LAS ETIQUETAS O
RÓTULOS QUE ME IDENTIFICAN COMO CRISTIANO
Es muy común encontrar cristianos
evangélicos que manifiestan su rechazo a utilizar términos como “calvinista”,
“reformado”, “bautista, “presbiteriano”, entre otros. Y consideran que estos títulos, identifican a quien los usa,
no como verdaderos creyentes, sino como seguidores de doctrinas de hombres y e "instituciones religiosas".
Para efectos de facilitar la lectura
de este mensaje, cuando usemos las palabras “términos” “rótulos” o “títulos”,
nos estaremos refiriendo a estos “apellidos” que los creyentes adicionan a la
palabra ”cristiano”.
Sin ninguna duda el término “CRISTIANO” es el que mejor nos identifica como hijos de Dios y seguidores de su hijo Jesucristo, nuestro Señor y Salvador. ESE ES Y LO SERÁ POR SIEMPRE NUESTRO NOMBRE PRINCIPAL. Las expresiones, “siervos de Dios”, “esclavos de Cristo”, “hijos del rey de reyes”, son igual de importantes y ademas son bíblicas, lo que las coloca por encima de cualquier termino o denominación humana.
Estas características hacen que estas expresiones bíblicas sean IRREEMPLAZABLES.
Es necesario aclarar que no es posible establecer quien es salvo o no, o, quien es regenerado y quien no lo es, con el solo hecho de considerar el término que use para identificarse como cristiano. Por supuesto que esto incluye también a los que solo usan el termino "cristiano". Porque el conocimiento de quienes son salvos, es potestad exclusiva del Creador.
El presente articulo no busca sustituir o demeritar el termino "cristiano" y las expresiones bíblicas antes mencionadas, en favor de los términos "reformado", "calvinista" "Bautista" y "Presbiteriano".
Igualmente las confesiones de fe históricas (Bautista de 1689, Westminster de 1646), deben considerarse como documentos acertados para responder a quienes deseen saber en que creen las denominaciones Bautista y Presbiteriana. Estos documentos como tales, no posee autoridad y son solamente guía normativa para el creyente. No nos debemos a ellos. Estamos atados a Cristo como nuestro Señor y Salvador y a su palabra como nuestra única autoridad.
También es cierto que al estudiar la historia de la fe cristiana, nos encontramos con la creación y existencia durante todas las épocas, inclusive la de la era apostólica, de sectas y falsos evangelios, cuyos miembros se han hecho llamar “cristianos”. Pasa actualmente lo mismo, dentro del evangelismo protestante, en el que un porcentaje, que abarca mayoría, dicen llamarse cristianos sin serlo. Abusando, manipulando, suplantando y ofendiendo el nombre de Cristo.
Ante semejante panorama se hace necesario distinguir los que profesan la sana doctrina de los que no, y el uso de los términos opera, eficientemente, como filtro para decantar a los falsos evangélicos. (Este "filtro" no es sustitutivo de la principal herramienta que tenemos para la denuncia de los falsos profetas como lo son las sagradas escrituras). En tal sentido el uso de los términos cobrar importancia y adquieren el carácter, en muchos casos de necesarios.
Veamos quienes los rechazan o se abstienen de su uso, seguidamente quienes los usan y en la parte final del mensaje, el origen y significado de los términos:
MOTIVOS PARA EL RECHAZO O
ABSTENCIÓN AL USO DE LOS TÉRMINOS
El rechazo a usar rótulos está
asociado con varios motivos. Unos bien intencionados y otros con mala
intención. Dejo a su juicio y capacidad de discernimiento, el establecer a cual
corresponde cada uno de los que enumero a continuación:
- Muchos cristianos prefieren el uso solamente del termino "cristiano", pues desconocen el significado y origen de los otros términos, lo que les origina temor al error en el crecimiento personal como cristiano o que su uso sea inapropiado, equivocado, o hasta herético.
- Los líderes de las congregaciones
carismáticas, neopentecostales y de prosperidad son uno de los grupos de
población que más ataca el uso de términos. Es conveniente para ellos llamarse
meramente “cristianos” y facilitar el crearles, a sus asistentes, el prejuicio
de que los que usan “etiquetas”, son grupos heréticos. Les dicen, por
ejemplo, que los “reformados” son una “secta” nueva, que los calvinistas siguen
a Calvino y no a Cristo. O que los “Bautistas” y “Presbiterianos” son
denominaciones con doctrinas de hombre y organizaciones eclesiales parecidas a
la católica. La gran mayoría de los seguidores de estos falsos profetas no
conocen la historia de la Iglesia cristiana. A duras penas han oído hablar de
la Reforma Protestante, saben de una manera referencial que Martin Lutero se
enfrentó a los católicos. Esta ignorancia histórica y teológica, los hace creer
que las sanas doctrinas y el verdadero evangelio lo profesan los carismáticos y
el evangelio de la prosperidad y que la doctrina correcta de la salvación es la
arminiana.
- Hay, igualmente creyentes que dan
fruto y que a pesar de su conocimiento amplio de la teología, desean mantener
una posición independiente y en tal sentido no usan terminos. Así sea que se congreguen en una iglesia
denominacional o no. Y soportan los inconvenientes que genera, el que no
conozcan tu confesión de fe. No tienen nada en contra de quienes usan los
términos, por lo tanto no manifiestan públicamente rechazo a estos.
- Algunos cristianos no usan términos para no ser piedra
de tropiezo para neófitos. Por ejemplo, alguien que habiendo pertenecido a un
grupo de cristianos sin conocimiento teológico, de su congregación o en las
redes sociales de internet, lo haya adquirido y ahora conozca el significado de
los términos y no desee confundir a sus hermanos. Habría que analizar hasta qué
punto esta actitud, aunque contenga buenas intenciones, es o no equivocada.
Muchos la pueden catalogar equivalente al “maquillado” que le hacen al
evangelio en muchas congregaciones para hacer de este algo agradable a los
nuevos en la fe.
- Muchos para atacar las doctrinas de
los que usan términos, descalifican y rechazan públicamente el uso de
títulos para ganar adeptos entre los débiles en la fe.
- Otros no los usan para evitar ser
atacados. Por no querer decepcionar a este o a aquel que los considera de su
misma línea doctrinal. O por motivos de interés personal como el crecimiento o
promoción de una página o sitio web en internet. O simplemente el aumento de
sus “me gusta” en sus muros de Facebook.
MOTIVOS DE LOS QUE
USAN LOS TÉRMINOS:
- Los que actúan aceleradamente, y se
identifican con una línea doctrinal que después abandonan decepcionados y como
hojas que lleva el viento, pasan por el uso de varios términos.
- Los que, con intereses propios y
personales, no cristianos, se camuflan en determinada línea doctrinal.
- Los que usan el mismo término de la
congregación a la que asisten, sea o no denominacional. Porque confían en ella,
sin que necesariamente tengan conocimientos históricos y teológicos del nombre
de su Iglesia.
- Los creyentes que
dan fruto y a los que el conocimiento amplio de la teología y la convicción
firme de la línea doctrinal que profesan, les genera el deseo y la necesidad de
usar los términos. En un mundo enmarcado por la apostasía, la herejía, los
falsos evangelios y las sectas, no desean que haya duda de su fe. No desean ser
confundidos o mezclados con ningún de estos grupos heréticos. Son sinceros,
abiertos y directos para comunicarles a los demás en que creen. Generan
seguridad y credibilidad en lo que predican, publican y comentan.
Este último grupo es el de nuestro
interés y el que atañe a nuestra motivación por escribir este mensaje, el cual
es en defensa de los que usan correctamente y consecuentemente las etiquetas de
“reformado”,
“calvinista", "Presbiteriano” o “Bautista".
ORIGEN DE LA
EXPRESIÓN “REFORMA PROTESTANTE”
La reforma del Siglo XVI, rescato del
paganismo romano el verdadero evangelio, lo que constituyo en esencia el
regreso a las sagradas escrituras, a su autoridad, suficiencia e inerrancia. La
biblia, ahora en manos del pueblo, generó el despertar a la hermenéutica y el
surgimiento de grandes teólogos, que por primera vez en 1000 años, le dieron la
exegesis más acertada a la palabra de Dios. Sin embargo, y dado que la
imperfección es inherente al ser humano, los eruditos no escaparon de ella y
así la interpretación de los temas bíblicos más profundos, produjo diferentes
líneas doctrinales que inevitablemente habrían de ser identificadas y a las que
fue necesario denominarlas.
Veamos inicialmente el significado y
origen de la expresión “Reforma Protestante”. La palabra Reforma hace alusión al
movimiento iniciado y liderado en 1517 por Martín Lutero para reformar la
iglesia católica romana, regresando a la pureza del cristianismo primitivo, con
las sagradas escrituras como única autoridad sobre los creyentes y rescatando
el verdadero evangelio, retirando de él, y del culto y la liturgia, todo lo
pagano y herético.
La palabra Protestante deriva
del latín protestari, (que
significa “declaración pública o protesta”), y su uso se inició con
posterioridad a la protesta de los 5 príncipes electores y 14 ciudades
imperiales alemanas contra la decisión de la Dieta de Espira en 1529, que reafirmaba el edicto de la Dieta
de Worms de 1521, en el que se proscribía
creer y enseñar las doctrinas del iniciador de la reforma Martin Lutero. El
término protestante se empezó a utilizar para agrupar, en un solo
nombre, las diferentes vertientes doctrinales que conformaban los
reformadores.
La reforma protestante la extendió Martín Lutero por toda Alemania, dando origen al Luteranismo y posteriormente a
la Iglesia Luterana.
En 1519 Ulrico Zwinglio, da comienzo
a la reforma en Suiza y es Juan Calvino en 1536, el que se
destaca como gran teólogo con la
publicación de su obra “Institución de la religión cristiana”. Encuentre la
biografía de Juan Calvino en el siguiente enlace: Biografía de Juan Calvino
Para ampliar la importancia y el
significado que tiene para la cristiandad, la Reforma protestante, Destacamos
el lema de las 5 Solas, que brotó de ella. Son 5 frases en latín (o eslogans)
que resumen las creencias teológicas básicas de los reformadores del siglo XVI
en contraste con la enseñanza de la Iglesia Católica Romana. Las cinco solas se
constituyen en verdades innegociables del evangelio, que nos han servido de
ruta durante más de 500 años para no alejarnos de la sana doctrina. Vea el tema
completo de las 5 solas en el siguiente enlace:
El término “Reformado” hace alusión
al creyente de las doctrinas de la gracia y la soberanía de Dios, generadas a
partir de la Reforma protestante del siglo XVI, principalmente emanadas de la
exegesis de las escrituras realizada por Juan Calvino. Puede ampliar la
información sobre "doctrinas de la gracia", en el siguiente
enlace: Doctrinas de la gracia. Sugel
Michelen
Como referencia, debemos decir que las denominaciones Bautista y Presbiteriana,
tienen una historia que se remonta al siglo XVI, que el origen y raíces de sus
creencias son bíblicas y que sus fundadores fueron eruditos teólogos que dejaron
sendas obras literarias que han contribuido a la enseñanza de la teología y la
exegesis de las escrituras. Desafortunadamente, también hay que agregar, que
ambas denominaciones, con orígenes y raíces calvinistas, sufrieron, en el
transcurso de los últimos 500 años, el surgimiento de ramificaciones arminianas
que existen hoy día. De ahí, la importancia y la necesidad del apellido
"reformada" que se le coloca a las Iglesias Bautistas y
Presbiterianas de sanas doctrinas de la gracia.
ORIGEN DE LA IGLESIA
BAUTISTA REFORMADA
El nombre bautista se
originó con intenciones despectivas por parte de sus detractores. Posiblemente
se usó este término por primera vez en el idioma alemán (Taufer, 'bautista') en
el siglo XVI, para desacreditar
al movimiento que se oponía al bautismo infantil (pues los bautistas
argumentaban que en la Biblia nunca fue bautizado ningún infante, sino solo
aquellos que, después de haber creído el Evangelio de Jesús,
profesaban la fe de Cristo). En el siglo XVII este nombre
se usó en el idioma inglés en Gran Bretaña. La Bautista fue
una de las ramas iniciales generadas por la Reforma y la interpretación de los
diferentes Reformadores.
En un principio, en el siglo XVII,
los bautistas no llevaban el apellido “reformado” sino que se dividían entre
“generales” y “particulares”. Los bautistas generales se identificaban más con
la soteriología arminiana, pues, afirmaban que Cristo murió para hacer posible
la salvación a todos los hombres; mientras que los bautistas particulares se
identificaban con la soteriología reformada o calvinista, es decir, que Cristo
murió únicamente por los electos, por el pueblo escogido para salvación.
Siendo en el siglo XVII, más fuerte
la rama de los Bautistas particulares, estos produjeron en 1689 La Confesión de
fe de Londres (basada en una preliminar hecha en 1644)
La diferencia entre bautistas
arminianos (generales) y bautistas calvinistas (particulares) fue
desapareciendo poco a poco a finales del siglo XIX; ya en 1891 se habían
fusionado en una sola denominación. En aras de mantener la unidad entre la
Unión Bautista de Inglaterra, las iglesias fueron perdiendo poco a poco la
identidad calvinista, y fueron influenciadas por el racionalismo Alemán que
emigró paulatinamente a Inglaterra.
Para esa época, el famoso predicador
Carlos Spurgeon fue usado por el Señor para reavivar las doctrinas puras de la
fe bíblica y calvinista que había caracterizado a los bautistas particulares de
Inglaterra. Sus predicaciones se leían en muchos lugares del mundo, y
semanalmente millones de copias eran distribuidas por doquier. En ellas,
Spurgeon presentaba las preciosas doctrinas de la gracia e invitaba a los
cristianos a regresar a las raíces de la fe evangélica que había caracterizado
a los reformadores. Spurgeon consideraba que las iglesias bautistas que
adoptaran el sistema soteriológico arminiano entrarían en declive doctrinal y
su deterioro no tendría límites. Spurgeon recobró el uso y la enseñanza de las
doctrinas bíblicas tal y como estaban resumidas en la Confesión de Londres de
1689; y a través de él se dio un resurgir de la fe bautista reformada.
La Iglesia Bautista Reformada es una
iglesia histórica, con una confesión de fe redactada por un selecto grupo de
piadosos pastores y teólogos del siglo XVII, en plena época del puritanismo
inglés, y con una identidad probada y aprobada a través de los siglos
ORIGEN DE LA IGLESIA PRESBITERIANA REFORMADA
El origen del presbiterianismo se
remonta al principio de la Reforma Protestante del siglo XVI, más precisamente
en Suiza y Escocia, lideradas por
personajes como Juan Calvino, Knox, Ulrico Zuinglio y Heinrich Bullinger.
Las Iglesias Presbiterianas derivan
su nombre de la palabra griega presbyteros, que significa literalmente "anciano". La iglesia es administrada
a través de "presbíteros", elegidos
democráticamente por las comunidades de cristianos locales, gobernadas por un
"consistorio" o "consejo" de
presbíteros. Estos delegados también
integran los concilios de la
Iglesia, que son los Presbiterios, Sínodos y la Asamblea General, también llamada
Concilio Nacional o Supremo Concilio. Los presbíteros pueden ser regentes (que
gobiernan) y docentes (que enseñan,
es decir, los pastores).
El gobierno presbiteriano
es común a las Iglesias protestantes que siguieron más de cerca el modelo de
la Reforma protestante de Suiza. En Inglaterra, Escocia e Irlanda, las iglesias
reformadas que adoptaron un gobierno presbiteriano en vez del episcopal pasaron a ser
conocidas, como es natural, como la Iglesia Presbiteriana.
Debido a los esfuerzos del gobierno
en Escocia e Inglaterra para establecer una sola iglesia en el reino, allá por
el año 1661 se logró establecer prelados y liturgia episcopal en la Iglesia
Oficial Presbiteriana de Escocia. Luego varios miles de presbiterianos
inconformes se lanzaron en revolución para defender su tradicional religión
sencilla. Perdiendo la guerra varios miles de ellos fueron liquidados; los
sobrevivientes se unieron al fin en una iglesia independiente. La Iglesia Presbiteriana
Reformada. Posteriormente millares de ellos emigraron a las colonias
americanas.
Su teología. Las iglesias presbiterianas se basan en las
enseñanzas de la Biblia y tienen a Juan
Calvino como uno de los comentaristas bíblicos más importantes, destacándose su
publicación “La
Institución de la Religión Cristiana”. Como el resto de los protestantes, los presbiterianos creen que la
salvación es sólo por fe, no por obras, y que no se debe establecer como
doctrina ninguna enseñanza que no esté recogida, de forma explícita o
implícita, en las páginas de la Biblia. Rechazan la veneración de las imágenes,
las oraciones por los difuntos, la intercesión de los santos difuntos, así como
la autoridad de la tradición eclesiástica y la autoridad del Papado.
Entre sus énfasis están la soberanía
de Dios, la elección divina, la importancia central de la Biblia y dos
sacramentos (bautismo y santa cena o eucaristía), el concepto del pacto, la validez permanente de la ley
moral y la perfecta conciliación de la piedad y el cultivo intelectual. Su fe
es recogida en las notables formulaciones confesionales (confesiones de fe y
catecismos), elaboradas por los reformadores de los siglos XVI y XVII. De éstas, destaca
la Confesión de Fe de Westminster, elaborada por la
Asamblea de Westminster reunida en Londres en la década
de 1640. Dicho conjunto de convicciones
presbiterianas se denomina Teología reformada o
calvinista. Las iglesias presbiterianas también suelen aceptar tanto el Credo
de los Apóstoles como el Credo Niceno. Para conocer con más amplitud que significa
ser Presbiteriano Reformado, puede ir a los siguientes enlaces:
ORIGEN DEL TERMINO
CALVINISMO O CALVINISTA
A pesar de ser Lutero, quien
inició la reforma, es realmente Juan Calvino el considerado como el “Gran
reformador”. Es al movimiento que lleva su nombre al que debemos las doctrinas
de la gracia. Se aclara que, No fue nunca la intención de Calvino liderar un
movimiento con su nombre que se llevará los méritos y recibiera los
honores. El don de la exegesis, la hermenéutica por él empleada y
la acertada revelación de las sagradas escrituras, le fueron dados por
el Espíritu Santo, y fueron suficientes para que se le conociera y
para que se diseminarán por toda Europa sus escritos y obras. El término
"Calvinismo" se empezó a usar por todos, partidarios y
contradictores, en el ámbito cristiano del viejo continente, para
identificar la línea doctrinal de Calvino. Y la expresión
"Calvinista", de igual manera, fue de uso general para distinguir a
quienes se identificaban con sus postulados. El origen del escrito “Los cinco
puntos del calvinismo”, que comprende la esencia de la exegesis bíblica de
Calvino, y que contiene en ellos gran parte de las doctrinas de la gracia, se
remonta a tiempos posteriores a su muerte y se produce a través de una
respuesta que dieron los defensores de su obra interpretativa, a un documento
presentado por los seguidores de Jacobo Arminio (a esa fecha fallecido), a la
corte holandesa como protesta ante el hecho de que las iglesias de Holanda, en
común con la mayoría de las iglesias protestantes de Europa, habían adoptado
las Confesiones de Fe de Bélgica y de Heidelberg, las cuales se apegan a las
enseñanzas Reformadas (es decir, calvinistas), En este documento consignaron 5
puntos contrarios a los postulados de Calvino. Y la respuesta a este, dada por
el Sínodo de Dort (1618-19), se constituyó en el documento central
de la corriente interpretativa más acertada hasta el día de hoy, pero
igualmente la que más genera polémica. Para ampliación del significado de los
"5 puntos calvinistas" puede ir a los siguientes enlaces:
En la época de la reforma y durante
varios siglos posteriores los términos "Calvinismo"
y "Calvinista", gozaron de aceptación, credibilidad y una
representativa popularidad. Y es que la época pos-reforma, la mayoría de los
protestantes de Europa eran calvinistas.
Pero hoy día, en que ocurre lo contrario, que la mayoría de los protestantes
son arminianos (aunque no sean conscientes de ello) y el calvinismo es minoría,
es fácil señalarlo y censurarlo, diciendo simplemente que por llamarse
calvinista se sigue a Calvino y no a Cristo.
Una vez el cristiano adquiere
conocimiento, tanto del significado y origen de los términos “calvinista” y
“reformado”, las expresiones “Bautista Reformado” y “Presbiteriano Reformado” y
de las doctrinas de la gracia; comprende que estos títulos tienen una historia,
llena de búsqueda de la verdad bíblica, que se generaron de la pureza que
constituyó la reforma protestante y del respeto a la autoridad y suficiencia de
la escrituras.
Es curioso, los cristianos,
regularmente y durante los últimos 500 años, no han tenido problema con el
hecho de que se les llame “protestantes” o “evangélicos”. Términos bien
aceptados y que tienen su importancia para nosotros, porque nos distingue de
los de la iglesia romana.
Sin embargo muchos de ellos se rasgan
las vestiduras porque habemos cristianos que nos llamamos “reformados”
por seguir las doctrinas de la gracia o usamos el término “calvinista” para
identificarnos con la interpretación que hizo Calvino de las escrituras. Entre
otras cosas así nos distinguimos de la heréticas doctrinas arminiana, neo-pentecostal, prosperidad, etc.
En mi condición de Cristiano
Reformado me considero calvinista porque me identifico con la exegesis de
la biblia que realizo Juan Calvino y no porque siga o idolatre a este.
A continuación apartes de la obra del teólogo e historiador Carl Trueman "La importancia de las confesiones de fe para el cristiano":
"A pesar de lo que se dice, el mundo Cristiano no se divide entre aquellos que tienen credos y confesiones y aquellos que solo tienen la Biblia. Realmente está dividido entre aquellos que tienen credos y confesiones, las escriben y las hacen públicas, abiertas al escrutinio público y a la corrección, y aquellos que las tienen pero no las escriben. La razón es simple: cada iglesia (y, en verdad, cada cristiano) cree que la Biblia significa algo, y lo que se cree que la Biblia significa es su credo y confesión, elija escribirlo o no.
Por supuesto, aquellos que argumentan que ellos no tienen ningún credo sino que a Cristo ni ningún libro sino que la Biblia están generalmente tratando de proteger algo importante y bíblico: la suprema autoridad de la Escritura en todos los asuntos de la fe y la práctica Cristiana. Ellos, correctamente, temen permitir que tradiciones o ideas no bíblicas impacten la sustancia de lo que la iglesia cree. Pero a pesar de todas las buenas intenciones que ellos puedan tener, creo que lo que ellos quieren proteger – el estatus único de la Escritura – es mejor protegido por medio de los documentos confesionales explícitos, conectado con una forma de gobierno de iglesia cuidadosamente pensada.
De hecho, irónicamente, son aquellos que no expresan su confesión en un documento escrito los que corren más peligro de elevar sus tradiciones sobre la Escritura de tal forma que ellas nunca pueden ser controladas por la Biblia. Si una iglesia tiene un documento que dice que es dispensacionalista en escatología, todos sabemos dónde esa iglesia se posiciona en el asunto de los últimos tiempos, y nosotros podemos ser los Bereanos que piensan y evalúan la posición de la Escritura para ver si es así. La iglesia que te dice simplemente que esa su posición sobre los últimos tiempos es la misma que se encuentra en la Biblia parece estar diciéndote todo, pero verdaderamente no te dice nada."
Como reflexión final les dejo estas
palabras del príncipe de los predicadores:
"Solamente
usamos el término 'Calvinismo' por abreviación. La doctrina llamada calvinismo
no se originó en Calvino; creemos que se originó en el gran fundador de toda la
verdad. Probablemente el mismo Calvino, la derivó de los escritos de Agustín.
Agustín sin duda tuvo sus apreciaciones por el Santo Espíritu de Dios, mediante
un estudio diligente de las obras de Pablo. Y Pablo las recibió del Espíritu
Santo y de Jesucristo, el gran fundador de la iglesia cristiana. Por lo tanto,
usamos ese término, no porque le demos una importancia extraordinaria al
pensamiento que Calvino tenía a esas doctrinas. Le podríamos haber dado
cualquier otro nombre, si pudiéramos encontrar uno que sea mejor entendido, y
en el que el todo sea consistente en los hechos.
La verdad antigua
que Calvino predicó, que Agustín predicó, es la verdad que yo predico hasta el
día de hoy, sino, estoy siendo falso ante mi conciencia, y mi Dios. Yo no puedo
moldear la verdad; sé que no hay peor cosa que rebanar las burdas orillas de
una doctrina. El evangelio de Juan Knox es mi evangelio. Ese que retumbó por
Escocia, debe retumbar por Inglaterra nuevamente” Charles H.
Spurgeon.
Cesar Ángel agosto 21 de 2015
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