Primera
parte. Introducción
El legalismo se define como
la aplicación de leyes y de reglamentos como medio para alcanzar la
justificación o la santificación. El espíritu del legalismo se expone en las
palabras siguientes del apóstol Pablo:
Porque
yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia.
Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia,
no se han sujetado a la justicia de Dios porque el fin de la ley es Cristo,
para justicia a todo aquel que cree. Romanos 10:2-4
El legalismo sigue modas al
transcurrir el tiempo. En el primer siglo, el énfasis de los legalistas era
sobre cuestiones de comida y observación de fiestas religiosas. Por eso Pablo
tenía que tratar mucho con preguntas que surgían sobre estos temas. (Véase 1 Corintios
Capítulos 8 y 9 con Romanos 14) Pero en nuestros días, los legalistas enfatizan
más las cuestiones de ropa, en particular de las mujeres.
Ejemplos de legalismo entre
cristianos modernos, son las siguientes leyes absurdas:
Es pecado que la mujer lleve
aretes;
No debe llevar pantalones
femeninos;
No debe cortarse el cabello;
Ni hombre ni mujer debe
llevar joyas de oro;
No hay que comer chancho (cerdo);
El legalismo no se limita a
estos ejemplos porque el legalista no carece de imaginación para inventar
reglas humanas para quitar del cristiano su libertad en Cristo. El propósito de
esta lección, en cambio, es aclarar al creyente la necesidad de un equilibrio
bíblico entre la libertad de consciencia en Cristo con la obediencia al
Espíritu de Dios.
La base psicológica del
legalismo es una combinación peligrosa de la ignorancia con el orgullo
espiritual. Aunque el legalista se imagina muy entendido en las escrituras, en
realidad solo entiende algo de ellas, sin captar los grandes temas. No entiende
bien la suficiencia del sacrificio de Jesús, la justificación por la fe, el
proceso de santificación y la relación del cristiano con la ley divina. No
obstante, el legalista no vacile en juzgar a los demás por no conformarse con
los criterios que el inventa. ¡Es interesante que él está preparado de obedecer
a toda clase de reglamento excepto el de no juzgar a su hermano! Con buena
razón Pablo les trata de insensatos, necios y débiles! (Gálatas 3:1,3; Romanos
14:1)
El legalismo es uno de los
problemas espirituales más comunes en países católicos. Se puede suponer que la
causa de esto es la profunda influencia del catolicismo con sus ritos,
ceremonias y doctrina de salvación por méritos.
Segunda
parte: La justificación y la santificación
Para entender la razón por
la cual el legalismo es tan grave, es necesario comprender la justificación y
la santificación.
La justificación quiere
decir “declarado justo”. No significa “ser hecho justo”. Es un decreto divino
en que Dios nos declara legalmente aceptables ante su ley. Incluye el perdón de
pecados con la imputación del don de la justicia perfecta de Jesucristo.
Imputación significa, “atribuirle a uno lo que pertenece a otro”. (Romanos
Capítulo Cuatro) Es decir, Dios atribuye al creyente, en un sentido legal, la
perfección de Cristo. La justificación es un solo acto, no repetido e
irrevocable. No es un proceso.
La doctrina de la
justificación está expuesta en capítulos importantes como Romanos Capítulos 3,
4, 5, y Gálatas 3 y 4 y también Romanos 8: 33. Simplemente quiere decir que
Dios no acepta acusaciones legales en contra de sus hijos, porque los percibe
como justos delante de su ley por causa de Cristo. En vista de que no hay
grados en la justicia perfecta de Cristo, es lógico que no puedan existir
grados diferentes de justificación entre cristianos. El nuevo nacido en Cristo
no es menos «justificado» delante de Dios que el más grande apóstol.
La santificación, en cambio,
es un PROCESO y significa, “ser hecho santo”. La obra del
Espíritu Santo en el creyente es enseñarle al creyente a conformarse con la
justicia absoluta que tiene en el sentido legal por la justificación. Aunque
debemos aplicar todas las medidas disponibles para alcanzar a la santificación,
las escrituras indican que nadie puede santificarse a sí mismo a causa de la
debilidad de nuestra carne. (Romanos 8:3-7) Por lo tanto, la santificación es
una obra en que Dios es el autor y no el hombre. Es el fruto de la unión viva
del creyente con Cristo, obrado desde adentro, y por este motivo no puede ser
resultado de la aplicación de reglamentos exteriores humanos. (1 Tesalonicenses
5: 23; Hebreos 13: 20, 21; Juan 15: 4; Gálatas 2: 20; 5: 22)
¿Existen grados de
santificación entre cristianos?
Siendo un proceso que dura
por toda la vida, la respuesta es SÍ. Unos son más santificados que otros.
Sin embargo, hay un sentido
especial en que la santificación es absoluta. Esto consiste en que Dios promete
que se cumplirá infaliblemente la obra de santificación en el creyente, aunque
no completamente en esta vida. Esta promesa maravillosa está basada en la voluntad
soberana, incambiable e irresistible de Dios, manifestada en la Cruz y aplicada
por el Espíritu Santo a todo creyente. (Hebreos 10: 10, 14; 1 Tesalonicenses 5:
23,24; Judas 24)
Tercera
parte: Análisis de Gálatas Capítulo Tres
Los Gálatas habían caído en
el error de legalismo. Formaron una nación anti-cristiana, diciendo que el
cristiano tenía que perfeccionarse por las obras de la ley después de haber
aceptado a Cristo. Es decir, no entendieron que la justificación era totalmente
por la fe, ni tampoco que la santificación era una obra divina interior y no
obra humana de reglamentos exteriores.
Versículo 1
!!Oh
gálatas insensatos! ¿Quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros
ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como
crucificado?
En este versículo Pablo
trata a los gálatas de “insensatos” por su legalismo. Aunque la palabra es
fuerte, es apropiada, considerando que el legalismo contradice a las doctrinas
esenciales del evangelio bíblico. Por decir, quien os fascinó, Pablo se queja
de la ceguera espiritual que acompaña al legalista.
El legalista se imagina muy
obediente a Dios por lo estricto de las leyes humanas que se impone. Pero
Pablo, con las palabras, “para no obedecer a la verdad”,
demuestra que el legalista es desobediente.
En la última parte del
versículo, Pablo presenta la crucifixión de Cristo como el punto de partida en
su ataque. Había presentado la cruz de calvario como todo suficiente para la
salvación de los creyentes. El legalista, por añadir sus leyes, da a entender
que la cruz es insuficiente que falta algo para completar la salvación. ¡Es con
mucha razón que Pablo les trata de insensatos!
Versículos 2-5
2 Esto solo quiero saber de vosotros:
¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?
3 ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por
el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?
4 ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si
es que realmente fue en vano.
5 Aquel, pues, que os suministra el Espíritu,
y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el
oír con fe?
El segundo punto de ataque
es el ministerio del Espíritu Santo en el creyente. Por cinco preguntas
retóricas Pablo revela que el Espíritu trabaja en nosotros por la fe y no por
leyes. En versículo 3, usa otro nombre para expresar su disgusto con los
legalistas —necios. Por las dos preguntas de este versículo, Pablo expone
el criterio erróneo del legalista, de que, aunque la salvación sea por el
Espíritu de Dios, la perfección depende del hombre.
Con la pregunta del
versículo Pablo indica que el legalismo puede dañar la obra de gracia en el
creyente. “Tantas cosas habéis padecido en vano?” Después de haber
sufrido la persecución por causa del evangelio de gracia, los Gálatas corrían
el peligro de recaer en los mismos criterios humanos de sus perseguidores.
Hasta los mismos dones espirituales y milagros se manifestaban en ellos por la
fe. Con la pregunta del versículo 5, Pablo les hace ver la contradicción con el
legalismo.
Versículos 6-18
El pacto de Dios con Abraham
6 Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado
por justicia.
7 Sabed, por tanto, que los que son de fe,
éstos son hijos de Abraham.
8 Y la Escritura, previendo que Dios había de
justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham,
diciendo: En ti serán benditas todas las naciones.
9 De modo que los de la fe son bendecidos con
el creyente Abraham.
10 Porque todos los que dependen de las obras
de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no
permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.
11 Y que por la ley ninguno se justifica para
con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá;
12 y la ley no es de fe, sino que dice: El
que hiciere estas cosas vivirá por ellas.
13 Cristo nos redimió de la maldición de la
ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es
colgado en un madero,
14 para que en Cristo Jesús la bendición de
Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la
promesa del Espíritu.
15 Hermanos, hablo en términos humanos: Un
pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le
añade.
16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas las
promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de
muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.
17 Esto, pues, digo: El pacto previamente
ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años
después, no lo abroga, para invalidar la promesa.
18 Porque si la herencia es por la ley, ya no
es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa.
La vida de Abraham era un
ejemplo preferido de Pablo para explicar la doctrina de justificación por la
fe. (Ver Romanos 4) versículo 6 es una citación de Génesis 15: 6.
Es uno de los pasajes
preferidos de los apóstoles, usado unas 5 veces en el Nuevo Testamento. Este
versículo subraya la vida de Abraham. No tenía leyes. La Ley de Moisés vino 430
años después. Tampoco tenía mucho conocimiento. No tenía nada de justicia
propia. Lo único que tenía era la fe. Y Dios le justificó. Así, la tercera
doctrina que entiende mal el legalista es la justificación por la fe.
Al decir, le fue contado por
justicia no significa que su fe fue aceptada en lugar de justicia, porque la fe
no es sustituida por la justicia. Significa que la fe era el medio que Dios uso
para comunicarle su justicia. (Esto se demuestra en la gramática del texto
griego original.)
Un contraste entre bendición
y maldición se expone en versículo 9,10. Los de la fe son benditos. Los de la
ley son malditos.
Versículos 15-18 revelan uno
de los puntos más importantes en la Teología Bíblica: El Pacto con Abraham en Génesis
12. A este pacto lo llamamos el pacto de gracia, porque era un pacto sin
condiciones. Abraham no hizo nada para merecer el pacto. Dios sencillamente le
escogió para bendición, sin méritos y sin leyes. El legalista no sabe que el
pacto con Abraham es incondicional. Pablo indica aquí que todo creyente en
Cristo goza del mismo pacto que Dios hizo con Abraham.
Versículo 19-29
El propósito de la ley
19 Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue
añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien
fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un
mediador.
20 Y el mediador no lo es de uno solo; pero
Dios es uno.
21 ¿Luego la ley es contraria a las promesas
de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la
justicia fuera verdaderamente por la ley.
22 Mas la Escritura lo encerró todo bajo
pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los
creyentes.
23 Pero antes que viniese la fe, estábamos
confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada.
24 De manera que la ley ha sido nuestro ayo,
para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.
25 Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo,
26 pues todos sois hijos de Dios por la fe en
Cristo Jesús;
27 porque todos los que habéis sido
bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.
28 Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo
ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo
Jesús.
29 Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente
linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.
Sin embargo, no podemos
decir que la ley no sirve para nada. Sirve para instruir al cristiano en lo que
es pecado y justicia. Aunque la ley no justifica, necesitamos una medida para
saber que somos pecadores y que necesitamos un salvador. Por lo tanto es un
error el suponer que la ley no le sirve para nada al cristiano. Aunque no sirve
como medio de justificación, sirve todavía como definición de las palabras
justicia y pecado, haciéndonos ver nuestro estado perdido sin Cristo. La ley
también sirve para evitar que los hombres inventen su propio criterio tocante a
lo que es bueno y malo.
En este último punto se
manifiesta más el error legalista. Así no somos justificados por la ley divina,
cuanto menos por los reglamentos humanos.
Cuarta
parte: Análisis de Colosenses 2: 20-23
20 Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto
a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os
sometéis a preceptos
21 tales como: No manejes, ni gustes, ni aun
toques
22 (en conformidad a mandamientos y doctrinas
de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso?
23 Tales cosas tienen a la verdad cierta
reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del
cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne.
Estar muerto con Cristo significa un cambio
total en prioridades y perspectivas. Estamos muertos al mundo en el sentido de
que las cosas materiales del mundo tienen poco significado para el creyente.
Resucitado con Cristo (3:1) indica que lo más importante para el cristiano son
las cosas espirituales. Lo espiritual cuenta más que lo material, lo celestial
que lo terrenal, lo interior que lo exterior.
La pregunta que Pablo hace
en el versículo 20 subraya una contradicción en la vida del legalista. Si
realmente lo espiritual importaba al legalista, porque inventa preceptos
tocantes a cosas exteriores? Si está muerto al mundo, porque se ocupa de
cuestiones materiales? Todas estas cosas están en conformidad a mandamientos y
doctrinas de hombres. Lo inútil de un enfoque materialista se revela en lo
siguiente: ... todas estas cosas se destruyen con el uso. Versículo 22 Es
decir, cuando comemos algo, se descompone. La ropa se gasta al usarla. Pero y
las cosas divinas duran para siempre.
El mundo está impresionado
con lo estricto en una religión. Pero eso no le interesa a Dios. En la India
hay hombres Hindúes que andan a pie de aldea en aldea, devotos, mal vestidos,
viviendo de limosnas, durmiendo en el suelo, aguantando el calor del día y el
frío de la noche. Muy devotos. Muy estrictos. Pero son muy espirituales por
eso? En realidad son idólatras, devotos a dioses falsos. Van rumbo al infierno.
Es verdad que frente al
mundo, y a cristianos indoctos, el legalismo tiene cierta reputación de
sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo. Pero qué
valor tiene respecto a dominar los malos deseos? Para saber esto, lea versículo
23.
Básicamente, el legalista
tiene dos enfoques erróneos que Pablo revela en Colosenses 2: 20-23:
Primero, se ocupa demasiado
en cosas exteriores, sin entender la unión interior del creyente con Cristo.
Segundo, cree que ser
estricto es ser espiritual.
Quinta
parte: La libertad cristiana y sus límites
Análisis de Romanos Capítulo
14
La libertad en Cristo no es
libertinaje. En Romanos 14, Pablo nos da el otro lado de la moneda respecto a
la cuestión de la libertad. Sí, hay límites. Pero estos límites no son
reglamentos, sino de principios básicos para mantener buenas relaciones entre
cristianos. En este capítulo se ve cinco de estos límites.
1. Al legalista se le define como un hermano
débil. Versículos 1-3
1 Recibid al débil en la fe, pero no para
contender sobre opiniones.
2 Porque uno cree que se ha de comer de todo;
otro, que es débil, come legumbres.
3 El que come, no menosprecie al que no come,
y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido.
2. Debemos evitar juzgarnos los unos a los
otros en asuntos menores. Versículos 4-13
4 ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno?
Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es
el Señor para hacerle estar firme.
5 Uno hace diferencia entre día y día; otro
juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia
mente.
6 El que hace caso del día, lo hace para el
Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come,
para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor
no come, y da gracias a Dios.
7 Porque ninguno de nosotros vive para sí, y
ninguno muere para sí.
8 Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y
si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos,
del Señor somos.
9 Porque Cristo para esto murió y resucitó, y
volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.
10 Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O
tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos
ante el tribunal de Cristo.
11 Porque escrito está:
Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla,
Y
toda lengua confesará a Dios. m
12 De manera que cada uno de nosotros dará a
Dios cuenta de sí.
13 Así que, ya no nos juzguemos más los unos
a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al
hermano.
3. El pecado no existe en cosas materiales,
sino en los corazones y actitudes de los hombres. Versículos 14, 20
14 Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que
nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para
él lo es.
20 No destruyas la obra de Dios por causa de
la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre
haga tropezar a otros con lo que come.
4. Servicio mutuo en amor es el principio
básico en relaciones cristianas. Versículos
15-20
15 Pero si por causa de la comida tu hermano
es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya
se pierda aquel por quien Cristo murió.
16 No sea, pues, vituperado vuestro bien;
17 porque el reino de Dios no es comida ni
bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.
18 Porque el que en esto sirve a Cristo,
agrada a Dios, y es aprobado por los hombres.
19 Así que, sigamos lo que contribuye a la
paz y a la mutua edificación.
20 No destruyas la obra de Dios por causa de
la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre
haga tropezar a otros con lo que come.
5. La limitación de conciencia, sea de uno
mismo o de un hermano débil. Versículos 21-23
21 Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni
nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite.
22 ¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante
de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba.
23 Pero el que duda sobre lo que come, es
condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es
pecado.
Aunque cuestiones de comida
y de días de fiesta son de menos importancia para cristianos de hoy, no
obstante, los principios básicos que Pablo expone aquí sirven para toda cuestión
de moralidad en asuntos secundarios.
Nota: Pablo dice que debemos
evitar «ofender» a otros hermanos, versículo 21. ¿Qué quiere decir ofender?
Significa cualquier cosa que desagrada a otro hermano? No. La palabra ofender
en griego es skandalizomai, que significa, “provocarlo a alguien a pecar”. El
mero hecho de que algún hermano no está conforme con lo que comes no le da el
derecho a imponerte restricción alguna. Mientras que lo que tú comes no es
causa para que el hermano peque, él no tiene derecho de imponerte ninguna
restricción.
Preguntas
hipotéticas sobre Romanos 14
Amigo lector haga el
siguiente ejercicio. Abajo hay dos ejemplos de problemas que pueden surgir
entre cristianos. Conteste a la preguntas, sí o no, después de cada ejemplo y soporte
su respuesta con base en este estudio.
Primer ejemplo: A Juan le
gustaba mucho la cacería. Pero al Jorge le desagradaba la idea de ir al campo y
matar animales por deporte. Jorge le dijo a Juan un día, “visto que la cacería
me ofende, tú no puedes ir de casería porque en Romanos 14:21 dice que no
puedes hacer lo que ofende a tu hermano.” ¿Tenía Jorge razón en decir esto?
Debe Juan abandonar su deporte preferido a causa de esto?
Segundo ejemplo: A Juanita
le gusta llevar aretes. Pero Josefina cree que es pecado hacer eso. Debe
Juanita ofrecerle a Josefina un par de aretes para quitarle este criterio?
Sexta
parte: Problemas específicos en el legalismo moderno
Los legalistas sacan
versículos de la Biblia para justificar sus criterios. Esos versículos son por
regla general malinterpretados, tomados fuera de contexto o explicados con
razonamiento superficial. Vale la pena estudiar algunos de estos versículos.
Unos dicen que es pecado que
la mujer se vista con pantalones. Basan esto en Deuteronomio 22:5 que dice:
No
vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer porque
abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace.
El argumento sigue así: El
pantalón es ropa para hombre. La mujer no debe llevar ropa de hombre. Por lo tanto,
la mujer no debe llevar pantalón.
El error lógico aquí se
encuentra en la primera frase, «el pantalón es para hombre». Esto es falso
porque no todos los pantalones son hechos para hombres. Hay pantalones hechos
para mujer. Claro que la mujer no debe llevar los pantalones de hombre. No le
quedan. Son cortados de manera distinta. Si, pues, una mujer lleva pantalones
hechos para mujer, no está llevando ropa de hombre.
Esto se base en 1 Pedro 3:3
que dice:
Vuestro
atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de
vestidos lujosos.
A base de esto, algunos
dicen que es pecado que la mujer lleve aretes u otras joyas. Algunos incluyen
en esto al anillo matrimonial que llevan los hombres.
La frase, adornos de oro en
el griego original es peritesis. La
parte peri quiere decir “alrededor,” y tesis es “puesto”. El peritesis
significaba los hilos de oro que las mujeres ricas usaban para envolver sus
peinados ostentosos. Así, pusieron el oro alrededor de su peinado para
guardarlo en su sitio. A veces ataban joyas, (perlas por ejemplo) en su peinado
también. (A eso Pablo también se refería en 1Timoteo 2:9) Era una costumbre
nacida en Roma con mujeres ricas y vanidosas.
Pedro estaba diciéndoles a las
mujeres cristianas que no debían copiar las modas extravagantes del mundo, sino
de copiar el ejemplo de mujeres de Dios que se enfocaban en lo interior, lo del
corazón.
- Mujeres no pueden hablar en la iglesia
En 1Corintios 14: 34-35
leemos:
Vuestras mujeres callen en las
congregaciones porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como
también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus
maridos, porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación.
Algunos, por motivos
insuficientes, interpretan la palabra hablar como equivalente a “predicar”.
Permiten sin ningún recelo que las mujeres oren en voz alta, que se saluden
entre sí o que corrigen a sus niños. Pero todas estas actividades son formas de
hablar también. Porque limitar la palabra hablar de esta manera? Más, si Pablo
quería decir que la mujer nunca puede predicar, porque no uso la palabra
predicar en lugar de hablar?
Todo se pone en claro cuando
entendemos que la palabra griega que Pablo usó, lalein, puede ser traducida en “conversar”. Las mujeres no deben
conversar entre sí, sino estar atentas al culto. Si no entienden un punto,
deben guardar sus preguntas para después y no discutir el asunto entre ellas,
porque esto estorba al culto. La cuestión de predicas por mujeres sencillamente
no tiene nada que ver con lo que Pablo dice aquí.
¿Qué de 1Timoteo 2:11-12?
La
mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer
enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.
Un poco de gramática es
necesario para entender bien estos versículos. El verbo “enseñar” está en el
tiempo presente en el griego original. Significa, “continuar enseñando”. Es
decir, no es una prohibición absoluta respecto a enseñar de vez en cuando. Significa
que la mujer no puede tener un ministerio de enseñanza en la iglesia como si
fuera pastor. En efecto, ¿Qué título les da a los que siempre enseñan en la
iglesia y que tienen autoridad sobre ellas? Se llaman, obviamente, pastores.
Pablo está diciendo que la mujer simplemente no puede ser pastora, u ocupar un
ministerio de púlpito.
Una mujer puede tener y
manifestar cualquier don espiritual. Pero no puede tener oficios de liderazgo
en la iglesia.
Conclusión
Hemos visto que el legalismo
está basado en una combinación peligrosa de ignorancia con orgullo espiritual.
Esta ignorancia se refiere especialmente a las doctrinas de la suficiencia de
la cruz, la justificación por la fe, la santificación, el papel de la ley
divina en la vida del cristiano y la naturaleza de su unión como creyente con
Cristo.
La actitud principal de los
legalistas es juzgar a otros cristianos. Así, el legalista transgreda el
mandamiento divino respeto a no juzgarle al prójimo en lo de cuestiones de
conciencia personal.
El cristiano sabio no le
permitirá al legalista imponerle sus leyes. No obstante, el cristiano siempre
andará en amor, buscando lo que corresponde a la paz y al amor entre hermanos.
Por Roger Smalling
Entonces podemos vivir, vestir ,hablar como queramos porq somos salvos por gracia que opina del pudor ,la modestia y la humildad en la vida del creyente
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