Doctrinas de la Gracia

12 ago 2017

Los Cinco Puntos del Calvinismo y la Teología del Pacto


En años recientes, ha habido una recuperación de los cinco puntos del calvinismo entre muchos evangélicos, pero no ha habido un resurgimiento concomitante de la teología del pacto del puritanismo del siglo XVII como el rico suelo en el que crece la soteriología Calvinista. Este post no intentará defender a fondo cada doctrina mencionada, sino mostrar la conexión entre el Calvinismo y los pactos teológicos de la teología del pacto. El Sínodo de Dordt enumeró los cinco puntos del Calvinismo, no en su orden contemporáneo de “TULIP,” sino en el orden de “ULTIP,” que es el orden que usaré aquí.

Elección incondicional:

El decreto eterno de la elección incondicional es el fundamento de la teología del pacto y la doctrina de la salvación. Dios escoge salvar a pecadores no debido a cualquier bondad o condiciones previstas en ellos, sino simplemente debido a Su buen placer para redimir a un pueblo para Él mismo para traerse gloria. Hablando de la elección divina incondicional, Pablo escribe: “Así que no depende de la voluntad o el esfuerzo humanos, sino de Dios, que tiene misericordia” (Rom. 9:16). No hay condiciones en los individuos que Dios elige para la salvación. La elección de Dios es basada enteramente en Su voluntad soberana: “Él tiene misericordia de quien quiera y endurece a quien quiera” (Rom. 9:18).

Expiación limitada:

La expiación limitada puede ser mejor denominada “redención particular” o “expiación definitiva.” Significa que la muerte de Cristo es absolutamente efectiva para salvar, comprando cada bendición de vida para Su pueblo elegido, incluyendo el nuevo nacimiento, la fe, el arrepentimiento, la justificación y la adopción, como también una vida santa duradera (Rom 8:31-39). Hebreos 9:12 nos dice que Cristo cumplió la salvación para Su pueblo, “por medio de Su propia sangre, asegurando así la redención eterna.” Note que la sangre de Cristo “asegura” la redención. No sólo hace posible la redención, sino que en realidad asegura la redención. Su sangre asegura la redención “eterna,” no la redención temporal. Y asegura la “redención.” Es decir, la sangre de Cristo realmente redime y no sólo hace una provisión para la redención. Puesto que sólo un número limitado de personas son redimidas, debemos concluir que Cristo murió sólo para salvar a Su pueblo elegido. Y esto es, de hecho, lo que las Escrituras enseñan. Mateo 1:21 dice: “Él salvará a su pueblo de sus pecados.” En Juan 10:15, Jesús dice: “Yo doy mi vida por las ovejas.” En Juan 17:9, Jesús dice: “No ruego por el mundo, sino por los que me has dado.” La obra sacerdotal de expiación y de oración de Cristo se limita a los elegidos solamente.

Entonces, ¿qué tiene que ver esto con la teología del pacto? La teología del pacto ve la “expiación limitada” como arraigada en el eterno “pacto de redención” entre el Padre y el Hijo acerca de la redención de los elegidos. En este pacto eterno (un aspecto del decreto eterno), el Padre comisionó al Hijo para entrar en este mundo, cumplir la ley de Dios, morir por su pueblo elegido y resucitar de entre los muertos. El Hijo acordó cumplir la voluntad del Padre (Jn. 17:4). Un pacto es “un acuerdo entre dos o más personas;” por lo tanto, es apropiado ver este acuerdo entre el Padre y el Hijo de manera pactual. Basado en este pacto eterno, o acuerdo, entre el Padre y el Hijo, el Hijo vino al mundo, guardó la ley de Dios y realizó la redención de los elegidos en el tiempo (2 Tim. 1:9-10). La totalidad de Isaías 53 se refiere a la obediencia temporal de Cristo a este pacto eterno de redención, e Isaías 54:10 lo llama explícitamente “el pacto de paz.”

Depravación Total:

La depravación total se refiere al hecho de que los seres humanos nacen depravados en la mente, el corazón y la voluntad. Los pecadores no son tan depravados como pueden ser, pero son verdaderamente depravados en cada aspecto de su persona. El resultado de la depravación total es que ninguna persona natural alguna vez buscará a Dios, abrazará el evangelio o hará ningún bien absoluto. Romanos 3:10-11 explica la depravación total: “No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.” Del mismo modo, Isaías 64:7 dice: “Nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse en ti.” Por lo tanto, ningún ser humano puede hacer nada en pos de su propia salvación. Los hombres naturales están completamente perdidos y sin esperanza en sí mismos. Ellos no escogerán a Cristo. No vendrán a Él.

En términos de la teología del pacto, la “depravación total” de la humanidad caída es el resultado de la violación de Adán del “pacto de las obras.” En el principio, Dios creó a Adán como portador de la imagen divina y como representante pactual (cabeza federal) de toda la humanidad. Como imagen de Dios, Adán fue creado para amar y disfrutar de Dios. Dios amorosamente escribió Su buena ley en el corazón de Adán, el cual enseñó a Adán cómo amar a Dios ya los demás (Rom. 2:14). Dios prometió vida eterna a Adán por la obediencia (Gn. 3:22), pero Él también amenazó con muerte eterna a Adán y a su posteridad por la desobediencia (Gn. 2:17). Debido a que Adán desobedeció a Dios al no amar a Dios y al romper Su ley, Dios maldijo a Adán y a todos los que descendieron de él por generación natural con muerte eterna. Pablo escribe: “El pecado vino al mundo por un solo hombre, y la muerte por el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos pecaron” (Rom. 5:12). La maldición de la muerte significa que los descendientes naturales de Adán heredan naturalezas totalmente depravadas que no tienen deseo por el verdadero Dios y ningún deseo de venir a Él para salvación y vida. “En Adán todos mueren” (1 Cor. 15:22). Por lo tanto, debido al fracaso de Adán en el “pacto de obras,” toda la humanidad es maldecida con la “total depravación.”

Gracia Irresistible y Perseverancia de los Santos.

Estos dos aspectos de los cinco puntos del Calvinismo van juntos.
La “gracia irresistible”, o la “gracia efectiva/eficaz”, como se la llama a veces, significa que Dios efectivamente trae a Su pueblo escogido a la salvación. Sin tal gracia salvadora efectiva, incluso el pueblo escogido de Dios resistiría la salvación a su muerte porque todos heredaron las naturalezas caídas y depravadas de Adán.

La “Perseverancia de los santos” significa que Dios efectivamente hace que su pueblo elegido permanezca salvo y viva vidas santas.

La gracia irresistible y la perseverancia de los santos son lógicamente necesarias a la luz de las naturalezas caídas de los seres humanos. Debido a que los seres humanos son totalmente depravados y porque son totalmente incapaces de hacer nada para llevarse a sí mismos a Dios, la única manera para ellos ser salvados y permanecer salvados es que Dios provea una clase de gracia poderosa y conquistadora que sobrepase  toda la resistencia humana natural a la salvación desde el principio hasta el final.

Las Escrituras con frecuencia relacionan la “gracia irresistible” y la “perseverancia de los santos.” Jesús dijo: “Y esta es la voluntad de Aquel que me envió, para que no pierda nada de todo lo que me ha dado, sino que lo levante en el día postrero” (Jn. 6:39) y “nadie puede venir a mí a menos que el Padre que me envió lo atraiga. Y yo lo resucitaré en el día postrero” (J. 6:40). También, Jesús dijo: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen. Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, y nadie los arrebatará de mi mano. Mi Padre que me los ha dado es mayor que todos y nadie puede arrebatarlos de la mano del Padre” (Jn. 10:27-29).

En la teología del pacto, las doctrinas de la gracia irresistible y la perseverancia de los santos son bendiciones del “pacto de gracia.” Dios hizo el pacto de gracia con Su pueblo elegido para salvarlos de sus pecados. Todas las bendiciones del pacto de gracia son la compra de la obra de Cristo en el pacto de redención. En el pacto de redención, Cristo realizó la redención. En el pacto de gracia, el Espíritu Santo aplica la redención que Cristo realizó.

¿Y cuáles son las bendiciones del pacto de gracia? Jeremías 31:31-34 se cita en Hebreos 8:10-12, y enseña que Dios atrae irresistiblemente a su pueblo a sí mismo: “pondré mis leyes en sus mentes y las escribiré en sus corazones, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo” (Heb. 8:10). Note que Dios es el que actúa para convertir los corazones de Su pueblo. Él dice que “Yo haré” estas cosas. En el pacto de gracia, Dios atrae irresistiblemente a Su pueblo a la salvación.

El pacto de gracia también provee la bendición de la perseverancia. Hebreos dice: “Y ninguno enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, Desde el menor hasta el mayor de ellos. Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.” (Heb. 8:11-12). Dios preserva a todos los miembros del pacto de gracia en el conocimiento de sí mismo. Él también perdona sus pecados.

Por lo tanto, el pacto de gracia provee las bendiciones de gracia irresistible y la perseverancia de los santos a aquellos que Dios escogió para la salvación desde la fundación del mundo.

Para terminar, la teología del pacto de la Biblia demuestra que los cinco puntos del calvinismo no son una enseñanza estrecha de la Biblia, limitada a ciertos textos de prueba o a un aspecto de la teología sistemática. Los cinco puntos del calvinismo están profundamente arraigados en la propia superestructura de la Biblia, lo que significa que toda la Escritura se refiere a las gloriosas doctrinas de la soberana gracia redentora de Dios.

Para más información sobre la teología del pacto, o teología federal, bautista del siglo XVII, vea Covenant Theology, editado por Earl Blackburn, The Distinctiveness of Baptist Covenant Theology por Pascal Denault, and Covenant Theology: From Adam to Christ por Nehemiah Coxe and John Owen.

 Autor: Tom Hicks
FOUNDERS MINISTRIES

Artículo original:


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