Doctrinas de la Gracia

30 oct 2021

EL ABRAZO DE JESÚS


¿Cómo te imaginas un abrazo de Jesús?

Así me lo imagino yo

 

EL ABRAZO DE JESÚS

El sol se ocultaba, el cielo purpura teñía,

Cubierto está mi cuerpo de sucios harapos,

cabellera y barba de olores no muy gratos,

descalzo ampollaba, sandalias no había.

Sed, hambre y frío sentía, el cuerpo molido

No había fuerzas, sí dolor. La muerte rondaba.

 

Cansado arrastraba mis pies, afligido,

Perdida la esperanza, temor me embargaba.

¿Qué fue de mi casa? ¿Qué paso con los míos?

¿Qué pasó con mis ropas, y que con mis zapatos?

¿De dónde el cansancio? ¿Porque hambre y frío?

Preguntabame a veces. Olvidabame a ratos.

 

Mi razón no encontraba a mis dudas respuestas,

Perdido me hallaba, con mi soledad a cuestas.

Montañas y nubes y un riachuelo lejano,

¿Donde están las ciudades? Indagaba en vano.

 

Un grupo de hombres divisé a lo lejos

Rodeaban a uno y atentos lo escuchaban,

Dos a mi vinieron, prestos me empujaban

Tres más enojados, me azotaron sus rejos.

 

Aquel que les hablaba gritoles: ¡dejadle!!!

Hacia mi caminó, por mi estado atraído

En el suelo me hallaba sin aliento vencido.

 

Su mano extendida, me decía ¡tomadme!!!

Me sostuve de ella, así mismo mi vida

Alce el mentón, los míos sus ojos cruzaban.

Era Él no hay duda. Su semblante decía,

¿Es posible? Jesús frente a mí se encontraba.

 

No eran las imágenes que de Él recordaba

Era el amor infinito de su tierna mirada

Llenaba mis entrañas, menester nada había,

Terminaba el dolor, el cansancio acababa,

Hambre sed y frío, en gozo Él convertía.

 

Gracia y gloria vivía, aquello era sublime

Me atrajo hacia Él, Me rodeo con sus brazos.

Quebrantado lloré y me fundí en su regazo,

Inefable momento, mi aflicción Él redime.

 

De cálido paño, en su frazada mi mejilla

Quedarme así por siempre, deseaba mi alma,

Abrazado a mi Dios, alfarero y yo arcilla

Celestial su fragancia, me arrulla su calma.

 

Su voz tierna y paterna susurró a mi oído:

“No temas, pues Yo siempre estaré contigo.

Aleja de ti tu falta, que yo de ella me olvido,

Medita mi palabra y habla a diario conmigo”.

 

Despertome el alba en mi casa y mi lecho,

Buscaron mis sentidos nuevamente verle.

Su perfume en el aire afín al de su pecho,

Sentí que no fue sueño y fue real tenerle.


Cesar Ángel

septiembre 24 de 2015

 

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