6 nov 2018
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5 puntos del calvinismo
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Cesar Ángel
doctrinas de la gracia
elección incondicional
escritos propios
expiación limitada
gracia irresistible
Juan Calvino
perseverancia de los santos
Que es el calvinismo? Respuesta para principiantes
Que es el calvinismo? Respuesta para principiantes
El Calvinismo se refiere a
Juan Calvino, uno de los Reformadores del siglo XVI.
Primero fue Martin Lutero
quien se rebeló contra el papa de la época (1517). Lutero además tradujo la
biblia al alemán y desde ahí fue impresa a otros idiomas. De esta manera el
pueblo conoció y pudo leer la biblia, pues la iglesia católica llevaba muchos siglos
prohibiendo la lectura de las Escrituras por parte del pueblo. Las personas pudieron
constatar por si mismas en la Biblia lo que Lutero les mostraba que eran todos
los errores y mentiras de la iglesia católica.
Después de Lutero
aparecieron otros grandes teólogos. Uno de ellos fue Juan Calvino que realizó una
de las mejores exegesis (interpretación) de la Biblia, que se ha hecho a todo
lo largo de la historia. Por Calvino pudimos conocer y entender las doctrinas bíblicas
de la soberanía de Dios, su justicia. La predestinación, la elección, la
expiación de Cristo, su sacrificio en la cruz, la salvación por GRACIA, la
perseverancia de los santos, entre las más importantes.
Aunque ha sido Juan Calvino,
tal vez el que mejor ha interpretado estas doctrinas, No fue él, el primero en hablar de ellas. De hecho, podemos
decir que están en las Escrituras, son Bíblicas. Y de ellas hablaron y
enseñaron los teólogos cristianos de los 3 primeros siglos. Como Ireneo, Bernabé,
Ignacio, Justino Mártir, Clemente de Alejandría, Orígenes, Agustín de Hipona,
entre otros.
Fue tan brillante lo que
Calvino escribió en sus obras que se generaron muchos seguidores de él en toda
Europa. Fue así que nació el Calvinismo. El no quiso su nombre en ningún
movimiento o grupo religioso. Simplemente los enemigos de las interpretaciones
de Calvino empezaron a llamar “Calvinistas”
a sus seguidores, y “Calvinismo” al
grupo de doctrinas que Juan Calvino enseñó y escribió en sus obras literarias.
Las enseñanzas de Calvino
están resumidas en algo que se conoce como "Las doctrinas de la
Gracia" o los 5 puntos del Calvinismo.
Son ellas:
Depravación total
El primer hombre, Adán,
pecó, y su transgresión y culpa fueron inmediatamente imputadas a toda la
humanidad (excepto Cristo). Con este único acto de desobediencia, contaminó
moralmente cada parte de su ser: mente, afectos, cuerpo, y voluntad. Por este
pecado, la muerte entró al mundo, y la comunión de Adán con Dios se rompió.
La culpa y la corrupción de
Adán fueron transmitidas a su descendencia natural en el momento de la
concepción. A su vez, cada uno de los hijos de sus hijos hereda esta misma
caída radical. De manera consecuente se ha transmitido a cada generación hasta
el día de hoy. La naturaleza perversa de Adán se ha extendido a la totalidad de
cada persona.
Fuera de la gracia, nuestras
mentes están oscurecidas por el pecado, incapaces de comprender la verdad.
Nuestros corazones están contaminados, incapaces de amar la verdad. Nuestros
cuerpos están muriendo, progresando hacia la muerte física. Nuestras voluntades
están muertas, incapaces de elegir lo bueno. La incapacidad moral para agradar
a Dios contamina a todas las personas desde su entrada en el mundo. En su
estado no regenerado, nadie busca a Dios. Nadie es capaz de hacer el bien.
Todos están bajo la maldición de la ley, que es la muerte eterna.
Elección incondicional
Mucho antes de que Adán
pecara, Dios ya había decretado y determinado la salvación para los pecadores.
En la eternidad pasada, el Padre eligió a un pueblo que sería salvo en Cristo.
Antes de que el tiempo comenzara, Dios eligió a muchos entre la humanidad a
quienes se proponía salvar de su ira. Esta selección no se basó en ninguna fe
prevista en aquellos a quienes eligió. Tampoco fue motivado por su bondad
inherente. En su lugar, de acuerdo con su amor infinito y su sabiduría
inescrutable, Dios puso su afecto en sus elegidos.
El Padre dio a los elegidos
a su Hijo para ser su novia. Cada uno de los elegidos fue predestinado por el
Padre para ser hecho a la imagen de su Hijo y cantar sus alabanzas para
siempre. El Padre comisionó a su Hijo para venir este mundo y entregar su vida
para salvar a estos mismos elegidos. Del mismo modo, el Padre comisionó al
Espíritu para traer a estos mismos elegidos a la fe en Cristo. El Hijo y el
Espíritu concurrieron libremente en todas estas decisiones, haciendo de la
salvación la obra indivisible del Dios trino.
Cada uno de los elegidos fue
predestinado por el Padre para ser hecho a la imagen de su Hijo y cantar sus
alabanzas para siempre.
Expiación definida
(Expiación limitada)
En la plenitud de los
tiempos, Dios el Padre envió a su Hijo a entrar en este mundo caído con la
misión de redimir a su pueblo. Nació de una virgen, sin naturaleza pecaminosa,
para vivir una vida sin pecado. Jesús nació bajo la ley divina para obedecerla
por completo en nombre de los pecadores desobedientes que la habían roto
repetidamente. Esta obediencia activa de Cristo cumplió todas las justas
exigencias de la ley. Al guardar la ley, el Hijo de Dios logró una justicia
perfecta, la cual es contada a los pecadores creyentes para que sean declarados
justos (justificados) ante Dios.
Esta vida sin pecado de
Jesús lo calificó para ir a la cruz y morir en lugar de los pecadores culpables
y destinados al infierno. En la cruz, Jesús soportó la completa ira del Padre
por los pecados de su pueblo. En esta muerte vicaria, el Padre transfirió a su
Hijo todos los pecados de todos aquellos que creerían en Él. Siendo un
sacrificio y cargando el pecado, Jesús murió como sustituto en lugar de los
elegidos de Dios. En la cruz, Él propició la justa ira de Dios hacia los
elegidos. Por la sangre de la cruz, Jesús reconcilió al Dios santo con el
hombre pecador, estableciendo la paz entre ambos. En su muerte redentora, Él
compró a su novia, su pueblo elegido, de la esclavitud del pecado y la liberó.
La muerte de Jesús no solo
hizo a toda la humanidad potencialmente salvable. Tampoco su muerte simplemente
logró un beneficio hipotético que puede o no ser aceptado. Su muerte, tampoco,
simplemente hizo a toda la humanidad redimible. En su lugar, Jesús en realidad
redimió a un pueblo específico a través de su muerte, asegurando y garantizando
su salvación. Ni una gota de la sangre de Jesús se derramó en vano. Él
verdaderamente salvó a todos por quienes murió. Esta doctrina de la expiación
definida se conoce en ocasiones como expiación limitada.
Llamado eficaz (Gracia
Irresistible)
Con unidad de propósito, el
Padre y el Hijo enviaron el Espíritu Santo al mundo para aplicar esta salvación
a los elegidos y redimidos. El Espíritu vino a convencer a los elegidos de
pecado, justicia, y juicio, y a volverse al Hijo, a todos aquellos que el Padre
le dio. En el tiempo divinamente señalado, el Espíritu quita de cada elegido su
incrédulo corazón de piedra, endurecido y muerto en pecado, y lo reemplaza con
un corazón creyente de carne, receptivo y vivo para Dios. El Espíritu implanta
vida eterna dentro del alma espiritualmente muerta. Él concede a los hombres y
mujeres elegidos los dones del arrepentimiento y la fe, lo que les permite
creer que Jesucristo es el Señor.
De repente, todas las cosas
se vuelven nuevas. La nueva vida del Espíritu produce un nuevo amor por Dios.
Nuevos deseos de obedecer la Palabra de Dios producen una nueva búsqueda de la
santidad. Hay una nueva dirección de vida, vivida con una nueva pasión por Dios.
Estos nacidos de nuevo dan evidencia de su elección con el fruto de la
justicia. Este llamado del Espíritu es efectivo, lo que significa que los
elegidos ciertamente responderán cuando se les dé dicho llamado. Finalmente no
se resistirán. Por este motivo, la doctrina del llamado eficaz en ocasiones se
le llama la doctrina de la gracia irresistible.
Gracia que preserva
(Perseverancia de los Santos)
Una vez convertido, cada
creyente se mantiene eternamente seguro por las tres personas de la Trinidad. A
todos los que Dios conoció de antemano y predestinó en la eternidad pasada,
glorificará en la eternidad futura. Ningún creyente abandonará a Dios o se apartará.
Cada creyente está firmemente retenido por las manos soberanas del Padre, el
Hijo, y el Espíritu Santo, y nunca se perderá. Ninguna de las ovejas por las
cuales Jesús dio su vida perecerá. El Espíritu Santo sella de manera permanente
en Cristo a todos los que atrae a la fe. Una vez nacido de nuevo, no podría no
haber nacido. Una vez creyente, ninguno puede convertirse en incrédulo. Una vez
salvo, ninguno puede dejar de serlo. Dios los preservará en la fe para siempre,
y perseverarán hasta el fin. Es por esto que la doctrina de la gracia que
preserva a menudo se llama la doctrina de la preservación de los santos.
Una vez salvo, ninguno puede
dejar de serlo.
De principio a fin, la
salvación es del Señor. En realidad, estas cinco doctrinas de la gracia forman
un cuerpo completo de verdad con respecto a la salvación. Están
inseparablemente conectadas y por lo tanto se mantienen o caen todas juntas.
Abrazar cualquiera de las cinco requiere abrazar las cinco. Negar una es negar
las otras y fracturar la Trinidad, poniendo a las tres personas en desacuerdo
entre sí. Estas doctrinas hablan juntas a una sola voz para dar la mayor gloria
a Dios. Esta alta teología produce alta doxología. Cuando se comprende
correctamente que solo Dios: Padre, Hijo, y Espíritu, salva a los pecadores,
entonces toda la gloria es para Él.
Cesar Ángel
Noviembre 6 de 2018
Referencia
Las doctrinas de la Gracia.
Steve Lawson
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