¿Quién es Pastor?
En la biblia se pueden
encontrar en 1 Timoteo 3 y Tito 1.
Por principio de cuentas es
necesario saber quién es un pastor y cuáles son las cualidades que debe poseer
y cuales los requisitos que debe llenar para poder desempeñarse en el oficio de
pastor.
El pastorado (o el obispado)
es un llamado que viene de Dios. No es
una profesión que deba certificar ninguna institución humana. Por ejemplo,
ningún claustro universitario o seminario puede dar el título de
"Pastor". Puede si, entregar títulos como "licenciado en
teología", "doctorado en estudios teológicos", etc.
Al ser un llamado de Dios, es
el mismo creyente quien lo escucha y toma el camino de pastorear ovejas del
Señor. Y la Iglesia de Cristo, a través de sus congregaciones, y con la ayuda
del Espíritu Santo, distingue las señales dadas en 1 Timoteo 3 y Tito 1 para
elegir a su Pastor. Los requisitos expuestos en estos pasajes son principalísimos
a la hora de la elección. Los títulos universitarios son complementarios y
pueden certificar que el Pastor se ha preparado en conocimiento del evangelio,
pero no son un requisito indispensable. Existen innumerables pastores
autodidactas y guiados por el Espíritu Santo, eficientemente preparados en
teología, que han estudiado por su cuenta y no lo han hecho en Seminarios o
universidades. Nuestro amado Charles Spurgeon da fe de ello. También John
Buyan, autor del libro "El progreso del peregrino", entre otros.
El llamado al pastorado se
manifiesta en el anhelo honesto y sincero puesto en el corazón de un hombre. Y
no es simplemente anhelarlo sino hacerlo por las razones correctas. No por
lucro, no por fama o prestigio, no por auto exaltación o vanagloria y no para
enseñorearse de los demás. Debe ser un anhelo de servir a Dios y a su Iglesia
no importando el costo, el esfuerzo ni el sacrificio, estar dispuesto a
renunciar a todo y tener claro que es un compromiso de por vida, no es un
empleo temporal y no es circunstancial. Pero es necesario, nos dice Dios por
medio de Pablo, que quien anhele servir a Dios tenga ciertas cualidades morales
que lo hagan apto para dicho servicio.
Es necesario que el hombre que
anhela servir a Dios como Pastor o líder sea irreprensible, esto es, libre de
toda acusación o reproche no solo dentro de la Iglesia, sino fuera de ella. El
guardar su testimonio es vital para un Pastor o líder, su vida debe ser
congruente con la fe que afirma guardar. No se refiere a que sea perfecto,
(ningún hombre lo es), se refiere a que no hay nada que pueda ser señalado en
él que traiga reproche a su vida, a la Iglesia y a la Fe. Tanto en su carácter,
como en su vida el pastor o líder debe ser ejemplo, y aunque el estándar es el
mismo para todos los creyentes (santidad), en la vida del pastor o líder no se
admite que exista causa de reproche o acusación alguna, pues esto lo inhabilita
para el servicio. No hablamos de falsas acusaciones, sino de acusaciones o
reproches fundados en pecado continuado y habitual o en una doble vida. Un
pastor o líder espiritual que es descubierto en falta, recibe el perdón de Dios
si se arrepiente genuinamente, debe ser reintegrado a la comunión de la
Iglesia, pero no debería ser reinstalado en el lugar de liderazgo pues esto es
bajar el estándar bíblico e ir en contra de la Palabra de Dios, pues ha dejado
de ser irreprensible. No se trata de que un pastor no pueda caer en pecado o
que posea santidad perfecta, pues esto es imposible, se refiere a que NO debe
tener el pecado como forma habitual de vida, es decir que practique habitual y
continuamente un pecado especifico y que muestre arrepentimiento hasta el
momento de ser descubierto en falta.
También es necesario que sea
marido de una sola mujer.
Quiere decir que en su mente y
corazón es fiel a quien es o será su esposa.
No se refiere solamente a
quienes sean casados, de otra manera Pablo estaría descalificado para el
ministerio, pues nunca se casó. En un hombre soltero, hombre de una sola mujer,
implica ser alguien que no daña su testimonio ni su tiempo en relaciones
pasajeras, sino que está definido en lo que desea, sabe esperar el tiempo de
Dios, y llegado ese momento sabe honrar a su pareja. No es estatus o
circunstancia, es actitud y carácter moral.
También nos dice que debe ser
sobrio. El ser sobrio, no se refiere a que no sea alcohólico, más bien nos
habla de alguien que no deja que sus emociones y pensamientos sean dominados o
influidos; en la antigüedad los pueblos paganos alcanzaban un éxtasis
espiritual en orgias y borracheras, el cristiano en contraste es dominado por
el Espíritu Santo, no perdiendo el sentido, sino al contrario guardando en todo
tiempo dominio de sí mismo y siendo capaz de pensar claramente a pesar de las
circunstancias. Su mente está en orden.
También debe ser prudente,
decoroso y hospedador. Prudente, también puede traducirse vigilante, alerta,
sensitivo, es un hombre que está alerta de lo que está pasando alrededor, es
perceptivo. Decoroso, o de buen comportamiento, que tenga su vida en orden, una
mente ordenada, produce una vida ordenada, como todo en su mente está en el
lugar correcto todo en su vida lo está también. Hospedador, que ama y atiende a
los extraños, no nos habla de servir a sus amigos cercanos, pues todo el mundo
hace eso, sino de abrir su corazón, su hogar y su vida a los necesitados. El
Pastor No es una persona privada, es pública, abierta a todos los que están en
problemas o necesidad. El Pastor o ministro no es alguien que se coloca en una
posición inalcanzable o inaccesible, es (o debería ser) alguien que está
abierto y sensible a las necesidades de los demás.
Entre los requisitos para el
pastor o anciano en la Iglesia se requiere que sea apto para enseñar. No apto
para entretener, divertir o agradar, sino apto para ENSEÑAR.
Esta es la única de las
características que se refiere a sus funciones, a lo que hace y no solamente a
su carácter moral, aunque también está relacionado a su carácter, pues la base
de ser apto para enseñar implica que su vida sea un reflejo de lo que enseña.
Esta característica es la que diferencia al Pastor, anciano o Líder de los
servidores o Diáconos y del resto de los creyentes. Como ya dijimos el estándar
moral es el mismo para todo creyente, aunque en una posición de liderazgo es
necesario que dicho estándar sea el ejemplo a seguir. El primer elemento y el
principal en la enseñanza es enseñar con el ejemplo, ¿vive lo que predica?, si
enseña algo y vive lo contrario No es apto para enseñar. En segundo lugar, debe
tener el DON de enseñanza, este es el don de Dios que hace que un hombre pueda
enseñar la Palabra de Dios de manera efectiva, mucho más efectiva que el
promedio normal. Implica la capacidad para comprender y explicar la Palabra de
Dios. No se trata de ser un buen orador y captar la atención de los oyentes,
tampoco de ser un humorista para entretenerlos, se trata de poder comunicar
efectivamente la verdad de Dios. No se trata de ser hábil para elaborar alegorías
complicadas con la Palabra, sino de explicarla de manera clara y aplicable para
que las vidas de los oyentes puedan ser transformadas y no solamente
impresionadas por pretendido conocimiento y abundancia de palabras.
Es importante hacer notar que
el verdadero maestro enseña y predica LA PALABRA, no información sacada de
documentales, no psicología, no el libro de moda, sino LA PALABRA DE DIOS; no
solamente predica la Palabra de Dios, sino TODA la Palabra de Dios, es decir,
no solamente aquello que los oyentes desean escuchar, sino lo que necesitan y
deben escuchar. Es fiel a Dios en su prédica y en su enseñanza más que al gusto
de los oyentes. Un indicativo de poseer el don de enseñanza es la necesidad
constante DE ESTUDIAR Y EDIFICARSE DE LA PALABRA, para poder enseñar y edificar
a otros.
Es necesario también que el
Pastor o ministro de Dios NO sea dado al vino, como mencionamos antes, no nos
habla de que no sea alcohólico, sino que no sea un bebedor. Su carácter debe
ser controlado por El Espíritu de Dios, no por el vino. No puede hablar de
libertad en Dios, siendo el mismo un esclavo de un pecado, llámelo vicio o mal
hábito.
No Pendenciero, violento o
agresivo, una persona que no puede controlar su carácter y responde con
agresión, ni siquiera es un creyente maduro, mucho menos podrá ser un pastor o
líder, no se refiere solamente a violencia física, sino también verbal o de
palabra, es necesario que el hombre de Dios tenga dominio propio.
No codicioso de ganancias
deshonestas, sino amable, apacible, no avaro. El hombre que aspira servir
verdaderamente a Dios, no puede albergar codicia o avaricia en su corazón, un
verdadero servidor de Dios sirve a los demás NO se sirve de ellos. Es
importante tener esto en cuenta, ya que muchos llamándose servidores de Dios
trafican con la fe, vendiendo bendiciones, sanidades o induciendo a los
creyentes a pactar con Dios para ser prosperados, de esta manera no solo son
codiciosos, sino que siembran la codicia en el corazón de quienes los escuchan.
Un verdadero ministro de Dios
debe emplea su tiempo en enseñar sobre Dios y su Palabra, no sobre las
diferentes formas de ofrendar a la Iglesia, esto es un indicativo de codicia en
su corazón o de desconfianza en la provisión de Dios. El énfasis de un
predicador debe ser el evangelio de salvación, no de prosperidad; debe ser el
reino de Dios, no un reino terrenal, y debe ser el gobierno de cada uno sobre
sus propias pasiones y pecados no el gobierno sobre ciudades o países.
Jesucristo lo dijo claramente a Pilato: “Mi reino no es de ESTE mundo”.
La Biblia nos habla de que la
bendición de Dios viene a través del trabajo, de ser diligentes y de reconocer
a Dios en todos nuestros caminos, no a cambio de ofrendar y “pactar”; DIOS NO
VENDE sus bendiciones, el precio por nuestra reconciliación con Él era tan alto
que fue necesario que enviara a Su propio Hijo a morir en nuestro lugar para
ofrecernos POR GRACIA, lo que nosotros nunca podríamos comprar ni pagar; nos
ofrece GRATUITAMENTE el don de la salvación y reconciliarnos con El, solamente
por fe en su Hijo Jesucristo.
También es necesario que
gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad
(pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de
Dios?); Uno de los requisitos del hombre que aspira a servir a Dios como Pastor
o líder es que sepa gobernar bien su casa, esto no solo implica que sabe
ejercer su autoridad como padre y esposo, que ha sabido instruir y guiar a sus
hijos en los caminos del Señor, sino que además sabe cómo manejar sus finanzas
(honestamente) y sus relaciones. La relación con su esposa ya quedó establecida
al decir que es un hombre de una sola mujer, ahora se define la relación con
sus hijos, el saber guiar, instruir y ejercer su autoridad sobre ellos, es un
aspecto que lo habilita o descalifica como líder espiritual, esto no quiere
decir que obligatoriamente el siervo de Dios debe tener hijos para poder ser
Pastor o Líder, pero si los tiene debe cumplir con este requisito. Por otro
lado, el saber ser un buen administrador de los bienes que Dios le ha dado a
nivel personal y familiar también lo habilita o descalifica para poder llevar y
administrar la Iglesia de Dios. El estándar del siervo de Dios es alto, pero es
el que Dios estableció en Su Palabra. Una persona que cumple con los requisitos
vistos anteriormente pero que no sabe llevar bien su propia casa, puede servir
a Dios, pero no es apto para un puesto de liderazgo.
También nos dice que no sea un
neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. Y es
necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en
descrédito y en lazo del diablo.
Sin embargo, un miembro de la
congregación podría poseer todas las características mencionadas anteriormente,
y todavía no estar calificado para servir como Pastor o líder en la Iglesia.
Podría ser un novato, uno que se ha convertido recientemente, sea un hombre
viejo o joven (no es cuestión de edad). La palabra empleada por Pablo es
Neófito, que significa recién plantado. Carece de la madurez y el buen
prestigio que se necesita para ser Pastor o líder. La elección de un neófito
podría tener resultados desastrosos para él mismo y, por lo tanto, para la
iglesia; podría llenarse de orgullo y no saber manejar con humildad el puesto
de liderazgo. Así que no debe ser elegido un novicio “para que no sea cegado
por el orgullo”. El resultado sería que “caiga en la condenación del diablo.
Esto indudablemente significa “la condenación pronunciada contra el diablo”. En
el relato bíblico vemos como el diablo habiendo sido un querubín (una escala
superior de ángel) cayó en condenación por creer que podría llegar a ser como
Dios e igualarse a Él. El orgullo siempre conduce a la caída.
Además, es necesario que tenga
buen testimonio con los de afuera de la Iglesia. Es indudable que un hombre
íntegro, tendrá el respeto y reconocimiento de su honestidad aún entre aquellos
que no comparten su fe, y si es atacado será porque su enseñanza es
incompatible con el sistema del mundo, y no porque su carácter moral lo descalifica
aún entre los que no pertenecen a la Iglesia (Inmoralidad, deshonestidad,
avaricia, codicia, irresponsabilidad, etc.) La Biblia nos enseña en proverbios
16:7 que “Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová, Aun a sus
enemigos hace estar en paz con él.”
Alguien podría preguntarse qué
objeto tiene conocer los requisitos para ser líder o Pastor en la Iglesia, como
mencionamos anteriormente, es el Pastor quien debe fijar el ejemplo y enseñar a
los demás, indudablemente una Iglesia que tiene por pastor o líder a alguien
que no está calificado, no solo NO es una Iglesia conforme a La Palabra, sino
que no podrá crecer y desarrollarse sanamente. Por mencionar algunos aspectos,
si el predicador no es apto para enseñar, quienes lo escuchan no entenderán
realmente que enseña la Biblia, ni que es lo que Dios espera de ellos; y si el
predicador es amador del dinero, será eso lo que transmita a sus oyentes, y
esto hará que, en vez de buscar el reino de Dios, busquen riquezas y placeres
terrenales, lo cual no conduce a Dios sino a perdición. Podría también enseñar
además del amor al dinero otras doctrinas erróneas que hagan descansar a sus
oyentes en una falsa seguridad de ser salvos cuando realmente NO lo son. Es
seguro que un pastor o predicador amador del dinero NO predica santidad a sus
oyentes, pues es contrario a su motivación principal para estar en el
ministerio: el amor al dinero.
Los requisitos NO son puestos
por los hombres sino claramente dados por Dios en Su Palabra. Hay personas que
de manera bien intencionada obedecen a su propio corazón y obtienen resultados
positivos DESOBEDECIENDO a Dios, pero vemos un ejemplo claro en las Escrituras
que Dios NO se agrada de eso, Dios le dijo a Moisés que le HABLARA a la roca en
el desierto para que diera agua, Moisés la golpeó y el agua brotó, vemos que
Moisés obtuvo resultados positivos aun desobedeciendo lo que Dios dijo, pero
Dios NO se agradó de él, como consecuencia Moisés NO entró a la tierra
prometida. (Números 20:7-13 y Deuteronomio 32:51). El indicativo de amar a Dios
es obedecer Su Palabra.
Editado por Cesar Angel
Fuentes:
Comentario Bíblico William McDonald,
Comentario Bíblico William
Hendricksen,
Comentario a 1a. Timoteo,
Serie de predicas por John MacArthur
Predica la Palabra
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