27 oct 2017
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Confesión de fe Bautista de 1689
Confesionalismo
confesiones de fe
Beneficios de las confesiones de fe
Beneficios de las confesiones de fe
La
Iglesia ha de
retener “la forma
de las sanas
palabras”. (2 Ti. 1:13)
“Contender ardientemente por la
fe que ha sido
una vez dada a los santos” (Jud.
3),
Y estar
firme 'en un mismo espíritu,
combatiendo unánimes por
la fe del evangelio' (Fil. 1:27)
En el cumplimiento de esta tarea,
una confesión es
una útil herramienta para
distinguir la verdad
del error y para
presentar sucintamente las
doctrinas centrales de
la Biblia de
forma íntegra y
en las debidas proporciones.
En
primer lugar. Una
formulación confesional es
parte de la tarea
pública de enseñanza de la Iglesia Una
confesión de fe
es una definición
pública para los
que están fuera
de nuestras iglesias, de
las cuestiones centrales de
nuestra fe, un
testimonio al mundo
de la fe que
sostenemos a diferencia de los demás.
En
segundo Lugar. Una confesión
de fe es un
instrumento útil en la
instrucción pública de la congregación. Una
confesión es un
tratado breve de
teología que puede
utilizarse para dar a nuestra
congregación una amplia
exposición de la verdad. Así como una
cerca contra el error.
Facilita
grandemente la promoción del
conocimiento cristiano y una fe discriminadora entre el pueblo de
Dios y otros que asisten al ministerio
público de nuestras iglesias, siendo asimismo una ayuda útil para el pueblo de
Dios en la instrucción de sus hijos.
Además, la confesión de fe sirve como marco,
dentro del cual nuestra congregación puede recibir con conocimiento la
predicación de la palabra, así como para atenderla, como contra lo novedoso y
lo erróneo, donde quiera que lo confronte
2. UNA
COFESIÓN DE FE SIRVE COMO NORMA PUBLICA DE COMUNIÓN Y DISCIPLINA
La Biblia
considera la iglesia local
no como una unión
de aquellos que
han acordado diferir, sino
un cuerpo caracterizado por
la paz y la
unidad.
La Iglesia
ha de 'guardar
la unidad del Espíritu en
el vínculo de la
paz' (Ef. 4:3).
Sus
miembros han de
ser 'unánimes', es
decir, de un corazón, alma, espíritu,
mente y voz (Ro. 15:5,6; 1
Co. 1:10; Fil.
1:27; 2:2).
Una
confesión ayuda a proteger la unidad
de una iglesia y a preservar
su paz.
Sirve como base de comunión eclesiástica entre
los que están
tan casi de acuerdo
como para poder andar
y trabajar juntos en
armonía.
Congrega a los que sostienen
una fe común y los une
en una comunión.
Jesús
dijo: '...toda... casa
dividida contra sí misma,
no permanecerá' (Mt. 12:25).
¿Pueden
los calvinistas, los arminianos,
los pelagianos y
los unitarios orar,
trabajar, tener comunión
y adorar juntos en
paz y con
provecho, mientras que
cada uno sostiene
y promueve sus propias
nociones de la
verdad?
¿Quién
dirigirá el culto o predicará? ¿Pueden
los que creen que
Jesús es Dios orar
con los que
consideran ese culto
una idolatría?
¿Pueden
los que profesan ser
justificados por la fe
en Cristo solamente
tener comunión con
los que creen
lo contrario?
¿Pueden
sentarse juntos a la misma
mesa sacramental?
¿Pueden
los que creen
en la inspiración verbal
y plenaria compartir
el púlpito con
los que niegan
esa doctrina?
La única
manera en que
los que difieren
en asuntos esenciales pueden
habitar juntos en armonía es
imponer una moratoria
a la verdad;
de lo contrario, convertirán
ciertamente 'la casa de
Dios en una triste
Babel'
… todas
las iglesias tienen
un credo, ya
sea escrito o entendido por sus
miembros.
Y todo
hombre sabio, antes
de unirse a una iglesia,
deseará saber cuál
es ese credo. Tiene
derecho a saber lo que
cree la iglesia y la iglesia
tiene derecho a saber
lo que él cree. Ahora
bien, tener un
credo no publicado
como prueba de
comunión es un
desorden, por no decir
una deshonestidad.
Se
deja que cada
uno descubra el credo
de la iglesia
por sí mismo. Y la
iglesia misma no
tiene una manera
fácil de discernir si
los que solicitan la
lista de miembros están
en armonía con
la fe común de
sus miembros, puesto
que lo esencial de su
común fe no
se particulariza en
ningún lugar.
Una
confesión publicada facilita grandemente la
evaluación de la
posición doctrinal de
la iglesia por
parte de un
posible miembro, y viceversa.
Una
confesión de fe
publicada provee también
una norma doctrinal concisa
para ser utilizada en
la disciplina de
la iglesia.
Hemos
de fijarnos 'en
los que causan
divisiones y tropiezos en contra
de la doctrina
que vosotros habéis
aprendido, y que
os apartéis de
ellos' (Ro. 16:17).
Hemos
de excluir a
los que perturban
la paz de
la Iglesia mediante
la falsa doctrina: 'Al hombre
que cause
divisiones, después de
una y otra
amonestación, deséchalo' (Tit.
3:10).
Con
objeto de cumplir
su papel de
guardar la pureza
de su lista
de miembros, la Iglesia
debe tener una
norma doctrinal, y esa
norma debe publicarse
abiertamente, pues los hombres tienen
derecho a saber
por qué particularidades serán
juzgados.
Requerir
que la Iglesia ejerza
disciplina contra el error
doctrinal sin una
confesión de fe publicada
es requerir hacer ladrillos
sin paja.
Nada
menos que una
confesión de fe
satisface las demandas
legítimas de una
iglesia y sus miembros entre
sí.
Como
observó James Bannerman:
"Es
el deber de
la Iglesia... mediante una declaración formal
y pública de
su propia fe,
dar a sus
miembros la certeza
de la ortodoxia de su profesión
y recibir certeza de la de ellos"
Una iglesia sin confesión de fe podría
igualmente anunciar que está preparada para dar cabida a toda clase de herejía
que lleva a la
condenación y ser
terreno para los
que son dados
a cultivar la
cosecha de lo novedoso.
Una
iglesia sin confesión
de fe tiene el equivalente teológico
y eclesiástico del SIDA, sin
inmunidad alguna contra
los vientos infecciosos de
la falsa doctrina.
Y lo que
es cierto de la vida
dentro de la iglesia
local es también cierto
de la comunión
entre iglesias locales.
¿Qué
iglesia, que valora la
preservación de su
propia pureza doctrinal,
así como su propia paz y
unidad, podría tener
una comunión segura
con otra entidad,
sin saber nada de su posición
en cuestiones de
verdad y error?
Sin una política
o fe definidas,
tal iglesia no confesional
podría ser fuente
de contaminación en
lugar de edificación.
Bajo tales circunstancias,
no podríamos abrir
nuestros púlpitos o
fomentar la comunión
entre las congregaciones con
una conciencia limpia.
Antes. de
dejar el tema de los
credos como normas
de comunión y disciplina,
hace falta decir una
palabra por si
algunos lectores sacan
la conclusión de
que esto significa
que cada miembro debe
tener opiniones avanzadas
de la doctrina
bíblica con objeto
de obtener Y mantener
la lista de miembros en una
iglesia confesional.
Nótese
la observación de
Andrew Fuller:
"Si
una comunidad religiosa
acuerda especificar algunos principios
importantes que consideran
derivados de la
Palabra de Dios,
Y juzga que creerlos es
necesario para que
cualquiera pueda llegar
a ser o continuar siendo
miembro de la misma, no se deduce
que esos principios
deban ser entendidos
igualmente, o que todos
los hermanos deban tener
el mismo grado de
conocimiento, ni tampoco
que no deban
entender ni creer ninguna
otra cosa. Las
posibilidades y capacidades de
distintas personas son diferentes; una
puede comprender más
de la misma
verdad que otra,
y puede ampliar sus puntos de
vista mediante una
grandísima variedad de
ideas afines; y,
sin embargo, la sustancia de
lo que creen
pueden ser aún
la misma.
El
objeto de los
artículos [de fe] es
distanciar no a los
débiles en la fe sino
a sus enemigos declarados".
3. UN
CREDO SIRVE DE NORMA CONCISA MEDIANTE LA CUAL EVALUAR A LOS MINISTROS DE LA
PALABRA
Los
ministros de la
Palabra han de
ser 'hombres fieles'
(2 Ti. 2:2), retenedores 'de
la palabra fiel
tal como ha
sido enseñada, para
que también pueda
exhortar con sana
enseñanza' (Tít.1:9).
Hemos
de estar en
guardia contra los
falsos profetas y
apóstoles. Hemos de
'probar los espíritus, si
son de Dios'
(1 Jn. 4:1).
No
hemos de recibir
a un hombre
infiel en nuestros hogares o darle
un saludo fraternal,
para no ser
partícipes de sus
malas obras (2 Jn.
10).
No
podemos obedecer estas
amonestaciones recibiendo simplemente la
confesión de que alguien cree
la Biblia.
Debemos
saber lo que
cree que la
Biblia enseña acerca
de las grandes cuestiones.
Una
confesión de fe hace
relativamente fácil para
la Iglesia inquirir
acerca de la ortodoxia doctrinal
de una persona
en el amplio campo
de la verdad
bíblica. Sin una confesión de
fe la evaluación
que hace una
iglesia de sus
ministros es fortuita
y superficial en el mejor de
los casos; y la
iglesia estará en
gran peligro de
imponer las manos
a neófitos y herejes, todo
porque no mide
a los candidatos al
ministerio por una
norma amplia y profunda.
Y
lo que es
cierto en el
reconocimiento que hace
la Iglesia de
sus ministros es
doblemente cierto cuando reconoce
a los maestros
apartados para preparar
hombres para el
ministerio.
No
se puede sobrestimar el daño
infligido a las
iglesias por la
negligencia al colocar
hombres en la enseñanza
teológica y darles la
oportunidad de moldear
las maleables mentes
y almas de jóvenes candidatos al ministerio.
4. LAS
CONFESIONES CONTRIBUYEN A UN
SENTIDO DE CONTINUIDAD
HISTÓRICA
¿Cómo sabemos
que nosotros y nuestra
congregación no somos una
anomalía histórica?
¿Que no somos los únicos en
la historia que
han creído de esta manera?
¿Cómo sabemos qué no estamos inventando nuevas
cosas que nunca la iglesia ha creído?
O
¿Cómo podemos saber si alguna enseñanza que
pudiéramos tener fue calificada por la iglesia como herejía durante su
historia?
Nuestras
confesiones nos atan a un precioso
patrimonio de fe recibido del pasado y son
un legado por el que
podemos transmitir a nuestros
hijos la fe
de sus padres.
Esto,
desde luego, no es
una cuestión secundaria, un sentido
de continuidad histórica contribuye
grandemente a la estabilidad de bienestar
personal y espiritual de sus
miembros.
Saber que hay una continuidad histórica en
cuanto a lo que creemos le da firmeza a la iglesia actual, la fortalece, la
guía, le da tranquilidad y ánimo en su tarea, para continuar con lo que ya se
ha venido haciendo
2Ti_2:2
Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres
fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.
Como en alguna oportunidad lo dijo Spurgeon: “Lo original de la iglesia es que no es
original”
Nuestra gloria no está en innovar con doctrinas
sino transmitir y seguir transmitiendo lo que ya otros nos transmitieron
Una confesión sirve para seguir haciendo esta
tarea, al mismo tiempo que sirve como un testigo de lo que se ha venido
haciendo
nota: las cursivas son comentarios del autor
Autor: pastor ROBERT P MARTIN.
Iglesia cristiana reformada vida nueva bautista
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