Doctrinas de la Gracia

25 dic 2021

Vivimos en el mundo pero no somos del mundo



¿QUE NOS DIFERENCIA DEL MUNDO?

 ¿Porque el mundo discrimina al verdadero cristiano?

 ¿Que significa que vivimos en el mundo, pero no somos del mundo?

 Somos apasionados por Dios, su Palabra y el evangelio de Jesucristo. Mientras el mundo se olvida cada vez más de ellos.

 Creemos en las verdades absolutas del evangelio, consignadas en la palabra de Dios. El mundo, por el contrario, está impregnado de relativismo donde cada cual tiene su propia verdad y los gobiernos se ocupan con las leyes, de hacer respetar estas verdades individuales, así sean disparatadas.

Creemos en la vida eterna y en la existencia de satanás y del infierno. El mundo cree que estas son fabulas.

Llevamos al mundo la luz del evangelio y el testimonio de nuestras vidas. Mientras la Iglesia apostata lleva el mundo a sus cultos, su adoración, su doctrina y sus enseñanzas.

Defendemos y preservamos el matrimonio y la familia como fueron instituidos por Dios mismo en su Palabra. El mundo, entregado a pasiones pecaminosas como la fornicación y el adulterio, siguiendo caminos equivocados como la ideología de género, el feminismo y el machismo, prostituye, degenera y pretende acabar con estas instituciones divinas.

Nuestra norma de Fe y de conducta es la Biblia. El mundo construye su pensamiento y rige su comportamiento con base en la psicología, la filosofía liberal, el relativismo, el posmodernismo y el socialismo cultural.

No compartimos sus fiestas paganas, antibíblicas y hasta satánicas.

Consideramos la ideología de género como una obra perversa del mismo satanás. Estamos alarmados y a la defensiva en cuanto a la educación pública, infiltrada y contaminada con la ideología de género, mientras el mundo lo considera “normal” y le llama “Educación inclusiva”.

No seguimos ningún sistema político, pues todos son liderados por hombres sin temor de Dios y gobiernan sin tener en cuenta las Escrituras.

Nos parecen triviales, frívolas e innecesarias, la moda y la farándula.

Consideramos contaminantes y nada edificantes, el cine, la televisión, y buena parte de la literatura y la música secular.

Mientras ellos llenan las discotecas y bares, los estadios, los cines y los teatros, nosotros nos congregamos a rendirle culto y adoración a Dios.

Mantenemos nuestras Iglesias, nuestras familias y nuestras vidas, libres de la contaminación del mundo. Mientras la iglesia apostata se congracia, se alía y le coquetea al mundo permanentemente.

Las obras de caridad, bondad, y solidaridad que hace el hombre natural, son producto de la gracia común, la vanidad, o el interés propio, e igual no agradan a Dios, pues no las hacen dentro de la Iglesia de Cristo. Y de ninguna manera, son las obras que Dios preparó de antemano para que, nosotros, sus hijos, anduviésemos en ellas.

Somos sensibles al pecado, nos estorba el pecado en nuestras vidas, nos duele contristar al Espíritu Santo. El mundo, en cambio, disfruta con placer del pecado y se recrea en él.

Sin hacer votos de pobreza, nos gozamos en Cristo, tanto en la abundancia como en la escasez. En un mundo lleno de miseria, el lujo y la ostentación, son un insulto a nuestro Señor. El mundo, y su iglesia apostata, buscan el poder y el dinero. Y soportan su “tranquilidad” en la acumulación de riquezas.

Nos agradamos como esclavos gozosos, siervos inútiles, aprendices de discípulos, servidores anónimos y pecadores necesitados de JESUCRISTO. El hombre natural busca la fama, el liderazgo, los premios y trofeos, los títulos, el protagonismo, los primeros puestos.

Conocemos clara y totalmente el motivo de nuestra existencia: Glorificar a Dios y gozarnos en ello. Vivir para la Gloria de nuestro Señor, con nuestras vidas, nuestros recursos, nuestra mayordomía, nuestra mente y nuestro corazón. El hombre natural se pasa la vida sin encontrar respuestas al motivo de su paso por este mundo y su objetivo en la vida son los logros académicos, profesionales, laborales, artísticos, deportivos que le den comodidad, placer y entretenimiento. A todo esto, le llaman felicidad.

El mundo se destruye en perdición, depravación y perversidad, emulando a Sodoma y Gomorra.

 La Iglesia de Jesucristo, prevalecerá sin mancha hasta la Parusía.

Reflexión:

 ¿Te sientes identificado con este articulo?

 ¿Vives en Santidad? ¿Realmente te has desprendido del mundo? Porque Santidad significa separado para Dios. ¿Separado de qué? Del mundo.

Cesar Ángel

 Diciembre 22 de 2018

SOPORTE BÍBLICO

“Pues, aunque andamos en la carne, no militamos según la carne” 2 Corintios 10: 3

“14 Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 15 no ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. 16 no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo” Juan 17: 14-16

“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” 1 Juan 2: 15

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” Juan 16: 33

“!!Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”. Santiago 4: 4

“Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas”. Juan 3: 19

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