Doctrinas de la Gracia

16 nov 2018

QUE ES LA TEOLOGÍA LIBERAL Y CUALES SON SUS CARACTERÍSTICAS



En los últimos dos siglos, la amenaza más grande contra el cristianismo bíblico no ha surgido desde las otras religiones mundiales más destacadas tales como el islam, el budismo, sino dentro de la misma Iglesia. Es el peligro de la teología liberal, la cual, haciéndose pasar por cristiana, niega prácticamente todo lo que enseña la Palabra de Dios.

La teología liberal vació una gran parte de las iglesias protestantes de Europa a lo largo de los siglos XIX y XX y ahora está haciendo exactamente lo mismo en países como los Estados Unidos. Si los pastores no estamos preparados ni arraigados en las grandes verdades de las Escrituras, estamos en peligro de permitir que esta teología pervierta y desvíe lo que el Señor está haciendo en nuestra generación, sobre todo en el mundo hispano.

En la enseñanza "liberal cristiana", que no es cristiana, la razón del hombre es enfatizada y tratada como la autoridad final. Los teólogos liberales tratan de reconciliar al cristianismo con la ciencia secular y el "pensamiento moderno". De esta manera, tratan la ciencia como omnisciente y la Biblia como falsa y cargada de fábulas. Los primeros capítulos de Génesis son reducidos a poesía o fantasía, teniendo un mensaje, pero no deben ser tomados literalmente (a pesar de que Jesús había hablado de esos primeros capítulos en términos literales). La humanidad no es vista como totalmente depravada y por lo tanto los teólogos liberales tienen una visión optimista del futuro de la humanidad. También se acentúa el evangelio social, mientras niegan la incapacidad del hombre caído para cumplirlo. Si una persona se salva de su pecado y su castigo en el infierno ya no es el punto; lo principal es cómo el hombre trata a su prójimo. El "amor" de nuestros semejantes se convierte en la cuestión definitoria.

Como resultado de este razonamiento por teólogos liberales, los siguientes postulados son enseñados por teólogos liberales cuasi-cristianos:

1.   La teología liberal y el ataque a la Biblia

El punto de partida para la teología liberal no es la voz del Señor tal cual se revela en las Escrituras, sino la razón humana. Por esta razón, los liberales sacrifican cualquier enseñanza que no cuadre con su forma de razonar. Esta observación explica la razón por la que el alemán Rudolf Bultmann (1884-1976) propuso su método de ‘desmitologización’, mediante el cual negó todos los milagros registrados en la Biblia en el nombre de la racionalidad moderna. En palabras de Bultmann, “No se puede utilizar la luz eléctrica y la radio, usar medicamentos y medios clínicos modernos en casos de enfermedad, y al mismo tiempo creer en el mundo de espíritus y de los milagros del Nuevo Testamento”. Para el liberal, en primer lugar está la razón y luego la revelación de Dios. El evangélico, sin embargo, invierte este orden, es decir, primero la revelación, luego la razón.

La teología liberal estipula que la Biblia no es "inspirada por Dios" y tiene errores. Debido a esta creencia, el hombre (los teólogos liberales) debe determinar cuáles enseñanzas son correctas y cuáles no. La creencia de que la Biblia es "inspirada" por Dios (en el significado original de esa palabra) es sostenida sólo por incautos. Esto contradice directamente 2 Timoteo 3:16-17: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra."

La mayoría de los autores humanos de la Biblia no son las personas que tradicionalmente se creen ser. Por ejemplo, Moisés no escribió los primeros cinco libros de la Biblia. El libro de Daniel tuvo dos autores porque es imposible que las "profecías" detalladas de los últimos capítulos podrían ser sabidas antes del tiempo; deben haber sido escritas después del hecho. El mismo pensamiento es aplicado a los libros del Nuevo Testamento también. Estas ideas contradicen no sólo las Escrituras sino documentos históricos, verificando la existencia de todas las personas que los liberales niegan.

2. La teología liberal ataca la doctrina de los Credos y las Confesiones de fe

La teología liberal critica el uso de credos, confesiones de fe y catecismos, ya que dichos documentos dan por sentado la importancia de la doctrina. La meta del liberal es tener “una mente abierta” y por lo tanto ataca cualquier sistema que atenta contra su libertad intelectual. Puesto que la verdad no se puede transmitir mediante palabras, el liberal razona que puede creer lo que bien le da la gana. La doctrina, dicen, es para los “fundamentalistas” o “los que pertenecen a la Edad de Piedra”. A los liberales no les gustan para nada las declaraciones doctrinales empleadas en las Escrituras (1 Co. 15:3-51 Tim. 3:16, etc.)

3. La teología liberal no busca conocer a Dios. Desea “sentir” a Dios

Ya que la doctrina no importa, los liberales priorizan la “experiencia” de Dios. El padre de la teología liberal, Friedrich Schleiermacher (1768-1834), definió la teología como el sentimiento de nuestra “absoluta dependencia de Dios”. A nivel práctico, quiere decir que en vez de empezar con la revelación de Dios según las Escrituras, Schleiermacher arrancó con la subjetividad de la experiencia humana. Lo más importante en la teología entonces no es hablar sobre Dios sino más bien nuestra experiencia de Él (o de Ella). Las consecuencias de tal sistema liberal fueron desastrosas. Schleiermacher negó prácticamente todas las doctrinas cardinales del cristianismo (la Trinidad, la doble naturaleza de Cristo, la obra expiatoria del Hijo de Dios, la condenación eterna para los impíos, etc.) y al fin y al cabo, convirtió la teología en antropología. En vez de someter sus experiencias a las Escrituras, sujetó las Escrituras a su experiencia. Con razón algunos han llamado a Schleiermacher el ‘Judas Iscariote’ de los siglos XVIII y XIX.

4. La teología liberal solo cree en un Dios de amor.

El único atributo de Dios que los liberales mencionan desde el púlpito y en sus círculos académicos es el amor de Dios. No se habla sobre Su santidad, Su justicia y Su ira contra los impíos. Han creado a otro dios conforme a su imagen y semejanza. Por esta razón los liberales nunca predican sobre el pecado ni el peligro de la condenación eterna. Dicen que todos somos buenos. Todos somos hijos de Dios. Todos vamos al Cielo. ¿Por qué? Porque Dios es amor, amor, amor.
Lo más importante para el hombre es "amar" a su prójimo. La cosa amorosa que debemos hacer en cualquier situación no es lo que la Biblia dice es buena pero lo que los teólogos liberales deciden es buena. Esto niega la doctrina de la depravación total, que establece que el hombre no es capaz de hacer nada bueno y amoroso (Jeremías 17:9) hasta que él haya sido redimido por Cristo y dado una nueva naturaleza (2 Corintios 5:17).

5. La teología liberal no predica el evangelio apostólico.

Si Dios es amor y todos vamos al Cielo, entonces ¿qué necesidad hay de predicar el evangelio? Según el liberal, el evangelio no tiene nada que ver con la vida eterna ni con el perdón de los pecados sino más bien con la liberación socio-política o el progreso económico. Dios no está airado contra los pecadores; por lo tanto, el evangelio apostólico que se centra en la sangre del Cordero de Dios derramada para redimir y hacer propiciación por el pueblo de Dios es abiertamente negado (Ro. 3:24-26). Este mensaje, según el liberalismo, es “arcaico” y ya pasado de moda. Dado el hecho de que no se predica el evangelio bíblico desde los púlpitos liberales, sus ministros se limitan a hablar sobre la ética y la moralidad. “Hay que ser una buena persona”, “Hay que ayudar a los necesitados”, “Hay que ser amigo de todos”, “Hay que tolerarlo todo”. Es una teología humanista no fundamentada en la gracia salvadora del Dios trino.

6. La teología liberal y su ataque a Cristo, a su deidad a su papel en la salvación.

Los liberales no creen en la divinidad de Jesús. Argumentan que era un hombre inspirado e iluminado por Dios; pero de ninguna forma era Dios manifestado en carne (Jn. 1:14). Consiguientemente, los liberales por un lado niegan que la crucifixión del Hijo de Dios fue una obra expiatoria en el sentido de que Cristo dio Su vida por nuestros pecados; y por el otro, niegan que Jesús resucitó literalmente al tercer día. Según los teólogos liberales, Jesús resucitó en los corazones de los discípulos; pero no resucitó corporal ni históricamente. Esto contradice expresamente la declaración apostólica: “Si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe” (1 Co. 15:14). En cuanto al tema de la expiación, el liberalismo estipula que Jesús murió para darnos un ejemplo ético a seguir. No estaba efectuando la salvación de los escogidos del Padre en la cruz. ¿Por qué no? Porque era un mero hombre: nada más, nada menos.

El nacimiento virginal de Cristo es una enseñanza falsa mitológica. Esto contradice directamente Isaías 7:14Lucas 2.

Jesús no resucitó de la tumba en forma corporal. Esto contradice las narrativas de la resurrección en los cuatro evangelios y el Nuevo Testamento completo.

Jesús fue un buen maestro moral, pero Sus seguidores y los seguidores de ellos han tomado libertades con la historia de Su vida como se registra en las Escrituras (no hubo ningún milagro "sobrenatural"), con los Evangelios habiendo sido escritos muchos años más tarde y sólo atribuidos a los primeros discípulos para dar mayor peso a sus enseñanzas. Esto contradice el pasaje de 2 a Timoteo y la doctrina de la preservación sobrenatural de las Escrituras por Dios.
Hay muchos pronunciamientos de las Escrituras contra aquellos que negarían la deidad de Cristo (2 Pedro 2:1) (como hace el cristianismo liberal); que predicarían otro evangelio que el que fue predicado por los apóstoles (Gálatas 1:8) (que es lo que los teólogos liberales hacen al negar la necesidad de la muerte expiatoria de Cristo y predicar un evangelio social en su lugar). La Biblia condena a aquellos que llaman bien al mal y mal al bien (Isaías 5:20) (que hacen algunas iglesias liberales adoptando la homosexualidad como un estilo de vida alternativo mientras la Biblia repetidamente condena su práctica).

La razón teológica por la que los liberales se abren al movimiento ecuménico y a la adoración interreligiosa es porque ya no creen en la exclusividad de salvación en Jesucristo. De acuerdo a su sistema filosófico, el apóstol Pedro se equivocó cuando predicó: “En ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos” (Hch. 4:12). Si Dios es únicamente un Dios de amor, entonces la doctrina del castigo eterno necesariamente tiene que ser falsa. Por consiguiente, los liberales —al no estar satisfechos con la impecable obra de Jesucristo realizada según el evangelio— van buscando cosas loables en las demás religiones que, en última instancia, esclavizan al ser humano. Al no creer que solo Cristo salva, los teólogos liberales inventan su propia religión. En palabras de Pablo, “Pues desconociendo la justicia de Dios y procurando establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios” (Ro. 10:3).

7. La teología liberal promueve el movimiento ecuménico y elogia otras religiones.

En nuestros días muchos liberales están atacando a los evangélicos conservadores porque no se juntan con el movimiento ecuménico. El ecumenismo está centrado en la unidad eclesiástica a todo costo. Para formar parte de la corriente, todo lo que hace falta es confesar algún tipo de “experiencia religiosa”. No obstante, la fe evangélica —como explicó el amado príncipe de los predicadores Charles Spurgeon (1834-92) — cree en la unidad basada en la doctrina del Evangelio de Cristo. Una unidad no fundamentada en la Palabra de Dios es falsa. “Unidad en el error…”, dijo el predicador inglés, “…es unidad en la perdición”. El momento que alguien se adhiere al movimiento ecuménico, lo primero que tiene que hacer es olvidarse de todas sus convicciones bíblicas y prostituirse por amor a una unidad falsificada, anti-escritural, y no evangélica.

Puesto que la base de la teología liberal es el ser humano juntamente con su razón, su experiencia y su afán por el ecumenismo, en las últimas décadas el liberalismo se ha abierto al diálogo interreligioso, alabando las virtudes de las religiones mundiales. ¡Incluso han llegado a participar en la adoración interreligiosa! Hace un par de semanas el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, y los líderes de las religiones musulmana, judía y budista, junto con representantes de diferentes confesiones cristianas, oraron por la paz en el mundo y la convivencia en un acto interreligioso en la Facultad de Teología de Valencia. Dijo el cardenal, “Las religiones no dividen sino que unen y esta tarde lo hemos podido no solamente experimentar, sino gozar”. En cierto sentido, el cardenal lleva la razón. Las religiones liberales centradas en la autonomía del hombre sí unen. Pero el evangelio de Jesucristo no trae paz, sino separación. Proclama el Salvador: “No piensen que vine a traer paz a la tierra; no vine a traer paz, sino espada. Porque vine a poner al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su misma casa” (Mt. 10:34-36). No puede haber paz verdadera entre la fe evangélica y la teología liberal.

8. La teología liberal no cree en nada ofensivo para el hombre natural.

En sus exposiciones sobre el Sermón del monte, Martyn Lloyd-Jones (1899-1981) tomó tiempo para instruir a su congregación en Londres sobre el peligro de los falsos profetas. Basándose en Mateo 7:15 – “Cuídense de los falsos profetas, que vienen a ustedes con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces”— el predicador destacó que la primera característica del falso ministro es que no tiene “puerta estrecha” en él. Con esto quiso decir que en el teólogo liberal, no hay nada que ofenda al hombre natural. Es el tipo de mensajero que agrada a todos por ende todos hablan bien de él. No tiene enemigos. Nadie le persigue por sus sermones. Sabe comportarse en cualquier contexto y “se hace todo a todos”. Es carismático, dinámico, popular, agradable a la vista y al oído. En suma, “Muy consolador, muy tranquilizante; siempre es así el falso profeta, en su vestido de oveja; siempre inofensivo y agradable, siempre invariablemente atractivo”.

El infierno no es real. El hombre no está perdido en pecado y no está condenado a un futuro juicio sin una relación con Cristo mediante la fe. El hombre puede ayudarse a sí mismo; ninguna muerte expiatoria de Cristo es necesaria puesto que un Dios amoroso no enviaría a la gente a un lugar como el infierno y ya que el hombre no nace en pecado. Esto contradice a Jesús mismo, Quien declaró ser Él Mismo el camino a Dios, a través de Su muerte expiatoria (Juan 14:6).

Las Escrituras hablan contra aquellos que clamarían "paz, paz" cuando no hay paz (Jeremías 6:14) (lo cual hacen los teólogos liberales diciendo que el hombre puede alcanzar la paz con Dios aparte del sacrificio de Cristo en la Cruz y que el hombre no necesita preocuparse acerca de un futuro juicio ante Dios). La Palabra de Dios habla de un tiempo cuando los hombres tendrán apariencia de piedad, pero negarán el poder de ella (2 Timoteo 3:5) (que es lo que la teología liberal hace diciendo que hay algo de virtud interior en el hombre que no requiere un renacimiento del Espíritu Santo mediante la fe en Cristo). Y la Biblia habla contra quienes servirían a ídolos en vez del único y verdadero Dios (1 Crónicas 16:26) (que hace el cristianismo liberal al crear un dios falso según su propio gusto en lugar de adorar a Dios como es descrito en la Biblia entera).

Cesar Ángel
Noviembre 16 de 2018

REFERENCIAS:

Will Graham. 10 características de la teología liberal



1 comentario:

  1. Muy interesante el artículo y además edificante para el cristiano que confia en la bendita Palabra de l Señor.
    Gracias.

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