Doctrinas de la Gracia

1 may 2015

Es pecado juzgar a los "ungidos"?

Ø  La Biblia no nos prohíbe juzgar. Pero nos recomienda abstenernos de hacerlo en lo posible, pues nuestra naturaleza pecaminosa nos empuja a equivocarnos al evaluar a otra persona.

Mateo 7:1   “No juzguéis, para que no seáis juzgados”.

Ø  Las Sagradas Escrituras nos insisten en No juzgar hipócritamente:  

Mateo 7:3  “¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?”.
Juan 8:7  “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella”.
Mateo 23:2-3 “En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos.  Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen”.

Ø  La palabra de Dios nos prohíbe juzgar injustamente
Juan 7:24  “No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio”.

Ø  La palabra de Dios nos prohíbe juzgar con menosprecio a nuestros hermanos. Por ejemplo: por su pobreza, porque su aparente ignorancia, por lo que come o viste, etc.
Col 2:16  “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo”
Romanos 14:1-23 “Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres. El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido. ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme. Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios. Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. Porque escrito está:  Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla,  Y toda lengua confesará a Dios. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano. Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es. Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió. No sea, pues, vituperado vuestro bien; porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres. Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come. Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite. ¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba. Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado”.

Ø  La palabra de Dios nos permite juzgar el comportamiento de otros cuando participar en pecados ajenos nos convierte en cómplices
1Ti 5:22  “No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro”.

Ø  La palabra de Dios nos enseña como juzgar a nuestros hermanos:
Mateo 18:15-17  Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Más si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano.
1Co 5:11-13 “Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis. Porque ¿qué razón tendría yo para juzgar a los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro? Porque a los que están fuera, Dios juzgará. Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros”.
2Ts 3:14-15 “Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence. Más no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a hermano”.
1Ti 5:20  “A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman. Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones”.
Tito 3:10-11  “Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo, sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca y está condenado por su propio juicio”.

Ø  Las Sagradas escrituras nos dice bien claro que debemos identificar y rechazar a quien quiere traernos una falsa doctrina. También nos enseña y nos comisiona a defender el evangelio. Por lógica la defensa del evangelio la hacemos frente a los que atacan el evangelio, grupo que incluye a los que lo desvirtúan, lo disfrazan, lo tergiversan, lo manipulan o lo usan para fines lucrativos e intereses particulares:
2Juan 1:9-11  “Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras”.
Romanos 16:17-18  “Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos.
1Co 2:14-16 “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá?(C) Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”
Prudente es no juzgar para no ser injustos. Otra cosa muy distinta es defender el evangelio de los ataques del diablo que trabaja permanentemente a través de falsas doctrinas, evangelios equivocados, sectas, etc. Y actualmente nuestro mundo Cristiano está invadido y contaminado por estos movimientos. La mayoría de los líderes de estas “iglesias” o “megaiglesias”, se escudan en la enseñanza  bíblica del no juzgar, enseñanza de la que se ocupan meticulosamente de transmitir a sus seguidores para que estos no los juzguen y además los defiendan; y les hacen énfasis en “el gran pecado que representa juzgar a un ungido del Señor”.
Hay que tener en cuenta que estos, llámense pastores, predicadores, “profetas”, “apóstoles”, “maestros”, en su condición de herramientas de Satanás, manejan grandes masas de población. A sus “megaiglesias” concurren miles de personas cada domingo. Y desgraciadamente han ganado mucho terreno en Latinoamérica, sobre todo en los últimos 20 años. Desenmascararlos es, además de un derecho, una obligación que nos impone la palabra.

Ø  Como identificamos a estos lobos rapaces, falsos profetas?
Mateo 24:4-5 “Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe.  Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán”.
Mateo 24:23-26  “Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes. Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis”.
 Mateo 7:21-23  “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”.

La Indiferencia, la mala interpretación de la enseñanza bíblica del no juzgar, o la negligencia de Iglesias de sana doctrina, a través de sus pastores,  líderes y fieles, le han permitido a los malos ganar terreno.  Muchas Iglesias de sana doctrina tiene demasiados temas de que ocuparse, antes de convertirse en guerreros apologéticos de la Biblia y del verdadero evangelio, bandera que deberían tomar con Cristianos genuinos. Y las cosas que ahora los mantienen ocupados, son entre otras, tratar de sobrevivir económicamente y evitar la deserción o la poca conversión de creyentes que los afecta. Y no caen en cuenta que uno de los principales motivos por los cuales está sucediendo este fenómeno, tiene que ver con la desbandada de la sociedad hacia las “megaiglesias de la prosperidad”, “carismáticos”, etc. Y tristemente los líderes de las Iglesias de sana doctrina no se han preparado, o no se dar por enterados de lo que está pasando.

Dios nos permite usar también los medios para llegar a grandes cantidades de creyentes, simpatizantes y la sociedad en general. Sanamente podemos utilizar tribunas, escenarios o espacios adecuados para hacer apología de la palabra como: Blogs, páginas de Internet, paginas en Facebook, emisoras de radio, programas de TV., libros, entre otros. Demos gracias al Señor que eso está ocurriendo y hay muchos hermanos trabajando en la obra y contrarrestando el trabajo del Diablo. Hermanos cristianos reformados como John Piper, Paúl Washer, John MacArthur, Sugel Michelen, Miguel Nuñez, entre otros, valientemente están llevando el verdadero evangelio por el mundo y a través de la Internet. Y se refieren directamente, con sabiduría y sin tapujos al enemigo común: la apostasía, los falsos profetas, los auto-llamados “apóstoles”, carismáticos, neo-pentecostales, evangelios de la prosperidad, de la confesión positiva, etc.  También miles de blogueros  en todo el mundo, de los cuales hago parte. 

Por otro lado, diferente es juzgar abiertamente, y crear con ello contienda, a hermanos de la iglesia, familiares, amigos, vecinos sin cumplir con los requisitos que nos exige la palabra para estos casos y que vimos anteriormente. Es importante anotar que en la defensa del evangelio no debemos caer en contiendas con nuestros hermanos. Cuando el ataque al evangelio provenga de un hermano de la Iglesia o un familiar, debemos evitar la discusión abierta y acalorada. El evangelio NO es para contienda.

 Cesar Ángel 2-abr-13

Puede hacer uso del presente mensaje. Tómese la molestia de dar los créditos al autor y la página. Gracias

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