Dr. Peter Masters
¿Están realmente inspiradas
por el Espíritu Santo las profecías carismáticas de hoy en día o los dones han
cesado? ¿Verdaderamente hablan en lengua las personas? ¿Se puede probar el
cesacionismo? Aquí analizaremos lo que la Palabra de Dios revela.
¿Enseña la Biblia de manera
definitiva que los dones carismáticos han cesado? ¿Puede el cesacionismo (la
opinión que sostiene que los dones de revelación y de señales han cesado) ser
demostrado?
Algunos dicen que el
cesacionismo (la cesación de los dones) no puede ser absolutamente demostrado
basándose en la Palabra de Dios. Creemos, sin embargo, que la cesación de los
dones de revelación y señales (que estaban presentes en los tiempos
apostólicos) se enseña claramente en la Palabra de Dios, y de hecho tan claramente
que opiniones contrarias al respecto solo han surgido de forma seria alrededor
de los últimos cien años.
El término cesacionismo
procede de las grandes confesiones de fe del siglo XVII, como la de Westminster
y la Bautista. Ambas confesiones de fe usan la misma palabra. Al hablar de cómo
Dios ha revelado su voluntad y ha permitido que quedase registrara en las
Escrituras, las confesiones dicen: “… las Santas Escrituras [son] muy
necesarias, habiendo cesado ya las maneras anteriores por las cuales Dios revelaba
su voluntad a su pueblo”. La palabra “cesación” no viene de la Biblia, pero la
doctrina sí.
No solo la revelación está
completa y ha cesado, sino que también han cesado las señales que avalaban que
la revelación está en progreso. He aquí un corto resumen de seis pruebas
bíblicas que nos muestran que los dones de revelación han cesado (las visiones,
las palabras de ciencia, las palabras de sabiduría y las profecías) al igual
que los dones de señales (las sanaciones y el hablar en lenguas). Dios aún sana,
por supuesto, pero en respuesta a la oración, y no a través de las manos de
algún supuesto sanador.
El pasaje controversial
de 1 Corintios 13:8-10 no será usado en este artículo para
probar la cesación de estos dones. Solo nos referiremos a los pasajes que
consideramos irrefutables.
1. No ocurren desde los
tiempos de los apóstoles
La primera prueba del
cesacionismo (la terminación de los dones de revelación y de señales) es que
las sanaciones y prodigios solo podían ser hechas por los apóstoles, y que estas
eran señales especiales que les autentificaban como apóstoles. En 2
Corintios 12:12 Pablo dice: “Con todo, las señales de apóstol han sido
hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros”.
Hubo algunas personas en la
iglesia de Corintio que desafiaron la validez del apostolado de Pablo. Para
defenderse, Pablo les pide que miren su don de sanación y de otras señales
milagrosas que fueron hechas entre ellos, afirmando que solo los apóstoles
podían ejecutar tales cosas.
El libro de Hechos afirma de manera específica que las
sanaciones y otros prodigios eran exclusivos de los apóstoles, quienes
obviamente ya no existen.
Un apóstol era alguien que
había acompañado al Señor Jesucristo, que lo había visto después de su
resurrección y quien había sido personalmente nombrado por Él. Como testigo
especial de la resurrección, se le otorgó el poder de sanar. Él también era
alguien a quien el Espíritu Santo le mostraría “toda la verdad” (Juan 14:26 y 16:13)
y quien escribiría los escritos inspirados o los ratificaría.
Los creyentes necesitaban
saber quiénes eran los verdaderos apóstoles, para así respetar su autoridad
especial y única. Ellos los reconocerían por sus sanaciones y otras señales.
Las personas que no pertenecían al grupo de los apóstoles (el cual incluía dos
ayudantes designados) no podían hacer estas señales. Si ellos las hubiesen
podido hacer, entonces nadie habría podido tener la certeza de quiénes eran los
verdaderos apóstoles.
En Hechos 2:43 y
5:12 se vuelve a dejar claro una vez más que los milagros eran
realizados por “las manos de los apóstoles”. Esta eran señales exclusivas de
los apóstoles. También, en Hebreos 2:3-4 los dones de sanación
estaban firmemente vinculados a los apóstoles.
Pablo era un apóstol debido
a que vio al Señor resucitado y a que fue directamente nombrado por Él. El
hecho de que no recibió entrenamiento directo de parte de Cristo, fue compensado
al recibir revelaciones únicas y especiales. Pablo aclara en 1
Corintios 15:8 que a él, “al último de todos, y como a un abortivo, me
apareció”, indicando que él fue el único apóstol fuera del grupo original y
que, por lo tanto, era el último. (Las personas que hoy en día dicen ser
apóstoles no cumplen con los requisitos y sus afirmaciones son inapropiadas y
erróneas).
Cuando algunas personas
dicen que la cesación de los dones de los apóstoles no puede ser probada
basándose en las Escrituras, se les olvida que el libro de Hechos afirma
de manera específica que las sanaciones y otros prodigios eran exclusivos de
los apóstoles, quienes obviamente ya no existen.
Cuando las iglesias habían
crecido y se habían multiplicado, Pedro fue a Lida y luego a Jope, donde
notablemente sanó a Eneas y levantó a Dorcas de entre los muertos. Comunidades
enteras se quedaron asombradas porque ninguno de los otros creyentes en dichos
lugares podía hacer tales cosas.
Cuando un joven se cayó de
una ventana en Troas, solo había una persona allí que lo podía resucitar; ese
era Pablo. La idea carismática de que numerosos cristianos realizaban
sanaciones no se puede encontrar en el Nuevo Testamento. Se narra que solo los
apóstoles sanaban, incluyendo a dos ayudantes o delegados apostólicos, Esteban
y Felipe, y probablemente Bernabé.
La única ocasión en la cual
alguien fuera del grupo mencionado anteriormente ejecutó una sanación fue
cuando el Señor le ordenó a Ananías que sanase a Pablo. No hay ninguna otra
sanación aparte de estas en la Iglesia primitiva. Las ideas pentecostales y
carismáticas que argumentan que los cristianos constantemente y de manera
indiscriminada llevaban a cabo sanaciones simplemente no se enseñan en la
Biblia. De ahí que el registro infalible de las Escrituras muestre que el punto
de vista carismático de la sanación es un error basado en un mito. El registro
bíblico prueba que las sanaciones y obras poderosas estaban restringidas a un
grupo de personas quienes ya, por supuesto, han dejado de existir.
2. El propósito temporal de
las lenguas
La segunda prueba de que el
cesacionismo puede ser probado basándose en la Biblia (los dones de señales han
cesado) hace referencia al don de hablar en lenguas. La Biblia declara que Dios
dio el hablar en lenguas específicamente como una señal para los judíos, lo
cual les señalaba que la era del Mesías había llegado.
En 1 Corintios
14:21-22 Pablo dice: “En la ley está escrito: En otras lenguas y con
otros labios hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor. Así
que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos”.
En otras palabras, el don de
hablar en lenguas fue una prueba milagrosa, para los judíos que se resistían a
creer en Cristo, de que una nueva era y orden en la Iglesia había llegado. El
don no fue para el beneficio de los judíos que habían creído sino que fue una
advertencia y una promesa para aquellos que no creían. No era una señal y
advertencia para los gentiles sino para los judíos.
Pablo citó porciones
de Isaías 28:11, un capítulo en el cual Isaías profetiza la venida
de Cristo. Como una señal para los judíos, Isaías dice que aquellos de
lengua tartamuda y de lengua extraña hablarían a los judíos. Los idiomas de los
gentiles les retarían, algo sumamente humillante para el pueblo judío. Al mismo
tiempo, era una señal de que la era Mesiánica traería a los gentiles dentro de
la Iglesia, y que el Evangelio sería predicado en otros idiomas.
Esta sería una señal de la
nueva era o época cuando Dios bajaría la bandera de la Iglesia judía y subiría
la de la Iglesia judío-gentil de Jesucristo. Los judíos incrédulos que
resistían a Cristo y se aferraban a los vestidos de Moisés tendrían la Palabra
de Dios predicada a ellos en idiomas bárbaros o gentiles.
Todo esto se cumplió,
comenzando en el día de Pentecostés. A los judíos se les llamó y advirtió
debidamente, pero las lenguas no se mencionan fuera de los Hechos de
los Apóstoles y de 1 Corintios 12:14, lo que muestra que
habían logrado su propósito de advertir a los judíos de que la nueva era o
época había llegado.
La anunciación de la era de
la Iglesia se logró mientras los apóstoles vivieron, y la señal ha sido
retirada. Lo que hoy se conoce como hablar en lenguas no es llevado a cabo en
presencia de judíos incrédulos, y no tiene nada que ver con la señal bíblica
del Nuevo Testamento. La señal de que la era de la Iglesia había llegado
cumplió su propósito y ha sido sobrepasada por la realidad.
El evangelio ahora se
predica prácticamente en todos los idiomas del mundo, y la señal de que esto
sucedería hace mucho que desapareció. El propósito del hablar en lenguas (de
acuerdo con las enseñanzas de Pablo) fue cumplido en los tiempos apostólicos,
lo que prueba su cesación desde aquel entonces.
3. Las lenguas eran idiomas
reales
La tercera prueba del
cesacionismo se suma a la segunda, y es esta: El don de hablar en idiomas
reales fue dado en el día de Pentecostés (y por un breve periodo de tiempo
después de eso), y nunca se ha visto desde entonces. Debería sernos obvio que
los idiomas milagrosos del libro de Hechos y de 1
Corintios nunca han ocurrido desde aquellos días.
El hablar en lenguas de la
actualidad no trata ningún idioma humano conocido sino que, por el contrario,
se trata solo de repeticiones incoherentes y sin sentido. Nada milagroso
sucede. En los tiempos del Nuevo Testamento, la persona que hablaba en lenguas
recibía del Espíritu Santo la habilidad para hablar en un idioma real que no
había aprendido antes, y personas que habían crecido con tal persona se
quedaban maravilladas y sorprendidas al presenciar tal cosa.
Los judíos estarían presentes (pues
era una señal específica para ellos). En el día de Pentecostés muchos judíos
que vivían en tierras extranjeras escuchaban cómo otros que no hablaban sus
idiomas ahora lo hacían y dichos judíos corroboraban la veracidad de quienes
hablaban. Después de Pentecostés, el Espíritu Santo daría el don milagroso del
entendimiento a intérpretes, de forma que siempre se pudiese corroborar la
autenticidad del idioma hablado. No se ha visto cosa similar desde los
tiempos de la Biblia.
Quienes en la actualidad
defienden el hablar en lenguas, siempre señalan 1 Corintios 13:1 donde
Pablo, hablando hipotéticamente, dice que aun si el hablase lenguas angélicas,
pero sin amor, no contaría para nada. Desesperados por encontrar un texto, los
maestros carismáticos toman las palabras de Pablo como justificación para
lenguas extáticas y no lingüísticas, pero es claro para cualquier persona que
piense, que este es un uso terriblemente incorrecto del versículo.
Al describir idiomas reales,
la Biblia, en efecto, nos advierte que estos dones han sido retirados. Estos
simplemente no han ocurrido en ningún momento de la historia, en ninguna parte
del mundo, desde los tiempos de los primeros días de la Iglesia. Lo que sucede
hoy es que las personas (quienes pueden ser cristianos sinceros) en su deseo de
hacer lo que sus líderes insisten es correcto, buscan “hablar” fuera de las
normas del lenguaje. Sin embargo, ni hablan un idioma real ni entienden
lo que están diciendo.
El cesacionismo es algo que
se enseña claramente en las Escrituras en virtud de la descripción precisa que
la Escritura hace acerca de los idiomas reales, la cual no se puede
aplicar a nada de lo que ha sucedido desde entonces.[1]
Desde los tiempos de la
Biblia hemos presenciado los gloriosos eventos de reformación, al igual que
poderosos avivamientos cuando al Espíritu de Dios le ha placido obrar con poder
excepcional. A pesar de esto, no se ha reportado o registrado ni siquiera un
caso de alguien que clame tener la habilidad de hablar en un idioma real que
nunca haya aprendido. Esta es una prueba certera de que el genuino don bíblico
de lenguas ha cesado.
4. No existen instrucciones
para el nombramiento de profetas
La cuarta prueba de la
cesación del don de la revelación y de señales es esta: en el Nuevo Testamento
no existen instrucciones para el nombramiento de apóstoles, profetas, sanadores
o de ningún otro oficio por el estilo. Esto es algo de tremenda importancia
porque Dios ha establecido un patrón detallado para la Iglesia en el Nuevo
Testamento. Es cierto que algunos cristianos no creen que la Biblia provea los
planos o el modelo a seguir para la iglesia, pero la mayoría de personas
quienes poseen creencias bíblicas bautistas sí lo creen.
El apóstol Pablo nos manda
repetidamente a ser los más cuidadosos imitadores suyos en el sistema de
gobierno de la iglesia y en conducta, y las epístolas pastorales establecen
cómo deberíamos comportarnos y trabajar en la iglesia de Dios. Se nos es dado
un modelo preciso para la iglesia en todo tiempo.
Desobedecemos el patrón perfecto de Dios si llevamos a cabo
nombramientos en la iglesia que no han sido prescritos o mandados
Tenemos instrucciones que
con sumo cuidado indican cómo seleccionar predicadores, ancianos y diáconos,
pero no existen instrucciones para el nombramiento de apóstoles (porque estos
oficios no habrían de perpetuarse) o de cómo reconocer o acreditar a un profeta
(porque los dones de revelación cesaron cuando la Biblia fue completada).
Tampoco existen instrucciones para el nombramiento de sanadores.
Este no es simplemente un
argumento basado en la falta de instrucciones al respecto, sino una prueba
firme de que estos oficios y funciones no habrían de continuar. Las
instrucciones para todos los asuntos pertinentes a la organización de la
iglesia han sido detalladas y están completas, y son suficientes y
autoritativas para la iglesia hasta que Cristo venga de nuevo. Si llevamos a
cabo nombramientos en la iglesia que no han sido prescritos o mandados, estamos
desobedeciendo el patrón perfecto de Dios. Estamos desobedeciendo la Escritura.
¿Cómo se puede decir que no
hay pruebas certeras en las Escrituras para probar que los dones han cesado,
cuando el modelo para la iglesia no provee instrucciones para la continuación
de portavoces inspirados hacedores de señales? Esta es una prueba contundente
del cesacionismo, a menos que no creamos en la suficiencia de las Escrituras y
no creamos que Dios ha provisto un modelo para su iglesia.
5. La revelación ha sido
completada
La quinta prueba del
cesacionismo es que la Biblia claramente enseña que la revelación está ahora
terminada. No puede haber nuevas revelaciones después del tiempo de los
apóstoles. Ya hemos señalado que en Juan 14:26 y en Juan
16:13 el Señor Jesucristo les dice dos veces a sus discípulos que el
Espíritu Santo, cuando venga, los guiará a toda verdad.
Los apóstoles serían los
autores de los libros del Nuevo Testamento y quienes autentificarían los libros
inspirados del Nuevo Testamento que no fuesen escritos por ellos. Toda la
verdad sería revelada, y después de la era apostólica no habría más revelación
de las Escrituras. La Palabra estaría finalizada.
¡Cuán gozosos estamos debido
a esto! En qué estado estaríamos si personas pudieran surgir aquí y allá (como
sucede en el mundo carismático) dándonos nuevas revelaciones. ¿Quién podría
saber lo que es correcto y lo que es verdad? Pero la Escritura es el estándar
de medida para todo, y ya está finalizada, y completa, y es perfecta,
suficiente y confiable.
Judas pudo hablar acerca de
la fe que “ha sido una vez dada a los santos”. Su epístola posiblemente fue
escrita veinticinco años antes del último libro de la Biblia, pero lo
suficientemente “tarde” para afirmar que todas las doctrinas principales e
instrucciones para la iglesia habían sido reveladas. En esta etapa avanzada de
la revelación, Judas habla de la fe que ha sido una vez dada, o mejor dicho,
que de una vez por todas ha sido dada. Esta ha sido prácticamente finalizada;
pronto (desde la perspectiva de Judas) no habrá más revelación.
Los versículos finales de la
Biblia advierten que nada puede ser añadido o sustraído de las palabras del
libro de Apocalipsis, pero esto ciertamente aplica a la Biblia
entera, no solo al último libro. Lo sabemos porque esta advertencia refleja la
advertencia dada por Moisés en el primer libro de la Biblia (los primeros cinco
libros fueron originalmente uno), es decir, Deuteronomio 4:2: “No
añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que
guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno” (Palabras
que Moisés repitió en Deuteronomio 12:32).
La finalización de la
revelación también se prueba por el hecho de que los apóstoles y los profetas
son descritos como la etapa fundacional de la Iglesia.
En Efesios 2:20 la
Iglesia es descrita como que está edificada “sobre el fundamento de los
apóstoles y profetas [es decir, los profetas del Nuevo Testamento] siendo la
principal piedra del ángulo Jesucristo mismo”. Un fundamento es algo completo y
estable, mientras que el edificio continúa siendo construido.
¿Qué hay acerca de la
profecía de Joel, que Pedro cita en el día de Pentecostés, que decía que cuando
el Espíritu fuese derramado, todos los creyentes, hombres, mujeres, viejos y
jóvenes profetizarían? ¿No está implícito que esto continuaría literalmente
hasta el regreso del Señor? No, porque la manera de entender esta profecía debe
estar de acuerdo con la irrefutable enseñanza de la Biblia de que pronto la
revelación sería completada, y entonces, habiendo ya sido completada, la
revelación cesaría.
Es esta revelación
completada (particularmente el Evangelio) la que será testigo a los creyentes
de todas las épocas, hombres y mujeres, alrededor del mundo hasta el final. Los
creyentes continuarán viendo visiones y soñando sueños en este sentido: ellos
adoptarán, meditarán y proclamarán las infalibles “visiones y sueños” dados a
ellos en la Biblia. No “profetizarían” en el sentido de recibir una nueva
revelación. Ellos también soñarán sueños acerca de los planes y conquistas del
Evangelio. En este sentido, la profecía de Joel está aún siendo cumplida.
Las extraordinarias
manifestaciones como el hablar en lenguas claramente se habían desvanecido para
el tiempo en el cual Pedro escribió sus dos epístolas, pues no sugiere en
absoluto que esas señales de los primeros tiempos de la Iglesia continuaban aun
ocurriendo.
Ya que la revelación fue
completada en el tiempo de los apóstoles, podemos ver que la tarea de los
apóstoles y profetas se acabó. Y si los dones de revelación han terminado,
entonces han terminado también las señales que autentificaban a los autores
inspirados. Recordemos lo que Pablo dijo en 2 Corintios 12:12:
“Entre vosotros se operaron las señales de un verdadero apóstol […] por medio
de señales, prodigios, y milagros” (LBLA).
¿Cómo puede decirse entonces
que no hay pruebas bíblicas del cesacionismo cuando la Escritura afirma
enfáticamente que la revelación ha sido completada, como un fundamento en el
comienzo de la era de la Iglesia?
6. Las Escrituras testifican
acerca del final de los dones
La sexta prueba acerca del
final del cesacionismo es esta: las Escrituras muestran que estos dones estaban
en el proceso de ser retirados en ese tiempo específico. Pablo, por ejemplo,
quien poseía poder apostólico para ejecutar señales y prodigios y obras
poderosas, no pudo, en el transcurso del tiempo, sanar a Timoteo o a Trófimo o
a Epafrodito.
Podemos ver también la
retirada de los dones de sanación en el libro de Santiago (que
según entendemos escribió Jacobo el medio hermano del Señor) capítulo 5,
donde se dan instrucciones específicas acerca de orar por los enfermos, y de
cómo los ancianos pondrían sus manos sobre los que estaban postrados en cama.
Es obvio en este pasaje que no se tiene en mente a sanadores talentosos, sino
solo a ancianos de la iglesia que oran.
La palabra unción es
mencionada, pero el término griego que denotaba la unción religiosa no es usado
aquí. El griego usa una palabra muy práctica que significa “frotar” con aceite,
como a manera de alivio para las úlceras ocasionadas por estar postrado en
cama. Lo que Jacobo en realidad afirma es algo como esto: “Cuidado con que tu
mente sea tan celestial que no seas de uso terrenal, sino que presta alivio
físico a aquellas personas que sufren”.
Podemos, y debemos, orar por la sanidad de quienes están enfermos,
pero puede ser que la voluntad de Dios sea que un enfermo testifique de la
gracia de Dios en su enfermedad
Lo que más importa es la
oración. Es cierto que teniendo en cuenta las instrucciones de Jacobo, ningún
“talentoso sanador” es traído a casa del enfermo para dar la “orden” de ser
sanados o para darle al enfermo “un toque sanador”. La imposición de manos de
los ancianos es un acto simbólico, que comunica el amor de la iglesia, su
cuidado y responsabilidad.
El pasaje en Santiago contiene
cuatro exhortaciones para orar y es una continuación de su enseñanza acerca de
lo que debemos decir: “Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello”.
Podemos, y debemos, orar por la sanidad de quienes están enfermos, pero puede
ser que la voluntad de Dios sea que un enfermo testifique de la gracia de Dios
en su enfermedad.
El punto principal para
nosotros en este artículo es que nadie posee un poder especial para sanar
en Santiago 5. La sanación es hecha por Dios en respuesta a
oraciones. Se puede ver que la actitud continua de la iglesia es la de orar por
sanación, recordando que algunos son llamados a vivir “como ejemplo de
aflicción y de paciencia” (Santiago 5:10).
El hecho de que Jacobo no
mencione los dones de sanación muestra de manera inequívoca que el don de
sanación fue retirado bastante pronto durante el curso de la era apostólica.
¿Asumiría un lector neutral
de la Biblia que los dones serían para todos los tiempos?
Se ha sugerido que si un
nuevo convertido, sin experiencia alguna en lo que respecta a la vida como
parte de una iglesia, fuese encerrado en una habitación solo con su Biblia,
nunca se le ocurriría que los dones carismáticos hubiesen cesado. Lo contrario
es cierto. Hay mucha gente (nosotros conocemos varios) que habiendo tenido otra
otras religiones, han sido convertidos a Cristo a través de la lectura privada
de las Escrituras, y subsecuentemente han encontrado una iglesia. A partir
exclusivamente de la lectura de la Biblia no han recibido ningún tipo de
expectativa acerca de los dones carismáticos. De manera más frecuente —y esto
incrementa con el paso del tiempo— los creyentes abandonan las iglesias
carismáticas habiendo entendido claramente que lo que ocurre allí no es lo que
ellos leen en la Biblia.
Al leer de manera cuidadosa
el libro de Hechos, descubren que solo el grupo apostólico sanaba y
sienten que han sido engañados por la noción carismática y pentecostal de que
numerosas personas lo hacían.
Algunos se preguntan cuál
era el significado o propósito original del hablar en lenguas y cuando aprenden
de Pablo que era una señal específica para los judíos, sienten una vez más que
han sido engañados por sus maestros.
Igualmente, sienten que han
sido instruidos de manera equivocada cuando llega a ser evidente para ellos que
las “lenguas” fueron idiomas reales, algo infinitamente más milagroso que
simples sonidos incomprensibles y desarticulados.
Entonces, tan pronto como
los creyentes entienden la importancia del modelo bíblico para la iglesia, a
veces la siguiente pregunta surge en sus mentes: “¿Dónde están las
instrucciones en la Biblia para el nombramiento de apóstoles, profetas y
sanadores hoy en día?”. Se dan cuenta de que no hay ninguna en absoluto y se
vuelven aún más críticos de las falsas enseñanzas que han recibido.
Entonces la pregunta acerca
de la autoridad y suficiencia de la Escritura irrumpe y piensan: “¿Acaso la
revelación de la Palabra de Dios no ha sido finalizada? ¿Cómo pues, las
profecías modernas pueden ser válidas e inspiradas?”. Es obvio para ellos que
todas las profecías “autoritativas” que ellos han escuchado son simplemente un
gran error y engaño.
Muchos creyentes pensantes
entienden por ellos mismos que para las personas carismáticas, las Escrituras
ocupan un segundo lugar después de la imaginación humana y las experiencias
misteriosas.
Finalmente, cuanto más
estudian la Palabra de Dios, más ven la evidencia de que las señales
desaparecieron poco después de su espectacular inicio.
Nada de esto significa que
el Señor no inste a su pueblo a recordar deberes o verdades, o a hacer ciertas
cosas, o que no les advierta de peligros inminentes. Estas son intimaciones
divinas, no revelaciones o dones.
En la historia de la
Iglesia, se han registrado ocasiones en las que algunas personas han tenido
intimación de parte de Dios acerca de situaciones o personas peligrosas, pero
nunca fueron revelaciones de doctrinas. Encontramos tales ocasiones en tiempos
de grave persecución. Por ejemplo, antes de la caída de la antigua Unión
Soviética, hemos escuchado relatos fidedignos donde siervos clave de Dios
fueron maravillosamente librados de arrestos porque el Señor había fijado en
ellos una firme convicción de no ir a cierto lugar en particular. Se descubrió
tiempo más tarde que la policía KGB había tendido una trampa para ellos. Sin
embargo, a ninguno de los que recibió tal intimación se le otorgó un don
constante, y menos aún una revelación autoritativa de verdad doctrinal. Dios
puede hacer toda clase de cosas para librar y bendecir a su pueblo, pero esto
no implica que los dones apostólicos o proféticos estén siendo otorgados a
ninguna persona.
El daño que la enseñanza carismática ha causado
Muchos carismáticos han
comenzado a notar la enorme diferencia entre la Biblia y lo que se les ha
enseñado. Las personas con tales dudas a menudo se preocupan por el hecho de
que un elevado número de católicos que dependen de María, que van a misa y
practican las buenas obras para alcanzar la salvación también pueden hablar en
lenguas y profetizar. Muchos católicos adoran exactamente de la misma manera en
la que lo hacen los protestantes carismáticos.
Los carismáticos que
comienzan a dudar también llegan a escuchar que en sectas no cristianas
también se habla en lenguas. Usted no necesita ser un cristiano salvo para
hablar en lenguas al estilo carismático, porque estas no son un verdadero don
del Espíritu.
Hay muchos cristianos
sinceros en el movimiento carismático, pero aseveramos que el intentar
restablecer el don de señales y de revelación es un error con consecuencias
extremadamente dañinas. Podemos ver el daño cuando vemos la aparición de
inmensas secciones del movimiento en el que el Evangelio prácticamente ha
desaparecido al ser enterrado bajo extravagancias no bíblicas.
En la actualidad existen
grupos carismáticos grandes que niegan la sustitución penal de Cristo, e
incluso algunos niegan la Trinidad. (Uno de los más famosos predicadores y
escritores de carácter carismático niega la doctrina de la Trinidad).
La música de entretenimiento
de estilo mundano domina las iglesias carismáticas, aun la música más extrema y
de carácter totalmente impío. Las artimañas teatrales de la mayoría de los
líderes carismáticos, que lo único que quieren es dinero, pueden ser vistas en
cualquier momento en los canales religiosos de la televisión, y, al parecer, la
herejía del “evangelio de la prosperidad” está en todas partes. Numerosos
charlatanes y bribones han logrado cautivar a un gran número de seguidores
llevando a cabo supuestas “sanaciones” en lugares alrededor del mundo.
Aún más, técnicas de adivinación del teatro de variedades se presentan como
prodigios espirituales en iglesias que una vez fueron respetables.
La poderosa corriente que
constantemente aleja la “circunscripción” carismática más y más de la Biblia,
es evidencia de un error serio y fundamental, es decir, la idea de que los
dones de señales y de revelación son válidos para todo los tiempos. El
experimentarlos implica un doble error: primeramente reducir los dones a algo
no milagroso (por ejemplo, convertir idiomas reales en palabrerías de tipo no lingüístico)
y, en segundo lugar, menoscabar las Escrituras, que ahora se tendrían que
rendir ante experiencias imaginarias de sueños, visiones, “palabras del Señor”
y revelaciones similares. También se hace daño a cristianos cuya fe es desviada
de Cristo y su Palabra, a fenómenos y sensaciones.
Sinceramente oramos para que
Dios libre a quienes son sus verdaderos hijos del creciente daño causado por el
descabellado error de abandonar las Escrituras. Es perfectamente
posible probar que el cesacionismo es una verdad bíblica.
Referencia
[1]Las
personas que falsamente hablan en lenguas hoy en día ni siquiera intentan
seguir las reglas bíblicas para el ejercicio de tal don de aquellos días: que
no más de dos o tres personas podían hablar al mismo tiempo en un servicio (1
Corintios 14:27).
Autor: Dr. Peter Masters
Gracias por la predica. Pero una pregunta osea en Corintios dice que se puede profetizar uno a uno y también las mujeres mi pregunta era que profetizaban y osea si profetizaban no tenía que estar en las escrituras o algo por el estilo. Y otra cosa que pasa cuando los Pentecostales dicen que aún están vigente y tipo afirman que se han cumplido tipo sus profecías por ejemplo que una hermana este embarazada y Dios le haya revelado a otra hermana que iba a ser varón, mi pregunta es como le podemos decir que los dones de revelación ya no están vigentes si ellos afirman que se cumplió y es de verdad y si te preguntan de que quien le hablo entonces que se le puede responder. Paz a usted y a su casa
ResponderBorrarEsta pagina en facebook esta bloqueando a todo aquel que le dice que los dones están vigentes, y les acusan de insultarlos y ofenderlos al decirles la verdad
ResponderBorrarSon cesacionistas y esta bien, son ustedes los que darán cuenta de ese pecado y blasfemia a DIOS
Pero sean cristianos valientes y no levanten falsos testimonios porque nadie les ha insultado, les dicen la verdad que duele pero sana
Es que no están vigentes! ...Sustentado bíblicamente. Si no estas de acuerdo no sigas esta página.
BorrarY por que no te han bloqueado???
ResponderBorrarExcelente trabajo. Clarisimo
ResponderBorrarME GUSTO LA ENSENANZA,TIENE MUUCHA VERDAD,POR QUE YO HE VISTO COSAS QUE EN EL MOMENTO YO CREO QUE NO SON BIBLICAS,Y A VECES LAS ACEPTAS POR QUE QUIERES SER OBEDIENTE,PERO AHORA CREO QUE YA NO TENGO QUE ACEPTAR COSAS QUE YO NO LAS CREO BIBLICAS O QUE SE VE QUE NO SON BIBLICAS.SEGUIRE ORANDO Y BUSCANDO LAS ESCRITURAS,ASI SEGUIRE APRENDIENDO.GRACIAS POR LO QUE APRENDI.
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