Doctrinas de la Gracia

27 abr 2019

La lógica y el sentido común no sirven para interpretar las Escrituras


La obra de Dios no cabe en la lógica del hombre.

La lógica con la que analizamos e interpretamos las Escrituras, cuando nos iniciamos en el camino del conocimiento de Dios y del evangelio, nos lleva a considerar erróneamente, muchas obras, enseñanzas y atributos de Dios y de su hijo.

Es la lógica y el sentido común, lo que nos lleva a concluir que Dios usó su pre-conocimiento para escogernos para salvación o que el hombre en su libre albedrío toma la decisión de seguir a Cristo o rechazarlo, o que la salvación se pierde, etc.

Pero uno de los principalísimos principios de la hermenéutica (método de interpretación bíblica) nos enseña que lo que menos debemos usar son la lógica y el sentido común, que son propias del razonamiento del hombre natural inconverso, y que el nuevo en la fe trae consigo. No funcionan para entender la voluntad de Dios, ni su plan de salvación para el hombre ni el sacrificio de Jesús en la cruz, ni la trinidad, ni muchas doctrinas más.

Por ejemplo:

Dice el neófito: Dios sacrificó a su propio hijo para apaciguar su IRA? Que es eso? si Dios es amor!!

Que llevó al neófito a esa conclusión? la lógica!!

En romanos 12: 2 el apóstol Pablo exhorta:

"No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta".

Hoy día, es tal la ignorancia de las Escrituras que usan este versículo para justificar ritmos como salsa y reggaetón para alabar en los cultos.

Lo que Pablo está diciendo aquí es precisamente que para entender a Dios y su voluntad, debemos renovar nuestra manera de razonar.

Y esta renovación implica no razonar como lo hacen los que no conocen a Dios, los que razonan con la lógica y el sentido común.

De ahí que la regeneración sea una obra milagrosa. Es por la mano de Dios y del Espíritu Santo que mora en el nuevo nacido, que empieza a entender la Palabra. Esto es, a digerir alimento sólido y no leche. No es por merito humano. Es por el poder de Dios que razonamos diferente.

En el cristiano, la Fe se antepone a la razón. Y es la Fe, dada por Dios, y recibida a través de escuchar la palabra predicada, la que nos lleva a abandonar la lógica y acercarnos al entendimiento de nuestro Señor.

No es que la Fe sea propia de hombres no inteligentes o que haya que abandonar la inteligencia para tener Fe. Lo que realmente le sucede al convertido es que además de su inteligencia natural, adquiere la Inteligencia divina, la que viene de Dios. Y es la divina, la que prima en la interpretación de las Escrituras y en todo lo Espiritual.  

El mundo siempre espera y sabe que el cristiano genuino, el verdadero hijo de Dios, pensará y actuará diferente. Y esto es porque hará conforme a la imagen de Jesucristo y a la justicia y la voluntad del Padre eterno.

Dejemos que el Espíritu de Dios transforme nuestra mente y nuestro corazón. Dispongamos el pensamiento para conocer el Creador y el corazón para amar a nuestros hermanos en Cristo.

Cesar Ángel


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