Doctrinas de la Gracia

12 oct 2015

Calvinismo vs Arminianismo

Juan Calvino                  Jacobo Arminio 

Arminianismo
Calvinismo
Libre-Voluntad o Habilidad Humana
Aunque la naturaleza humana fue seriamente afectada por la caída [de Adán], el hombre no ha sido dejado en un estado de total desayuda espiritual. Dios por cortésmente capacita todo pecador para que se arrepienta y crea, pero no interfiere con la libertad del hombre. Cada pecador posee una voluntad libre, y su destino eterno depende de cómo la use. La libertad del hombre consiste en su habilidad para escoger el bien sobre el mal en los asuntos espirituales; su voluntad no es esclava a la naturaleza pecaminosa. El pecador tiene el poder para cooperar con el Espíritu de Dios y ser regenerado o resistir la gracia de Dios y perecer. El pecador perdido necesita la asistencia del Espíritu, pero no tiene que ser regenerado por el Espíritu antes que él pueda creer, pues la fe es un acto del hombre y precede el nuevo nacimiento. La fe es el don del hombre hacia Dios; es la contribución del hombre para la salvación.

Total Inhabilidad o Total Depravación
A causa de la caída, el hombre es incapaz de por cuenta propia creer el evangelio para salvación. El pecador está muerto, ciego y sordo a las cosas de Dios; su corazón es engañoso y desesperadamente corrupto. Su voluntad no es libre, está en esclavitud a su naturaleza perversa. Por eso, no escogerá - en verdad él no puede - escoger el bien sobre el mal en el área espiritual. Consecuentemente, toma mucho más que la asistencia del Espíritu para traer el pecador a Cristo - hace falta la regeneración por medio de la cual el Espíritu hace que el pecador viva y le da una nueva naturaleza. La fe no es algo que el hombre contribuye a la salvación sino que es en sí parte misma del don de Dios de la Salvación - es el don de Dios para el pecador, no el don del pecador para Dios.

Elección Condicionada
La elección de Dios de ciertos individuos para salvación antes de la fundación del mundo fue basada en que El previó que ellos responderían Su llamada. El seleccionó solamente aquellos los cuales él sabía que por ellos mismos creerían libremente el Evangelio. Por lo tanto, la elección estuvo determinada por o condicionada sobre lo que el hombre haría. La fe la cual Dios previó y sobre la cual el fundamentó su decisión no fue dada al pecador por Dios (no fue creada por el poder regenerador del Espíritu Santo) sino que resultó solamente de la voluntad del hombre. Fue dejado enteramente al hombre el quien iba a creer y por eso, quien sería elegido para salvación. Dios escogió aquellos los cuales él sabía, que por su propia libre voluntad, escogerían a Cristo. Por lo tal la decisión del pecador por Cristo, no la decisión de Dios por el pecador, es la causa final de la salvación.
Elección Incondicionada
La elección de Dios de ciertos individuos para salvación antes de la fundación del mundo descansó únicamente en Su propia y soberana voluntad. Su decisión por pecadores particulares no fue fundamentada en ninguna previsión de respuesta obediente por parte del pecador, tales como la fe, el arrepentimiento, etc. Por lo contrario, Dios da fe y arrepentimiento a cada individuo que él ha seleccionado. Estos hechos son resultados, no la causa de la decisión de Dios. Por lo tanto, la elección no fue determinada por o condicionada sobre ninguna cualidad virtuosa o acto previsto en el hombre. Aquellos quienes Dios soberanamente eligió, El trae por el poder del Espíritu Santo para que deseosamente acepten a Cristo. Así, es pues la decisión de Dios por el pecador, no la decisión del pecador por Dios, la causa final de la salvación.

Redención Universal o Expiación General
La obra redentora de Cristo hizo posible que todo el mundo fuera salvo pero actualmente no aseguró la salvación de ninguno. Aunque Cristo murió por todos y cada uno de los hombres, solamente aquellos que cree en el son salvos. Su muerte hizo posible a Dios para perdonar los pecados de los pecadores sobre la condición de que ellos creyeran, pero en realidad no quitó los pecados de nadie. La redención de Cristo se hace efectiva solamente si el hombre escoge aceptarla.

Redención Particular o Expiación Limitada
La obra redentora de Cristo fue con la intención de salvar solamente los escogidos y realmente aseguró la salvación de ellos. Su muerte fue un sufrimiento substitutorio de la penalidad del pecado en lugar de cierto número específico de pecadores. En adición a quitar los pecados de Su pueblo, la redención de Cristo aseguró todo lo necesario para su salvación, incluyendo la fe que les une a Él. El don de fe es infaliblemente aplicado por el Espíritu a todos por cuanto Cristo murió, garantizando, de esta manera la salvación de ellos.
El Espíritu Santo puede ser efectivamente Resistido
El Espíritu llama internamente todos aquellos que son llamados externamente por la invitación del evangelio; El hace todo lo que puede por traer al pecador a la salvación. Pero considerando que el hombre es libre, este puede exitosamente resistir la llamada del Espíritu. El Espíritu no puede regenerar el pecador hasta que este crea; fe (lo cual es la contribución del hombre) procede y hace posible el nuevo nacimiento. Así, la voluntad libre del hombre limita el Espíritu en la aplicación de la obra salvadora de Cristo. El Espíritu Santo puede solo traer a Cristo aquellos quienes le permiten ganarle a ellos. Hasta que el pecador responda, el Espíritu no puede dar vida. La Gracia de Dios no es invencible, puede, y a menudo es resistida y trastornada por el hombre.
La llamada Eficaz del Espíritu Santo o La Gracia Irresistible
En adición al llamado general externo para salvación el cual es hecho a todo aquel que escucha el evangelio, el Espíritu Santo extiende al escogido un llamado especial interno que inevitablemente le trae a la salvación. El llamado interno (el cual es hecho solo a los escogidos) no puede ser rechazado; siempre resulta en conversión. Por medio de este llamado especial, el Espíritu irresistiblemente trae los pecadores a Cristo. En su tarea de aplicar la salvación, Él no está limitado por la libre voluntad del hombre, ni depende El de la cooperación del hombre para su éxito. El Espíritu cortésmente causa que el pecador elegido coopere, que crea, que se arrepienta, que venga libre y gustosamente a Cristo. Por eso, la Gracia de Dios es invencible; nunca fracasa en resultar en la salvación de aquellos a quienes es extendida.
Caer de la Gracia
Aquellos que creen y son verdaderamente salvos Pueden perder su salvación por fallar en mantener su fe, etc. Todos los Arminianos no se han puesto de acuerdo sobre este punto; algunos mantienen que los creyentes están eternamente seguros en Cristo - que una vez un pecador es regenerado, nunca se puede perder.

Perseverancia de los Santos
Todos quienes son escogidos por Dios, redimidos por Cristo, y recibido fe por el Espíritu son eternamente salvos. Ellos son guardados en fe por el poder del Dios Todopoderoso y por eso perseveran hasta el fin.


  • De acuerdo al Arminianismo:
La Salvación es completada por medio de los esfuerzos combinados de Dios (quien toma la iniciativa) y el hombre (quien debe responder) -- siendo la respuesta del hombre el factor determinante. Dios ha proveído salvación a todo el mundo, pero su provisión se hace efectiva solamente para aquellos quienes, de su propia libre voluntad, "escogen" cooperar con El y aceptan la oferta de su gracia. En el punto crucial, el hombre juega el rol decisivo; es así el hombre, no Dios, el que determina quienes serán los recipientes del don de la salvación.

  • De acuerdo al Calvinismo:
La Salvación es completada por el la fuerza todopoderosa del Dios trino. El Padre escoge las personas, el Hijo muere por ellos, el Espíritu Santo hace efectiva la muerte de Cristo al traer a los escogidos a la fe y el arrepentimiento, de esta manera haciéndoles obedecer gustosamente el evangelio. El proceso entero (elección, redención, regeneración) es la obra de Dios y es solo por Gracia. Es pues, Dios, no el hombre el que determina quienes serán los recipientes de su don de salvación.

Este material fue tomado de Romans: An Interpretive Outline, (Romanos: Una bosquejo interpretativo) por David N. Steele y Curtis Thomas, ministros Bautistas en Little Rock, Arkansas, hacen un contraste de los Cinco Puntos del Calvinismo con los Cinco puntos del Arminianismo en la forma más clara y más concisa encontrada por el Sr. Loraine Boettner. Está también incluida como Apéndice en The Reformed Doctrine of Predestination (La Doctrina Reformada de Predestinación), por el Sr. Boettner. Cada uno de estos libros son publicados por la Presbyterian and Reformed Publishing Co., Phillipsburg, N.J.


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