8 may 2015
Home
5 puntos del calvinismo
arminianismo
calvinismo
depravación total
doctrinas de la gracia
elección incondicional
expiación limitada
gracia irresistible
Juan Calvino
perseverancia de los santos
sana doctrina
Los cinco puntos del calvinismo
Los cinco puntos del calvinismo
(Pastor de la Iglesia Bautista Reformada de Inverness, Escocia)
Prefacio:
Difícilmente hay otra palabra que despierte tanta sospecha, desconfianza y aun
animosidad entre quienes profesan el cristianismo, como la palabra Calvinismo.
Y sin embargo, el rechazo que brota contra este sistema y contra todos aquellos
que lo abrazan y lo predican, es un celo que no es conforme a ciencia. El
siguiente artículo ha sido escrito con la esperanza de que mucho del insulto
que ha sido arrojado sobre el sistema de teología calvinista sea retirado; y de
que la verdad de esta gran enseñanza, la cual fue la columna vertebral de
nuestros padres en la fe, y fortaleza de la iglesia en una época mucho más
gloriosa que la nuestra, pueda ser vista con claridad.
Introducción
Debemos iniciar en Holanda, en el año de 1610. Jacobo Arminio, un profesor
holandés, muere, y sus enseñanzas son formuladas por sus seguidores, conocidos
como "arminianos," en cinco puntos principales de doctrina. Hasta ese
momento, las iglesias de Holanda, en común con la mayoría de las iglesias
protestantes de Europa, habían adoptado las Confesiones de Fe de Bélgica y de
Heidelberg, las cuales se apegan a las enseñanzas Reformadas (es decir, calvinistas).
Sin embargo, los arminianos querían cambiar esta posición, y presentaron sus
cinco puntos en la forma de una queja o protesta ante la Corte holandesa. Los
cinco puntos del arminianismo eran los siguientes:
1. El libre albedrío o la capacidad humana. Este punto enseñaba que el
hombre, aunque afectado por la caída de Adán, tenía la capacidad espiritual de
escoger el bien espiritual, y era capaz de ejercitar la fe en Dios, a fin de
recibir el Evangelio, y de este modo obtener por sí mismo la salvación.
2. La elección condicional. Este punto enseñaba que Dios puso Sus manos
sobre todos aquellos individuos que sabía, o preveía, que iban a responder al
Evangelio. Dios eligió a aquellas personas que Él vio que querrían ser salvadas
por medio de su libre albedrío, a pesar de su estado natural caído; por
supuesto que, de conformidad al primer punto del arminianismo, este estado no
era de caída total o de depravación total.
3. La redención universal o expiación general. Este punto enseñaba que
Cristo murió para salvar a todos los hombres; pero sólo de un modo potencial.
La muerte de Cristo hizo posible que Dios perdonara a los pecadores, pero
únicamente a condición que ellos creyeran.
4. La obra del Espíritu Santo en la regeneración está limitada por la voluntad
humana. Este punto enseñaba que el Espíritu Santo, cuando comienza la obra
de traer a una persona a Cristo, puede ser eficazmente resistido y Sus
propósitos frustrados. No podría impartir vida a menos que el pecador quisiera
voluntariamente que esta vida le fuera impartida.
5. La caída de la gracia. Este punto enseñaba que un hombre salvo,
podría final y definitivamente perder la salvación. Esto es, por supuesto, el
resultado lógico y natural de todo el sistema. Es decir, si el hombre debe
tomar la iniciativa en su salvación, es él quien debe retener la
responsabilidad del resultado final.
Los cinco puntos del arminianismo fueron presentados al Estado y fue convocado
un Sínodo Nacional de la Iglesia para reunirse en Dort, en el año de 1618, para
examinar las enseñanzas de Arminio, a la luz de las Escrituras. El Sínodo de
Dort sostuvo 154 sesiones durante un período de siete meses, pero al final no
se pudo encontrar ninguna base sobre la cual reconciliar el puno de vista
arminiano, con lo expuesto en la Palabra de Dios. Entonces, el Sínodo de Dort
formuló sus cinco puntos del Calvinismo, para contrarrestar al sistema
arminiano, afirmando así la postura sostenida por la Reforma, y formulada por
el teólogo francés Juan Calvino. Algunas veces estos puntos son presentados en
forma de un acróstico, usando la palabra "TULIP" (en inglés), como
sigue:
T Total Depravity (Depravación Total)
U Unconditional Election (Elección Incondicional)
L Limited Atonement (Redención Limitada o Particular)
I Irresistible Calling (Llamamiento Eficaz o Irresistible)
P Perseverance of the Saints (Perseverancia de los Santos)
Como puede verse con facilidad, estos cinco puntos están en completa oposición
a los cinco puntos del Arminianismo. El hombre es totalmente incapaz de
salvarse a sí mismo, porque está "totalmente" caído, a causa de la
caída en el huerto del Edén. Y si es incapaz de salvarse a sí mismo, entonces
Dios debe salvarle. Y si Dios debe salvarle, entonces Dios debe ser libre para
salvar a los que Él quiera. Si Dios ha decretado salvar a los que Él quiere,
entonces, es por éstos por quienes Cristo hizo expiación en la cruz. Y Si
Cristo murió por ellos, entonces el Espíritu Santo les llamará eficazmente a la
salvación. Entonces, si la salvación ha venido desde el principio de Dios,
también el fin vendrá de Él, y así los creyentes perseverarán para el gozo
eterno.
Estos son los así llamados Cinco Puntos del Calvinismo. Vamos a proceder ahora
a examinarlos con más detalle, puesto que están basados firmemente en la
Palabra de Dios; y fueron sostenidos tenazmente por nuestros antepasados
"en la fe que ha sido una vez dada a los santos." Y por aquella fe
estamos dispuestos a contender con valor. Veremos la verdad a la cual se
refirió Charles Haddon Spurgeon, cuando declaró: "No es ninguna
novedad, entonces, lo que estoy predicando; no es una nueva doctrina. Amo
proclamar aquellas grandes doctrinas antiguas apodadas Calvinismo, pero
que son verdaderamente la verdad revelada de Dios, tal como es en Cristo
Jesús."
1. LA DEPRAVACIÓN TOTAL
Al considerar el primero de los cinco puntos principales del Calvinismo,
ciertamente lo que debería impresionarnos es el hecho que este sistema comienza
con algo que debe ser fundamental en el asunto de la salvación, es decir, la
correcta valoración de la condición espiritual de la persona que ha de
ser salvada. Si tenemos puntos de vista deficientes o superficiales acerca del
pecado, entonces estaremos sujetos a tener puntos de vista equivocados en
relación a los medios necesarios para la salvación del pecador. Si creemos que
la caída del hombre en el huerto del Edén, fue solamente algo parcial, entonces
muy probablemente estaremos satisfechos con una salvación atribuible
parcialmente al hombre, y parcialmente a Dios. Cuán sensatas son las palabras
de J. C. Ryle en este punto: "Hay muy pocos errores y falsas
doctrinas," dice, "cuyos principios no puedan ser atribuidos a un
punto de vista defectuoso acerca de la corrupción de la naturaleza humana.
Errores en el diagnóstico de una enfermedad, siempre traerán consigo fallas en
la administración del remedio. Igualmente, conceptos equivocados acerca de la
corrupción de la naturaleza humana, traerán siempre equivocaciones acerca del
gran antídoto y cura de tal corrupción."
Completamente conscientes de la situación, los teólogos de la Reforma y todos
aquellos que formularon las enseñanzas reformadas en estos cinco puntos en el
Sínodo de Dort, con recomendaciones basadas firmemente en las Escrituras,
declararon que el estado natural del hombre es un estado de depravación
total y, por lo tanto, hay una incapacidad total por parte del hombre para
ganar o para contribuir a su propia salvación.
Sin embargo, cuando los calvinistas hablan de depravación total, no quieren
decir que todo hombre sea malo hasta el límite de su maldad, ni que el hombre
sea incapaz de reconocer la voluntad de Dios; ni tampoco que sea incapaz de
hacer algún bien a sus semejantes, o aun de rendir una lealtad externa en la
adoración a Dios. Lo que quieren decir es que, cuando el hombre cayó en el
huerto del Edén, cayó en su "totalidad." Es decir, que la
personalidad completa del hombre ha sido afectada por la caída, y el pecado se
extendió a todas sus facultades: la voluntad, la mente y los afectos o las
emociones. Creemos que la verdad que afirmamos es la enseñanza irrefutable de
la Palabra de Dios. Los siguientes pasajes de la Escritura representan una
selección de algunos pasajes que confirman la enseñanza calvinista de la depravación
total.
La Biblia enseña con absoluta claridad que el hombre, por naturaleza, está MUERTO:
". . . como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la
muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos
pecaron" (Romanos 5:12). La Biblia nos enseña que los hombres son ESCLAVOS:
"Que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les
conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del
diablo, en que están cautivos a voluntad de él." (2 Timoteo 2:25-26).
La Biblia enseña que los hombres están CIEGOS Y SORDOS: "Y les
dijo: A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios; más a los que
están fuera, por parábolas todas las cosas; para que viendo, vean y no
perciban; y oyendo, oigan y no entiendan" (Marcos 4:11-12). La
Biblia nos enseña que el hombre natural (no regenerado), CARECE DE
ENTENDIMIENTO ESPIRITUAL: "Pero el hombre natural no percibe las cosas
que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede
entender, porque se han de discernir espiritualmente." (1 Corintios
2:14). La Biblia habla del hombre como siendo NATURALMENTE PECAMINOSO:
1) Por nacimiento: "He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado
me concibió mi madre." (Salmo 51:5). 2) Por práctica: "Y vio
Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio
de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el
mal." (Génesis 6:5).
Este es entonces el estado natural del hombre. Por tanto, debemos preguntarnos
ahora: ¿Pueden LOS MUERTOS resucitarse a sí mismos? ¿Pueden LOS
ESCLAVOS liberarse a sí mismos? ¿Pueden LOS CIEGOS darse la vista a
sí mismos o LOS SORDOS el oído? ¿Pueden los que CARECEN DE
ENTENDIMIENTO ESPIRITUAL enseñarse a sí mismos? ¿Pueden los que están INCLINADOS
NATURALMENTE AL PECADO, cambiarse a sí mismos? ¡Ciertamente no pueden!
"¿Quién hará limpio a lo inmundo?" pregunta Job. Y él mismo responde:
"Nadie." (Job 14:4). Del mismo modo, el profeta Jeremías pregunta:
"¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas?" Y concluye
"Así también, ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer
mal?" (Jeremías 13:23).
¿Podría la Palabra de Dios mostrar más claramente con base en esto, que la
depravación humana es total, y que nuestra incapacidad para desear o procurar
la salvación es también total? Este cuadro es una descripción de un muerto; un
muerto espiritual. Somos como Lázaro en su sepulcro; estamos atados de pies y
manos; y la corrupción se ha esparcido por completo en nosotros. Tal como no
había ningún indicio de vida en el cuerpo muerto de Lázaro, así tampoco no hay
ninguna chispa de receptividad interna en nuestros corazones. Pero el Señor
realiza el milagro en ambos casos, el muerto físicamente, y el muerto
espiritualmente. Porque la Escritura dice de Él: "Y él os dio vida. . ."
nos hizo vivir a aquellos que estábamos "muertos en nuestros delitos y
pecados." (Efesios 2:1). La salvación, pues, por su propia naturaleza,
debe ser "del Señor."
2. LA ELECCIÓN INCONDICIONAL
Nuestro rechazo o aceptación de la verdad bíblica que enseña que la condición
del hombre por naturaleza es la depravación total, determinará en gran medida
nuestra actitud hacia el siguiente punto analizado en el Sínodo de Dort. La
elección incondicional es correctamente expuesta en la Confesión Bautista de Fe
de 1689, la cual citamos enseguida como un resumen útil. La elección
incondicional es también sostenida, casi en términos idénticos, en la Confesión
de Fe de Westminster, en los Treinta y Nueve Artículos de la Iglesia de
Inglaterra, y en las principales confesiones de casi todas las iglesias que
tienen raíces históricas.
"A aquellos de la humanidad que están predestinados para vida," dice
la Confesión Bautista, "Dios (antes de la fundación del mundo, según su
propósito eterno e inmutable y el consejo secreto y el beneplácito de Su
voluntad), los ha escogido en Cristo para gloria eterna, meramente por Su libre
gracia y amor, sin que Le moviera a ello ninguna cosa en la criatura, como
condición o causa." (Capítulo 3, Artículo 5).
La doctrina de la elección incondicional se desprende en forma natural y lógica
de la doctrina de la depravación total. Es decir, si el hombre está de hecho
muerto, cautivo en el pecado, ciego, sordo, sin entendimiento espiritual e
inclinado naturalmente al pecado, entonces, el remedio para solucionar toda
esta condición, debe encontrarse fuera del hombre mismo, esto es, en Dios. En
el punto anterior hicimos la pregunta: ¿Puede el hombre resucitarse a sí mismo?
Y la respuesta inevitable es: por supuesto que no. Sin embargo, si algunos hombres
y mujeres son resucitados de su muerte espiritual, (nacidos de nuevo es
el término usado por el Evangelio de Juan), y puesto que ellos no son capaces
de llevar a cabo esta obra por sí mismos, entonces debemos concluir que fue
Dios quien los resucitó espiritualmente. Por otro lado, puesto que muchos
hombres y mujeres no han sido nacidos de nuevo o vivificados, de la misma
manera debemos concluir que es debido a que Dios no los ha resucitado.
Si el hombre es incapaz de salvarse a sí mismo, ya que la caída en Adán fue una
caída total, y si sólo Dios puede salvar, y si no todos son
salvados, entonces la conclusión debe ser que Dios no ha elegido salvar a
todos.
Esto no es una filosofía ciega, sino que es algo extractado de, edificado
sobre, sustentado por, y revelado en las Escrituras de Dios. El tema es tan
vasto como el océano mismo; nosotros hemos citado sólo unos cuantos versículos
claves y Escrituras que nos sirven de guía en este portentoso mar.
La historia de la Biblia es la historia de la elección incondicional. Es
extraño que quienes se oponen a esta doctrina, no puedan reconocer esto.
Algunos creyentes tienen dificultad en creer que Dios pudiera pasar por alto a
algunos y escoger a otros; y sin embargo, no tienen dificultad aparente en
creer que Dios llamó a Abraham para que saliera del pueblo pagano de Ur de los
Caldeos, y dejara a los demás en su paganismo. ¿Por qué escogería Dios a la
nación de Israel como Su "pueblo especial"? No tenemos necesidad de
especular al respecto, porque el libro de Deuteronomio nos da la respuesta:
"No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os
ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos;
sino por cuanto Jehová os amó. . ." (Deuteronomio 7: 7-8). (Nota del
traductor: la versión King James en inglés traduce: "El Señor no ha puesto
su amor sobre vosotros, ni los ha escogido, debido a que vosotros fuerais más
numerosos que todos los pueblos; pues vosotros erais el más insignificante de
todos los pueblos. Sino porque el Señor os amó. . ."). ¿Por qué escogería
Dios, haciendo completamente de lado las leyes familiares de Israel, al hijo
más joven de Jacob, en lugar del primogénito Esaú? Otra vez debemos remitirnos
a "la ley y el testimonio." La Escritura dice: "(pues no habían
aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios
conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama),
se le dijo: El mayor servirá al menor. Como está escrito: A Jacob amé, mas a
Esaú aborrecí." (Romanos 9:11-13).
¿Cuál fue la doctrina que Jesús predicó en la sinagoga de Nazaret, sino la
doctrina de la elección incondicional? "Y en verdad os digo que muchas
viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por
tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra; pero a
ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón.
Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de
ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio." (Lucas 4:25-27). Nosotros
conocemos el resultado de que nuestro Señor predicara este mensaje: "Al
oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira; y levantándose, le
echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el
cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle." (Lucas
4:28-29).
La falta de espacio nos impide hacer una descripción detallada de la soberanía
de Dios al escoger a Su pueblo; pero la verdad es clara: "No me elegisteis
vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros. . ." (Juan 15:16);
"¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma
masa un vaso para honra y otro para deshonra?" (Romanos 9:21); y ". .
. a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia. . ."
(Romanos 9:15), y "según nos escogió en él antes de la fundación del
mundo. . . habiéndonos predestinados para ser adoptados hijos suyos por medio
de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad." (Efesios 1:4-5), y
así sigue el testimonio de las Escrituras.
Reconocemos que hay una 'clase de elección' que es sostenida por muchos
creyentes hoy en día. Hablando en términos generales, esta elección se basa en
Romanos 8:29 "Porque a los que antes conoció, también los predestinó, etc.
. ." La idea de esta elección es más o menos como sigue: Dios, dicen, previó
a todos aquellos que iban a aceptar a Cristo, y de este modo Él los eligió para
vida eterna. En oposición a este punto, nosotros señalamos que:
1.- La presciencia de Dios es descrita en las Escrituras en conexión con las
personas y no con ninguna acción que la gente haya realizado. La Escritura
dice: "Porque a los que antes conoció. . ." Y otra vez Dios habla de
este modo a través de Amós: "A vosotros solamente he conocido de todas las
familias de la tierra. . ." (Amós 3:2). Esto quiere decir que, sin tomar
en cuenta ninguna acción, buena o mala, realizada por ellos, Dios los
"conoció" en el sentido de que "los amó" y "los
escogió" para que fueran Suyos. Es de este modo que Él conoce previamente
a Sus elegidos.
2.- Es inútil decir que Dios nos eligió debido a que Él vio algo que nosotros
haríamos, es decir, aceptar a Su Hijo. No somos escogidos debido a que
realicemos la buena obra de 'aceptar' a Cristo, sino que somos escogidos para
hacernos capaces de "aceptarle." "Porque somos hechura suya,
creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano
para que anduviésemos en ellas." (Efesios 2:10).
3.- Tampoco sirve decir que Dios previó a todos aquellos que creerían y que por
esto los escogió. Hechos 13:48 deja esto muy claro: "y creyeron todos los
que estaban ordenados para vida eterna." La elección no se debe a nuestra
fe, sino que nuestra fe se debe a que somos elegidos, debido a que somos
"ordenados para vida eterna."
4.- De igual manera, decir que ejercitamos la fe cuando aceptamos a Cristo, y
que Dios previó esta fe, y por lo tanto, nos eligió, solamente nos conduce un
paso más hacia atrás, porque ¿de dónde obtuvimos esa fe, para poder
ejercitarla? Las Escrituras nos dan la respuesta, afirmando que la fe es un don
de Dios y no de nosotros mismos: "Porque por gracia sois salvos por medio
de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios." (Efesios 2:8).
Ciertamente, en lugar de argumentar en contra de estas cosas, deberíamos estar
haciendo lo que el Espíritu Santo nos manda a través del apóstol Pedro:
"Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y
elección. . ." (2 Pedro 1:10).
3. LA EXPIACIÓN LIMITADA
Esta doctrina no solamente nos trae al tema central de los cinco puntos, sino
también a la realidad central del Evangelio, esto es, al propósito de la muerte
de Cristo en la cruz. Esto no es accidental. Los teólogos que asumieron la
tarea de defender las verdades de la Reforma Protestante, en contra de los ataques
del partido arminiano, fueron siguiendo una línea bíblicamente lógica en sus
formulaciones, habiendo llegado así al eje mismo de la salvación.
Ante todo, ellos habían preguntado: ¿quién ha de ser salvado? La respuesta fue
'el hombre.' Pero las enseñanzas bíblicas a este respecto mostraban que el
hombre, en su estado natural, es totalmente incapaz de salvarse a sí mismo. Así
nosotros tenemos la enseñanza de la Biblia acerca del hombre, resumida bajo el
encabezado general de depravación total, o incapacidad total.
Segundo, puesto que algunos hombres y mujeres son indudablemente salvados,
entonces debe haber sido Dios mismo Quien los salvó, en distinción del resto de
la raza humana. Esta es la elección: "para que el propósito de Dios
conforme a la elección permaneciese. . ." (Romanos 9:11). Sin embargo,
como dice Spurgeon, esta elección sólo "marcó la casa donde la
salvación llegaría." Todavía se requería de una completa, perfecta y
satisfactoria expiación por los pecados de los elegidos; así Dios podría
ser, no sólo un Salvador, sino un Dios justo y Salvador. Esta expiación, como
todos nosotros reconocemos, fue consumada a través de la sumisión voluntaria de
Cristo a la muerte en la cruz, donde Él sufrió bajo la justicia de este Dios
justo, y obtuvo la salvación que Él como Salvador había ordenado. En la cruz,
entonces, y sin duda todos nosotros aceptamos esto, Cristo llevó el
castigo y obtuvo la salvación.
Surge una pregunta ahora: ¿el castigo de quiénes llevó Cristo? Y ¿la
salvación de quiénes obtuvo? Hay tres opciones que podemos examinar,
para considerar este punto:
1.- Cristo murió para salvar a todos los hombres sin distinción.
2.- Cristo murió para no salvar a nadie en particular.
3.- Cristo murió para salvar a un cierto número.
El primer punto es sostenido por los llamados 'universalistas.' Dicen que
Cristo murió para salvar a todos los hombres y de esta manera ellos, por
lógica, suponen que todos los hombres serán salvados. Si Cristo ha
pagado la deuda del pecado, ha salvado, ha rescatado y ha dado Su vida por todos
los hombres, entonces todos los hombres serán salvados.
El segundo punto de vista es el llamado "arminiano," que sostiene que
Cristo obtuvo una salvación potencial para todos los hombres. Cristo
murió en la cruz, según este punto de vista, pero aunque Él pagó la deuda de
nuestro pecado, Su obra en la cruz no llega a ser eficaz hasta que el hombre
'decide por Cristo' y de este modo es salvado.
El tercer punto de vista acerca de la expiación, es el llamado Calvinista, y
dice que Cristo murió positiva y eficazmente para salvar a un cierto
número de pecadores merecedores del infierno, sobre quienes el Padre ya había
puesto Su libre y soberano amor electivo. El Hijo paga solamente la deuda de
estos elegidos, satisface la justicia del Padre por ellos, les imputa Su propia
justicia a éstos y así, están completos en Él.
Entonces, la muerte de Cristo sólo pudo haber sido por una de estas tres
razones: para salvar a todos; para no salvar a nadie en particular;
o para salvar a un cierto número. El tercer punto de vista es el que
sostienen los calvinistas y generalmente es llamado expiación limitada, o
redención particular. Cristo murió para salvar a un número específico de
pecadores; esto es, por aquellos que el Padre ". . . escogió en él antes
de la fundación del mundo." (Efesios 1:4); por aquellos que el Padre le
había dado del mundo, todos aquellos "que me diste; porque tuyos
son." (Juan 17:9); aquellos por quienes Él mismo dijo que derramaría Su
sangre: "porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es
derramada para remisión de los pecados." (Mateo 26:28).
Nosotros afirmamos que ésta es la postura que realmente hace justicia al propósito
de Cristo al venir a esta tierra para morir en la cruz. ". . . y llamarás
su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados."
(Mateo 1:21). No a los judíos, ciertamente, porque los judíos no fueron
salvados como un pueblo. Jesús "amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por
ella." (Efesios 5:25). "El cual fue entregado por nuestros
delitos, y resucitado para nuestra justificación." (Romanos 4:25).
¿De quiénes habla el Espíritu Santo cuando dice nuestros, nuestra?
¿Acaso está hablando del mundo? Si es así, entonces los universalistas tienen
la razón, porque Cristo fue entregado 'por los delitos del mundo' y 'resucitado
para la justificación del mundo;' y así el mundo queda justificado delante de
Dios. "Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos
serán vivificados." (1 Corintios 15:22). Esto sólo puede significar que toda
la posteridad de Adán muere en Adán, como de hecho muere, porque "así la
muerte pasó a todos los hombres." (Romanos 5:12). Pero toda la
posteridad de Cristo, es decir, la iglesia por la cual Él mismo se entregó, es
vivificada en Él. ¿Por qué es esto así? Ciertamente es así, porque ¡Él se dio a
Sí mismo por ellos! "Por su conocimiento mi siervo justo
justificará a muchos, y cargará con los pecados de ellos."
(Isaías 53:11, RVA). Y cuando Él consumó esto, estando colgado en la cruz, dice
Isaías en aquel gran capítulo 53 de su profecía, que "Verá el fruto de la
aflicción de su alma y quedará satisfecho. . ." (Isaías 53:11). El trabajo
de Su alma al derramarla y ofrecerla por nuestros pecados, producirá hijos
espirituales para la alabanza de Su nombre, y Él será satisfecho, cuando vea
esta obra consumada.
No estamos pasando por alto el hecho que hay algunas Escrituras que se refieren
al 'mundo,' y muchas personas las han tomado como su punto de partida en la
cuestión de la redención. Sin embargo, cuando comparamos la Escritura con la
Escritura, vemos que el uso de la palabra 'mundo' no implica necesariamente a
'cada hombre y cada mujer en el mundo.' Los fariseos dijeron de Jesús:
"Ya veis que no conseguís nada. Mirad, el mundo se va tras él." (Juan
12:19); sin embargo, no todas las personas iban tras de Cristo. La expresión
significa "toda clase de persona," normalmente para referirse
juntamente a judíos y gentiles. (Nota del traductor: vea Romanos 11:11-12 y
note cuidadosamente el uso intercambiable de las palabras "gentiles y
mundo." Para un estudio más a fondo de este tema recomendamos la lectura
del libro "Vida por Su Muerte," del doctor John Owen). La pregunta
siempre debe ser la intención Divina: ¿tuvo Dios la intención de salvar a todos
los hombres o no? Si Él no intentó salvar a todos los hombres sin excepción,
sino solamente a los elegidos, entonces la obra de Cristo en la cruz fue un
éxito glorioso y estamos en lo correcto al creer que "Todo lo que
el Padre me da, vendrá a mí. . ." (Juan 6:37). Por otro lado, si la
intención de Dios fue salvar al mundo entero, entonces la expiación de Cristo
ha sido un gran fracaso, porque un vasto número de hombres no ha sido salvado.
¡Cristo pagó nuestra deuda! ¿La deuda de quién? ¿La deuda del mundo, o
de los elegidos? Ciertamente, si un hombre ha sido rescatado por un redentor,
entonces la ley que él ha quebrantado debe quedar satisfecha, en razón de la
obra o del pago que el fiador hizo en su beneficio.
Si Tú has mi libertad logrado,
Y gratuitamente en mi lugar padeciste
La completa ira Divina;
Pago doble por Dios no será demandado,
De la mano sangrante de mi Fiador primero,
Y luego, otra vez, de la mía.
4. LA GRACIA IRRESISTIBLE
Una vez más, este cuarto punto de la creencia del sistema calvinista, es el
resultado lógico de todo lo que hemos visto anteriormente. Si los hombres son
incapaces de salvarse a sí mismos debido a su naturaleza caída, y si Dios se ha
propuesto salvarlos, y Cristo ha consumado la salvación de ellos, entonces, se
deduce por lógica que Dios debe también proveer los medios para llamarles a los
beneficios de la salvación que Él ha obtenido para ellos. Sin embargo, el
sistema calvinista de teología, aunque profundamente lógico, es mucho más que
un mero sistema lógico. Es un sistema de creencia bíblica pura, que se
encuentra firmemente apoyado en la Palabra de Dios. Entonces, la doctrina de la
gracia irresistible no es un invento de los hombres que redactaron los Cinco
Puntos del Calvinismo en el Sínodo de Dort, sino la manifiesta revelación de la
santa Palabra de Dios. Por ejemplo, Romanos 8:30 dice: "Y a los que
predestinó, a éstos también llamó." Es decir, Dios no sólo elige a
los hombres y mujeres para la salvación; Él también llama a todos
aquellos que Él ha elegido.
¿Qué quiere decir "gracia irresistible"? Nosotros sabemos que cuando
el Evangelio es predicado en la iglesia, o al aire libre, o a través de la
Palabra de Dios leída, no todas las personas hacen caso de su llamado. No todas
las personas llegan a ser convencidas de sus pecados y de su necesidad de
Cristo. Esto explica el hecho de que hay dos llamamientos. Existe no
sólo un llamamiento externo; sino también uno interno. El
llamamiento externo puede ser descrito como: "las palabras del
predicador," y este llamamiento, cuando es realizado, puede obrar de
diferentes maneras, en decenas de diferentes corazones, produciendo diferentes
resultados. Sin embargo, hay una cosa que este llamamiento no puede hacer: no
efectuará la obra de salvación en el alma pecadora. Para que una obra de
salvación sea forjada en el alma, el llamamiento externo debe ir acompañado por
el llamamiento interno del Espíritu Santo de Dios, porque es Él quien
"convencerá de pecado, de justicia y de juicio." (Juan 16:8). Y
cuando el Espíritu Santo llama por Su gracia a un hombre, a una mujer o a una
persona joven, este llamamiento es irresistible: es decir, este llamado
no puede ser frustrado, porque es la manifestación de la gracia irresistible de
Dios.
Esta enseñanza es sustentada una y otra vez en la Palabra de Vida de Dios, como
por ejemplo, en los siguientes versículos y pasajes:
1.- "Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene,
no le echo fuera." (Juan 6:37). Note que son aquellos que el Padre ha dado
a Cristo (los elegidos), los que vendrán a Él; y cuando vienen a Él, no son
echados fuera.
2.- "Nadie puede venir a mí, a menos que el Padre que me envió lo
traiga; y yo lo resucitaré en el día final." (Juan 6:44, RVA). Aquí,
nuestro Señor está diciendo simplemente que es imposible que los hombres vengan
a Él por sí mismos; el Padre debe traerlos.
3.- "Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así
que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí."
(Juan 6:45). Los hombres pueden oír el llamamiento externo; pero son aquéllos
que han sido enseñados por el Padre, quienes responderán y vendrán a Cristo.
Así, con Simón Pedro: "Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque
no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los
cielos." (Mateo 16:15-17).
4.- "Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios,
éstos son hijos de Dios." (Romanos 8:14).
5.- "Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi
madre, y me llamó por su gracia." (Gálatas 1:15).
6.- "Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,
pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os
llamó de las tinieblas a su luz admirable." (1 Pedro 2:9).
7.- "Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en
Jesucristo. . ." (1 Pedro 5:10).
Ciertamente, una ilustración notable de esta enseñanza de la gracia
irresistible o llamamiento eficaz, es el incidente del cual leemos en
Hechos 16. El apóstol Pablo predicaba el Evangelio a un grupo de mujeres junto
al río, en Filipos; y mientras él estaba hablando: "Entonces una mujer
llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a
Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que
estuviese atenta a lo que Pablo decía." (Hechos 16:14). Pablo, el
predicador, habló a los oídos de Lidia, y este es el llamamiento externo. Pero
el Señor habló al corazón de ella, y este es el llamamiento interno de la
gracia irresistible.
Los arminianos creen que hombres y mujeres tienen la capacidad de resistir el
llamado del Evangelio de Dios, y así lo hacen. Por lo tanto, ellos se oponen
diciendo que no puede haber tal doctrina de la gracia irresistible de Dios.
Nosotros creemos que hombres y mujeres no sólo pueden resistir el
Evangelio de Dios, como de hecho lo hacen; sino que también, debido a su
naturaleza caída, deben resistir el Evangelio de Dios. Por lo tanto, es
necesaria la existencia de una doctrina como la doctrina de la gracia
irresistible. En otras palabras, nuestras almas deben ser puestas bajo una
influencia más grande que nuestra propia naturaleza, más grande que nuestra
resistencia, o de lo contrario estamos destinados a ser condenados para
siempre, puesto que "el hombre natural no percibe las cosas que son del
Espíritu de Dios." (1 Corintios 2:14). Hay tres grandes fuerzas que
trabajan en la obra de la salvación del hombre:
1.- La voluntad del hombre.
2.- La voluntad del Diablo.
3.- La voluntad de Dios.
¿Cuál de estas tres fuerzas tendrá la victoria? Si la voluntad de Dios no
resulta victoriosa en este asunto de la salvación, entonces, resultará
victoriosa la voluntad del Diablo, porque él es más fuerte que nosotros. Thomas
Watson, un antiguo puritano del siglo XVII, describió el asunto, vívidamente,
en las siguientes palabras: "Dios cabalga con fuerza, conquistando en el
carro de Su Evangelio. . . Él conquista el orgullo del corazón y hace que la
voluntad, la cual se resistía como una fortaleza real contra Él, se rinda y
doblegue ante Su gracia; y hace sangrar al corazón de piedra. ¡Oh, este es un
poderoso llamamiento! ¿Por qué, entonces, algunos hombres parecen hablar de una
persuasión moral? ¿Por qué dicen que en la conversión de un pecador, Dios sólo
persuade moralmente y nada más? Si en la conversión, Dios sólo pudiera persuadir
moralmente y nada más, entonces Él no pondría mucho más poder en la salvación
de los pecadores, de lo que el Diablo hace para su destrucción."
¿Cuál voluntad obtendrá la victoria? ¿La nuestra? Pero, ¿acaso no se resistía,
de hecho, como una fortaleza real en contra del Señor? "Y no queréis venir
a mí para que tengáis vida." (Juan 5:40). ¿Acaso la victoria será de la
voluntad del Diablo? Entonces, quién podría ser salvado jamás, puesto que la
voluntad suya será siempre más fuerte que la nuestra. Pero, ciertamente, este
es el Evangelio, que "uno más fuerte que el fuerte" aparece
conquistando y para conquistar, en el carro de Su Evangelio; y Él,
efectivamente, conquista a Satanás, como también al hombre débil, todo para la
alabanza de Su irresistible gracia. (Vea Lucas 11:21-23).
5. LA PERSEVERANCIA DE LOS SANTOS (Los verdaderos creyentes)
Ahora, como punto final, la doctrina de la perseverancia de los santos. Con el
fin de resumir, vamos a referirnos otra vez a la Confesión Bautista, la cual
está de acuerdo en este punto con las otras confesiones históricas de fe.
"Aquellos a quienes Dios ha aceptado en el Amado, y ha llamado eficazmente
y santificado por Su Espíritu, y a quienes ha dado la preciosa fe de Sus
elegidos, no pueden caer ni total ni definitivamente del estado de gracia, sino
que ciertamente perseverarán en él hasta el fin, y serán salvos por toda la
eternidad, puesto que los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables. .
." (Confesión Bautista de 1689, Capítulo 17; párrafo 1). Nuevamente vamos
a demostrar que esto es exactamente lo que las Escrituras nos enseñan.
"Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen
hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre
muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que
llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?. .
. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni
principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo
profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que
es en Cristo Jesús Señor nuestro." (Romanos 8:29-31; 38-39).
Otra vez, tenemos que reconocer el hecho de que, todo lo que los hombres del
Sínodo de Dort (y todos aquellos que enseñan de la misma manera), estaban
haciendo, era poner dentro de un pequeño esquema, en una forma sistemática, las
enseñanzas del Evangelio de la libre y soberana gracia de Dios. Si el hombre no
puede salvarse a sí mismo, entonces Dios debe salvarle. Si no todos los hombres
son salvos, entonces Dios no ha salvado a todos. Si Cristo ha hecho la
satisfacción por pecados, entonces, esta expiación es por los pecados de
aquellos que son salvados. Y si Dios se propuso revelar esta salvación en
Cristo a los corazones de todos aquellos a quienes Él escogió salvar, entonces,
Dios proveerá los medios necesarios y eficaces para realizarlo así. Por lo tanto,
si habiendo decretado salvar, habiendo muerto para salvar, y habiendo
llamado a la salvación a aquellos que jamás se salvarían por sí mismos;
entonces, Él también preservará a aquellos salvados hasta la vida eterna, para
la gloria de Su Nombre.
De este modo, siguiendo la depravación total, la elección incondicional, la
expiación limitada, y el llamamiento eficaz, llegamos a la perseverancia de
los santos. "Estando persuadido de esto, que el que comenzó en
vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo."
(Filipenses 1:6). La Palabra de Dios contiene múltiples referencias acerca de
esta bendita verdad. "Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió:
Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día
postrero." (Juan 6:39). "Y yo les doy vida eterna; y no perecerán
jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano." (Juan 10:28). "Porque si
siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho
más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida." (Romanos 5:10).
"Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.
. ." (Romanos 8:1).
Este es el sello del creyente, que él pertenece a Cristo; que él está
perseverando en las cosas de Cristo; que él está procurando tanto más hacer
firme su vocación y elección. (Vea 2 Pedro 1:10). El creyente en Cristo puede
caer en la tentación, pero el Señor "no os dejará ser tentados más de lo
que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la
salida, para que podáis soportar." (1 Corintios 10:13). Así que el
creyente se fortalecerá y seguirá fortaleciéndose cada vez más, en las cosas
relacionadas con su salvación, para la gloria de Cristo.
Los versículos incomparables de Romanos 8:28-29, muestran la lógica en la
salvación eterna de Dios; la lógica que el Calvinismo afirma. La salvación que
comienza en la mente y el propósito de Dios, debe terminar en el completo
cumplimiento de Su inquebrantable propósito de que "aquellos que antes
conoció," sean unidos eternamente con su Salvador.
CONCLUSIÓN
Entonces, en una forma general, esta es la enseñanza que algunas veces es
llamada Calvinismo. Lejos de ser una innovación del hombre, esta es la doctrina
de la Palabra de Dios, claramente formulada y expuesta.
Sin embargo, seguramente surgirá la pregunta: pero, ¿no estorba la obra
evangelística, esta doctrina del Calvinismo? Una rápida mirada a la historia de
la Iglesia de Cristo en este mundo, será suficiente para invalidar tal opinión.
Porque encontraremos que el Evangelio ha florecido más en los lugares y en los
tiempos en que el pueblo de Dios ha sostenido estas doctrinas de gracia cerca
de sus corazones. Pensemos en el celo de William Carey, que le condujo desde su
taller de zapatos hasta hacer la obra evangelística por Cristo en la India.
William Carey era un sólido calvinista, como también lo fue Andrew Fuller, otro
bautista que ayudó a formar la Sociedad Bautista Misionera. Considere las
siguientes palabras del piadoso David Brainerd, aquel hombre que creyó que los indios
pieles rojas, al igual que los hombres blancos, tenían también un alma: "Y
entonces tuve dos deseos," escribe Brainerd en su diario, "mi propia
santificación, y la salvación de los elegidos de Dios." Uno de los
más grandes evangelistas de los tiempos modernos fue el también calvinista
George Whitfield; no obstante, su calvinismo nunca frustró o impidió su
predicación del Evangelio de Cristo: "Con cuánta pasión divina," se
dijo de él, "exhortó a los pecadores a volverse a Cristo."
El Calvinismo, si podemos usar esta palabra sin que seamos malentendidos, fue
también el Evangelio de Robert Murray M'Cheyne, como también lo fue de Andrew
Bonar, y William Burns, aquel gran líder del avivamiento y misionero en China.
Mártires, Reformadores, líderes de la Iglesia de Cristo en la tierra, cuando
hablan del Evangelio que ellos predicaron y por el cual murieron, hablan del
Evangelio de la gracia salvadora de Dios para su rebaño elegido. ¿Cómo podría
comenzar uno a enumerarlos? Lutero, Calvino, Tyndale, Latimer, Knox, Wishart,
Perkins, Rutherford, Bunyan, Owen, Charnock, Goodwin, Clavel, Watson, Henry,
Watts, Edwards, Whitefield, Newton, Spurgeon, todos ellos son sólo un
puñado del noble ejército de testigos de la verdad de la gracia soberana.
¿Acaso su labor para el Señor sufrió tropiezos por lo que creían? Y, ¿
qué es lo
que creían? Ellos creían que Dios es el Soberano Señor. Ellos se atrevieron a
creer que adoraban y servían a un Rey que hace "todas las cosas según el
designio de su voluntad." (Efesios 1:11). Bien dijo el príncipe de los
predicadores, Charles Haddon Spurgeon: "He conocido hombres que
muerden sus labios y rechinan sus dientes llenos de ira, cuando predico la
soberanía de Dios. . . los doctrinarios de hoy admitirán un Dios, pero claro,
Él no debe ser un Rey." ¿Acaso podemos decir que Spurgeon estorbó
al Evangelio? Y sin embargo, ¡cuántos se han levantado en lucha contra él, a
causa de su doctrina! Él diría: "somos menospreciados como 'sectarios'
(hipercalvinistas), escasamente algún ministro voltea a vernos o habla
favorablemente de nosotros; debido a que sostenemos fuertes convicciones acerca
de la soberanía de Dios, y Su elección divina y amor especial hacia Su
pueblo."
Quizás una palabra del mismo gigante de la iglesia servirá como una exhortación
final, para que nos aferremos con firmeza a estas benditas verdades de la
Palabra de Dios y las proclamemos con denuedo, para la alabanza de Su nombre.
"La antigua verdad que Calvino predicó, que Agustín predicó, que Pablo
predicó, es la verdad que yo debo predicar hoy o de lo contrario sería falso a
mi conciencia y a mi Dios. Yo no puedo darle forma a la verdad, y no sé
cómo limar las asperezas de una doctrina. El Evangelio de John Knox es mi
Evangelio; aquel Evangelio que tronó a través de toda Escocia, debe tronar otra
vez a través de toda Inglaterra." Amén y Amén.
etiquetas
5 puntos del calvinismo#
arminianismo#
calvinismo#
depravación total#
doctrinas de la gracia#
elección incondicional#
expiación limitada#
gracia irresistible#
Juan Calvino#
perseverancia de los santos#
sana doctrina#
Compartir esto
About Cesar Angel
sana doctrina
Etiquetas:
5 puntos del calvinismo,
arminianismo,
calvinismo,
depravación total,
doctrinas de la gracia,
elección incondicional,
expiación limitada,
gracia irresistible,
Juan Calvino,
perseverancia de los santos,
sana doctrina
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Post Top Ad
Your Ad Spot
amén Gloria Cristo
ResponderBorrar