Juan Calvino Jacobo Arminio |
Arminianismo
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Calvinismo
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Libre-Voluntad o Habilidad Humana
Aunque la naturaleza humana fue seriamente afectada por la
caída [de Adán], el hombre no ha sido dejado en un estado de total desayuda
espiritual. Dios por cortésmente capacita todo pecador para que se arrepienta
y crea, pero no interfiere con la libertad del hombre. Cada pecador posee una
voluntad libre, y su destino eterno depende de cómo la use. La libertad del
hombre consiste en su habilidad para escoger el bien sobre el mal en los
asuntos espirituales; su voluntad no es esclava a la naturaleza pecaminosa.
El pecador tiene el poder para cooperar con el Espíritu de Dios y ser
regenerado o resistir la gracia de Dios y perecer. El pecador perdido
necesita la asistencia del Espíritu, pero no tiene que ser regenerado por el Espíritu
antes que él pueda creer, pues la fe es un acto del hombre y precede el nuevo
nacimiento. La fe es el don del hombre hacia Dios; es la contribución del
hombre para la salvación.
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Total Inhabilidad o Total Depravación
A causa de la caída, el hombre es incapaz de por cuenta
propia creer el evangelio para salvación. El pecador está muerto, ciego y
sordo a las cosas de Dios; su corazón es engañoso y desesperadamente
corrupto. Su voluntad no es libre, está en esclavitud a su naturaleza
perversa. Por eso, no escogerá - en verdad él no puede - escoger el bien
sobre el mal en el área espiritual. Consecuentemente, toma mucho más que la
asistencia del Espíritu para traer el pecador a Cristo - hace falta la
regeneración por medio de la cual el Espíritu hace que el pecador viva y le
da una nueva naturaleza. La fe no es algo que el hombre contribuye a la
salvación sino que es en sí parte misma del don de Dios de la Salvación - es
el don de Dios para el pecador, no el don del pecador para Dios.
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Elección Condicionada
La elección de Dios de ciertos individuos para salvación
antes de la fundación del mundo fue basada en que El previó que ellos
responderían Su llamada. El seleccionó solamente aquellos los cuales él sabía
que por ellos mismos creerían libremente el Evangelio. Por lo tanto, la elección
estuvo determinada por o condicionada sobre lo que el hombre haría. La fe la
cual Dios previó y sobre la cual el fundamentó su decisión no fue dada al
pecador por Dios (no fue creada por el poder regenerador del Espíritu Santo)
sino que resultó solamente de la voluntad del hombre. Fue dejado enteramente
al hombre el quien iba a creer y por eso, quien sería elegido para salvación.
Dios escogió aquellos los cuales él sabía, que por su propia libre voluntad,
escogerían a Cristo. Por lo tal la decisión del pecador por Cristo, no la
decisión de Dios por el pecador, es la causa final de la salvación.
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Elección Incondicionada
La elección de Dios de ciertos individuos para salvación
antes de la fundación del mundo descansó únicamente en Su propia y soberana
voluntad. Su decisión por pecadores particulares no fue fundamentada en
ninguna previsión de respuesta obediente por parte del pecador, tales como la
fe, el arrepentimiento, etc. Por lo contrario, Dios da fe y arrepentimiento a
cada individuo que él ha seleccionado. Estos hechos son resultados, no la
causa de la decisión de Dios. Por lo tanto, la elección no fue determinada
por o condicionada sobre ninguna cualidad virtuosa o acto previsto en el
hombre. Aquellos quienes Dios soberanamente eligió, El trae por el poder del Espíritu
Santo para que deseosamente acepten a Cristo. Así, es pues la decisión de
Dios por el pecador, no la decisión del pecador por Dios, la causa final de
la salvación.
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Redención Universal o Expiación General
La obra redentora de Cristo hizo posible que todo el mundo fuera salvo pero
actualmente no aseguró la salvación de ninguno. Aunque Cristo murió por todos
y cada uno de los hombres, solamente aquellos que cree en el son salvos. Su
muerte hizo posible a Dios para perdonar los pecados de los pecadores sobre
la condición de que ellos creyeran, pero en realidad no quitó los pecados de
nadie. La redención de Cristo se hace efectiva solamente si el hombre escoge
aceptarla.
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Redención Particular o Expiación Limitada
La obra redentora de Cristo fue con la intención de salvar
solamente los escogidos y realmente aseguró la salvación de ellos. Su muerte
fue un sufrimiento substitutorio de la penalidad del pecado en lugar de
cierto número específico de pecadores. En adición a quitar los pecados de Su
pueblo, la redención de Cristo aseguró todo lo necesario para su salvación,
incluyendo la fe que les une a Él. El don de fe es infaliblemente aplicado
por el Espíritu a todos por cuanto Cristo murió, garantizando, de esta manera
la salvación de ellos.
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El Espíritu Santo puede ser efectivamente Resistido
El Espíritu llama internamente todos aquellos que son
llamados externamente por la invitación del evangelio; El hace todo lo que
puede por traer al pecador a la salvación. Pero considerando que el hombre es
libre, este puede exitosamente resistir la llamada del Espíritu. El Espíritu
no puede regenerar el pecador hasta que este crea; fe (lo cual es la
contribución del hombre) procede y hace posible el nuevo nacimiento. Así, la
voluntad libre del hombre limita el Espíritu en la aplicación de la obra
salvadora de Cristo. El Espíritu Santo puede solo traer a Cristo aquellos
quienes le permiten ganarle a ellos. Hasta que el pecador responda, el Espíritu
no puede dar vida. La Gracia de Dios no es invencible, puede, y a menudo es
resistida y trastornada por el hombre.
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La llamada Eficaz del Espíritu Santo o La Gracia
Irresistible
En adición al llamado general externo para salvación el
cual es hecho a todo aquel que escucha el evangelio, el Espíritu Santo
extiende al escogido un llamado especial interno que inevitablemente le trae
a la salvación. El llamado interno (el cual es hecho solo a los escogidos) no
puede ser rechazado; siempre resulta en conversión. Por medio de este llamado
especial, el Espíritu irresistiblemente trae los pecadores a Cristo. En su
tarea de aplicar la salvación, Él no está limitado por la libre voluntad del
hombre, ni depende El de la cooperación del hombre para su éxito. El Espíritu
cortésmente causa que el pecador elegido coopere, que crea, que se
arrepienta, que venga libre y gustosamente a Cristo. Por eso, la Gracia de
Dios es invencible; nunca fracasa en resultar en la salvación de aquellos a
quienes es extendida.
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Caer de la Gracia
Aquellos que creen y son verdaderamente salvos Pueden
perder su salvación por fallar en mantener su fe, etc. Todos los Arminianos
no se han puesto de acuerdo sobre este punto; algunos mantienen que los
creyentes están eternamente seguros en Cristo - que una vez un pecador es regenerado,
nunca se puede perder.
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Perseverancia de los Santos
Todos quienes son escogidos por Dios, redimidos por Cristo,
y recibido fe por el Espíritu son eternamente salvos. Ellos son guardados en
fe por el poder del Dios Todopoderoso y por eso perseveran hasta el fin.
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- De
acuerdo al Arminianismo:
- De
acuerdo al Calvinismo:
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