1 may 2020
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La Verdadera Unción Bíblica
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La Verdadera Unción Bíblica
Hoy día es común escuchar la
palabra “unción” en el vocabulario de muchas iglesias cristianas. Se habla de
“hombres llenos de la unción de Dios”, se habla de que “el creyente o el
ministro debe buscar la unción”, se comenta de cierto predicador que “tiene
mucha unción.” Algunos dicen “caer al piso por o bajo el poder de la unción.”
¿Pero qué es exactamente la
unción?
La manera en que el término
es utilizado hoy en la iglesia es para describir la llenura de la presencia o
del poder de Dios en la vida de alguien o de un líder. Pero es importante
escudriñar el concepto bíblico de la unción.
Que dice la Biblia sobre la
Unción:
Su Definición:
Ungir significa meramente
aplicar un ungüento o derramar aceite sobre algo o alguien.
La unción en el sentido
bíblico consistía en la práctica de un sacerdote o profeta de derramar aceite
sobre un hombre u objeto con el fin de consagrarlo para el servicio de Dios.
Era la forma simbólica de mostrar que Dios había apartado a alguien para una tarea
específica. Era una manera simbólica de santificar o apartar.
Era el acto de derramar
aceite sobre algo o alguien para consagrar, santificar, apartar o dedicar a ese
objeto o a esa persona para una tarea especial.
La unción en el Antiguo
Testamento: En el Antiguo Testamento se registran la unción en cuatro casos o
circunstancias:
1. La unción de objetos
sagrados dedicados al culto de Dios en el tabernáculo o el templo.
Éxodo 40:9 Y tomarás el
aceite de la unción y ungirás el tabernáculo, y todo lo que está en él; y lo
santificarás con todos sus utensilios, y será santo.
Levítico 8:10 Y tomó Moisés
el aceite de la unción y ungió el tabernáculo y todas las cosas que estaban en
él, y las santificó.
2. La unción de los
sacerdotes (comenzando desde Aarón y sus hijos).
Éxodo 29:21 Y con la sangre
que estará sobre el altar, y el aceite de la unción, rociarás sobre Aarón,
sobre sus vestiduras, sobre sus hijos, y sobre las vestiduras de éstos; y él
será santificado, y sus vestiduras, y sus hijos, y las vestiduras de sus hijos
con él.
Levítico 8:12 Y derramó del
aceite de la unción sobre la cabeza de Aarón, y lo ungió para santificarlo.
3. La unción de reyes.
Aunque los reyes no eran
ungidos para el servicio religioso a Dios, eran apartados para una tarea especial
de gobierno. Eran consagrados con la tarea de dirigir y gobernar con justicia
al pueblo.
1 Samuel 10:1 Tomando
entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su cabeza (de Saúl), y
lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo
Israel?
1 Samuel 15:1, 17 “Después
Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te ungiese por rey sobre su pueblo
Israel; ahora, pues, está atento a las palabras de Jehová.
1 Reyes 1:34: y allí lo
ungirán el sacerdote Sadoc y el profeta Natán como rey sobre Israel, y tocaréis
trompeta, diciendo: ¡Viva el rey Salomón!
1 Reyes 19:15 Y le dio
Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás
a Hazael por rey de Siria.
4. La unción de profetas.
1 Reyes 19:16 “…y a Eliseo
hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar.
Así la Biblia en el Antiguo
Testamento registra la unción de objetos del tabernáculo, la unción de sacerdotes,
la unción de reyes y la unción de profetas. La unción era el acto de derramar
aceite como una forma de consagrar para una tarea especial de servicio.
El Antiguo Testamento no
habla de niveles de unción, ni de tener la unción en el sentido de tener poder
de Dios. Se menciona que el Espíritu del Señor venia sobre sus siervos y les
daba poder. Esta acción se registra mucho en el libro de los Jueces, en donde
el Espíritu del Señor venia sobre Gedeón, o sobre Sansón y los llenaba de
fuerza, sabiduría y poder para liberar a Israel en tiempos de guerra y
opresión, pero no se le llama unción. En el Antiguo Testamento el Espíritu
Santo no moraba de forma permanente en su pueblo como vemos que sucede en el
Nuevo Testamento a través de la salvación de Cristo en el creyente (Efesios
1:13).
La Unción en el Nuevo
Testamento:
En el Nuevo Testamento no
existen más los oficios del sacerdocio, el profeta, ni de los reyes en Judá, lo
cual explica el hecho que en todo el Nuevo Testamento se habla de la unción en
solo dos versículos dentro de solo un pasaje y esto de forma simbólica dando a
entender la presencia del Espíritu Santo en la vida del cristiano.
Jesucristo inauguro el Nuevo
Pacto que Dios había prometido en Jeremías 31:31. Jesucristo es el perfecto
sacerdote que entró al lugar santísimo una vez y para siempre para presentar la
ofrenda de su propio sacrificio a fin de salvarnos y reconciliarnos con Dios
(Hebreos 7). Jesucristo es la última revelación de Dios como el profeta
perfecto que habría de venir a revelarnos a Dios y su plan (Deuteronomio 18:18;
Hebreos 1:1-2; Juan 1:18). Jesucristo es descendiente del rey David de Israel
del cual de su simiente se establecería un reino eterno que no tendría fin
(Daniel 7:13-14: Mateo 1:1). Los tres oficios de Cristo son rey, sacerdote y
profeta. Es por eso que es llamado “el Cristo”, del verbo griego Krio (ungir),
traducción del Hebreo ha Mashia, que significa “El Ungido” de Dios. Jesucristo
fue consagrado, apartado, para la tarea específica de redimir a la humanidad del
pecado. Jesucristo es el “ungido” de Dios por excelencia, el Cristo.
Pero Jesús en los evangelios
nada dijo de la unción cuando hablo de que enviaría al Espíritu Santo en Juan
14:13 y 16:23. Ni el apóstol Pablo, ni el apóstol Pedro, ni Santiago, ni Judas,
mencionan nada sobre la unción en ninguna de sus Cartas. Tampoco el libro de
Hechos, ni Hebreos mencionan nada sobre la unción. El único que hace mención a
la unción es el apóstol Juan únicamente en su primera carta dentro de un
contexto específico en dos versos del capítulo 2.
1 Juan 2:20 “Pero vosotros
tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.”
1 Juan 2:27 “Pero la unción
que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de
que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es
verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.”
Lo que el pasaje dice en sus
dos versos es que:
Los creyentes tienen la
unción del Santo, que les permite conocer todas las cosas.
La unción que recibimos de
Dios permanece en nosotros, y no tenemos necesidad de que nadie nos enseñe.
La unción misma nos enseña
todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira.
La unción nos ha enseñado
para que no nos dejemos desviar por falsas enseñanzas y para que así
permanezcamos en Cristo.
Como podemos ver nada nos
dice este pasaje de que algunos tienen la unción más que otros, nada dice de
que existan niveles de unción. Tampoco dice que solo los líderes son ungidos.
Ni nos dice que busquemos la unción, solo da por sentado que ya la tenemos.
Ahora exploremos el
significado real de este pasaje. Veamos primero su contexto.
1 Juan 2:18-28 18 Hijitos,
ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así
ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último
tiempo. Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido
de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se
manifestase que no todos son de nosotros. Pero vosotros tenéis la unción del
Santo, y conocéis todas las cosas. No os he escrito como si ignoraseis la
verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad.
¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es
anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo aquel que niega al Hijo,
tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre. Lo que
habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído
desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el
Hijo y en el Padre. Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna. Os he
escrito esto sobre los que os engañan. Pero la unción que vosotros recibisteis
de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así
como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es
mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él. Y ahora, hijitos,
permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que
en su venida no nos alejemos de él avergonzados.”
El contexto de primera de
Juan tiene que ver con falsa doctrina promovida por falsos maestros o
anticristos que han penetrado la iglesia.
1ª Juan 4:1-4 1 Amados, no
creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos
falsos profetas han salido por el mundo. 2 En esto conoced el Espíritu de Dios:
Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; 3 y
todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios;
y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y
que ahora ya está en el mundo. 4 Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis
vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.
Este es el contexto de la
unción de 1a Juan 2:20 y 27 que enseñaba a los creyentes la verdad para
discernir el error de los falsos profetas que niegan la verdad de Cristo.
1 Juan 2:18-20 “ahora han
surgido muchos anticristos…” “…Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y
conocéis todas las cosas.”
Juan quiere decir a los
lectores que porque ellos tienen “la unción del santo”, ellos están preparados
para enfrentar a los anticristos que han salido por el mundo, a aquellos que se
oponen a Cristo con falsas enseñanzas que tergiversan la verdad del evangelio.
Inclusive algunos de estos han salido aun en medio de ellos mismos, “Salieron
de nosotros, pero no eran de nosotros.”
El comentario Bíblico de Roy
Zuck El Conocimiento Bíblico, Un Comentario Expositivo, explica así este
pasaje:
“2:20-21 Los lectores
estaban preparados para enfrentar a los anticristos, ya que tenían la unción
del santo (la unción de Dios en ellos). La “unción” es sin duda, el Espíritu
Santo, debido a que según el versículo 27, la unción enseña. Esto muestra con
claridad que la unción es una persona. Jesucristo mismo fue ungido con el
Espíritu Santo (Hechos 10:38).
Como resultado de su
“unción”, los lectores (quizás principalmente los líderes de la iglesia),
habían recibido la instrucción adecuada en la verdad de Dios. Juan les escribe
precisamente porque su comprensión de la verdad era correcta y porque no se
debe confundir nunca la mentira con la verdad.
2:22-23 Los Anticristos son
mentirosos porque niegan que Jesús sea el Cristo (el hijo de Dios y el salvador
suficiente). Esta negación también implica la negación del Padre, “nadie puede
tener al padre sin el hijo.”
A los destinatarios de esta
carta no les hacía falta la enseñanza de los anticristos ni de cualquier otra
persona. La unción que habían recibido de El (de Dios) permanecía en ellos como
el maestro por excelencia. Esta afirmación junto con la de los versos 12-14
sugiere que los lectores de esta epístola eran relativamente maduros. Esta
afirmación sería muy apropiada si el apóstol se estuviera refiriendo a los
líderes de las iglesias, pero también quedaría perfecta para una congregación
con mucho arraigo en la fe. A diferencia de los anticristos, que podrían haber
fingido alguna forma de inspiración, la unción de los lectores era verdadera y
no era una mentira. La única necesidad que tenían era de permanecer en El y
confiar en forma plena en su continua instrucción o dirección.”
Como podemos observar estos
versos son en el contexto de falsa doctrina. Muchos han llevado estos pasajes a
extremos absurdos.
1 Juan 2:20, y 27 dicen:
“Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.” “..La
unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis
necesidad de que nadie os enseñe.”
Si mal interpretamos este
pasaje y lo sacamos de su contexto, podríamos llegar a decir que no es
necesario aprender de nadie nunca, ni ir a ninguna escuela ni recibir ningún
tipo de entrenamiento o ni siquiera estudiar por nosotros mismos, pues el
pasaje dice que conocemos ya todas las cosas y no tenemos necesidad que nadie
nos enseñe pues dice “todas las cosas”, por lo que no necesitamos estudiar
ninguna materia ni siquiera matemáticas, gramática, ni historia, pues dice que
“nos enseñara todas las cosas” y todo es todo. Como ve es muy fácil torcer el
sentido de la Escritura y llevarlo a interpretaciones absurdas si se saca de
sus contextos.
No puede referirse a que
nadie necesita enseñarnos pues Juan mismo les escribe para enseñarles. El libro
de Hechos registra en el capítulo 20 que el apóstol Pablo enseño por tres años
a la iglesia de Éfeso. De hecho todas las cartas y los libros bíblicos en
general son para instruir en la verdad y guiar a las iglesias. Efesios 4:11-13
dice que Jesucristo mismo estableció maestros tras su resurrección para
capacitar a los creyentes para la obra del ministerio. La realidad es que todos
necesitamos gente que nos enseñe para crecer.
“Lo que habéis oído desde el
principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece
en vosotros, también vosotros permaneceréis en él.” Vemos que los mismos
creyentes a quienes Juan instruye fueron enseñados en el principio.
Debemos considerar una de
las regla hermenéuticas en la interpretación correcta de la Palabra de Dios es
el nunca basar una doctrina en un pasaje aislado u obscuro de la Escritura.
El contexto de la
declaración de Juan de que la “unción misma nos enseña todo por lo que no
necesitamos que nadie más nos enseñe” es tomando en cuenta que la iglesia a la
que Juan escribe ya había sido enseñada en la verdad por lo cual al tener en
ellos al Espíritu Santo, el Espíritu era suficiente para recordar la verdad
aprendida para permanecer en la verdad, sin tener necesidad de las “nuevas”
falsas enseñanzas de los falsos profetas que querían confundir a la iglesia.
Por eso el pasaje dice “según ella os ha enseñado, permaneced en él.” El asunto
es que la iglesia permaneciera en lo que fue enseñada en el principio y no
prestara atención a otras enseñanzas falsas.
Es probable que Juan utilice
la unción como una analogía al hecho de haber recibido el Espíritu Santo, el
cual según Cristo mismo en el evangelio del mismo Juan nos informa que Jesús en
Juan 14:26 y 16:13 dijo que El Espíritu Santo les recordaría lo que Jesús les
enseño y los guiaría a toda verdad. Lo cual es probable se utiliza como analogía
Efesios 1:13 dice que todo
cristiano tiene el sello del Espíritu Santo desde el momento de creer, si la
unción representa el haber recibido el Espíritu Santo entonces todo creyente
tiene la unción.
Efesios 5:15 nos manda que
“seamos llenos del Espíritu santo”. Desde ese punto de partida si es posible
ser más lleno que otros. Pero el sentido es llenarnos de la presencia de Dios
en el sentido de vivir en más obediencia y apego al Señor.
En conclusión:
La unción no se da por
medida
La unción no es símbolo de
espiritualidad o autoridad espiritual.
Si lo que se quiere decir
con “buscar la unción” es buscar ser llenos del Espíritu Santo, en entonces es
un concepto bíblico pero la palabra es confusa pues nunca se usa así en la
Escritura. Es preferible usar el lenguaje bíblico de ser llenos del Espíritu
Santo y explicar a la gente lo que esto significa.
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