Una de las preguntas más comunes al
momento de hablar del tema de la salvación en la Biblia es el cómo los
creyentes en el Antiguo Testamento encontraban salvación. Si decimos que solo
hay un mediador entre Dios y los hombres (1 Timoteo 2:5), solo hay un camino
para llegar a Dios (Juan 14:6), y que ambos se encuentran en la persona de
Jesucristo, entonces ¿cómo se salvaba la gente antes de que Cristo viniera?
Esta es una pregunta sumamente válida, especialmente para aquellos que están
tratando de hacer sentido de la historia de redención que se revela en las
Escrituras y quieren entender la continuidad entre ambas partes de la Biblia.
Sin embargo, también es una de las preguntas que es más propensa a recibir
respuestas incorrectas.
Por ejemplo, una de las respuestas
más comunes, y equivocada, a esta pregunta es que Dios obraba de manera diferente en el
Antiguo Testamento que la manera en que obraba en el Nuevo Testamento. Mientras
que en el Nuevo Testamento tenemos el evangelio de Jesucristo y salvación por
gracia, en el Antiguo Testamento la gente se salvaba por sus obras; por su
obediencia a la ley de Dios. La razón por la que cambia en el Nuevo Testamento, según se responden estas personas, es que Dios vio que la manera en la que él había
determinado salvar a su pueblo no era la mejor, por lo tanto, tuvo que
dispensar una nueva forma en la que los mismos pudiesen ser salvos, la misma
siendo por medio de la fe en Cristo Jesús. Ahora, aun si ignoramos el hecho de
que esto no solo obvia la presencia del evangelio en el Antiguo Testamento,
sino que presenta a un Dios cuyo “plan A” no funciono, de modo que tuvo que
utilizar un “plan B” para redimir a los suyos, la premisa en si es defectuosa
en varias partes. Primero que nada, la ley no podía salvar a nadie, puesto que
nadie podía cumplirla con la perfección que Dios requiere. Por eso es que la
Biblia enfatiza que la ley vino a ser maldición a los que dependían de la
misma, puesto que aun la más mínima falla te hace culpable de que haberla
quebrantado en su totalidad y te condena ante Dios (Gálatas 3:10). No solo eso,
sino que el propósito de la ley nunca fue salvar a nadie, sino de servirnos
como un guía para llevarnos a Cristo, a fin de que halláramos salvación en El
(Gálatas 3:24). Fuera de todo esto, la Biblia hace claro de que la sangre de
toros y machos cabríos no tenía poder para salvar a nadie o perdonar pecados (hebreos
10:4), sino que el propósito de los sacrificios en el Antiguo Testamento era
para servir como sombra o imagen de la realidad que Cristo iba a llevar a cabo
con su sacrificio en la cruz (Hebreos 9: 9-14, 23-28; 10:1). Entonces, si los
creyentes en el Antiguo Testamento no se salvaban por las obras de la ley o
sacrificios que pudiesen hacer, ¿cómo se salvaban?
El apóstol Pablo nos da la respuesta
a esta pregunta, utilizando como ejemplo una de las figuras más importantes del
Antiguo Testamento, el patriarca Abraham. En Romanos 4:3 nos dice: “Porque ¿qué
dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia.” ¿Cómo
encontró salvación Abraham en el Antiguo Testamento? ¿Acaso fue por sus obras y
obediencia? No. La Palabra nos dice que Abraham le creyó a Dios, y le fue
contado por justicia. Él puso su fe en las promesas de Dios y fue declarado justo
delante de Él. Abraham evidencio lo que la Biblia constantemente repite, que el
justo por su fe vivirá (Habacuc 2:4; Romanos 1:17; Gálatas 3:11; hebreos 10:38,
etc.). Ahora, alguien podría decir que, aunque Abraham fue justificado por su
fe en las promesas de Dios, no fue hecho justo por creer en Jesucristo como
nosotros, por lo tanto, en el Antiguo Testamento se salvaban de una manera
diferente. La razón por la cual esto es falso y no es diferente es que en la
persona de Jesucristo era que Dios iba a llevar a cabo las promesas que le
había hecho a Abraham (Efesios 2:11-22; Gálatas 3:13-16), por lo tanto,
indirectamente Abraham estaba poniendo su fe en Cristo. Abraham no tenía toda
la información detallada de como Dios iba a llevar a cabo lo que le prometió, y
ciertamente no vio el cumplimiento de esas promesas en vida, sin embargo, le
creyó a Dios y siguió adelante, con la confianza y expectativa de lo que había
de venir (hebreos 11:13). Es por eso que Jesús podía decir en Juan 8:56:”
Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó,”
aun cuando físicamente Jesús no estaba allí y Abraham murió siglos antes de su
venida. De modo que, ya sea indirectamente o directamente, la Biblia nos
muestra que solo hay un medio en la que somos salvos y es por medio de Cristo
Jesús. Mientras que nosotros como creyentes miramos hacia el pasado, hacia el
cumplimiento de las promesas de Dios en la persona de Jesucristo y su obra
salvífica en la cruz del calvario, Abraham y los creyentes del Antiguo Testamento
miraban hacia el futuro, depositando su esperanza en el hecho de que Dios iba
cumplir lo que les había prometido, a pesar de no tener todos los detalles de
cómo Dios lo iba a llevar a cabo, pero confiando que si Dios lo prometió, él lo
hará.
Publicado por Arnaldo Burgos el 30
de octubre de 2014
Permitida su reproducción. Por favor de créditos al autor y a la pagina. Gracias
Hola, entiendo que era el Espiritu santo quien convencia de pecado y quien daba la fe, pero me surge una pregunta, las personas en el antiguo testamento tambien nacian de nuevo?
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