Doctrinas de la Gracia

22 may 2020

Si Dios elige a quien quiere, significa que hace acepción de personas?



Primeramente veamos el significado de la palabra según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española:   

Acepción:

f. Acción de favorecer o inclinarse a unas personas más que a otras por algún motivo o afecto particular, sin atender al mérito o a la razón

 Parcialidad:

 f. Designio anticipado o prevención en favor o en contra de alguien o algo, que da como resultado la falta de neutralidad o insegura rectitud en el modo de juzgar o de proceder. 

La Biblia nos declara de forma explícita que Dios no hace acepción de personas, pero también nos da indicación de que sí hace acepción de personas.  Para entender estos conceptos sin que creemos una contradicción debemos de entender cómo y cuándo Dios hace acepción de personas y cuando no lo hace.  Veamos a continuación:

Deuteronomio 10

16 Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz. 17 Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas,(1) ni toma cohecho; 18 que hace justicia al huérfano y a la viuda; que ama también al extranjero dándole pan y vestido.

2 Crónicas 19

6 Y dijo a los jueces: Mirad lo que hacéis; porque no juzgáis en lugar de hombre, sino en lugar de Jehová, el cual está con vosotros cuando juzgáis. 7 Sea, pues, con vosotros el temor de Jehová; mirad lo que hacéis, porque con Jehová nuestro Dios no hay injusticia, ni acepción de personas, ni admisión de cohecho.

Acepción es el hacer diferencia entre una persona (o cosa) y otra basado en preferencia (prejuicio) personal y no en razones o méritos de cada uno en particular.  Por ejemplo, acciones tales como dar la razón al pobre sobre el rico simplemente porque es pobre es acepción de personas, escoger al blanco sobre el negro simplemente porque es blanco es acepción de personas, preferir al latino sobre el anglo simplemente porque es latino, es acepción de personas.  En este respecto es claro que Dios no hace acepción de personas sino que trata a todo el mundo por igual y se nos ordena en la Biblia a no hacer tal diferencia en nuestro trato con los demás…

Santiago 2

1 Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas. 2 Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, 3 y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado; 4 ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos? 5 Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? 6 Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales? 7 ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros? 8 Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, (1) bien hacéis; 9 pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores.

El hacer nuestra elección o decisión a favor o en contra de alguien basado en la razón y el mérito que esa persona tenga es, según los principios humanos (y bíblicos) justo.  Dios utiliza también ese principio. Por ejemplo, Dios ha establecido principios que dicen “el que se humilla será ensalzado”, “lo que siembras cosechas”, “pagará a cada uno conforme a sus obras”, etc.   Eso es hacer justicia y Dios ciertamente no falla en ese aspecto.  Ahora, NO ES acepción de personas escoger entre dos personas igualmente capacitadas, o dos personas igualmente meritorias o dos personas igualmente indignas o dos personas igualmente inmerecedoras.

Elección Eterna para salvación
Cuando se trata de la elección del hombre para salvación eterna, Dios pasó por alto las distinciones de raza, color, inteligencia, condición económica, tamaño, sexo, nacionalidad, etc.  La elección no fue basada en ninguna de esas cosas y por lo tanto Dios no ha hecho acepción de personas en cuanto a eso.  La elección eternal ha sido basada mirando a los hombres igualmente pecadores e igualmente alejados de Dios y con igual condena al infierno sobre sus cabezas.  Dios no puede ser acusado de actuar injustamente ni de hacer acepción de personas por haber escogido a algunos para salvación y a otros no, pues en primer lugar la salvación no es un acto de justicia sino de misericordia.  Estos son dos atributos de Dios muy distintos.  Cuando Dios escoge a salvar a alguien no es su ‘justicia’ lo que está en función sino su ‘misericordia’. Frente a elegir entre hombres igualmente pecadores, igualmente indignos e igualmente merecedores de muerte y condenación, si Dios escoge salvar (escoger) algunos de ellos y a otros no, ni el que es salvo (escogido) puede decir que Dios lo salvo porque él o ella era alguien justo o que hizo lo correcto o tenía buen corazón, ni el que no es salvo (reprobado) puede de ninguna manera acusar a Dios de ser injusto, pues Dios no ha escogido a los demás basado en un principio de justicia sino en un principio de misericordia. Y a eso dice la Escritura…

Romanos 9

14 ¿Qué, pues, diremos? ¿Qué hay injusticia en Dios? En ninguna manera. 15 Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca.16 Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.

Por eso decimos y creemos que la Biblia enseña que la elección del hombre es ‘incondicional’.  Dios no ha basado su elección en condiciones recomendables en los seres humanos lo cual haría la salvación meritoria; pero no es así sino que la salvación está basada en misericordia inmerecida (gracia).

La condición de fe
Algunos creen y enseñan que Dios miró hacia el futuro (como si El mismo no hubiera establecido el futuro) y previó (como si Él no lo supiera de antemano) aquellos que habrían de creer y los escogió así salvarlos basado en esa condición, "fe".  Pero la Biblia nos enseña que la salvación es “por Gracia” (Efe. 2:5), lo que significa “don de misericordia inmerecida”  Si Dios muestra misericordia a aquellos que lo merecen porque creen, entonces no es “misericordia inmerecida” (Gracia), sino “misericordia merecida” y ya no es por Gracia.    No obstante a eso, la Biblia claramente enseña que la fe es “don de Dios” a sus escogidos (Fil. 1:29; Gal. 5:22, Santiago 2:5) y que la fe ES ‘consecuencia’ de la elección y NO la elección ‘producto’ de la fe.

Hechos 13:48

48 Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.

Ahora, si fuera cierto que la elección es basada en fe prevista, entonces la salvación es “del que quiere”, lo cual es contrario a la declaración bíblica (ver. Rom. 9:16) y harían falta dos métodos de salvación, uno para los que pueden creer (personas capacitadas y suficientemente inteligentes como para entender y ejercer fe) y otro método para los que no pueden creer (personas no capacitadas y no lo suficientemente inteligentes como para no entender ni ejercer fe).

La Acepción
Al comienzo dijimos que Dios hace acepción de personas entre persona y persona.  Ya hemos visto que en cuanto a la salvación eterna no existe acepción de personas.  Ahora, la acepción de personas en Dios se encuentra hacia aquellos que Él considera ‘suyos’, los escogidos.  A estos prefiere Dios por encima de los demás que no son sus escogidos.  Por ejemplo, la Biblia nos dice que en el último tiempo, Dios acortaría aquellos días por amor a sus escogidos (Mateo 24).  La Biblia dice que Dios entregó a su Hijo por “sus escogidos”

Juan 17

9 Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, 10 y  todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos.

Romanos 8

31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? 32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? 33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. 34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

Los “nosotros” aquí es una referencia a “los escogidos de Dios” (v. 33).  A esos, Dios ha preferido y prefiere.  En el Antiguo Testamento nos habla de la preferencia de Dios por su pueblo Israel por encima de 'todos' los demás pueblos:

Malaquías 1

2 Yo os he amado, dice Jehová; y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice Jehová. Y amé a Jacob, 3 y a Esaú aborrecí, y convertí sus montes en desolación, y abandoné su heredad para los chacales del desierto.

Amós 3

1 Oíd esta palabra que ha hablado Jehová contra vosotros, hijos de Israel, contra toda la familia que hice subir de la tierra de Egipto. Dice así: 2 A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra; por tanto, os castigaré por todas vuestras maldades.

De la misma manera que la Biblia nos da mandamiento a no hacer acepción de personas, también nos da mandamiento a hacer ‘preferencia’ en cuanto a los que son parte de la Iglesia…

Romanos 12

9 El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. 10 Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. 11 En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor;

Gálatas 6

9 No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. 10 Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.

Dios, en su Justicia NO HACE acepción de personas sino que juzga fiel y justamente la obra de cada uno.  Pero cuando se trata de salvación, Dios salva Misericordiosamente POR SU GRACIA aquellos a quienes ha escogido “según el puro afecto de su voluntad” (Efesios 1:6), y nos prefiere, nos defiende, nos cuida, nos guarda y nos protege por encima de todos los demás. ¡GLORIA A DIOS!

Lea con detenimiento y profunda meditación el siguiente pasaje:

Romanos 8

28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. 29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.  30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. 31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? 32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? 33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.  34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. 35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?  36 Como está escrito:

Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero.

37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.  38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

¡Amen!



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