Doctrinas de la Gracia

30 ago 2019

Domingo el día del Señor



A partir de la creación, el pueblo de Dios se reunía el séptimo día de la semana para adorar. Esto era un “mandato de la creación”, uno que el creador mismo estableció con su propio ejemplo, con la intención de que sus criaturas lo siguieran. Dios trabajó por seis días, y llamó a los portadores de su imagen a trabajar (Gn. 2:15); descansó en el séptimo día (Gn. 2:2; Ex. 20:11; 31:17), y llamó a los portadores de su imagen a descansar. Esto lo ratificó con su bendición, apartando el séptimo día como “santo” (Gn. 2:3).

Después, cuando se reitera el mandamiento del sábado, leemos: “En seis días el SEÑOR hizo los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó de trabajar y reposó” (Ex. 31:17). La palabra original en hebreo, naphash (que se puede traducir como “se refrescó”, o en esta traducción, “reposó”), se usa solamente en dos otras ocasiones en el Antiguo Testamento: una vez en referencia a dar descanso a animales, sirvientes, y visitantes dentro de Israel (Ex. 23:12), y una vez en referencia a David y sus hombres (2 S. 16:14). Después de haber creado todo, fue como si el descanso de Dios lo refrescara. Sin embargo, el descanso y el refrescarse de Dios significan mucho más; tienen que ver con su alegría y satisfacción. El salmista escribe: “¡Alégrese el Señor en sus obras!” (Sal. 104:31). El descanso y la satisfacción de Dios fueron los de un Rey; habiendo creado los cielos y la tierra para ser su palacio cósmico, tomó su lugar en su trono, por así decirlo, en el séptimo día.

Después de que Dios sacó a su pueblo de Egipto y a través del mar Rojo, el día sábado adquirió aún más importancia, como una señal de pacto de que Dios había santificado a su pueblo (Ex. 31:13). Ese día, los santos celebraron la realidad de que Dios los había creado y que su descanso estaba enraizado en Su reposo: “Porque en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, y reposó en el séptimo día” (Ex. 20:8-11). Además, el sábado significaba que Dios había redimido a su pueblo (Dt. 5:12-15). Finalmente, el día anual de la expiación caía en sábado (Lv. 16:30-31), por lo que el sábado también se convirtió en una celebración del perdón que Dios tenía para su pueblo.

Bajo el antiguo pacto con Israel (Ex. 19; He. 8:6, 7, 13), el día sábado era extremadamente estricto. Los israelitas y sus hijos no solo no debían hacer ningún trabajo, sino que también debían dar descanso a todos en sus hogares: sirvientes, ganado, y también extranjeros (Ex. 20:10). Dios incluso dio leyes de regulación sobre lo que podía y no podía hacerse. Por ejemplo, si una persona salía a recoger ramas en el día de reposo para encender un fuego (Nm. 15:32-36; Ex. 35:1-3), debería ser ejecutado (Ex. 31:14-15; 35:2). Todo este rigor era parte de la enseñanza de la ley, que tenía como propósito conducir de la mano a Israel hacia Jesucristo (Gal. 3:24), quien es el sacrificio final que pone fin al antiguo pacto (He. 7:11-12, 18-19; 8:7, 13).

Cuando Jesús resucitó de entre los muertos el primer día de la semana, las cosas cambiaron. Cristo, el segundo Adán, “cumplió” (Jn. 19:30) la obra que el primer Adán falló en hacer (Ro. 5:12-19). Debido a ese evento crucial, la Iglesia determinó que para los cristianos, bajo el nuevo pacto, el día de adoración y celebración de la gracia del Señor en Jesucristo sería el primer día de la semana, el domingo. “Desde el comienzo del mundo hasta la resurrección de Cristo, [el sábado] fue el último día de la semana; y desde la resurrección de Cristo, fue cambiado al primer día de la semana, que en las Escrituras se llama el día del Señor, y debe continuar hasta el fin del mundo, como el sábado cristiano” (Confesión de fe de Londres de 1689 22:7). En este día se nos recuerda —y participamos en— la gloriosa realidad de que ya hemos entrado en el reposo de Dios (Mt. 11:28; He. 4:10), y que esperamos la experiencia de la plenitud de este descanso en la eternidad, en los cielos nuevos y la tierra nueva (Ap. 21-22). Ahora nos reunimos colectivamente para adorar, y disfrutamos de un anticipo de nuestro descanso eterno, y luego salimos al reino de este mundo para trabajar durante seis días. Entonces, ¿por qué nos reunimos en la iglesia el domingo y no el sábado?

  • El primer día de la semana fue el día en que nuestro Señor resucitó de entre los muertos (Jn. 20:1; cf. Sal. 118:24).
  • El primer día de la semana se llama “el día del Señor” (Ap. 1:10; cf. 1 Co. 16:2).
  • El primer día fue el día en que el Espíritu Santo fue derramado sobre la iglesia (Hch. 2:1-36).


Así como en el primer día de la creación Dios hizo la luz y la separó de la oscuridad, nos reunimos el primer día de la semana para celebrar la luz del evangelio en Jesucristo, quien nos ha separado del mundo de las tinieblas del pecado (Jn. 1:5, 9; 3:19; 8:12; 2 Co. 4:1-6).
Desde la creación hasta Cristo, el pueblo de Dios trabajó seis días y descansó en el séptimo día. Esto era una imagen del deseo de un descanso eterno; el séptimo día de la creación no había sido estructurado con una “tarde y mañana”, como los seis días anteriores (Gn. 2:1-3), lo que significaba que el séptimo día no tenía fin y era, por lo tanto, un anticipo de la eternidad misma. Por otro lado, desde la obra de Cristo hasta la consumación, el pueblo de Dios descansa el primer día, y trabaja los siguientes seis días, mirando hacia atrás a la obra terminada de Cristo. Sin embargo, también miramos hacia delante a la consumación total de este descanso.

Autor Daniel Hyde
Traducido por Rachel Jobson
Fuente: Ligonier


2 comentarios:

  1. con todo respeto y sin afán de crear discución, pienso que son conclusiones para justificar el domingo. como lo dice este estudio: "la Iglesia determinó que para los cristianos, bajo el nuevo pacto, el día de adoración y celebración de la gracia del Señor en Jesucristo sería el primer día de la semana, el domingo."
    fue la iglesia quien lo determinó
    yo asisto en domingo a la iglesia, no tengo inconvenientes con eso, pero pienso que bíblicamente no hay un sustento para decir que el dia de reposo haya cambiado al domingo

    sigo su publicaciones, tienen muchos temas muy apegados a la palabra
    Dios les bendiga.

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  2. Tremenda heregia. Es sabado. En apoc1:10 no se refiere al dia de reposo. Sino al dia del juicio final..

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