Doctrinas de la Gracia

14 jul 2019

EL LEGALISMO



Primera parte. Introducción

El legalismo se define como la aplicación de leyes y de reglamentos como medio para alcanzar la justificación o la santificación. El espíritu del legalismo se expone en las palabras siguientes del apóstol Pablo:

Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia. Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree. Romanos 10:2-4

El legalismo sigue modas al transcurrir el tiempo. En el primer siglo, el énfasis de los legalistas era sobre cuestiones de comida y observación de fiestas religiosas. Por eso Pablo tenía que tratar mucho con preguntas que surgían sobre estos temas. (Véase 1 Corintios Capítulos 8 y 9 con Romanos 14) Pero en nuestros días, los legalistas enfatizan más las cuestiones de ropa, en particular de las mujeres.

Ejemplos de legalismo entre cristianos modernos, son las siguientes leyes absurdas:

Es pecado que la mujer lleve aretes;
No debe llevar pantalones femeninos;
No debe cortarse el cabello;
Ni hombre ni mujer debe llevar joyas de oro;
No hay que comer chancho (cerdo);

El legalismo no se limita a estos ejemplos porque el legalista no carece de imaginación para inventar reglas humanas para quitar del cristiano su libertad en Cristo. El propósito de esta lección, en cambio, es aclarar al creyente la necesidad de un equilibrio bíblico entre la libertad de consciencia en Cristo con la obediencia al Espíritu de Dios.

La base psicológica del legalismo es una combinación peligrosa de la ignorancia con el orgullo espiritual. Aunque el legalista se imagina muy entendido en las escrituras, en realidad solo entiende algo de ellas, sin captar los grandes temas. No entiende bien la suficiencia del sacrificio de Jesús, la justificación por la fe, el proceso de santificación y la relación del cristiano con la ley divina. No obstante, el legalista no vacile en juzgar a los demás por no conformarse con los criterios que el inventa. ¡Es interesante que él está preparado de obedecer a toda clase de reglamento excepto el de no juzgar a su hermano! Con buena razón Pablo les trata de insensatos, necios y débiles! (Gálatas 3:1,3; Romanos 14:1)

El legalismo es uno de los problemas espirituales más comunes en países católicos. Se puede suponer que la causa de esto es la profunda influencia del catolicismo con sus ritos, ceremonias y doctrina de salvación por méritos.

Segunda parte: La justificación y la santificación

Para entender la razón por la cual el legalismo es tan grave, es necesario comprender la justificación y la santificación.

La justificación quiere decir “declarado justo”. No significa “ser hecho justo”. Es un decreto divino en que Dios nos declara legalmente aceptables ante su ley. Incluye el perdón de pecados con la imputación del don de la justicia perfecta de Jesucristo. Imputación significa, “atribuirle a uno lo que pertenece a otro”. (Romanos Capítulo Cuatro) Es decir, Dios atribuye al creyente, en un sentido legal, la perfección de Cristo. La justificación es un solo acto, no repetido e irrevocable. No es un proceso.

La doctrina de la justificación está expuesta en capítulos importantes como Romanos Capítulos 3, 4, 5, y Gálatas 3 y 4 y también Romanos 8: 33. Simplemente quiere decir que Dios no acepta acusaciones legales en contra de sus hijos, porque los percibe como justos delante de su ley por causa de Cristo. En vista de que no hay grados en la justicia perfecta de Cristo, es lógico que no puedan existir grados diferentes de justificación entre cristianos. El nuevo nacido en Cristo no es menos «justificado» delante de Dios que el más grande apóstol.

La santificación, en cambio, es un PROCESO y significa, “ser hecho santo”. La obra del Espíritu Santo en el creyente es enseñarle al creyente a conformarse con la justicia absoluta que tiene en el sentido legal por la justificación. Aunque debemos aplicar todas las medidas disponibles para alcanzar a la santificación, las escrituras indican que nadie puede santificarse a sí mismo a causa de la debilidad de nuestra carne. (Romanos 8:3-7) Por lo tanto, la santificación es una obra en que Dios es el autor y no el hombre. Es el fruto de la unión viva del creyente con Cristo, obrado desde adentro, y por este motivo no puede ser resultado de la aplicación de reglamentos exteriores humanos. (1 Tesalonicenses 5: 23; Hebreos 13: 20, 21; Juan 15: 4; Gálatas 2: 20; 5: 22)

¿Existen grados de santificación entre cristianos?

Siendo un proceso que dura por toda la vida, la respuesta es SÍ. Unos son más santificados que otros.

Sin embargo, hay un sentido especial en que la santificación es absoluta. Esto consiste en que Dios promete que se cumplirá infaliblemente la obra de santificación en el creyente, aunque no completamente en esta vida. Esta promesa maravillosa está basada en la voluntad soberana, incambiable e irresistible de Dios, manifestada en la Cruz y aplicada por el Espíritu Santo a todo creyente. (Hebreos 10: 10, 14; 1 Tesalonicenses 5: 23,24; Judas 24)

Tercera parte: Análisis de Gálatas Capítulo Tres

Los Gálatas habían caído en el error de legalismo. Formaron una nación anti-cristiana, diciendo que el cristiano tenía que perfeccionarse por las obras de la ley después de haber aceptado a Cristo. Es decir, no entendieron que la justificación era totalmente por la fe, ni tampoco que la santificación era una obra divina interior y no obra humana de reglamentos exteriores.

Versículo 1
!!Oh gálatas insensatos! ¿Quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado?

En este versículo Pablo trata a los gálatas de “insensatos” por su legalismo. Aunque la palabra es fuerte, es apropiada, considerando que el legalismo contradice a las doctrinas esenciales del evangelio bíblico. Por decir, quien os fascinó, Pablo se queja de la ceguera espiritual que acompaña al legalista.

El legalista se imagina muy obediente a Dios por lo estricto de las leyes humanas que se impone. Pero Pablo, con las palabras, “para no obedecer a la verdad”, demuestra que el legalista es desobediente.

En la última parte del versículo, Pablo presenta la crucifixión de Cristo como el punto de partida en su ataque. Había presentado la cruz de calvario como todo suficiente para la salvación de los creyentes. El legalista, por añadir sus leyes, da a entender que la cruz es insuficiente que falta algo para completar la salvación. ¡Es con mucha razón que Pablo les trata de insensatos!

Versículos 2-5

2 Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?

3 ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?

4 ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si es que realmente fue en vano.

5 Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?


El segundo punto de ataque es el ministerio del Espíritu Santo en el creyente. Por cinco preguntas retóricas Pablo revela que el Espíritu trabaja en nosotros por la fe y no por leyes. En versículo 3, usa otro nombre para expresar su disgusto con los legalistas —necios. Por las dos preguntas de este versículo, Pablo expone el criterio erróneo del legalista, de que, aunque la salvación sea por el Espíritu de Dios, la perfección depende del hombre.

Con la pregunta del versículo Pablo indica que el legalismo puede dañar la obra de gracia en el creyente. “Tantas cosas habéis padecido en vano?” Después de haber sufrido la persecución por causa del evangelio de gracia, los Gálatas corrían el peligro de recaer en los mismos criterios humanos de sus perseguidores. Hasta los mismos dones espirituales y milagros se manifestaban en ellos por la fe. Con la pregunta del versículo 5, Pablo les hace ver la contradicción con el legalismo.

Versículos 6-18

El pacto de Dios con Abraham

6 Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia.

7 Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.

8 Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones.

9 De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham.

10 Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.

11 Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá;

12 y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas.

13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero,

14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.

15 Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade.

16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.

17 Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.

18 Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa.


La vida de Abraham era un ejemplo preferido de Pablo para explicar la doctrina de justificación por la fe. (Ver Romanos 4) versículo 6 es una citación de Génesis 15: 6.
Es uno de los pasajes preferidos de los apóstoles, usado unas 5 veces en el Nuevo Testamento. Este versículo subraya la vida de Abraham. No tenía leyes. La Ley de Moisés vino 430 años después. Tampoco tenía mucho conocimiento. No tenía nada de justicia propia. Lo único que tenía era la fe. Y Dios le justificó. Así, la tercera doctrina que entiende mal el legalista es la justificación por la fe.

Al decir, le fue contado por justicia no significa que su fe fue aceptada en lugar de justicia, porque la fe no es sustituida por la justicia. Significa que la fe era el medio que Dios uso para comunicarle su justicia. (Esto se demuestra en la gramática del texto griego original.)

Un contraste entre bendición y maldición se expone en versículo 9,10. Los de la fe son benditos. Los de la ley son malditos.

Versículos 15-18 revelan uno de los puntos más importantes en la Teología Bíblica: El Pacto con Abraham en Génesis 12. A este pacto lo llamamos el pacto de gracia, porque era un pacto sin condiciones. Abraham no hizo nada para merecer el pacto. Dios sencillamente le escogió para bendición, sin méritos y sin leyes. El legalista no sabe que el pacto con Abraham es incondicional. Pablo indica aquí que todo creyente en Cristo goza del mismo pacto que Dios hizo con Abraham.

Versículo 19-29

El propósito de la ley

19 Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador.

20 Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno.

21 ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley.

22 Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes.

23 Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada.

24 De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.

25 Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo,

26 pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;

27 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.

28 Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.

29 Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.


Sin embargo, no podemos decir que la ley no sirve para nada. Sirve para instruir al cristiano en lo que es pecado y justicia. Aunque la ley no justifica, necesitamos una medida para saber que somos pecadores y que necesitamos un salvador. Por lo tanto es un error el suponer que la ley no le sirve para nada al cristiano. Aunque no sirve como medio de justificación, sirve todavía como definición de las palabras justicia y pecado, haciéndonos ver nuestro estado perdido sin Cristo. La ley también sirve para evitar que los hombres inventen su propio criterio tocante a lo que es bueno y malo.

En este último punto se manifiesta más el error legalista. Así no somos justificados por la ley divina, cuanto menos por los reglamentos humanos.

Cuarta parte: Análisis de Colosenses 2: 20-23

20 Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos

21 tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques

22 (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso?

23 Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne.


Estar muerto con Cristo significa un cambio total en prioridades y perspectivas. Estamos muertos al mundo en el sentido de que las cosas materiales del mundo tienen poco significado para el creyente. Resucitado con Cristo (3:1) indica que lo más importante para el cristiano son las cosas espirituales. Lo espiritual cuenta más que lo material, lo celestial que lo terrenal, lo interior que lo exterior.

La pregunta que Pablo hace en el versículo 20 subraya una contradicción en la vida del legalista. Si realmente lo espiritual importaba al legalista, porque inventa preceptos tocantes a cosas exteriores? Si está muerto al mundo, porque se ocupa de cuestiones materiales? Todas estas cosas están en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres. Lo inútil de un enfoque materialista se revela en lo siguiente: ... todas estas cosas se destruyen con el uso. Versículo 22 Es decir, cuando comemos algo, se descompone. La ropa se gasta al usarla. Pero y las cosas divinas duran para siempre.

El mundo está impresionado con lo estricto en una religión. Pero eso no le interesa a Dios. En la India hay hombres Hindúes que andan a pie de aldea en aldea, devotos, mal vestidos, viviendo de limosnas, durmiendo en el suelo, aguantando el calor del día y el frío de la noche. Muy devotos. Muy estrictos. Pero son muy espirituales por eso? En realidad son idólatras, devotos a dioses falsos. Van rumbo al infierno.

Es verdad que frente al mundo, y a cristianos indoctos, el legalismo tiene cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo. Pero qué valor tiene respecto a dominar los malos deseos? Para saber esto, lea versículo 23.

Básicamente, el legalista tiene dos enfoques erróneos que Pablo revela en Colosenses 2: 20-23:

Primero, se ocupa demasiado en cosas exteriores, sin entender la unión interior del creyente con Cristo.

Segundo, cree que ser estricto es ser espiritual.

Quinta parte: La libertad cristiana y sus límites

Análisis de Romanos Capítulo 14

La libertad en Cristo no es libertinaje. En Romanos 14, Pablo nos da el otro lado de la moneda respecto a la cuestión de la libertad. Sí, hay límites. Pero estos límites no son reglamentos, sino de principios básicos para mantener buenas relaciones entre cristianos. En este capítulo se ve cinco de estos límites.

1.    Al legalista se le define como un hermano débil. Versículos 1-3

1 Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones.

2 Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres.

3 El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido.


2.   Debemos evitar juzgarnos los unos a los otros en asuntos menores. Versículos 4-13

4 ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme.

5 Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente.

6 El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios.

7 Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí.

8 Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos.

9 Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.

10 Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.

11 Porque escrito está:
    Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla,
    Y toda lengua confesará a Dios. m

12 De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí.

13 Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano.


3.   El pecado no existe en cosas materiales, sino en los corazones y actitudes de los hombres. Versículos 14, 20

14 Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es.

20 No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come.

4.   Servicio mutuo en amor es el principio básico en relaciones cristianas. Versículos  15-20

15 Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió.

16 No sea, pues, vituperado vuestro bien;

17 porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.

18 Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres.

19 Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación.

20 No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come.


5.    La limitación de conciencia, sea de uno mismo o de un hermano débil. Versículos 21-23

21 Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite.

22 ¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba.

23 Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado.


Aunque cuestiones de comida y de días de fiesta son de menos importancia para cristianos de hoy, no obstante, los principios básicos que Pablo expone aquí sirven para toda cuestión de moralidad en asuntos secundarios.

Nota: Pablo dice que debemos evitar «ofender» a otros hermanos, versículo 21. ¿Qué quiere decir ofender? Significa cualquier cosa que desagrada a otro hermano? No. La palabra ofender en griego es skandalizomai, que significa, “provocarlo a alguien a pecar”. El mero hecho de que algún hermano no está conforme con lo que comes no le da el derecho a imponerte restricción alguna. Mientras que lo que tú comes no es causa para que el hermano peque, él no tiene derecho de imponerte ninguna restricción.

Preguntas hipotéticas sobre Romanos 14

Amigo lector haga el siguiente ejercicio. Abajo hay dos ejemplos de problemas que pueden surgir entre cristianos. Conteste a la preguntas, sí o no, después de cada ejemplo y soporte su respuesta con base en este estudio.

Primer ejemplo: A Juan le gustaba mucho la cacería. Pero al Jorge le desagradaba la idea de ir al campo y matar animales por deporte. Jorge le dijo a Juan un día, “visto que la cacería me ofende, tú no puedes ir de casería porque en Romanos 14:21 dice que no puedes hacer lo que ofende a tu hermano.” ¿Tenía Jorge razón en decir esto? Debe Juan abandonar su deporte preferido a causa de esto?

Segundo ejemplo: A Juanita le gusta llevar aretes. Pero Josefina cree que es pecado hacer eso. Debe Juanita ofrecerle a Josefina un par de aretes para quitarle este criterio?

Sexta parte: Problemas específicos en el legalismo moderno

Los legalistas sacan versículos de la Biblia para justificar sus criterios. Esos versículos son por regla general malinterpretados, tomados fuera de contexto o explicados con razonamiento superficial. Vale la pena estudiar algunos de estos versículos.

  •          Los pantalones de mujer


Unos dicen que es pecado que la mujer se vista con pantalones. Basan esto en Deuteronomio 22:5 que dice:

No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace.

El argumento sigue así: El pantalón es ropa para hombre. La mujer no debe llevar ropa de hombre. Por lo tanto, la mujer no debe llevar pantalón.

El error lógico aquí se encuentra en la primera frase, «el pantalón es para hombre». Esto es falso porque no todos los pantalones son hechos para hombres. Hay pantalones hechos para mujer. Claro que la mujer no debe llevar los pantalones de hombre. No le quedan. Son cortados de manera distinta. Si, pues, una mujer lleva pantalones hechos para mujer, no está llevando ropa de hombre.

  •          Llevar joyas de oro


Esto se base en 1 Pedro 3:3 que dice:

Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos.

A base de esto, algunos dicen que es pecado que la mujer lleve aretes u otras joyas. Algunos incluyen en esto al anillo matrimonial que llevan los hombres.

La frase, adornos de oro en el griego original es peritesis. La parte peri quiere decir “alrededor,” y tesis es “puesto”. El peritesis significaba los hilos de oro que las mujeres ricas usaban para envolver sus peinados ostentosos. Así, pusieron el oro alrededor de su peinado para guardarlo en su sitio. A veces ataban joyas, (perlas por ejemplo) en su peinado también. (A eso Pablo también se refería en 1Timoteo 2:9) Era una costumbre nacida en Roma con mujeres ricas y vanidosas.

Pedro estaba diciéndoles a las mujeres cristianas que no debían copiar las modas extravagantes del mundo, sino de copiar el ejemplo de mujeres de Dios que se enfocaban en lo interior, lo del corazón.

  •          Mujeres no pueden hablar en la iglesia


En 1Corintios 14: 34-35 leemos:

Vuestras mujeres callen en las congregaciones porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos, porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación.

Algunos, por motivos insuficientes, interpretan la palabra hablar como equivalente a “predicar”. Permiten sin ningún recelo que las mujeres oren en voz alta, que se saluden entre sí o que corrigen a sus niños. Pero todas estas actividades son formas de hablar también. Porque limitar la palabra hablar de esta manera? Más, si Pablo quería decir que la mujer nunca puede predicar, porque no uso la palabra predicar en lugar de hablar?

Todo se pone en claro cuando entendemos que la palabra griega que Pablo usó, lalein, puede ser traducida en “conversar”. Las mujeres no deben conversar entre sí, sino estar atentas al culto. Si no entienden un punto, deben guardar sus preguntas para después y no discutir el asunto entre ellas, porque esto estorba al culto. La cuestión de predicas por mujeres sencillamente no tiene nada que ver con lo que Pablo dice aquí.

¿Qué de 1Timoteo 2:11-12?

La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.

Un poco de gramática es necesario para entender bien estos versículos. El verbo “enseñar” está en el tiempo presente en el griego original. Significa, “continuar enseñando”. Es decir, no es una prohibición absoluta respecto a enseñar de vez en cuando. Significa que la mujer no puede tener un ministerio de enseñanza en la iglesia como si fuera pastor. En efecto, ¿Qué título les da a los que siempre enseñan en la iglesia y que tienen autoridad sobre ellas? Se llaman, obviamente, pastores. Pablo está diciendo que la mujer simplemente no puede ser pastora, u ocupar un ministerio de púlpito.

Una mujer puede tener y manifestar cualquier don espiritual. Pero no puede tener oficios de liderazgo en la iglesia.

Conclusión

Hemos visto que el legalismo está basado en una combinación peligrosa de ignorancia con orgullo espiritual. Esta ignorancia se refiere especialmente a las doctrinas de la suficiencia de la cruz, la justificación por la fe, la santificación, el papel de la ley divina en la vida del cristiano y la naturaleza de su unión como creyente con Cristo.

La actitud principal de los legalistas es juzgar a otros cristianos. Así, el legalista transgreda el mandamiento divino respeto a no juzgarle al prójimo en lo de cuestiones de conciencia personal.

El cristiano sabio no le permitirá al legalista imponerle sus leyes. No obstante, el cristiano siempre andará en amor, buscando lo que corresponde a la paz y al amor entre hermanos.

Por Roger Smalling

1 comentario:

  1. Entonces podemos vivir, vestir ,hablar como queramos porq somos salvos por gracia que opina del pudor ,la modestia y la humildad en la vida del creyente

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