Doctrinas de la Gracia

25 jul 2015

La autoridad de la biblia. Patrick Zukeran


Hay muchos libros hoy que dicen ser la Palabra de Dios. El Corán, el libro sagrado del islam, dice ser la Palabra de Dios. El Libro de Mormón dice ser la Palabra de Dios. Los hindúes creen que el Bhagavad Gita es la fuente de verdad eterna. Karl Marx, con su cosmovisión atea, decía que su escrito, El Manifiesto Comunista, era la verdad última.
Nosotros, los cristianos, creemos que la Biblia es la Palabra de Dios y la fuente eterna de verdad por la cual vivimos. ¿Cómo sabemos que la Biblia es la Palabra de Dios? ¿Podemos realmente probar que la Biblia es verdaderamente la Palabra de Dios? La respuesta es sí.
Antes que comience esta discusión sobre la autoridad de la Biblia, déjame primero citar las palabras de Jesús que se encuentran en Juan 15:18. Jesús les advierte a sus discípulos acerca de la actitud que tendrá el mundo hacia quienes lo sigan. Jesús dice, "Si el mundo los odia a ustedes, sepan que a mí me odió primero. Si ustedes fueran del mundo, la gente del mundo los amaría, como ama a los suyos. Pero yo los escogí a ustedes entre los que son del mundo, y por eso el mundo los odia, porque ya nos son del mundo." 1 Pedro 5:8 dice, "... su enemigo el diablo, como león rugiente, anda buscando a quien devorar."
Lo que es vital comprender de estos pasajes es la actitud del mundo hacia Dios. El mundo está en rebelión contra Dios, y la gente del mundo bajo la influencia de Satanás busca destruir su fe.
A la luz de los tiempos que estamos viviendo, es importante que los cristianos sepan no sólo qué es lo que creen sino por qué creen lo que creen.
Una vez oí una estadística asombrosa. Decía que el 80 por ciento de los estudiantes que iban a la facultad y que decían ser cristianos volvían a casa sin creer en Cristo. Una de las razones es ésta: cuando un estudiante está sentado en una clase y oye a un profesor que desacredita a la Biblia, el estudiante no tiene una defensa y es fácilmente engañado para que crea que la Biblia ya no es creíble. Esto ocurre demasiado a menudo porque los cristianos saben qué es lo que creen, pero no saben por qué lo creen.
En mi experiencia, no hay ningún libro que sea criticado y atacado más que la Biblia. Muchos eruditos inteligentes han escrito libros tratando de desacreditar la autoridad de la Biblia. Éste es uno de los objetivos de Satanás: conseguir que el hombre dude de la Palabra de Dios.
A fin de contrarrestar este ataque, estudiaremos algunas evidencias que atestiguan de la autoridad y el origen divino de la Biblia. Este conocimiento nos permitirá hacer una defensa sólida de la fe cuando nos veamos atacados.
No ha habido en la historia del hombre un libro que ha conmovido al mundo tanto como la Biblia. El impacto que ha causado ha sido fenomenal. Algunos aclaman a la Biblia como la Palabra de Dios; otros, la critican y la condenan. Con la Biblia enfrentada a una oposición tan grande hoy, y con muchas otras obras que afirman ser la "palabra de Dios," ¿cómo sabemos que la Biblia es la verdadera Palabra de Dios? Echémosle una mirada a las evidencias.
Evidencia Interna
La evidencia a favor de la autoridad de la Biblia cae en dos categorías principales: evidencia interna y evidencia externa. Por evidencia interna quiero indicar la evidencia que se encuentra dentro de la Biblia misma. Por evidencia externa, quiero indicar la evidencia que se encuentra fuera de la Biblia, como ser en la arqueología, la ciencia, la filosofía y en los manuscritos antiguos. Consideremos primero la evidencia interna.
Auto-proclamación
El primer hecho es que la Biblia dice ser la Palabra de Dios. Los autores sabían que estaban escribiendo las palabras de Dios, aunque a menudo no entendían completamente lo que estaban escribiendo. 2 Timoteo 3:16 dice, "Toda escritura está inspirada por Dios." 2 Pedro 1:21 dice, "los profetas nunca hablaron por su propia voluntad; al contrario, eran hombres que hablaban de parte de Dios, dirigidos por el Espíritu Santo." Jesús mismo veía al Antiguo Testamento como teniendo autoridad y citaba de él durante su ministerio.
El Espíritu Santo
En segundo lugar, el Espíritu Santo nos confirma que la Biblia es la Palabra de Dios. Juan 16:13 dice, "Cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda verdad."
El Espíritu que convence al mundo de pecado también le asegura al creyente que la Biblia es la Palabra de Dios.
Capacidad Transformadora
En tercer lugar, tenemos evidencia acerca de la capacidad transformadora de la Biblia. Hebreos 4:12 dice, "La palabra de Dios tiene vida y poder. Es más aguda que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu." Romanos 12:2 dice, "No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar." La Palabra de Dios y el Espíritu de Dios realmente transforman las vidas de las personas. La Biblia ha cambiado la vida de asesinos, drogadictos, importantes funcionarios de gobierno, hombres de negocio y estudiantes, para nombrar sólo unas pocas personas de toda extracción que han sido transformadas por la Biblia. Ningún otro libro puede decir lo mismo. Esto es porque la Biblia no es un simple libro sobre cómo vivir bien, sino que está literalmente cargada de poder. Es la Palabra de Dios, con poder para cambiar vidas.
Estas son sólo tres evidencias internas que apoyan la autoridad de la Biblia. Por supuesto, estos no son los mejores argumentos para usar en un debate, pero son evidencias. En la próxima sección estudiaremos lo que creo que es el mejor argumento interno.
Unidad
Hemos estudiado tres evidencias internas que apoyan la autoridad y la inspiración divina de la Biblia. En esta sección, estudiaremos una cuarta evidencia: la unidad de la Biblia.
La Biblia cubre cientos de temas y, sin embargo, no se contradice a sí misma. Permanece unida en su tema. "Bueno, ¿y qué tiene de asombroso eso?" podrías preguntar. Considera los hechos. Primero, la Biblia fue escrita a lo largo de un período de mil quinientos años. Segundo, fue escrita por más de cuarenta hombres de todo tipo de extracciones. Por ejemplo, Moisés fue educado en Egipto y se convirtió en un profeta de Israel. Pedro fue un simple pescador, Salomón fue un rey, Lucas fue médico, Amós fue pastor y Mateo fue un recolector de impuestos. Todos los escritores eran de oficios y trasfondos vastamente diferentes.
Tercero, fue escrita en muchos lugares diferentes. La Biblia fue escrita en tres continentes diferentes: Asia, África y Europa. Moisés escribió en el desierto de Sinaí, Pablo escribió en una prisión en Roma, Daniel escribió en el exilio en Babilonia y Esdras escribió en la ciudad en ruinas de Jerusalén.
Cuarto, fue escrito en circunstancias muy diferentes. David escribió durante un tiempo de guerra, Jeremías escribió durante el tiempo penoso de la caída de Israel, Pedro escribió mientras Israel estaba bajo el dominio romano y Josué escribió mientras estaba invadiendo la tierra de Canaán.
Quinto, los escritores tenían diferentes propósitos al escribir. Isaías escribió para advertirle a Israel del próximo juicio de Dios por su pecado, Mateo escribió para probarles a los judíos que Jesús era el Mesías, Zacarías escribió para alentar a un Israel descorazonado que había vuelto del exilio en Babilonia y Pablo escribió tocando problemas que existían en diferentes iglesias de Asia y de Europa.
Si juntamos todos estos factores, la Biblia fue escrita a lo largo de más de mil quinientos años, por cuarenta autores diferentes, en distintos lugares, bajo diversas circunstancias, y tocando una multitud de temas. Es asombroso que con tanta diversidad haya tanta unidad en la Biblia. Esa unidad está organizada alrededor de un tema: la redención de Dios del hombre y de toda la creación. Se tocan cientos de temas polémicos y, sin embargo, los escritores no se contradicen entre sí. La Biblia es un documento increíble.
Déjame ofrecerte una buena ilustración del apologista Josh McDowell. Toma diez autores contemporáneos y pídeles que escriban sus puntos de vista sobre un tema polémico. ¿Estarían todos de acuerdo? No, tendríamos desacuerdos entre un autor y otro. Ahora, considera la autoría de la Biblia. Todos estos autores, en un período de mil quinientos años, escribieron sobre muchos temas polémicos y no se contradicen. 
Parece como si un autor guio a estos escritores durante todo el proceso: el Espíritu Santo. 1 Pedro 2:21 dice, ""los profetas nunca hablaron por su propia voluntad; al contrario, eran hombres que hablaban de parte de Dios, dirigidos por el Espíritu Santo." La unidad de la Biblia es sólo una prueba asombrosa más de la inspiración y la autoridad divina de la Biblia.
Evidencia Externa
En nuestro estudio acerca de la autoridad de la Biblia, hemos estudiado las evidencias internas, que se encuentran en la Biblia misma. Aparte de la unidad de la Biblia, la mayoría de estos argumentos son subjetivos en su naturaleza. Ahora estudiaremos las evidencias externas de la Biblia, es decir, la evidencias que se encuentran fuera de la Biblia.
Indestructibilidad
La primera evidencia externa es la indestructibilidad de la Biblia. La Biblia es el libro más conocido en la historia del mundo, y ningún libro ha sido más atacado que ella. Los escépticos han traído de destruir la autoridad de la Biblia durante mil ochocientos años. Ha pasado por todo tipo de escrutinio posible de la arqueología, la ciencia, la filosofía y las computadoras. Y, sin embargo, a pesar de todos estos ataques, la Biblia demuestra ser verdadera vez tras vez. Cada vez, los escépticos se han equivocado, y la Biblia ha demostrado estar en la verdad. El solo hecho que la Biblia ha permanecido firme en su autoridad después de dos mil años es otra evidencia que apoya su origen divino.
La Arqueología
La segunda fuente de evidencia externa proviene de la arqueología. Las investigaciones arqueológicas del Medio Oriente han demostrado que la Biblia es verdadera y precisa indefectiblemente en sus descripciones históricas. Nelson Glueck, un afamado arqueólogo judío, dice, "Ningún descubrimiento arqueológico ha negado alguna vez una referencia bíblica."
El Dr. William Albright, quien no era amigo del cristianismo y que fuera probablemente la máxima autoridad en la arqueología del Medio Oriente de su tiempo, dijo esto acerca de la Biblia: "No puede haber ninguna duda que la arqueología ha confirmado la historia sustancial del Antiguo Testamento." 
Aquí hay un par de ejemplos de la precisión histórica de la Biblia. Un buen ejemplo puede encontrarse en Génesis 14. La Biblia habla de la victoria de Abraham sobre Quedorlaomer y cinco reyes mesopotámicos. Durante años, los críticos dijeron que estos relatos eran ficticios y muchas personas desacreditaron a la Biblia. En la década de 1960, sin embargo, se descubrieron las tablas de Ebla, en el norte de Siria. El reino de Ebla fue un reino poderoso en el siglo veinte a.C. Las tablas de Ebla son registros de su historia. Se han descubierto miles de tablas. Lo que es importante es que muchas de estas tablas hacen referencia a cada una de las cinco ciudades de la llanura, lo cual demuestra la exactitud del relato de Génesis 14. 
Otro ejemplo es la historia de Jericó, registrada en el libro de Josué. Durante años los escépticos pensaron que la historia de los muros de Jericó que habían caído era un mito. Sin embargo, en la década de 1930 el Dr. John Garstang hizo un descubrimiento asombroso. Dice, "En cuanto al hecho principal, entonces, no queda ninguna duda: los muros cayeron hacia afuera de forma tal que los atacantes pudieron treparse por sobre las ruinas de la ciudad." Esto es asombroso porque los muros de las ciudades caen hacia adentro, no hacia afuera.
La edición del 5 de marzo de 1990 de la revista Time llevaba un artículo llamado "Score
One For the Bible – Punto Uno Para la Biblia." En este artículo la arqueóloga Kathleen Kenyon decía que los muros de Jericó habían caído en forma súbita. Muchos eruditos consideran que esto fue provocado por un terremoto que podría explicar también el desbordamiento del rio Jordán. Además, se descubrieron granos, lo cual muestra que la ciudad fue conquistada rápidamente. Este hallazgo agrega credibilidad al relato bíblico. Un estudio posterior hecho por Brian Wood encontró que la fecha de la caída de Jericó coincidía con la fecha de la Biblia. 
Estos son sólo dos ejemplos de la autenticación por parte de la arqueología de la confiabilidad de la Biblia. No hay ningún libro que sea tan antiguo y, a la vez, preciso en una forma tan convincente como la Biblia.
La indestructibilidad y la arqueología son dos evidencias externas a favor de la Biblia.
La Profecía
Hay muchas más evidencias externas a favor de la Biblia, pero voy a cubrir una sola más: la evidencia de la profecía. La Biblia contiene cientos de profecías que se han cumplido. Ningún libro en la historia se ha acercado siquiera a la Biblia cuando se trata de profecía cumplida.
Las profecías en la Biblia son muy específicas y precisas. Nostradamus dice haber hecho cientos de profecías que se han cumplido, pero si lees sus profecías verás que son vagas y poco claras. Sus símbolos y su lenguaje pueden ser usados para indicar una gran cantidad de eventos históricos. A diferencia de muchas profecías de ese tipo, la profecía bíblica es muy específica.
Aquí hay algunos ejemplos. En Ezequiel 26, que fue escrito en 587 a.C., Ezequiel profetiza que la poderosa ciudad de Tiro sería destruida. Tiro estaba formada por dos partes, una ciudad-puerto en tierra y una ciudad-isla a unos ochocientos metros de la costa. Ezequiel predijo que la ciudad terrestre de Tiro sería destruida por Nabucodonosor, que muchas naciones lucharían contra ella, que los escombros de la ciudad serían arrojados al mar, que nunca más se podría encontrar la ciudad y que los pescadores vendrían a ella a colgar sus redes.
En 573 a.C., Nabucodonosor destruyó la ciudad terrestre de Tiro. Muchos de los refugiados de la ciudad navegaron hacia la isla, y la ciudad-isla de Tiro siguió siendo una ciudad poderosa. En 333 a.C., sin embargo, Alejandro Magno sitió a Tiro. Usando los escombros de la Tiro terrestre, construyó un camino hacia la ciudad-isla de Tiro. Luego capturó y destruyó por completo la ciudad.
Hoy, Tiro es un pequeño pueblo de pescadores donde vienen a descansar los botes de pesca y donde los pescadores extienden sus redes. La gran ciudad antigua de Tiro permanece, al día de hoy, enterrada en ruinas, exactamente como fue profetizado. Si fuéramos a calcular las probabilidades de que este evento pudiera ocurrir por azar, las figuras serían astronómicas. No, no fue por casualidad. 
Aquí hay otro ejemplo. Hay más de trescientas profecías hechas de Jesús en el Antiguo Testamento. Profecías como de Su lugar de nacimiento, sobre cómo iba a morir, sobre Su rechazo por la nación de Israel, etc. Todas estas profecías fueron hechas muchos cientos de años antes que Jesús hubiera venido a la tierra. Debido a la precisión de las profecías, muchos escépticos creyeron que debían haber sido escritas después del año 70 d.C.—después del nacimiento y la muerte de Jesús, y la destrucción de Jerusalén. Por lo tanto, han tratado de negar que hayan sido profecías siquiera.
Sin embargo, en 1947, los Rollos del Mar Muerto fueron descubiertos. Estos rollos contenían el libro de Isaías y otros libros proféticos. Cuando fueron fechados, se encontró que habían sido escritos entre 120 y 100 a.C., mucho antes que hubiera nacido Jesús. Hubiera sido un logro imposible que Jesús hubiera cumplido trescientas profecías. Algunos dicen que las profecías se cumplieron por casualidad, pero las probabilidades en contra serían tremendamente grandes. Requeriría más fe creer en su ocurrencia fortuita que en el hecho que Jesús fuera Dios y que estas profecías fueron inspiradas divinamente.
Ningún libro puede igualar a la Biblia cuando se trata de profecía. Entiende que sólo he tocado la punta del témpano. Hay cientos de pruebas adicionales a favor de la Biblia, pero sólo he mencionado unas pocas. Espero que este estudio haya despertado tu interés en estudiar más acerca de la Palabra de Dios.
Notas
  1. Josh McDowell, Evidence That Demands a Verdict (Evidencia que Exige un Veredicto - San Bernardino: Here's Life Publishers,1979), 17
  2. Nelson Glueck, Rivers in the Desert: A History of the Negev (Ríos en el Desierto: Una Historia del Neguev - New York: Farrar, Strauss, and Cudahy, 1959), 31.  
  3. William F. Albright, Archaeology and the Religion of Israel (La Arqueología y la Religión de Israel - Baltimore: John Hopkins, 1953), 176.  
  4. Merrill Unger, Unger's Bible Dictionary (Diccionario Bíblico de Unger - Chicago: Moody, 1971), 330.  
  5. John Garstang, The Foundations of Bible History; Joshua, Judges (Los Fundamentos de la Historia Bíblica: Josué, Jueces - London: Constable, 1931), 146.   Michael Lemonick, "Score One for the Bible," Time, 5 March 1990, 59.  
  6. Ralph H. Alexander, "Ezekiel," in The Expositor's Bible Commentary, ed. Frank E. Gaebelein (Grand Rapids: Zondervan, 1986), 869.
  7.  Unger, 291-292.  
  8. McDowell, 167.  
Traducción: Alejandro Field

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