16 oct 2019
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El arrepentimiento y su lugar en la salvación
El arrepentimiento y su lugar en la salvación
Muchos entienden el término
“arrepentimiento” como “volverse del pecado”. Esta no es la definición bíblica
del arrepentimiento. En la Biblia, la palabra “arrepentirse” significa “cambiar
tu mente”. La Biblia también nos dice que el verdadero arrepentimiento tendrá
como resultado un cambio de conducta (Lucas 3:8-14; Hechos 3:19). Hechos 26:20
declara, “sino que anuncié......, que se arrepintiesen y se convirtiesen a
Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento”. La completa definición bíblica
del arrepentimiento, es cambiar de mentalidad, que resulta en un cambio de
acciones y actitudes.
¿Cuál es entonces la
conexión entre el arrepentimiento y la salvación? El Libro de Los Hechos parece
enfocarse especialmente en el arrepentimiento con respecto a la salvación.
(Hechos 2:38; 3:19; 11:18; 17:30; 20:21; 26:20). El arrepentimiento,
relacionado con la salvación, es cambiar tu parecer respecto a Jesucristo. En
el sermón de Pedro en el día de Pentecostés (Hechos capítulo 2), él concluye
con un llamado a la gente a arrepentirse (Hechos 2:38). ¿Arrepentirse de qué?
Pedro está llamando a la gente que rechazaba a Jesús (Hechos 2:36), para que
cambiaran su idea acerca de Él, que reconocieran que Él es verdaderamente
“Señor y Cristo” (Hechos 2:36). Pedro está exhortando a la gente a cambiar su
mentalidad del rechazo a Cristo como el Mesías, a la fe en Él como Mesías y
Salvador.
El arrepentimiento y la fe
pueden ser entendidos como “dos lados de la misma moneda”. Es imposible poner
tu fe en Jesucristo como el Salvador, sin primeramente cambiar tu mentalidad
acerca de quién es Él, y lo que Él ha hecho. Ya sea el arrepentirse de un
rechazo obstinado, o arrepentirse de ignorancia y desinterés – es un cambio de
mentalidad. El arrepentimiento bíblico, en relación con la salvación, es
cambiar tu mentalidad del rechazo a Cristo a la fe en Cristo.
Es crucialmente importante
que entendamos que el arrepentimiento no es una obra que hagamos para ganar la
salvación. Nadie puede arrepentirse y venir a Dios, a menos que Dios atraiga a
esa persona hacia Él (Juan 6:44). Hechos 5:31 y 11:17 indican que el
arrepentimiento es algo que da Dios – sólo es posible por Su gracia. Nadie
puede arrepentirse a menos que Dios le conceda el arrepentimiento. Toda la
salvación, incluyendo el arrepentimiento y la fe, es el resultado de Dios
acercándonos, abriendo nuestros ojos, y cambiando nuestros corazones. La
paciencia de Dios nos conduce al arrepentimiento (2 Pedro 3:9), como lo hace Su
bondad (Romanos 2:4).
Mientras que el
arrepentimiento no es una obra que gana la salvación, el arrepentimiento para
salvación da como resultado las obras. Es imposible verdadera y totalmente
cambiar tu mentalidad sin que esto cause un cambio en tus actos. En la Biblia,
el arrepentimiento resulta en un cambio de conducta. Esta es la razón por la
que Juan el Bautista exhortaba a la gente con estas palabras, “Haced, pues,
frutos dignos de arrepentimiento” (Mateo 3:8). Una persona que verdaderamente
se ha arrepentido y ha pasado de rechazar a Cristo a la fe en Cristo, lo hará
evidente por un cambio en su vida (2 Corintios 5:17; Gálatas 5:19-23; Santiago
2:14-26). El arrepentimiento, propiamente definido, es necesario para la
salvación. El arrepentimiento bíblico es cambiar tu parecer acerca de
Jesucristo y volverte a Dios en fe para salvación (Hechos 3:19). Volverse del
pecado no es la definición del arrepentimiento, pero es uno de los resultados
de la fe genuina basada en el arrepentimiento respecto al Señor Jesucristo.
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