Nuestros Antepasados. Primera parte
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William Kiffin |
J. H. Shakespeare afirmó a principios
del siglo XX que, “
el gran descubrimiento
de esta era, no era un Nuevo Mundo, sino un libro.”
[13]
En Europa, y especialmente en Inglaterra se estaba traduciendo la Biblia.
Wycliffe la tradujo al inglés en 1382; Tyndale tradujo el Nuevo Testamento en
1525; Coverdale distribuyó su propia traducción en 1535; y en 1611 salió
publicada la versión de la Biblia del Rey Jaime.
Inglaterra estaba siendo inundada con
la Palabra de Dios y los hombres estaban buscando en ella sus respuestas. Y los
bautistas, a pesar de tener a su disposición patrones de entendimiento bíblico,
ellos no basaron su entendimiento conscientemente en ellos; sino que buscaron
obtener sus doctrinas y sus prácticas directamente de la Escritura.
Es por eso que el mismo
Shakespeare dijo, “
Uno podría acabar con
todos los grupos religiosos del siglo diecisiete, dejen una Biblia abierta, y
tendremos bautistas mañana.”
[14]
Ahora, cuáles son algunos de estos
bautistas particulares que surgieron en el siglo XVII y que constituyen
nuestras raíces espirituales; que moldearon la teología que nosotros como
iglesia enseñamos y afirmamos?
William Kiffin (c. 1616-1702)
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William Kiffin |
Es quizás el Bautista Particular más
importante del siglo XVII. La Enciclopedia Bautista lo describe así, “
por la mitad de un siglo, fue el padre de
los Bautistas Ingleses.” [15] Además, fue el único Bautista Particular que firmó, tanto la
Primera Confesión Bautista de 1644, como la de 1689.
Kiffin nació en Londres en 1616. A
los nueve años de edad perdió a su padre y madre debido a la plaga de 1625. A
sus 13 años aprendió el oficio de guantero.
Su conversión se dio muy joven, a la
edad de 16 años. Se cuenta que él andaba por toda la ciudad de Londres buscando
iglesias puritanas que estuvieran abiertas para escuchar sermones. Y fue
escuchando las predicaciones de dos pastores puritanos, John Davenport y John
Goodman que Dios lo convirtió.
En su autobiografía Kiffin escribió lo siguiente acerca de
su conversión,
“Al final del año 1632, le plació a Dios traer al Sr. Goodman a Londres.
Yo seguía su ministerio y lo encontraba muy provechoso. Por un tiempo había
visto mi falta de Cristo, y creía que era únicamente por Él que debía esperar
el perdón; y también había visto que el valor y las excelencias se encontraban
en Él por encima de todos los otros objetos; así que ahora sentía mi alma
descansar y confiar en Él.”
Ahora, la evidencia de su conversión
no se hizo esperar. Desde el inicio de su vida cristiana mostró su amor por las
Escrituras y sus deseos por crecer en el conocimiento de ellas. Él mismo
escribió,
“Cercano a este tiempo conocí algunos jóvenes que diligentemente
atendían los medios, a quienes le había placido a Dios darse a conocer y Su
gracia. Estos, siendo aprendices, así como yo, no teníamos oportunidades para
conversar excepto en el Día del Señor. Siendo nuestra constante práctica
asistir al sermón de la mañana, que iniciaba a las seis en punto, tanto en
Cornhill como en la Iglesia de Cristo, designábamos reunirnos una hora antes,
para orar y comunicar las experiencias que habíamos recibido del Señor; o sino
repetir algún sermón que habíamos escuchado previamente. Después de un poco de
tiempo también leíamos alguna porción de la Escritura, y hablábamos de ella
según Dios se placía en capacitarnos. Estos ejercicios los encontré de gran
ventaja, y por grados llegué a una pequeña medida de conocimiento, encontrando
el estudio de las Escrituras de mucho gozo y deleite, el cual atendía según
Dios se placía en darme oportunidades.”
Dándose cuenta, en esos primeros
años, que había algunos ministros que se habían separado de la Iglesia de
Inglaterra, buscó estudiar y examinar todos los puntos de disputa entre ellos.
Y de nuevo, en su autobiografía, escribió lo siguiente,
“
Me suministré de todos los libros y manuscritos que pude. Después de
examinar minuciosamente lo que había encontrado, comparándolo con lo que leía
en las Escrituras, que Dios siempre era muy celoso de Su adoración, y había
dejado muchos ejemplos de Su severidad en aquellos que le habían añadido
algo...Más provocado estaba para pedirle a Dios su dirección; y escudriñé más
cercanamente las Escrituras...Un tiempo después me uní a una congregación
Independiente.”
[16]
Fue en 1638 cuando se unió a una
iglesia independiente liderada por Samuel Eaton, y que había sido parte de la
iglesia JLJ, pero, a diferencia de ésta que era semi-separatista, la de Eaton
estaba firmemente opuesta a la Iglesia Anglicana. Algunos de sus miembros
habían sido bautizados como creyentes, sin embargo, no por inmersión.
Eaton muere en 1639 y la iglesia
llama a Kiffin para que sea su pastor, oficio que ocupó hasta el día de su
muerte en 1701. En esta iglesia conoció a su esposa con la cual estuvo casado
por 44 años.
Además, Kiffin fue un extraordinario comerciante mercantil,
lo cual lo hizo un hombre muy influyente en Inglaterra y Europa, y
aparentemente en muy poco tiempo era uno de los hombres más ricos de Londres.
[17] Su nombre está conectado con
todos los procedimientos públicos de los Bautistas Particulares en casi la
mitad del siglo XVII.
[18]
Esto lo hizo un hombre muy
perseguido. No sólo querían encarcelarlo por su doctrina, sino que también
buscaban su dinero. El mismo rey Carlos II, quien en algún momento necesitaba
dinero y quien era recordado por olvidar sus deudas, le envió una carta a
Kiffin solicitándole un préstamo de 40 mil libras.
Un buen salario para un pastor a
finales del siglo XVII era aproximadamente de 75 libras al año. Muy pocas
iglesias podían pagarles esa suma a sus pastores. La gran mayoría de pastores
ganaban entre 30 y 40 libras al año.
Ahora, cuando Kiffin recibió la
carta, conociendo a Carlos, le respondió que en ese momento no contaba con esa
suma de dinero, pero que si su Majestad aceptaba las 10 mil libras que le
enviaba, entonces él estaría muy agradecido.
El rey obviamente aceptó el dinero y
Kiffin pensó que se había ahorrado 30 mil libras.
Pero, Kiffin usaba su dinero para el
reino de Dios. Frecuentemente estaba ayudando con su influencia a otros
hermanos que estaban siendo perseguidos y encarcelados, intercediendo ante el
rey por ellos. Además, usaba su dinero para ayudar a los pobres o para ayudar a
ministros jóvenes que deseaban estudiar para el ministerio.
En esos tiempos se estaba debatiendo
la necesidad del bautismo por inmersión para la membresía de la iglesia. Unos,
como Kiffin, argumentaban que el bautismo era un requisito para solicitar la
membresía a una iglesia. Otros, como Henry Jessey que rechazaban el
paidobautismo y que creían que era bueno requerir el credobautismo para la
membresía, permitían a personas no bautizadas bíblicamente ser miembros de sus
iglesias. Y un tercer grupo argumentaba que el bautismo era una cuestión
personal y por lo tanto irrelevante para la membresía de la iglesia.
En este tercer grupo se encontraba
John Bunyan a quien se le opusieron Kiffin y Benjamín Coxe, el padre de uno de
los grandes bautistas particulares, Nehemías Coxe.
Muchos consideran a Bunyan un
bautista, sin embargo, su visión del bautismo no era la de un bautista de sus
tiempos. Bunyan era un congregacionalista.
Y Kiffin escribió su único
tratado contra Bunyan llamado, “Un sobrio
Discurso del derecho a la comunión con la iglesia donde se prueba por la
Escritura, el ejemplo de tiempos primitivos y la práctica de todos los que han
poseído la religión cristiana, que ninguna persona no bautizada pueda ser
admitida regularmente a la Cena del Señor.”
William Kiffin creía y enseñaba que
el bautismo era necesario para la membresía de un creyente en una iglesia.
Kiffin tampoco fue un extraño para el
sufrimiento. Constantemente fue perseguido, como ya vimos, y gran parte de su
dolor se dio por la muerte de sus hijos. Escuchen lo que escribió después de la
muerte de su primogénito,
“
Le plació al Señor llevarse del mundo para Sí a mi primogénito, lo cual
no fue una pequeña aflicción para mí y mi esposa. Su obediencia a sus padres y
su progresión en los caminos de Dios eran tan evidente que lo hacía tan afable
a los ojos de aquellos que lo conocieron. El dolor que sentí por su pérdida me
presionó grandemente, con más que un dolor ordinario; pero en medio de mi gran
aflicción, le plació al Señor sostenerme por aquella bendita palabra traída
poderosamente a mi mente (Mateo 20:15), ¿“No me es lícito hacer lo que quiero
con lo mío? O tienes tu envidia, ¿porque yo soy bueno?”
Estas palabras silenciaron mi corazón, tanto
que sentí una perfecta sumisión a Su soberana voluntad, estando bien satisfecho
que fue para gran ventaja de mi querido hijo, y una voz para mí para ser más
humilde, y cuidadoso de mis caminos.” [19][20]
El 2 de octubre de 1682 murió su
amada esposa, de quien escribió lo siguiente,
“Le plació al Señor llevarse Consigo a mi querida y fiel esposa, con
quien viví casi cuarenta y cuatro años, cuya ternura hacia mí y fidelidad a
Dios eran tales que no pueden ser expresadas por mí, pues constantemente
simpatizaba conmigo en todas mis aflicciones. Verdaderamente puedo decir, nunca
la escuché pronunciar el menor descontento bajo todas las variadas providencias
que le atendieron a ella o a mí; ella miraba la mano de Dios en todas sus
penas, así para alentarme en los caminos de Dios: su muerte fue la mayor pena
para mí que jamás haya conocido en el mundo.”
Kiffin murió el 29 de diciembre de
1701. De nuevo, Cramp escribe de él lo siguiente,
“
Él fue un eminentemente buen hombre. No podemos sino admirar la quieta
compostura y sumisión filial de alma con la que registró aún los más dolorosos
eventos de su vida. “Le plació al Señor” tal fue la expresión habitual de sus
ideas y sentimientos.”
[21]
Hanserd Knollys (c. 1599-1691)
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Hanserd Knollys |
Nació en Chalkwell en 1599. En 1627
ingresó a la Universidad de Cambridge en donde hizo una maestría en gramática.
Durante sus estudios en la universidad fue convertido por Dios habiendo
conocido y escuchado a diversos predicadores puritanos. Él mismo escribió,
“
oraba diariamente, escuchaba a todos los ministros piadosos que podía,
leía, escudriñaba las santas Escrituras, leía buenos libros, me rodeaba de
graciosos cristianos entonces llamados puritanos.”
[22]
En 1629 fue ordenado Obispo de
Petersborough dentro de la Iglesia de Inglaterra. Predicaba 3 o 4 veces cada
domingo, sin embargo, poco a poco llegó al convencimiento que su posición en la
Iglesia de Inglaterra no estaba de acuerdo con el Nuevo Testamento,
especialmente porque creía que hacer la señal de la cruz durante los bautismos
o aceptar personas perversas a la Cena del Señor era inaceptable; y por ende
terminó renunciando a su posición.
Debido a la persecución que estaban
enfrentando los disidentes (inconformistas) decidió embarcarse a Nueva
Inglaterra en 1638. Sin embargo, por diversas razones regresó a Londres en 1641
y se ganó la vida enseñando en la escuela.
Para la mitad de los 1640’s estaba convencido del credobautismo y estaba
totalmente identificado con los Bautistas Calvinistas de Londres.
Parte de su tiempo lo usaba
predicando el evangelio y pronto abrió un lugar para congregarse en Santa
Helena en donde se reunían hasta mil personas a escucharle predicar. En 1645
fue ordenado pastor de esa iglesia, oficio que ocupó hasta su muerte en
1691.
Junto con William Kiffin llamaron a
la primera asamblea nacional de Bautistas Particulares, la cual se llevó a cabo
en Setiembre de 1689, en donde afirmaron lo que conocemos como la Segunda
Confesión Bautista. El fin era presentar un frente unido junto con los
presbiterianos y congregacionalistas para enfrentar las persecuciones del
gobierno.
Su nombre es el primero en la lista
de firmantes, lo cual confirma la posición que Knollys mantenía entre los
Bautistas Particulares de Londres.
Debido a la pobreza de la iglesia
nunca pudieron mantener a su pastor por lo cual trabajó como maestro hasta el
final de su vida, siendo encarcelado y perseguido en múltiples ocasiones por su
fe. De esto escribió,
“
He ganado grandes experiencias de la fidelidad, la bondad y la verdad
de Dios, en Sus grandes y preciosas promesas; y he ganado alguna experiencia
del engaño de mi propio corazón y del poder de mis propias corrupciones, y del
poder reinante de Cristo, cautivando y subyugando mis pecados –conquistando al
diablo, al mundo, y al pecado, y luego dándome la victoria, y dándome el
triunfo, para bendecir Su nombre.”
[23]
Entre sus obras se encuentra su
gramática de la lengua en latín, griego, y hebreo, escrito en latín y publicada
en 1665. Tuvo gran influencia en el pensamiento escatológico bautista
publicando su comentario sobre el libro de Apocalipsis publicado en 1668 y un
tratado llamado, “El mundo que ahora es,
y el mundo que será; o la Primera y Segunda venida de Jesucristo,”
publicado en 1681. Previamente había escrito una exposición del capítulo 25 de
Mateo en 1674.
En 1646 publicó un tratado llamado, “El Brillo de un Fuego Ardiente en Sion.”
Era una respuesta a un panfleto escrito por John Saltmarsh llamado, “El Humo en el Templo,” y en el cual
afirmaba que las iglesias bautistas particulares eran iglesias falsas y no
podían por lo tanto administrar las ordenanzas de Cristo debido a que no poseían
todos los dones del Espíritu Santo.
En su respuesta deja claro la
posición Bautista Particular representada luego en la CBL 1689, argumentando lo
siguiente,
“
Tales dones [extraordinarios] y milagros eran para traer la Palabra del
Evangelio al mundo, y para glorificar la primera venida de Cristo en la carne,
más que para luego, hebreos 2: 3-4; Juan 20:29-31.”
[24]
Además, afirmó que todos los
Bautistas Particulares creían que su proclamación del evangelio iba acompañada
de milagros,
“Tan frecuentemente como el Evangelio viene a alguna Alma no sólo en
Palabra, sino en poder y en el Espíritu Santo, 1 Tesalonicenses 1: 3-4, hay un
Milagro originado en ellos que reciben el Evangelio, Lucas 7:22, y ellos lo
reciben entonces al Espíritu Santo y sus dones y gracias...Entonces no
necesitamos quedarnos para un
Ministerio con Milagro, siendo que tenemos una Palabra con Milagro.”
[25]
Como el resto de los Bautistas de su
tiempo, Knollys afirmaba que la confirmación de sus iglesias era que Dios
obraba el milagro de la regeneración o del nuevo nacimiento cuando ellos
predicaban el Evangelio de Jesucristo. Esto era, a su criterio, lo que les
confirmaba como iglesias verdaderas.
Knollys murió el 19 de Setiembre de
1691 cuando tenía 93 años. En 1845 se creó la Sociedad Hanserd Knollys con el
fin de republicar las obras de los Bautistas Particulares del siglo XVII.
Benjamín Keach (c. 1640-1704)
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Benjamin Keach |
Ha sido identificado como “el principal teólogo Bautista de su era, de
similar importancia para su denominación como lo fue Richard Baxter para los
Presbiterianos ingleses, John Owen para los Congregacionalistas.” [26]
Fue bautizado en la Iglesia de
Inglaterra el 29 de febrero de 1640, una semana después de su nacimiento. Sin
embargo, a la edad de quince, Keach estaba convencido que su bautismo como niño
era inválido, y convencido por el contrario del bautismo de creyentes por
inmersión, fue bautizado en una iglesia Bautista General.
A los dieciocho años estaba
predicando el evangelio en aquellas iglesias que así lo invitaran. Esto hizo
por casi una década. En 1668 se muda a Londres junto a su esposa y tres hijos.
Durante el viaje fueron atacados por ladrones quedando desposeídos de todo su
dinero –el cual habían obtenido al vender todas sus posesiones para mudarse a
la capital- y sus posesiones.
Quedando totalmente desposeídos
fueron ayudados por diferentes iglesias Bautistas Particulares, entre ellas la
iglesia de William Kiffin, proveyendo para ellos dinero, comida y hospedaje.
Por cuatro años se reúne privadamente
con una congregación en casas debido a la persecución. En 1672, cuando el rey
Carlos II publica la “Declaración de Indulgencia” edifican un lugar para
congregarse formalmente. Poco a poco fue creciendo hasta el punto de albergar a
casi mil personas cada domingo. Para este momento Keach era calvinista.
El nombre de la iglesia era
Horselydown la cual luego se convertiría en la Iglesia de New Park Street y
posteriormente el Tabernáculo Metropolitano de Charles Spurgeon.
Dicha iglesia tendría tres eminentes
pastores: Keach, John Gill y luego Spurgeon.
Llegado a Londres conoce a Kiffin,
Knollys, entre otros de los grandes Bautistas Particulares. Y en 1670, luego de
la muerte de su primera esposa, se vuelve a casar, y fue Hanserd Knollys quien
ofició la ceremonia.
Sin embargo, la predicación no era todo el
trabajo de Keach. Él fue un gran escritor. Escribió más de 43 obras algunas
polémicas, otras prácticas y otras poéticas.
Entre las obras polémicas
están aquellas que trataban sobre el Bautismo como, “Oro refinado, o el Bautismo en su Pureza Primitiva. Probando que el Bautismo en Agua es una
Santa Institución de Jesucristo y que debe continuar en la Iglesia hasta el fin
del mundo,” en la cual, escribe, “es
evidente que Baptismo, o Bautismo, no es aspersión, o rociamiento, o echar un
poco de agua sobre el rostro, o ninguna otra parte del cuerpo. Sino que es la
Inmersión o el hundimiento de todo el cuerpo.”
Entre sus obras prácticas se encuentra su Tropologia, o “La llave para Abrir las Metáforas de la
Escritura,” o también su exposición de las Parábolas del Señor.
Keach fue un gran alegorista. Quizás
el más grande de todos era Bunyan, sin embargo, Keach estaba hombro a hombro
con él. Entre sus obras poéticas o alegóricas más importantes se encuentra, “Sion en angustia; o, Los Gemidos de la
Iglesia Protestante,” publicada en 1666.
Sin embargo, quizás su mayor
influencia entre los Bautistas Particulares haya sido por causa de la
controversia que surgió en su iglesia con respecto al canto de himnos.
En la Inglaterra de los siglos XVI y
XVII, por causa de lo ocurrido en la Reforma Protestante, se habían quitado de
la Iglesia Anglicana todos los himnos prefiriéndose por Salmos Métricos. Las
iglesias separatistas también habían adoptado esa medida. Muchos repudiaban el
cántico congregacional.
Algunos como John Smith, un Bautista
General, afirmaban que sólo se debían cantar salmos, pero que estos no debían
provenir de algún libro, sino del espíritu. Si uno cantaba usando métrica,
rimas o tonadas contristaba al Espíritu Santo.
Entre las iglesias Bautistas
Particulares no hay evidencia de canto de himnos antes de 1650. Sin embargo,
entre 1673 y 1675, Keach empezó a introducir los himnos y cánticos
congregacionales en su iglesia al final de la Cena del Señor.
Isaac Marlow, un miembro de su iglesia, publicó en 1690 un
tratado llamado, “
Un Breve Discurso
Concerniente a Cantar en la Adoración Pública de Dios,” en el cual afirmaba
que pasajes como Colosenses 3:16 no indicaban que cantar incluyera un
pronunciamiento verbal, sino “
un hablar
en el corazón.”
[27]
Keach escribió una respuesta en 1691 en un tratado que
llamó, “La Brecha Reparada
en la Adoración a Dios, o Cantando Salmos, Himnos y Cánticos Espirituales
Probando ser una Ordenanza Santa de Jesucristo.” En este tratado Keach
describe varios tipos de voces: un sonido gritado de la lengua; un sonido de
lloriqueo; una voz de predicación; un sonido de oración o alabanza; una voz de
cántico. Y dijo,
“Todas estas son distintas una de otras. Cantar no es un simple canto
del corazón, o cántico mental; sino una modulación melodiosa y musical, o
cambio de la voz. Cantar es un deber hecho siempre con la voz, y no puede ser
hecho sin la lengua.”
Horselydown fue la primera iglesia
Bautista Particular en Inglaterra en practicar el canto congregacional de
himnos. La controversia poco a poco fue cediendo y para 1710 era historia, pues
la gran mayoría de iglesias Bautistas Particulares habían cambiado de parecer y
habían adoptado la enseñanza de Keach.
Benjamín Keach fue autor de dos
colecciones de himnos, “Melodía
Espiritual,” y “Canciones
Espirituales,” sin embargo, a pesar de su entusiasmo por los himnos, sus
composiciones eran de muy mala calidad.
Sufrió grandes persecuciones. Una
vez, se dice, que fue amarrado por unos soldados quienes planearon pasarle por
encima con sus caballos con el fin de matarlo, sin embargo, llegó un oficial y
le salvó la vida.
Otra vez fue apresado por publicar un
tratado llamado, “El Instructor de un
Niño,” en el cual desaprobaba el bautismo de infantes. Fue llevado al juez
quien le condenó a ir a la cárcel y pararse dos sábados en la picota en medio
del mercado de la ciudad con un rótulo sobre su cabeza que dijera, “Por escribir, imprimir, y publicar un libro
cismático llamado El Instructor del Niño.”
Usualmente cuando una persona era
puesta en la picota los transeúntes lo ridiculizaban y en ocasiones lo
apedreaban. Sin embargo, se dice que Benjamín se paró en la picota, pero los que
iban pasando respetaban tanto a Keach y conocían su piedad que no le hicieron
daño. En lugar de quedarse callado defendió su doctrina mientras la gente le
escuchaba.
De pronto, un ministro de la Iglesia
de Inglaterra empezó a insultarlo y fue a él a quien la multitud empezó a
insultar y a criticar por su vida impía.
También sufrió una vida de debilidad
y se enfermaba frecuentemente, muriendo el 18 de Julio de 1704 a los sesenta y
cuatro años. Uno de los miembros de su iglesia escribió de él lo siguiente,
“Coleccionar cada transacción particular de la vida de este digno
ministro no se puede esperar a tal distancia de tiempo; ni siquiera coleccionar
todo lo excelente y amigable en él pues es demasiado trabajo para lograrse.
Sólo observaré que era una persona de gran integridad de alma; de hecho, un
Natanael; su conversación no era vana, sino seria, sin ser tonta o aburrida.
Comenzó a ser religioso tempranamente, y continuó fielmente hasta el final. No
fue impresionado por la furia de sus perseguidores, a pesar de haber sufrido
mucho de ellos por causa de Cristo. Predicar el Evangelio era el placer de su
alma, y su corazón estaba tan dedicado en la obra del ministerio, que de tiempo
en tiempo su primera aparición en público al final de sus días era una continua
escena de trabajo y esfuerzo. Su gran estudio y constante predicación agotaron
sus espíritus animales y debilitaron su fuerza, sin embargo, hasta el final
descubrió un celo contra los errores del día. Su alma era demasiado grande para
retroceder de cualquier verdad que poseyera, tanto por poderes o por cumplidos
de los más eminentes. Él cumplía los deberes de su oficio pastoral con una
diligencia incansable, predicando en tiempo y fuera de tiempo, visitando
aquellos bajo su cuidado, alentando a los serios, defendiendo las grandes
verdades del Evangelio, y poniéndolas en la más clara luz. ¡Qué tan bajo iría
por causa de la paz! ¡Y cuánto soportaría las enfermedades de sus hermanos
débiles! Él era prudente, así como pacífico; perdonaría y olvidaría daños,
siendo caritativo, así como cuidadoso. No era adicto de censurar duramente a
los que diferían de él en temas menores, sino que amaba a todos los santos, y
constantemente se ejercitaba en esto, para mantener una conciencia vacía de
ofensas contra Dios y contra el hombre. Mostró un esfuerzo incansable para
recobrar el decaído poder de la religión, pues vivió lo que predicó. No usaba
tonos inusuales ni gestos indecentes en su predicación.
Su estilo era fuerte y masculino. Usualmente usaba notas, especialmente
en la parte final de su vida; y si sus sermones no tuvieran el embellecimiento
de lenguaje en que algunos se gloriaban, ellos tenían esta ventaja peculiar,
ser llenos de divinidad sólida, la cual es mucho mejor carácter para los
discursos del púlpito que decir que eran llenos de elocuencia pomposa y vuelos
de ingenio. No era una de sus menores excelentes calificaciones para el trabajo
ministerial, que él sabía conducirse en la casa de Dios, con respecto al
ejercicio de aquella disciplina que es tan necesaria en la sociedad hoy en día.
Con paciencia y mansedumbre, con gravedad y prudencia, con imparcialidad y
fidelidad, se comportaba en su congregación; y con prudencia en conducta
manejaba todos los asuntos en toda ocasión.”
[28]
De estos tres hombres escribió Cramp,
“
Knollys, Keach, y Kiffin podrían ser llamados “los primeros tres” entre
los ministros Bautistas de aquellos días. Sus talentos y su carácter les di la
influencia, que aparentó ser ejercida sabiamente para el beneficio de la
denominación. Ellos fueron honrados en vida, y su memoria es bendita.”
[29]
Autor: Pastor Eduardo Flores
Redactado y editado por Cesar Ángel. Evangelio primitivo
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