Cargo No. 6 contra la iglesia moderna
“…para que… sepas cómo debes conducirte en la
casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la
verdad” (1 Timoteo 3:15).
Dios tiene solamente una institución religiosa: la iglesia. Y la meta
definitiva y el resultado definitivo del avivamiento en este mundo será plantar
iglesias bíblicas. Me temo que la iglesia local de hoy es despreciada. Si uno
le dice a alguien que es predicador itinerante, que tiene un ministerio
mundial, le rendirán honores. Pero si uno le dice a alguien que es pastor de un
grupo de 30, lo harán sentar en los últimos asientos durante la conferencia.
Jesucristo no es el Príncipe de los predicadores itinerantes, es el Príncipe de
los pastores.
Hace algunos años, Bill Clinton usaba un slogan durante las
elecciones: “It is the economy, stupid!” (¡Se trata de la economía, estúpido!).
Jeff Noblit, mi pastor y también anciano de nuestra iglesia (25) y el pastor
principal de enseñanza y predicación, me dijo un día: “¿Sabes? Me gustaría
ordenar una buena cantidad de camisetas”.
“¿Qué dirían, hermano Jeff?”
“It’s the church, stupid!” (¡Se trata de la iglesia, estúpido!).
Jesús dio su vida por la iglesia, una iglesia hermosa, virgen e
impoluta. Si quieren ustedes dar su vida por algo en el ministerio, dénsela a
la iglesia: a una iglesia, a un cuerpo de creyentes, a una congregación local.
Todo tiene que ver con la iglesia.
Presten mucha atención. No existe un remanente de creyentes en la
iglesia. Todos conocemos la teología del remanente, de que a lo largo de la
historia de Israel había un Israel, el pueblo de Dios y un remanente de
verdaderos creyentes. Esto no se aplica a la iglesia. No existe un remanente de
creyentes o un pequeño grupo de creyentes dentro de un grupo más grande llamado
la iglesia. La iglesia es el remanente.
Si alguna vez los pastores han llegado a blasfemar, ha sido con
respecto a esto. Existen teólogos, maestros itinerantes y pastores que dicen
cosas como: “Hay tanto pecado en la iglesia como fuera de la iglesia. Existen
tantos divorcios en la iglesia como fuera de la iglesia. Hay tanta inmoralidad
y pornografía en la iglesia como fuera de la iglesia”. Y luego agregan: “Sí, la
iglesia se está prostituyendo”. Tengan en cuenta esto: Tengan mucho cuidado de
llamar prostituta a la esposa de Jesucristo.
El problema es que los pastores y predicadores no saben qué es la
iglesia. Quiero que sepan que la iglesia de Jesucristo en muchos lugares es
hermosa. A veces es frágil. Es débil. Es azotada. No es perfecta. Y quiero que
sepan también que está quebrantada. Está caminando humildemente con su Dios. El
problema es que no sabemos qué es la iglesia.
Debido a que en la actualidad carecemos de predicación bíblica, la
supuesta “iglesia” está llena de gente carnal e impía que se identifica con el
cristianismo. Y entonces, debido a todas las cabras que están en medio de los
corderos, los corderos son culpados por todas las cosas que las cabras están
haciendo. El resultado es que el nombre de Dios es blasfemado entre los
gentiles por nuestra culpa (Rom. 2:24).
“He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto
con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus
padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque
ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.
Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días,
dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a
ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su
prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me
conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová;
porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado”
(Jeremías 31:31-34).
Ahora bien, no quiero quitarle mérito al pueblo llamado Israel, pero
este texto se aplica también a la iglesia. Comprendámoslo. No quiero meterme en
pleitos relacionados con la escatología, pero en el Nuevo Testamento se aplica
al pueblo de Dios: “No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su
mano para sacarlos de la tierra de Egipto” (v. 32).
Existen predicadores que siempre dicen: “Bueno, cuando consideramos el
pasado y pensamos en Israel, vemos a un montón de gente sin Dios, a idólatras.
Y en medio de ellos un pequeño remanente de creyentes auténticos”. Es cierto,
pero no apliquemos esto a la iglesia del Nuevo Testamento porque Dios dice:
“Voy a hacer algo diferente. ‘No como el pacto que hice con sus padres cuando
tomé su mano para sacarlos de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque
fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la
casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente,
y la escribiré en su corazón’” (vv. 32-33).
Si ustedes son cristianos realmente convertidos, Dios no les ha dado
leyes escritas en una tabla de piedra. De un modo sobrenatural, por medio de la
doctrina de la regeneración, ha escrito esas leyes en sus corazones. Y porque
lo ha hecho, dice: “Yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo” (v.
33).
Y tomen note de lo que dice también: “Y no enseñará más ninguno a su
prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me
conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová;
porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado” (v.
34).
Lo repito: esta es la doctrina de la regeneración. Desde hace 200
años, Dios está haciendo una obra nueva. No tenemos muchas iglesias en
Norteamérica; ¡tenemos muchos edificios hermosos de ladrillo con jardines bien
cuidados! El hecho de que alguien diga que son de la iglesia o que son cristianos,
no significa que lo sean. Observen que Dios está diciendo que no será necesario
que ninguno enseñe a otro. Eso no significa que no habrá maestros ni
predicadores, sino que habrá entre ellos un conocimiento extraordinario de
Dios, particularmente con respecto a que sus pecados han sido perdonados.
Dice Jeremías 32:38-40:
“Y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por
Dios. Y les daré un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente, para
que tengan bien ellos, y sus hijos después de ellos. Y haré con ellos pacto
eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el
corazón de ellos, para que no se aparten de mí”.
“Y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios”. Dios no dice:
“Espero que sea así, quizá, si tengo suerte, si puedo conseguir suficientes
evangelistas que trabajen conmigo, quizá esto dé resultado”. ¡No! En cambio,
dice: “Voy a tomar un pueblo para mí, un pueblo que voy a dar a mi Hijo”. Y
dice: “Y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios”.
Ahora noten esto: “Y les daré un corazón y un camino”. ¿Ven el
contraste? En las décadas de los 70 y 80 había muchas “Marchas para Jesús”, y
miles llorando y clamando cosas como: “La iglesia está muy dividida. La iglesia
no es una”. Mis querido amigos, quiero decirles algo: Si la iglesia no es una,
la promesa de este nuevo pacto está sufriendo un ataque violento. Y habría una
oración que Dios el Padre no ha contestado a su Hijo:
“Padre santo, a los que me has dado, guárdalos
en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros… Mas no ruego solamente por
éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,
para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también
ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La
gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos
uno”. (Juan 17:11, 20-22).
Así que someto a la consideración de ustedes: ¡La iglesia es una!
¡Siempre ha sido una!
¿Alguna vez han viajado en avión, o estado en un mercado e iniciado
una conversación con alguien que no conocían? Y ustedes, siendo realmente
evangélicos, realmente cristianos, a los pocos minutos descubren que el otro es
creyente, que es un auténtico creyente. En ese momento, saben que darían su
vida por él si fuera necesario. ¡Darían su vida por él!
Recuerdo una ocasión, durante la guerra civil en Perú, cuando andaba
por las montañas con mi querido amigo Paco. Viajamos veintidós horas debajo de
la lona de un camión usado para el transporte de granos. Entrada la noche, el
camión se detuvo, retiramos la lona y nos bajamos de un salto en una zona
boscosa. Caminando por el borde de la selva, queríamos llegar a algún poblado
en la montaña. Como a mitad de camino nos perdimos en la oscuridad. Empezamos a
orar con Paco: “Oh Dios, enséñanos el camino. Estamos perdidos. Los terroristas
son dueños de este lugar y corremos peligro de que nos encuentren. Los
militares ni siquiera vendrían a buscarnos”. Clamamos: “Oh Dios, enséñanos el
camino. Ayúdanos”.
Oímos una campanilla. Y enseguida a alguien hablando. Al principio nos
pareció una conversación extraña. Después nos dimos cuenta que era un chico que
venía del campo montado en su burro, y le estaba hablando al burro. Entonces
nos pusimos detrás de él y lo seguimos. Poco después nos encontramos a las
afueras de un pueblito, con chozas y casitas de barro, y dije: “Paco, si los
terroristas dominan este lugar… ¡estamos muertos!”
“Sí, pero por lo menos hemos llegado a alguna parte”. Salimos del
bosque, nos acercamos a un borracho que estaba en la oscuridad, y preguntamos:
“¿Hay hermanos en este lugar?”, porque todos saben de qué estamos hablando en
aquellas montañas: se refiere a un verdadero creyente.
“La anciana que vive allí”,
dijo. Así que nos fuimos a donde vivía una ancianita nazarena. Llamé a la
puerta. Cuando abrió, dije: “Soy pastor evangélico. ¡Ayúdenos por favor!” La
ancianita tenía un farol en la mano, con la otra me tomó y jaló para adentro.
Hizo lo mismo con Paco. Su casa era una especie de excavación en un acantilado
de barro. Nos llevó a un sótano donde había paja, gallinas y otras cosas. Nos
hizo sentar y encendió una lámpara. En eso entró un chico, y ella le dijo: “Ve
a buscar a los hermanos”. De pronto, empezaron a aparecer hombres trayendo
gallinas y yuca y un 25 montón de cosas… ¡arriesgando sus vidas por nosotros!
¿Por qué? ¡Porque la iglesia es una!
Hay que dejar de decir las tonterías que se están diciendo, que el
cuerpo de Cristo está dividido, que es un desastre y cunde en ella el pecado.
No se hable así de la esposa de Cristo.
Lo que en realidad tenemos en muchas congregaciones actuales son
grupos de cabras y cizaña mezclados entre las ovejas (Mat. 25:31-46; 13:24-30).
Y porque en la iglesia casi no se practica la disciplina bíblica y compasiva,
viven entre las ovejas, se alimentan de las ovejas y las destruyen. Y ustedes
como líderes de una de esas iglesias pagarán muy caro cuando comparezcan ante
Aquel que los ama, porque no tuvieron la valentía de pararse y confrontar a los
impíos.
Préstenme atención. Un promedio de las iglesias son democracias. Y no
quiero entrar en los pros y contras de esto. Pero esto es lo que sucede. Debido
a que la predicación del evangelio es tan pobre, la mayoría en las iglesias
está compuesta de gente carnal perdida; y porque son una democracia,
generalmente determinan la dirección que toma la iglesia. Además, porque el
pastor no desea perder a la mayoría de la gente, y porque tiene ideas
equivocadas acerca de la evangelización y la verdadera conversión, satisface los
caprichos de los impíos en su iglesia. Entonces, su grupito de ovejas
verdaderas, que realmente son de Jesucristo, allí está, sentado en medio de
todo el teatro, la mundanalidad y multimedia, clamando: “Queremos simplemente
adorar a Jesús. ¡Queremos simplemente que alguien nos enseñe la Biblia!”
Queridos amigos, este pastor tendrá que pagar caro por esta condición terrible
de su iglesia.
Muchos pastores están tratando de mantener unido a un grupo de
paganos, mientras que una manada pequeña que se encuentra en medio de ellos se
está muriendo de hambre y se ve obligado a ir en direcciones que no quieren ir.
¡Están obligados a seguirle la corriente a la mayoría carnal!
Piensen en lo siguiente. Si mi esposa estuviera en una tienda una
noche y uno de ustedes pasara por allí y viera a varios hombres acosándola, y
simplemente pretendiera no verla y siguiera su camino para no meterse en líos,
le aseguro que yo no solo buscaría a esos hombres, lo buscaría también a usted.
La iglesia es la esposa de Cristo, y es de gran valor para él. Servir
a Cristo les costará. Les puede costar su iglesia, su reputación y su
denominación; podría costarles absolutamente todo. ¡Pero la esposa de Cristo
vale la pena!
Volvamos a considerar lo que dice el texto. Me encanta. “Y les daré un
corazón, y un camino”. ¿Cuál es ese camino? Es Cristo y su santidad. Todos los
creyentes auténticos que he conocido hablan mucho de Cristo y tienen un anhelo
profundo de ser más santos de lo que son, más conformados a Cristo.
“Y les daré un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente,
para que tengan bien ellos, y sus hijos después de ellos. Y haré con ellos
pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien”. Ahora bien, muchos
perdidos van a la iglesia los domingos y escuchan este versículo. Y se dicen:
“Sí, Dios ha hecho un pacto eterno conmigo. Nunca me dejará, nunca, nunca.
Estoy seguro de que así será por la gracia de Dios”. Pero no leen la segunda
parte.
Tomen nota de lo que dice: “Y haré con ellos pacto eterno, que no me
volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para
que no se aparten de mí”. La evidencia de que Dios ha hecho un pacto eterno con
ustedes es que ha puesto el temor de Dios en ustedes, para que no se aparten de
él. Pero si se apartan de él y él no los disciplina y siguen apartándose de él,
es evidencia de que no ha puesto su temor en ustedes. Esto es evidencia de que
no han sido regenerados, ¡que no tienen ningún pacto con Dios! Esto, queridos
amigos, es la verdad bíblica.
(25) en nuestra iglesia – Paul Washer asistió por muchos años a la
First Baptist Church de Muscle Shoals, Alabama, donde Jeff Noblit continúa
sirviendo al Señor (llamada ahora Grace Life Church). En la primavera del 2010,
el autor y el personal de la Sociedad Misionera HeartCry se establecieron en
West Virginia para plantar una iglesia nueva.
Si desea leer o estudiar los 10 cargos completos vaya al siguiente enlace:
Autor: Paul Washer
Fuente: Chapel Library
Transcripción y edición para Blogger de Cesar Ángel. Evangelio
primitivo
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