La
invasión de la predicación antropocéntrica.
El púlpito existe, por lo
menos en teoría, con el fin de que la santa Palabra de Dios sea proclamada.
Aunque algunos sectores del
cristianismo han eliminado el púlpito por completo de la esfera de la adoración
(por ejemplo, la iglesia emergente y la iglesia orgánica); lo que más me
inquieta es la preocupante tendencia hacia el antropocentrismo en la
predicación contemporánea.
Cuando comparamos los sermones
de hoy con los mensajes predicados en el libro de los Hechos o en la Reforma
protestante, la diferencia en contenido es abismal.
Antes, se predicaba
principalmente sobre Dios, sus obras, su gloria, su Hijo, su evangelio. Los
predicadores daban a conocer las maravillosas hazañas del Omnipotente,
centrándose en sus atributos y en todo lo que había dicho en su Palabra.
En nuestra generación, sin
embargo, los mensajeros hablan de Dios como si fuera una lata de Red Bull. La
meta de Dios es, supuestamente, convertir al oyente en un superhéroe
espiritual, en un gigante. Todo lo que el creyente tiene que hacer es beber la
lata, la lata de Dios, y será engrandecido, exaltado y usado poderosamente para
bendecir a las naciones.
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El 'dios' del siglo XXI es poco más que una lata de Red Bull. |
Total, antaño Dios y su gloria
eran el fin de todo discurso religioso. Hoy, Dios es un simple medio para que
el hombre conquiste sus sueños.
Te daré algunos ejemplos para
que sepas mejor a lo que estoy aludiendo.
Ejemplo 1: Alguien predica
sobre el pacto que Dios hizo con Abraham. ¿Qué aprendemos del sermón? Que Dios
quiere darnos a nosotros mucha descendencia espiritual.
Ejemplo 2: Alguien predica
sobre David y Goliat. ¿Qué aprendemos del sermón? Que tú y yo somos David,
ungidos por el Señor y poderosos sobre todas las artimañas del diablo (Goliat).
Ejemplo 3: Alguien predica
sobre los tres amigos de Daniel en el horno del fuego. ¿Qué aprendemos del
sermón? Que tú y yo somos unas máquinas intocables y que Dios no va a permitir
que nadie nos haga daño.
Podría multiplicar los
ejemplos; pero en cada caso, el protagonista del relato y de la predicación es
el propio creyente. Según nos enseñan, la promesa de Abraham, la victoria de
David y la liberación de los amigos de Daniel tienen que ver con nosotros.
Tal hermenéutica
antropocéntrica, sin embargo, es defectuosa. Los ejemplos de Abraham y Goliat
sirven para apuntar hacia Jesucristo, el bendito Simiente y el verdadero Hijo
de David. La ilustración de los tres amigos de Daniel resalta la gracia y la
soberanía de Dios, el cual salva a los suyos conforme a su propia voluntad.
Lo que hace falta, pues, es
erradicar esta hermenéutica ‘Red Bull’ del cristianismo, reemplazándola con la
hermenéutica de la gloria de Dios. En vez de preparar una predicación
preguntándonos: ¿cómo puedo usar este texto para demostrar a la congregación
que somos unos súper ungidos?
Lo que tenemos que preguntar
es: ¿qué me enseña este pasaje sobre la gloria de Dios? ¿La persona de su Hijo?
¿Las grandes verdades del evangelio?
En palabras de Carl Trueman,
hay que, “apartar las mentes de las personas de sí mismas y fijarlas en el Dios
de la Biblia. […] Vale la pena sopesar cómo predicamos las historias bíblicas,
para ver si estamos poniendo de veras el acento en el Dios que salva y no en
los instrumentos que Él utiliza”.
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El teólogo británico, Carl Trueman |
Tarde o temprano, confío en
que los regenerados no solamente van a aburrirse de las llamadas iglesias que
han quitado el púlpito de en medio pero también de las congregaciones donde el
púlpito ya está en sujeción a la grandeza humana. Nadie puede sobrevivir con
una dieta de ‘Red Bull’.
Confío en que Dios va a avivar
a los suyos para que vayan en busca de predicadores teocéntricos, que hablan
más sobre el Señor que sobre nosotros y nuestro potencial.
Confío en que el púlpito
protestante, una vez más, existirá en teoría y en práctica para que la santa
Palabra de Dios sea proclamada.
Will Graham
Fuente: Protestante digital
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