hecho libre de las
doctrinas y los mandamientos de los hombres que sean en alguna manera
contrarios a su Palabra o que no estén contenidos en ésta. Así que, creer tales
doctrinas u obedecer tales mandamientos por causa de la conciencia es
traicionar la verdadera libertad de conciencia, y exigir una fe implícita y una
obediencia ciega y absoluta es destruir la libertad de conciencia y también la
razón.”
[58]
Todos los creyentes tienen el derecho
de asociarse con aquellos que tengan el mismo entendimiento bíblico que ellos.
Tienen el derecho de declarar y estar de acuerdo en un entendimiento de las
Escrituras; de manifestarle al mundo que artículos de la Biblia consideran
fundamentales y en qué manera será guiada la predicación pública y la política
eclesiástica para su edificación.
Ninguna iglesia tiene el derecho de
obligar a los demás a creer y a unirse a su iglesia. Por el contrario, las
confesiones de fe sirven para que los hombres juzguen por sí mismos, examinando
sus propias creencias y su entendimiento de las Escrituras, si desean asociarse
con un grupo de creyentes con un entendimiento específico de la Biblia. [USTEDES HAN SIDO
TESTIGOS DE QUE LAS PETICIONES DE MEMBRESIA SON VOLUNTARIAS. NO SE OBLIGA A
NADIE]
Robert Gonzales, decano del Seminario Bautista Reformado,
hablando de este tema escribió lo siguiente,
“
Si el credo o confesión de fe es una guía acertada de lo que enseña la
Biblia, entonces, en principio no puede ser vista como una intromisión sobre la
libertad de conciencia. Nuestras mentes han sido libertadas de las cadenas del
pecado, con el fin de que puedan abrazar libremente la verdad de Dios, no
rechazarlas. De hecho, de acuerdo a la Escritura, el rechazo de la verdad
bíblica es una indicación de una mala conciencia (1 Timoteo 1:19-20; 2: 17-18).
Como un escritor ha sabiamente observado, los hombres están raramente opuestos
a los credos, hasta que los credos se les hayan opuesto a ellos.
Consecuentemente, el rechazo de un credo puede no revelar un problema con el
credo. Podría revelar un problema con el corazón. Por supuesto, es también
posible que un hombre no esté opuesto a los credos o confesiones per se sino a
algún artículo particular o artículos dentro de la confesión. En ese caso, el
hermano debe ser honesto sobre su conflicto de conciencia, y la iglesia debe
decidir si este aviso es suficientemente significativo o sustancial como para
descalificarlo de servir como un pastor de esa iglesia particular.”
[59]
La realidad es que no todos entendemos la Escritura de la
misma manera, como vimos arriba. Las confesiones nos sirven para identificar si
una iglesia cree lo mismo que yo con el fin de unirme a ellos; pero también
sirve a una iglesia local para discernir si pueden caminar junto a una persona
que ha solicitado membresía.
Así como un grupo de creyentes tienen el derecho de
confesar su entendimiento bíblico, así mismo tienen el derecho de rechazar la
membresía a alguien que no confiesa lo mismo.
Nadie tiene el derecho de
decir, “Exijo membresía en esta iglesia,
pero no puedo creer las doctrinas que ustedes creen ni estar de acuerdo con el
entendimiento bíblico que ustedes han adoptado.”
Las confesiones sirven, no para atar las conciencias de las
personas, sino para protegerlas de unirse a iglesias que no creen lo mismo que
él, y para proteger a las iglesias de aquellos que pueden entrar y esparcir
falsas doctrinas causando divisiones.
3. Las confesiones de
fe prohíben crecer en la fe
Una tercera objeción contra el uso de credos y confesiones
es la que argumenta que estos documentos son tan rígidos que impiden que una
persona pueda investigar la fe continuamente. “Si una persona,” dicen, “se
une a una iglesia adherida a una confesión de fe, debe, entonces, seguir
creyendo lo mismo hasta su muerte.”
De nuevo, esta objeción se responde con la lógica. Cuando una
persona se hace miembro de una iglesia confesional, él o ella han examinado
cuidadosamente la confesión de fe; la ha examinado contra la Escritura; y está
convencido de que ese documento expresa fielmente las verdades de la Biblia que
él mismo ha llegado a entender. [ES POR
ELLO QUE ESTA IGLESIA LES EXIGE A LOS QUE DESEAN SER MIEMBROS A ESTUDIAR LA CONFESIÓN A PROFUNDIDAD]
Ciertamente creemos que el hombre de Dios está bajo la
autoridad de la Biblia y que estará constantemente reformando su teología y su
práctica a la luz de la Escritura.
Sin embargo, es ilógico pensar que una persona que ha sido
persuadida por las verdades de la Biblia pueda llegar rechazar o cuestionarlo.
Ernest Reisinger dice que esta actitud es, “
irracional,
contraria a la Escritura; y un enemigo de la estabilidad y el consuelo cristiano.”
[60]
La Biblia habla muy claramente del peligro de andar
constantemente investigando y cuestionando la verdad. Pablo le escribió a
Timoteo,
“1 También debes saber
esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. 2 Porque
habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios,
blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, 3 sin
afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles,
aborrecedores de lo bueno, 4 traidores, impetuosos, infatuados, amadores
de los deleites más que de Dios, 5 que tendrán apariencia de piedad, pero
negarán la eficacia de ella; a éstos evita. 6 Porque de éstos son los
que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de
pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. 7 Estas siempre están
aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad.”
¿Dirían lo mismo de los padres que instruyen a sus hijos en
la verdad? ¿No deberían hacerlo por temor a impedirle a sus hijos una vida de
investigación y cuestionamientos?
De nuevo, Reisinger dice, “
Aquellos que vivan cuestionando no son de
utilidad ni para ellos mismo ni para la Iglesia de Dios.” [61]
Las confesiones de fe, entonces, no impiden que un creyente
crezca en su fe, sino por el contrario, promueven el crecimiento espiritual de
cada creyente estableciendo lo más claramente posible cual es la verdad
enseñada en las Escrituras.
James Renihan, hablando de nuestra confesión escribió lo
siguiente;
“
Creemos que es fiel a las palabras de la Escritura, y por esa razón, no
es simplemente un resumen general de nuestras creencias, sino una declaración
explícita de ellas. Algo menos que esto y perdemos la naturaleza misma de lo
que somos como Bautistas Reformados.”
[62]
Nuestras Confesiones
El siglo XVII fue un siglo convulso y lleno de peligros
para cualquier separatista en Inglaterra. Sin embargo, la década de los 1740’s
fue especialmente peligrosa para los bautistas, especialmente aquellos conocidos
como ‘particulares.’
Por mucho tiempo sólo había existido una sola religión en
el reino y siempre que surgían intentos de oposición en contra de la Iglesia de
Inglaterra, eran recibidos con persecución y muerte.
El inicio del siglo XVII vio el surgimiento de un grupo de
cristianos dentro de ese movimiento separatista puritano que había ido a las
Escrituras y había adoptado el credobautismo por inmersión. Esto, no sólo
promovió el desprecio de la religión del Estado, sino que también motivó el
rechazo de otros dentro del movimiento separatista.
Cien años antes, en enero de 1534, un grupo de Anabautistas
radicales organizaron en la ciudad de Münster, Alemania, una revuelta. Jan
Matthys un panadero y seguidor de Melchor Hoffman, un profeta anabautista, tomaron
la ciudad de Münster diciendo que era la “Nueva
Jerusalén.” Matthys instauró el re-bautismo y en ese día bautizaron a 1000
adultos.
Tres meses más tarde la ciudad fue retomada por los
gobernantes y Matthys y sus seguidores fueron capturados y asesinados por
traición. Esto era lo que temían los separatistas del siglo XVII cuando
conocieron de este grupo de bautistas.
En 1642 se publicó y empezó a
circular un panfleto anónimo titulado, “Una
Advertencia para Inglaterra, especialmente por Londres; en la famosa Historia
de los frenéticos Anabautistas, sus salvajes Predicaciones y Prácticas en
Alemania. Dónde se añaden Historias Increíbles de los Anabautistas, con
Observaciones al Respecto. Junto con una aplicación para estos tiempos.” 80
El autor describía los hechos ocurridos en Münster acusando correctamente a la
secta anabautista de rebelión, sedición, robo y asesinato.
Sin embargo, una de las mayores críticas del panfleto fue
al hecho de que los
80 William Oldys. The
Harleian Miscellany: A Collection of Scarce, Curious and Entertaining Pamphlets
and Tracts, tanto en Manuscrito como Impresos. Página 382-390.
anabautistas prohibían bautizar
infantes. El autor escribió, “
Estos
fueron al principio sus discursos, pero por grados cayeron para publicar otras
doctrinas más perniciosas.”
[63]
Y al final, como advertencia a sus lectores, escribió, “
Por lo tanto, que todos los enemigos
disidentes y sediciosos de la iglesia y el estado perezcan; ¡pero, sobre la
cabeza del Rey Carlos, que la corona florezca! Amén.”
[64]
Lo que el panfleto estaba haciendo era advirtiendo a los gobernantes que lo
sucedido en Alemania cien años antes podía suceder en Londres también;
especialmente si se permitía que los bautistas siguieran con sus doctrinas.
Primera
Confesión Bautista de Londres de 1644
Para las siete iglesias bautistas particulares existentes
en 1644 era esencial demostrar que ellos no eran radicales, ni anabautistas, ni
sediciosos. Querían probar que estaban siendo acusados falsamente y para probar
su fe adoptaron la práctica de los protestantes, publicaron una confesión de
fe.
En ella quisieron que su ortodoxia fuera comprobada con el
fin de que sus acusadores no tuvieran temor de ellos y por lo tanto pudieran
ser mejor comprendidos. Para establecer quienes eran realmente escribieron en
el título,
“
La Confesión de Fe de las Iglesias que son comúnmente (pero falsamente)
llamadas Anabautistas. Presentado
para la visión de todos los que temen a Dios, para examinar por el criterio de
la Palabra de Verdad: Así también para desechar aquellas calumnias que son
frecuentemente (pero injustamente) echadas sobre ellos, tanto en el Púlpito
como en Impresión.”
[65]
En la carta al lector explicaron con mayor claridad la
razón por la cual publicar tal documento. Ahí se lee,
“
Ciertamente, si alguna vez un pueblo tuvo una razón para hablar por la
vindicación de la verdad de Cristo en sus manos, nosotros la tenemos, pues siendo
esta la principal rueda en este tiempo en el que trabajamos; pues si tan sólo
algo pudiera ser tramitado contra nosotros por los hombres, podríamos habernos
quedado quietos, y dejar nuestra Causa a Aquel que es un Juez Justo, quien en
el gran día juzgará los corazones de todos los hombres por medio de Jesucristo:
Pero siendo que no es sólo a nosotros, sino también a la verdad profesada por
nosotros, nosotros no podemos, no nos atreveríamos a hacer otra cosa sino a
hablar.”
[66]
Y eso fue precisamente lo que hicieron. En la misma carta
afirman que se les acusaba de creer en el libre albedrío, de negar el pecado
original, de que el creyente puede perder la salvación, de repudiar el
gobierno, a lo cual escriben, “todos
estos cargos rechazamos como notoriamente falsos.”
Para muchos historiadores bautistas el 50% de la confesión
fue tomada de la Confesión Verdadera de 1596, un tratado editado por Henry
Ainsworth. Además, se ayudaron de la Médula
de Teología del puritano William Ames. Todo con el propósito de demostrar
que ellos no eran fanáticos, sino reformados.
La confesión fue firmada por quince pastores de las siete
iglesias Bautistas Particulares existentes en 1644 con el fin de confirmar que
eran las convicciones teológicas de todas estas iglesias.
1. William
Kiffin
2. Thomas
Patience
3. John
Spilsbury
4. George
Tipping
5. Hanserd
Knollys
6. Benjamín
Coxe
7. Samuel
Richardson
8. Thomas
Munday
9. Thomas
Gunne
10. John
Mabbatt
11. Thomas
Killcop
12. Paul
Hobson
13. Thomas
Goare
14. Thomas
Holmes
15. Dennis le
Barbier
16. Christopher
Duret
Ahora, aparentemente se cumplió el propósito. Daniel
Featley, quien fuera miembro de la Asamblea de Divinidades de Westminster
escribió acerca de esta primera confesión, diciendo que ellos [los bautistas
particulares],
“
no son herejes, ni cismáticos, sino Cristianos de corazón tierno; sobre
quienes, por medio de falsas sugerencias, la mano de la autoridad cayó
pesadamente, mientras estuvo la Jerarquía: pues, ellos no enseñan el libre
albedrío; ni la pérdida de la salvación con los Arminianos, ni niegan el pecado
original con los Pelagianos, ni rechazan al Gobierno con los Jesuitas, ni
mantienen pluralidad de esposas con los Poligamos, ni bienes en común como los
del Apostolado, ni andar desnudos con los Adanitas, ni mucho menos la
mortalidad del alma con los Epicúreos...y con este fin han publicado esta
confesión de Fe.”
[67]
Featley, entendía lo que ellos estaban argumentando, sin embargo,
no les creía, pues inmediatamente después de afirmar esto dijo, “De ellos debo decir, como San Hilario de los
Arrianos, ellos ofrecen a los que no tienen entendimiento su copa llena de
veneno.”
Sin embargo, es claro que la confesión es totalmente
reformada. Por ejemplo,
a. Depravación
total:
Artículo IV: “En el principio Dios hizo todas las cosas
muy buenas, creó al hombre a Su misma imagen. Imagen y semejanza, llenándolo
con toda perfección de toda excelencia natural y justicia, libre de todo
pecado. Pero no habitó por mucho tiempo en este honor, sino que por la sutileza
de la Serpiente, a la cual Satanás usó como su instrumento, él mismo con sus
ángeles habiendo pecado antes, y no mantenido su primer estado, sino que
abandonaron su propia habitación; primero Eva, luego Adán siendo seducido
voluntariamente cayó en desobediencia y transgresión del Mandamiento de su Gran
Creador, por la cual la muerte vino sobre todos, y reinó sobre todos, así que
todos desde la Caída son concebidos en pecado, y formados en iniquidad, por lo
tanto por naturaleza son hijos de ira, y esclavos del pecado, sujetos de
muerte, y de todas las otras calamidades debido al pecado en este mundo y
siempre, siendo considerados en el estado de naturaleza, sin relación con
Cristo.”
b. Elección
incondicional:
Artículo V: “Toda la humanidad así caída, y llegando a
ser toda muerta en pecados y transgresiones, y sujeta a la eterna ira del gran
Dios por transgresión; sin embargo los elegidos, a los cuales Dios amó con amor
eterno, son redimidos, avivados, y salvados, no por ellos mismos, ni por sus
propias obras, no sea que algún hombre se gloríe en sí mismo, sino enteramente
y sólo por la gratuita gracia y misericordia de Dios por medio de Jesucristo,
quien es hecho por Dios para nosotros sabiduría, justicia, santificación, y
redención, para que así como está escrito, el que se regocija, regocíjese en el
Señor.”
c. Expiación
Limitada:
Artículo XXI: “Que Cristo Jesús por Su muerte trajo
ciertamente salvación y reconciliación sólo para los elegidos, quienes eran
aquellos a quienes Dios el Padre la dio; y que el Evangelio que debe ser
predicado a todos los hombres como el fundamento de la fe, es, que Jesús es el
Cristo, el Hijo de siempre bendito Dios, lleno con todas las perfecciones de
todas las excelencias celestiales y espirituales, y que la salvación es sólo y
únicamente obtenida por medio de la fe en Su nombre.”
d. Gracia
Irresistible:
Artículo XXII: “La fe es el regalo de Dios forjado en los
corazones de los elegidos por el Espíritu de Dios, por la cual ellos llegan a
ver, conocer, y creer la verdad de las Escrituras, y no sólo eso, sino la
excelencia de ellas por encima de todas las otras escrituras y cosas en el
mundo...y son capacitados para descargar el peso de sus almas sobre esta verdad
así creída.”
Artículo XXIII: “Aquellos que tienen esta fe preciosa forjada
en ellos por el Espíritu, nunca podrán finalmente ni totalmente perderse; y a
pesar de que muchas tormentas e inundaciones se levanten y golpeen contra
ellos, nunca serán capaces de quitarlos de esa fundación y roca a la cual por
fe se han sujetado, sino que serán sostenidos por el poder de Dios para salvación,
donde ellos gozarán su posesión adquirida, ellos siendo antes grabados sobre
las palmas de las manos de Dios.”
e. Perseverancia
de los santos:
Artículo XXVI: “Que el mismo poder que convierte a la fe en
Cristo, es el mismo poder que lleva al alma con tranquilidad por todos los
deberes, tentaciones, conflictos, sufrimientos; y continuamente lo que quiera
que sea el cristiano, él lo es por gracia, y por una constante y renovada
operación de Dios, sin la cual él no puede realizar ningún deber para Dios, o
someterse a alguna tentación de Satanás, del mundo, o de los hombres.”
Además, la confesión también rechazaba las doctrinas de los
radicales Anabautistas con respecto al gobierno. En el artículo XLVIII, por
ejemplo, confiesan que, “un Magisterio
civil es una ordenanza de Dios puesta por Dios para el castigo de los que hacen
el mal, y para la alabanza de los que hacen bien.”
En el artículo XLIX, afirman
que, “El Supremos Magisterio de este
Reino creemos es el Rey y el Parlamento libremente escogido por el Reino, y que
en todas aquellas leyes civiles que han sido hechas por ellos, o que por el
presente es o serán ordenadas, estamos atados a sujetarnos y obedecer en el
Señor.”
Y para ser más claros,
concluyen diciendo en el artículo LII, “Por
lo tanto deseamos darle a Dios lo que es de Dios, y a César lo que es de César,
y a todos los hombres lo que les pertenece a ellos, trabajando nosotros para
tener siempre una clara conciencia libre de ofensa hacia Dios, y hacia el
hombre.”
Además, era una confesión totalmente bautista. Esta
confesión estaba llevando la reforma a su más consistente conclusión, el
credobautismo por inmersión. El artículo XXXIX dice,
“Qué el Bautismo es una Ordenanza del Nuevo Testamento, dada por Cristo,
para ser dispensada solamente sobre personas que profesan fe, o que son
Discípulos, o enseñados, quienes luego de una profesión de fe, deben ser
bautizados.”
En ediciones posteriores se le agregó, “y luego para ser partícipes de la Cena del
Señor. Además, el artículo XL dice,
“La forma y la manera de la dispensación de esta Ordenanza en la
Escritura mantiene que debe ser hundiendo o sumergiendo el cuerpo entero bajo
el agua: siendo una señal, debe responder a aquello representado, lo cual es
esto: primero, el lavamiento de toda el alma en la sangre de Cristo: segundo,
el interés que tienen los Santos en la muerte, sepultura, y resurrección;
tercero, junto a una confirmación de nuestra fe, que tan ciertamente como el
cuerpo es sepultado bajo el agua, y es levantado de nuevo, así ciertamente
serán levantados los cuerpos de los Santos por el poder de Cristo en el día de
la resurrección, para reinar con Cristo. [La palabra baptizo, significando
sumergir bajo el agua, sin embargo, con ropas apropiadas tanto en el
administrador y el sujeto, con toda modestia.]”
Es interesante esta última frase, sin embargo, una de las
acusaciones que se le hacía a los Bautistas Particulares de parte de los
Presbiterianos como Daniel Featley era que se bautizaban desnudos en los ríos.
Pues, estas primeras siete iglesias consideraron apropiado confirmar que esto
era falso. “Con toda modestia” se
vestían para el bautismo.
¿Qué debemos pensar, entonces
de esta confesión? William Lumpkins escribió que, “
Quizás ninguna confesión de Fe haya tenido una influencia tan formativa
en la vida Bautista como ésta.”
[68]
Segunda
Confesión Bautista de Londres de 1677/1689
La primera confesión de 1644 fue
revisada en 1646 y luego en 1651. Por muchos años sirvió como la base de la
ortodoxia entre los Bautistas
Particulares.
Sin embargo, para mediados de los 1670 las iglesias
pensaron que era necesario de otra confesión. Los historiadores refieren tres
causas por lo cual esto fue considerado necesario:
1. Los
mismos bautistas particulares afirmaron que para esos tiempos las copias de la
Primera Confesión de Fe eran pocas y difíciles de obtener.
2. Es
claro que la Primera Confesión no trata con todos los temas que debería tratar
un documento de esa importancia. Para 1670 otros temas habían surgido y era
necesario que sus iglesias los abordaran.
3. El
grave problema de Thomas Collier. Como vimos, este hombre había sido un
evangelista muy prominente que se había identificado como un bautista
particular. Pronto, Collier empezó a separarse de la ortodoxia y a enseñar
diferentes herejías con respecto a la Trinidad, al pecado original, la
salvación, etc. Fue para repudiar sus enseñanzas que se comisionó a dos hombres
la producción de una nueva confesión de Fe.
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