Hay muchas personas que han
enseñado y de hecho, continúan haciéndolo, que el pasaje de Hebreo 6, muestra
claramente que un cristiano puede perder la salvación. Si hacemos una lectura
superficial del pasaje en cuestión, parecería que esta es la interpretación
correcta. Pero como ocurre con muchas Escrituras, debemos estar atentos de la “herejía
a primera vista”.
Vamos entonces a estudiar
este pasaje y ver qué es lo que realmente enseña:
- Hebreos 6:4-6: “Porque es imposible que
los que una vez fueron iluminados1 y
gustaron2 y
fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, 5 y
asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo
venidero, 6 y recayeron, sean otra vez renovados para
arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y
exponiéndole a vituperio.”
Este pasaje plantea la
pregunta: “¿Cómo puede ser alguien ‘iluminado’, para después ‘caer’”?
Parecería que este pasaje está hablando de alguien que pierde la salvación. ¿O
este pasaje sí habla de perder la salvación? La clave para responder esta
pregunta es descubrir quiénes son, “ellos” y de qué “recayeron”.
Para empezar, es importante
saber que esta sección de Hebreos trata acerca de apostatas/herejes; aquellos
que de alguna forma, parecería ser que abrazaron la verdad, pero que ahora la
han abandonado. También es importante saber cómo los creyentes, a los que
originalmente se les envió este mensaje, entendieron acerca de los “que una
vez fueron iluminados”. Cuando leemos hoy día este pasaje, podríamos pensar
que estas personas “fueron iluminadas” acerca de la verdad o que fueron
regeneradas. Pero, ¿fue ésta la intención original del autor? ¿Y cómo habrán
entendido sus lectores este mensaje?
En las Escrituras, “iluminados”
no siempre significa “regenerado” o “salvo”. En este versículo se
está hablando de personas que estuvieron involucradas fuertemente en una
iglesia. Es como si se hubieran unido a una congregación, escuchado el
Evangelio y ver al Espíritu trabajando en la vida de los creyentes. Ellos
pudieron haber recibido algunas de las bendiciones al formar parte de una
comunidad de pacto, haber confesado públicamente a Cristo y haber sido
bautizados. Pero estas personas en particular, nunca tuvieron un conocimiento
de la salvación de Cristo. Recordemos que en los escritos iniciales del
cristianismo, las personas convertidas y bautizadas se les llamaban “iluminados”.
Otra palabra clave que se
debe entender es a quién se refiere los que “gustaron (probaron) del don
celestial”. Como vemos, ellos sólo “gustaron”/“probaron” a Cristo,
pero nunca, fueron realmente convertidos a la fe en Él.
Una persona puede aprender
cosas acerca de Cristo, llegando a admirarlo. Esta persona puede disfrutar de
una comunión, pero no tener ningún compromiso duradero con Cristo. Cuando una
persona se arrepiente y tiene fe, se une a Cristo en salvación. Pensemos en la
siguiente analogía: No es lo mismo casarse con alguien a sólo salir en unas
pocas citas con esa persona.
Esto es visto en la
situación frecuente de las personas que han estado en una iglesia por muchos
años, involucradas en muchas cosas, nunca han faltado a un servicio, y sin
embargo, no son salvas. Ellas han sido “iluminadas” al ver a Dios
trabajar; pero sólo les ha gustado lo que sucede, sin pensar en involucrarse
realmente en “eso”. Lo más probable en que hayan participado de la Cena
del Señor, como sugiere el pasaje; pero nunca, habían sido verdaderamente
salvos. En otras palabras, ellos estaban “en la iglesia, pero no eran parte
de la Iglesia”. Así que, para ser miembro de una iglesia y ser “iluminados”
por la vida de la Iglesia y ver cómo trabaja Dios, no garantiza la salvación. Y
para el caso, tampoco ser bautizado. El ser “iluminado”, no
necesariamente significa ser “salvo”.
Efesios 1:15-21, usa en el
v. 18 la palabra “alumbrando” pero de forma diferente y no significa ser
“salvo”.
- “Por esta causa también yo, habiendo
oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los
santos, 16 no ceso de dar gracias por vosotros,
haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, 17 para
que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé
espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, 18 alumbrando3 los
ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que
él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los
santos, 19 y cuál la supereminente grandeza de su
poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de
su fuerza, 20 la cual operó en Cristo, resucitándole
de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, 21 sobre
todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se
nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero;”
Este pasaje, se está
refiriendo a un cristiano, alguien que ya está identificada en la “fe en el
Señor Jesús” (v. 15) y Pablo ora para que Dios les dé, “...espíritu de
sabiduría y de revelación” (vv. 16-17) y una vez tengan ese espíritu
(sabiduría y revelación), sean “alumbrados” (v. 18) con relación a su
llamamiento. Una vez más, el término “iluminado” no necesariamente es
sinónimo de ser “salvo”.
En ambos casos, la palabra
griega para "iluminados" y "alumbrando" es,
“fotízo”; la cual se refiere al conocimiento doctrinal. Mientras que
necesitamos doctrina para la salvación —no podemos tener fe en cualquier cosa,
¿verdad?— no necesariamente somos salvos por un entendimiento doctrinal.
Al volver a analizar este
pasaje, la palabra griega para “alumbrando” se usa para aquellos que ya
son salvos. De igual manera, en el pasaje de Hebreos 6:4-6, la palabra griega
para “iluminados” es para aquellos que no son salvos. La diferencia
radica en el pasaje de Efesios 1 donde Pablo se dirige a los que ya son salvos;
pero que de todas formas deben ser “alumbrados” en la doctrina.
Con relación a la palabra “participantes” 4 en
Hebreos 3:14, ésta, arroja más luz sobre el tema: “Porque somos hechos
participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra
confianza del principio,” No es la aceptación rápida de una persona la que la hace
“participante”, sino solo aquel que ha participado realmente de Cristo y
sólo por este hecho, se mantendrá firme. Pero para mantenerse y no caer, uno
tiene que ser un genuino creyente.
La pregunta entonces es: “Si
‘los que una vez’ son los que han ‘gustado/probado de la buena palabra de
Dios’, han visto lo que ha estado sucediendo, visto a Dios trabajando y han
estado ‘en la iglesia pero no son de la Iglesia’; exactamente, ¿de qué han
‘recaído’ de forma que no puedan ser ‘renovados’ nuevamente ‘para arrepentimiento’?”
¿Y no está esto dando a entender que fueron inicialmente traídos al
arrepentimiento?
En su “Institución de la
Religión Cristiana”, Juan Calvino abordó el problema de la “caída”.
Él escribe que, “la experiencia muestra que los reprobados son algunas veces
afectados de una forma similar a los Elegidos”. De hecho, ellos pueden, “sentir
verdaderamente la eficacia del Evangelio”, —y no hay razón por la cual el
Señor no podría permitir al reprobado— “gustar algo de Su gracia”, o “irradiar
sus mentes con algunos destellos de Su luz”. Sin embargo, esto se conoce
como una “fe temporal”. Más adelante, Calvino escribe: “No que ellos
perciban verdaderamente el poder de la gracia espiritual y la luz segura de la
fe; pero el Señor, para condenarlos mejor y dejarlos sin excusa, inculca en sus
mentes tal sentido de Su bondad como pueda ser sentido sin el Espíritu de
adopción”. Calvino declara que en esta situación, la persona no salva, se
aferra a la “sombra” en vez de aferrarse a la “sustancia”.
Louis Berkhof en su “Teología
Sistemática” también cubre “la fe temporal” como distinguida de la “verdadera
fe salvífica”. Él escribe que la fe temporal es como si estuviera “basada
en la vida emocional y busca disfrute personal más que la gloria de Dios”.
Esta es la razón por la que no es difícil de entender por qué esta clase de fe
falsa es rápidamente perdida cuando Dios o la iglesia dejan de ser divertidas
y/o pierden su atractivo.
A diferencia de la fe
salvífica, Berkhof escribe que la fe temporal, “no está enraizada en un
corazón regenerado”. Él ubica la fe temporal en Mateo 13:18-23.
La Parábola del Sembrador
- Mateo 13:18-23: “Oíd, pues, vosotros la
parábola del sembrador: 19 Cuando alguno oye la
palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue
sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino. 20 Y
el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al
momento la recibe con gozo; 21 pero no tiene raíz en
sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la
persecución por causa de la palabra, luego tropieza. 22 El
que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el
afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se
hace infructuosa. 23 Mas el que fue sembrado en buena
tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a
ciento, a sesenta, y a treinta por uno.”
A estas personas en hebreos,
se les dio suficiente arrepentimiento de manera que se convirtieron en miembros
de la Iglesia visible, la cual está compuesta tanto del trigo como de la paja.
No todo aquel que se sienta a su lado en una banca ha sido llevado al
arrepentimiento y a la fe.
Esta es la razón por la que
ellos han “caído” de la Iglesia visible; no de la salvación. La
salvación es definitiva, ya que el arrepentimiento es un don del Señor. Una vez
que Ud. ha sido adoptado en la familia de Dios, no se le permitirá soltarse:
- Juan 10:27-28: “Mis ovejas oyen mi voz,
y yo las conozco, y me siguen, 28 y yo les doy vida
eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.”
Una vez somos salvos,
tenemos una seguridad eterna que es definitiva.
También existe una clase de
“caída” que es definitiva. Tenemos que tener en cuenta que esta, no es
solo una simple caída, donde la persona solo deja de asistir a la iglesia; sino
de alguien que renuncia totalmente a Cristo. Una vez caídos, y colocando las
cosas de Cristo completamente a un lado, a ellos simplemente nunca se les dará
nuevamente algún grado de arrepentimiento. Cualquiera que toma tal decisión,
nunca fue miembro de la Iglesia invisible.
Esto no significa que
aquellos que se desvían, sólo temporalmente, por cualquiera razón no puedan ser
restaurados. Aquellos que no han caído totalmente, que no han llevado al total
vilipendio al Hijo de Dios, de hecho, pueden ser restaurados, siendo llevados
al arrepentimiento. Un pecador que tiene un genuino arrepentimiento sobre el
pecado muestra que el Espíritu Santo está trabajando en su corazón y no está
perdido para siempre. Pero aquellos, que de hecho caen completamente, son
imposibles de ser restaurados y Dios no permitirá que quienes hayan cometido
tal apostasía vengan al arrepentimiento.
En cuanto a “crucificar
de nuevo” al Hijo y exponiéndolo al vituperio, es similar a la advertencia
dada en hebreos 10:26-29:
- “Porque si pecáremos voluntariamente
después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más
sacrificio por los pecados, 27 sino una horrenda
expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los
adversarios. 28 El que viola la ley de Moisés, por el
testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. 29 ¿Cuánto
mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y
tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e
hiciere afrenta al Espíritu de gracia?”
Si alguien deja la Iglesia
porque no siente que Jesús es el Cristo o que es el Único Camino, es como si “pisotearan
al Hijo de Dios” y consideraran el sacrificio de Cristo “como algo común”.
Lo que han hecho aquellos que han caído, después de haber recibido el
conocimiento de la verdad, ser “iluminados”, y han ido más allá del
punto de arrepentirse por rechazar al Hijo de Dios, es que se han unido al
mismo nivel de aquellos que lo rechazaron y sentenciaron a muerte; de hecho,
crucificaron de nuevo para sí al Hijo. Si hubieran estado en la crucifixión, se
habrían unido a la multitud que gritaba, “¡Dennos a Barrabas!” O, “¡Dennos
cualquier otra cosa!” es lo que dice la persona que abandona a Cristo.
Aun los líderes en la época
de Jesús sabían que Él venía de Dios, pero Él declaró lo contrario cuando se
esforzaron en colocarlo en la cruz. Aquellos que caen después de experimentar
la verdad de Cristo se unen a los líderes religiosos de la época de Cristo, en
volverlo a crucificar y para sí mismos, crucificar al Hijo de Dios. Sin
embargo, y como dice Hebreos 10:29, el castigo será peor para aquellos que
abandonan su confesión.
Al rechazar a Cristo y
pensar que debe haber otro camino diferente al camino angosto, que deben
existir muchos “caminos” al Cielo o que Dios le da a las personas otra
oportunidad después de la muerte, o que eventualmente nadie será condenado sino
salvo, expone a Cristo al “vituperio” porque lo hace un mentiroso,
burlándose además de Él al morir una vez y para siempre por el pago total del
pecado. En efecto, “avergüenza” al Señor el que las personas piensen que
es insuficiente el hecho de que Cristo es el único camino y que esto, no es lo
correcto y que por lo tanto, debe existir otro camino. Lo que están diciendo
estas personas es que Dios tiene que tratar de hacerlo de una forma diferente
para hacerlo así, correctamente. Es también negar que la expiación de Cristo no
haya sido suficiente y que deban existir mejores o diferentes formas que esta.
Sin embargo, Cristo no será
crucificado nuevamente; no hay necesidad sin importar lo que pueda decir el
apóstata. Cristo murió una vez para siempre y por aquellos que creerían en Él.
Él es el único camino al cielo y fuera de Él no hay esperanza, ya que no hay
nada ni nadie dónde poder encontrar perdón de pecados. Si alguien escoge
abandonar a Cristo después de probar Su bondad, no encontrará salvación en
ninguna otra persona o lugar, sin importar dónde o cuán difícil sea buscar.
Pero no hay nada que temer
para aquellos que son verdaderamente de Él. Y como siempre, esto se debe a que
no estamos enfocados en nosotros, sino en Dios. El punto final del TULIP,
“Perseverancia de los Santos”, podría ser vista tal vez como la “Preservación
de los Santos”, como si fuera Dios quien nos sostiene y preserva hasta el
final y no nosotros: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me
siguen, 28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás,
ni nadie las arrebatará de mi mano.” (Jn 10:27-28). Cristo no es solo el autor,
sino que también es el consumidor de nuestra fe:
- Hebreos 12:2: “puestos los ojos en
Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante
de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra
del trono de Dios.”
No podemos perder nuestra
salvación, la cual, desde el principio hasta el fin, está asegurada por Dios.
Autor: Alex Carmichael
Fuente: MIAPIC
1.“φωτίζω”
(fotízo), de G5457; emitir rayos, i.e. brillar o (transitivamente)
iluminar (literalmente o figurativamente):- iluminar, sacar a luz,
aclarar, alumbrar, resplandor. (e-Sword).
- 2.“γεύομαι”
(geúomai), verbo primario probar, saborear; por implicación comer;
figurativamente experimentar (bien o mal):- comer, gustar, probar,
sufrir., del don celestial, (e-Sword)
- 3.“φωτίζω”
(fotízo), de G5457; emitir rayos, i.e. brillar o (transitivamente)
iluminar (literalmente o figurativamente):- iluminar, sacar a luz,
aclarar, alumbrar, resplandor. (e-Sword).
- 4.“μέτοχος”
(métojos), de G3348; participante, i.e. (como sustantivo) que tiene parte;
por implicación asociado:- compañero, participante, partícipe. (e-Sword).
Me parece excelente el tiempo que ha dedicado para este estudio que trata directamente el tema de PERDER LA SALVACIÓN, lo cual es muy importante saber hoy en día, con tantas opiniones fuera de la base de las escrituras es fácil caer en eregia, pero a Dios gracias por hombre que se esfuerzan en presentar la verdad sólo como nuestro señor Jesucristo lo demanda, te mando un fuerte abrazo y que Dios te siga usando fielmente como hasta hoy y que su Santo Espiritu te siga dando dirección en tu camino AMÉN así sea.
ResponderBorrarGracias por su comentario . Gloria al Señor que a través de su Espíritu Santo ilumina la palabra a los hijos de Dios.
BorrarLos invito a leer los siguientes versículos para analizar este importante tema y ver a luz de la palabra de Dios y el discernimiento por el Espíritu Santo, si debemos o no tener cuidado y temor por nuestra salvación.
ResponderBorrarSi yo como padre le dejo a mi hijo una herencia para que el viva bien y poder sustentarse por el resto de su vida, no garantiza que el (mi hijo) vaya a administrar bien esa herencia; porque esa ya no es mío, es de él, y si no cuida de ello al final terminará mal y sufriendo sin recursos. ¿De quién es esa herencia?, ¿Quién debe cuidarla?.
Dios a través de su palabra nos advierte al respecto. Pongamos mucha atención con lo que dice Apocalipsis 3:5.
Mateo 10:22
Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
Mateo 24:11-13
Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
Juan 15:5-6
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.
Romanos 8:1
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Colosenses 1.21-23
Y a vosotros también … os ha reconciliado … para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído.
Hebreos 2:1-3
Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?.
Hebreos 3:6
Pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.
2 Pedro 2.20-22
Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.
2 Pedro 3:17
Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza.
Apocalipsis 3:5
El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.