Ø La Biblia no nos prohíbe juzgar. Pero nos recomienda abstenernos de
hacerlo en lo posible, pues nuestra naturaleza pecaminosa nos empuja a
equivocarnos al evaluar a otra persona.
Mateo 7:1 “No juzguéis, para que no seáis juzgados”.
Ø Las Sagradas Escrituras nos insisten en No juzgar hipócritamente:
Mateo 7:3 “¿Y por qué miras la paja que está en el ojo
de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?”.
Juan 8:7 “El que de vosotros esté sin pecado sea el
primero en arrojar la piedra contra ella”.
Mateo 23:2-3 “En la
cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis,
guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no
hacen”.
Ø La palabra de Dios nos prohíbe juzgar injustamente
Juan 7:24 “No juzguéis según las apariencias, sino
juzgad con justo juicio”.
Ø La palabra de Dios nos prohíbe juzgar con menosprecio a nuestros
hermanos. Por ejemplo: por su pobreza, porque su aparente ignorancia, por lo
que come o viste, etc.
Col 2:16 “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en
bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo”
Romanos 14:1-23 “Porque
uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres. El que
come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come;
porque Dios le ha recibido. ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su
propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor
para hacerle estar firme. Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga
iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente.
El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día,
para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a
Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios. Porque
ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos,
para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que
vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y
resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que
viven. Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué
menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de
Cristo. Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se
doblará toda rodilla, Y toda lengua
confesará a Dios. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta
de sí. Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien
decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano. Yo sé, y confío en el
Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo
es inmundo, para él lo es. Pero si por causa de la comida tu hermano es
contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se
pierda aquel por quien Cristo murió. No sea, pues, vituperado vuestro bien;
porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el
Espíritu Santo. Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es
aprobado por los hombres. Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la
mutua edificación. No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas
las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a
otros con lo que come. Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que
tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite. ¿Tienes tú fe? Tenla para
contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo
que aprueba. Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo
hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado”.
Ø La palabra de Dios nos permite juzgar el comportamiento de otros cuando
participar en pecados ajenos nos convierte en cómplices
1Ti 5:22 “No impongas con ligereza las manos a
ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro”.
Ø La palabra de Dios nos enseña como juzgar a nuestros hermanos:
Mateo 18:15-17 Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y
repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Más si
no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres
testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si
no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano.
1Co 5:11-13 “Más
bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere
fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el
tal ni aun comáis. Porque ¿qué razón tendría yo para juzgar a los que están
fuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro? Porque a los que están
fuera, Dios juzgará. Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros”.
2Ts 3:14-15 “Si
alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y
no os juntéis con él, para que se avergüence. Más no lo tengáis por enemigo,
sino amonestadle como a hermano”.
1Ti 5:20 “A los que persisten en pecar, repréndelos
delante de todos, para que los demás también teman. Recibid al débil en la fe,
pero no para contender sobre opiniones”.
Tito 3:10-11 “Al hombre que cause divisiones, después de
una y otra amonestación deséchalo, sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca
y está condenado por su propio juicio”.
Ø Las Sagradas escrituras nos dice bien claro que debemos identificar y
rechazar a quien quiere traernos una falsa doctrina. También nos enseña y nos
comisiona a defender el evangelio. Por lógica la defensa del evangelio la
hacemos frente a los que atacan el evangelio, grupo que incluye a los que lo
desvirtúan, lo disfrazan, lo tergiversan, lo manipulan o lo usan para fines
lucrativos e intereses particulares:
2Juan 1:9-11 “Cualquiera que se extravía, y no persevera
en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de
Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros, y no trae
esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! Porque el que
le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras”.
Romanos 16:17-18 “Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los
que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis
aprendido, y que os apartéis de ellos. Porque tales personas no sirven a
nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y
lisonjas engañan los corazones de los ingenuos.
1Co 2:14-16 “Pero
el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque
para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es
juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le
instruirá?(C) Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”
Prudente es no
juzgar para no ser injustos. Otra cosa muy distinta es defender el evangelio de
los ataques del diablo que trabaja permanentemente a través de falsas
doctrinas, evangelios equivocados, sectas, etc. Y actualmente nuestro mundo
Cristiano está invadido y contaminado por estos movimientos. La mayoría de los
líderes de estas “iglesias” o “megaiglesias”, se escudan en la enseñanza bíblica del no juzgar, enseñanza de
la que se ocupan meticulosamente de transmitir a sus seguidores para que estos
no los juzguen y además los defiendan; y les hacen énfasis en “el gran pecado
que representa juzgar a un ungido del Señor”.
Hay que tener en
cuenta que estos, llámense pastores, predicadores, “profetas”, “apóstoles”,
“maestros”, en su condición de herramientas de Satanás, manejan grandes masas
de población. A sus “megaiglesias” concurren miles de personas cada domingo. Y
desgraciadamente han ganado mucho terreno en Latinoamérica, sobre todo en los
últimos 20 años. Desenmascararlos es, además de un derecho, una obligación que
nos impone la palabra.
Ø Como identificamos a estos lobos rapaces, falsos profetas?
Mateo 24:4-5
“Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo:
Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán”.
Mateo 24:23-26 “Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí
está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. Porque se levantarán falsos
Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera
que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes.
Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en
los aposentos, no lo creáis”.
Mateo 7:21-23
“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los
cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos
me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu
nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y
entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”.
La Indiferencia, la
mala interpretación de la enseñanza bíblica del no juzgar, o la negligencia
de Iglesias de sana doctrina, a través de sus pastores, líderes y fieles, le han permitido a los
malos ganar terreno. Muchas Iglesias de
sana doctrina tiene demasiados temas de que ocuparse, antes de convertirse en
guerreros apologéticos de la Biblia y del verdadero evangelio, bandera que
deberían tomar con Cristianos genuinos. Y las cosas que ahora los mantienen
ocupados, son entre otras, tratar de sobrevivir económicamente y evitar la
deserción o la poca conversión de creyentes que los afecta. Y no caen en cuenta
que uno de los principales motivos por los cuales está sucediendo este
fenómeno, tiene que ver con la desbandada de la sociedad hacia las
“megaiglesias de la prosperidad”, “carismáticos”, etc. Y tristemente los líderes
de las Iglesias de sana doctrina no se han preparado, o no se dar por enterados
de lo que está pasando.
Dios nos permite
usar también los medios para llegar a grandes cantidades de creyentes,
simpatizantes y la sociedad en general. Sanamente podemos utilizar tribunas,
escenarios o espacios adecuados para hacer apología de la palabra como: Blogs,
páginas de Internet, paginas en Facebook, emisoras de radio, programas de TV.,
libros, entre otros. Demos gracias al Señor que eso está ocurriendo y hay
muchos hermanos trabajando en la obra y contrarrestando el trabajo del Diablo.
Hermanos cristianos reformados como John Piper, Paúl Washer, John MacArthur, Sugel Michelen, Miguel Nuñez, entre otros, valientemente están llevando el verdadero
evangelio por el mundo y a través de la Internet. Y se refieren directamente,
con sabiduría y sin tapujos al enemigo común: la apostasía, los falsos
profetas, los auto-llamados “apóstoles”, carismáticos, neo-pentecostales,
evangelios de la prosperidad, de la confesión positiva, etc. También miles de blogueros en todo el mundo, de los cuales hago
parte.
Por otro lado, diferente es juzgar abiertamente, y crear con ello contienda, a hermanos de la iglesia, familiares, amigos, vecinos sin cumplir con los requisitos que nos exige la palabra para estos casos y que vimos anteriormente. Es
importante anotar que en la defensa del evangelio no debemos caer en contiendas
con nuestros hermanos. Cuando el ataque al evangelio provenga de un hermano de
la Iglesia o un familiar, debemos evitar la discusión abierta y acalorada. El
evangelio NO es para contienda.
Cesar Ángel 2-abr-13
Puede hacer uso del presente mensaje. Tómese la molestia de dar los créditos al autor y la página. Gracias
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