6 mar 2018
Quiere Dios que yo sea rico?
Artículo del Pr. Conrad
Mbewe, traducido con permiso por Alexander León
Artículo original >>>>>>>> AQUI
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Cada cierto tiempo, cuando
me meto en discusiones sobre el asunto del evangelio de prosperidad, escucho
las voces que simpatizan con ese veneno doctrinal decir esto: “…Pero,
de seguro Dios no quiere que seamos pobres, ¿o sí?”
Esto se considera como la
carta superior de la baraja, como si no hubiera una posición intermedia entre
ser muy ricos y vivir en extrema pobreza. La Biblia tiene muchos textos que
contestan esta pregunta.
La gente que dice tales
cosas, sufren de amnesia deliberada. Ellos han escogido olvidar las palabras
del hombre sabio que oró a Dios pidiendo:
“Dos cosas te he
demandado; No me las niegues antes que muera: Vanidad y palabra mentirosa
aparta de mí; No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario; No sea
que me sacie, y te niegue, y diga ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte y
blasfeme el nombre de mi Dios” (Proverbios 30.7-9)
Si buscamos por toda la
Biblia no encontraremos un solo versículo que advierta de algún daño espiritual
causado por la pobreza material. Pero sí encontraremos muchos pasajes en la
Biblia que nos advierten sobre los efectos negativos de las riquezas – y
especialmente el amor a las riquezas. Nunca escuchamos a los predicadores de
prosperidad predicar sobre esos versículos. Pareciera como si las Biblias de
ellos no tuvieran esos versículos.
Aquí hay algunos salidos de
los labios de nuestro Salvador.
En su famoso Sermón del
Monte, Jesús enseñó:
“No os hagáis tesoros en
la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y
hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín
corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro
tesoro, allí estará también vuestro corazón… Ninguno puede servir a dos
señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y
menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.” (Mateo
6.19-24)
Luego el Señor Jesús
en Marcos 10.17-25 trató con un joven rico de la clase
gobernante que deseaba la salvación, siempre y cuando no tuviera que sacrificar
sus riquezas. Cuando Jesús le dijo que tenía que dar todo a los pobre para que
tuviera tesoro en el Cielo, la Biblia nos dice que tal cosa le dolió en el
corazón. Se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Jesús entonces
pronunció su sentencia inequívoca,
“¡Cuán difícilmente entrarán
en el reino de Dios los que tienen riquezas…! Más fácil es pasar un camello por
el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.”
Repito, nunca escucharán
estas palabras de los labios de los predicadores del evangelio de prosperidad.
Al contrario, ellos parecen dar la impresión de que ser materialmente ricos es
una señal segura de que todo está bien entre su alma y Dios.
Un ejemplo más del
ministerio de Cristo debería ser suficiente. En una ocasión, alguien de la
multitud le dijo a Jesús: “Maestro, dile a mi hermano que comparta la
herencia conmigo” Jesús se negó. Esto debería sorprender no solo a los
predicadores de la prosperidad sino también a los predicadores del evangelio
social. En vez de hacer lo que el hombre le pidió, Jesús hizo una advertencia a
la persona que le pidió este favor. Él dijo:
“Guardaos de toda
avaricia porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes
que posee” (Lucas 12.13-15).
La bendición material no es
equivalente a la bendición.
Con el fin de llevar esta
lección un poco más allá, Jesús cementó todo esto con una parábola. Él dijo:
“La heredad de un hombre
rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré,
porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis
graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes;
y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años;
repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a
pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para
sí tesoro, y no es rico para con Dios.” (Lucas 12.16-21).
Jesús parece estar diciendo
que la acumulación de riquezas en muchos casos ocurre porque se desperdiciaron
oportunidades de invertir en el reino de Dios. Así que ¡Eso equivale a la
pobreza!
¿Qué podemos decir de los
apóstoles? ¿Qué dicen ellos sobre la prosperidad financiera?
Un buen ejemplo es el
apóstol Pablo. Escribiendo a Timoteo, su protegido, le habla sobre
“…hombres corruptos de
entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de
ganancia” (I Timoteo 6.5).
No puedo pensar en una mejor
descripción para los predicadores de la prosperidad. Son personas de una mente
corrupta, privados de la verdad, que ven los asuntos espirituales como un medio
para otra cosa – para hacerse ricos. No están interesados en la salvación de
las almas y por lo tanto hace mucho que perdieron el contenido del verdadero
evangelio. Pero mejor dejo eso aquí…
Estamos viendo las
advertencias del apóstol Pablo. Él se mantiene en la posición del hombre sabio
que se describe en Proverbios 30, defendiendo que una posición financiera media
es la mejor opción. Él dice,
“Pero gran ganancia es la
piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y
sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos
contentos con esto.” (I Timoteo 6.6-8)
Esta es la respuesta que
sigo dando a los que piensan que mi oposición a los predicadores de la
prosperidad implica que yo promuevo la pobreza. ¿Por qué tenemos que ir de un
extremo al otro?
Es muy claro que el apóstol
Pablo advierte contra una sed insaciable de riquezas. Él dice:
“Porque los que quieren
enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas,
que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los
males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la
fe, y fueron traspasados de muchos dolores. La buena batalla de la fe; Mas tú,
oh hombre de Dios, huye de estas cosas…” (I Tim. 6.9.11).
Los predicadores de la
prosperidad deberían poner atención a estas advertencias y predicarlas a los
que los escuchan. Por causa de haber rechazado este consejo es que muchos de
sus seguidores han procurado las riquezas pagando el gran costo de sus vidas
espirituales, sus matrimonios y sus familias.
El escritor de la carta a
los Hebreos sella sus consejos para nosotros cuando escribe claramente,
“Sean vuestras costumbres
sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te
desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13.5).
Nada puede ser más claro que
esto. Esta es la atmósfera general en la Biblia con respecto a las cosas
materiales. Es exactamente lo opuesto a lo que los predicadores de prosperidad
están diciendo. El mensaje de la Biblia es que hacemos daño a nuestras almas y
a las almas de otros cuando procuramos riquezas como un fin en sí mismo. Los
llevaríamos a una tarea imposible. Como Jesús dijo, “No podéis
servir a Dios y al dinero”
Al juzgar el silencio sobre
estos pasajes en los púlpitos de los predicadores de prosperidad, no me cabe
duda de que ellos desearían que estos versículos no existieran en la Biblia
porque vuelan en sus rostros en contra de sus enseñanzas. Los predicadores de
prosperidad se tragan el camello y cuelan el mosquito. Ellos van a esos
versículos que hablan de prosperidad holística (es decir, éxito general, para
usar un término equivalente moderno) y torturan esos textos hasta que los hacen
parecer relacionados con la prosperidad material solamente.
No me interpreten mal.
Debemos alabar a Dios por aquellos entre nosotros a los que Dios ha querido
favorecer con buenos empleos y negocios, lo cual ha resultado en mejores
cuentas bancarias. Otros disfrutan de una buena herencia. Necesitamos orar por
ellos para que Dios les dé sabiduría piadosa para que puedan utilizar sus
riquezas con un beneficio eterno para sus almas y las almas de otros. Sin
embargo, no debemos envidiarlos, porque las riquezas traen muchas penas. Más
bien, oremos a Dios que no nos dé pobreza ni riqueza. Esa es una carga menos
peligrosa para llevar en este mundo caído.
FUENTE: El camino angosto
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Excelente enseñanza. Muy bueno saberlo. Gracias x este estudio y muchos otros q he leído. Bendiciones y sigan con más, son muy reveladores. Gracias
ResponderBorrarDemos Gloria y Honra a nuestro Padre eterno. Gracia Y Paz
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