2 jun 2018
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¿SE DEBE GUARDAR EL DÍA DE REPOSO?
¿SE DEBE GUARDAR EL DÍA DE REPOSO?
PREGUNTA: ¿SE DEBE GUARDAR EL DÍA DE REPOSO?
Se ha optado por desarrollar
un artículo acerca de guardar el día de reposo por el número considerable de
preguntas que le han llegado al pastor Julio Benítez acerca de este tema, ¿Se
debe guardar el día de reposo? ¿Cómo se debe guardar? Y ¿Por qué no se guarda
el sábado sino el domingo?
RESPUESTA POR EL HERMANO CRISTIAN CARDENAS
El propósito de este
artículo no es decir algo nuevo o presentar una nueva perspectiva sobre el día
de reposo, la intención de este escrito es brindar aquél acercamiento bíblico e
histórico que ha permanecido desde la iglesia primitiva, Padres de la iglesia a
través de los siglos, y también los grandes reformadores e iglesias históricas
confesionales actuales, quienes preocupadas porque su adoración a Dios sea
regulada por la Escritura, comprobaron diligentemente la enseñanza del día de
reposo como el día en que Dios quiere que su iglesia se reúna para adorarle.
Igualmente se invita al lector a hacer una lectura crítica y examinar con las
escrituras lo que se diga en este artículo.
La enseñanza del día de
reposo debe ser vista desde dos perspectivas, primero en su sentido protológico[1] (origen y
principio del mandamiento), y segundo, en su sentido escatológico (su propósito
final). Luego se tocará el tema de la migración histórica del día de reposo al
primer día de la semana, y por último la forma de guardarlo.
SENTIDO PROTOLÓGICO: UN
MANDATO PRE-CAÍDA
Cuando se hace un estudio de
la Cristología protológica, los teólogos buscan entender a la obra de Cristo
desde la perspectiva de la creación. El estudio del día de reposo reclama ser
estudiado en su sentido protológico, es decir, desde su creación en Génesis 2.
Dios “reposó el día séptimo de toda la obra que hizo” (Gn 2:2b), Dios
literalmente acabó/finalizó todo lo que había hecho y cesó de todo lo que hizo
en la creación (Gn 2:2). La palabra hebrea que se usa en el texto es el verbo
shabat שׁבתque
significa “cesar”[2], y de este
verbo proviene el sustantivo «shabbat» שַׁבָּת de donde viene la palabra “sábado”.
El verbo “cesar” deja por fuera toda idea de que Dios estaba cansado, pues Él
“no desfallece, ni se fatiga con cansancio” (Is. 40:28). Dios cesó de su obra
después de seis días. A. W. Pink habla con respecto a esto diciendo: “si Dios
hubiera detenido todo trabajo en aquel primer séptimo día en la historia
humana, hubiera significado la destrucción total de toda la creación. La obra
providencial de Dios no podía detenerse”[3], desde el
primer séptimo día ya no habría creación sino la procreación de los seres
vivientes por providencia de Dios, Él sustentando su creación (He. 1:3). Dios
enseña con sus mismos actos a que el hombre cese un día a la semana, aquel
hombre que fue creado a su imagen y semejanza debía imitar sus mismos actos.
Este sería un mandato existente desde los primeros días de la creación, una
institución de carácter divino y escatológico.
Dios no solo cesó en el
séptimo día, también lo bendijo y lo santificó (Gn 2:3) y la razón que se da no
es por ser el séptimo día más especial que los demás, sino porque fue en ese
día en el que cesó de su obra creadora. Al Dios bendecir este día está
bendiciendo también a aquel que lo guarda, el hombre sería bendecido de una
forma especial en aquél día. Además, es interesante notar que Dios estaba
santificando un día en el tiempo, ese día era santo sobre todos los demás. El
hecho de que Dios haya santificado algo antes de que hubiera impureza por el
pecado muestra la solemnidad con la que se debe guardar el día de reposo, Dios
elevó este día por encima de los demás, lo cotidiano lo volvió solemne y lo
común lo volvió sagrado.
Lo cotidiano lo volvió
solemne y lo común lo volvió sagrado
El carácter ontológico del
día de reposo muestra que no está fundamentado en la ley mosaica sino en el
aspecto protológico en el génesis de la creación. Es por esto que
en las tablas de la Ley dadas a Moisés, donde se resume la esencia moral de la
ley de Dios, el cuarto mandamiento no es algo nuevo. Al pueblo se le dice “Acuérdate del
día de reposo para santificarlo” (Éx 20:8), pues el pueblo sabía que había un
día más santo que los demás, en el que debían de cesar de sus actividades para
dedicarlo a cosas santas. Lo confirma el hecho de que aun antes de que Yahvé le
haya dado el decálogo a Moisés les ordena recoger Maná el sexto día para
guardar el séptimo día como día de reposo (Éx 16:29, 30).
El cuarto mandamiento es
especialmente el más extenso de toda la ley moral, el pueblo debe acordarse de
este día para santificarlo. Para aquellos que ven el cuarto mandamiento de
naturaleza ceremonial o que tuvo su cumplimiento con la venida del Señor, y que
por lo tanto ya no se debe guardar, debe quedar claro que el día de reposo es
una institución dada en la creación y recordada en el decálogo, y que la ley
fue dada por Dios para su perpetuo cumplimiento, no solo nueve mandamientos
sino los diez.
Tanto Jesús como los
Apóstoles confirman la vigencia de la ley moral. Cristo cumplió toda la ley, él
no vino a abrogar la ley sino a cumplirla (Mt 5:16). Él manda a que se cumpla
de forma completa la ley moral, no solo algunos mandamientos, sino todos. El
Nuevo Testamento es unánime en la vigencia de la ley moral y deja claro que
esta no nos justifica delante de Dios. El Apóstol Juan asocia el pecado
directamente con la infracción de la ley (1 Jn 3:4), un verdadero cristiano, un
hijo de Dios, por su nueva naturaleza es llevado a cumplir la ley, no practica
el pecado (1 Jn 3:9). Santiago llama transgresor de la ley a aquel que falla en
alguno de estos mandamientos (St 2:11). La vigencia de la ley moral permanece y
debe ser cumplida por todo hombre, incluido guardar el día de reposo. La
naturaleza ontológica del cuarto mandamiento dado en la creación, aun antes de
la caída, exige su perpetuo cumplimiento. No obstante, la ley moral tuvo una
aplicación específica durante pacto de la ley mosaica, la aplicación práctica
de la Ley mosaica en el pueblo judío estaba acompañada de elementos
ceremoniales y tipológicos que prefiguraban la obra de Cristo, y como se verá
más adelante la esencia de la ley moral permanece, pero su aplicación despojada
ya de todo elemento ceremonial cambia por su correspondiente cumplimiento en la
manifestación del Hijo de Dios.
Los judíos con el transcurso
de los años interpretaron cómo se debía guardar y practicar el cuarto
mandamiento, un ejemplo se puede ver en el Talmud, que es la recopilación de la
tradición oral del pueblo judío sobre la Torá (primeros 5 libros de la Biblia).
En el Talmud se presentan 39 categorías de actividades prohibidas en el Día de
reposo[4]. Contra
estas prácticas se enfrenta Jesús en el relato de los evangelios, y es Él quien
exalta el día de reposo despojándolo de todas las prácticas impuestas por los
judíos a lo largo de los años.
SENTIDO ESCATOLÓGICO: EL
DESCANSO EN CRISTO
La segunda parte de este
artículo mostrará el mandamiento del día de reposo desde su perspectiva
escatológica, el propósito final del mandamiento y su anuncio de la obra de
Cristo.
Empezando desde Génesis, se
puede notar el hecho de que Moisés al relatar la creación, en los primeros seis
días, usa el estribillo “Y fue la tarde y fue la mañana” (Gén 1:8), elemento
ausente en el relato del séptimo día, pues ese día bendecido y santificado por
el mismo Dios, estaba apuntando a un descanso escatológico, el Señor del día de
reposo daría descanso del pecado al hombre caído, y daría un descanso final
mayor y eterno en el mismo Señor. Este descanso fue prometido a Moisés en Éxodo
33:14, sin embargo, el pueblo de Israel no entró a ese descanso por su
desobediencia, pues este descanso sería dado en Cristo a su iglesia con su
muerte y resurrección. En las palabras del mismo Señor Jesús se escucha que: Él
es quien hará descansar a los que se acerquen a Él cansados del yugo de la ley
(Mt 11:28). En la epístola a los Hebreos se habla de aquél reposo escatológico,
el reposo de Dios (Heb 4:10) aquél en el que Cristo entró al morir para traer
con su resurrección la redención y el descanso a su pueblo, su iglesia. Dice el
Dr. Joel Beeke que “El día de reposo es un signo de la promesa de redención,
tanto en su cumplimiento presente como en la consumación que aún está por
llegar”[5]. Aquella
consumación de ese descanso escatológico es anunciada al apóstol Juan en el
apocalipsis, “Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el
Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con
ellos siguen” (Apo 14:13). “Y cuando venga el Señor, sus hijos entrarán en ese
reposo, y Dios será todo en todos” (1 Cor 15:28).
DEL SHABBAT AL DOMINGO:
NUEVA CREACIÓN Y VERDADERA REDENCIÓN
Muchos, al sustentar el
primer día de la semana como el nuevo día de reposo apelan a la tradición
histórica de la iglesia sin argumentar bíblicamente el porqué de este cambio,
pero la tradición en sí misma no llega a ser convincente si no se analiza el fundamento
de la tradición, el porqué de ella. Debe haber claridad doctrinal y un
fundamento bíblico del día de reposo.
Con lo presentado
anteriormente, acerca del carácter protológico y escatológico del día de
reposo, la migración histórica de la celebración del día de reposo se hace
mucho más clara. Su carácter protológico está directamente relacionado con la
creación, este mandamiento pertenece al principio de todo, una institución tan
antigua como el mandato del matrimonio, y tan primicial como la propia creación;
su carácter escatológico anuncia un descanso final y eterno en el Señor Jesús.
Teniendo en cuenta esto, se puede observar en el Pentateuco que al pueblo de
Israel se le dieron dos razones por las que debía guardar el día de reposo: la
creación y la redención. La primera se encuentra en Éxodo 20:11, donde se
afirma que se debe guardar el día de reposo en razón de que Dios había creado
al mundo y había cesado el séptimo día. Y la segunda se encuentra en
Deuteronomio 5:15, allí la razón alude a que Dios los había libertado y
redimido de la esclavitud con gran poder. El pueblo celebraba estos dos
portentosos eventos en el día de reposo, los cuales apuntaban directamente a la
obra de Cristo en el nuevo pacto.
El señor Jesús se proclama
Señor del día de reposo y lo reclama como suyo (Mt 12:8), y en su muerte y
resurrección hace una nueva creación y redención que es la que ahora celebra su
pueblo, su iglesia en el día de reposo.
El apóstol Pablo anuncia
esta nueva creación en la segunda carta a los Corintios 5:17 “De modo que si
alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí
todas son hechas nuevas”, ahora somos nuevas criaturas en Cristo, libres de la
naturaleza pecaminosa. A los Gálatas también habla de aquella nueva creación “Porque
en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una
nueva creación” (Ga 6:15). Cristo no solo efectuó una nueva creación, sino,
también una verdadera, completa y perfecta redención, Él anuncia a los
discípulos que se creían libres de esclavitud que “si el Hijo os libertare,
seréis verdaderamente libres” (Jn 8:36). El Señor traería verdadera libertad
del pecado con su sangre, así habla el salmista a Israel diciendo “Y él
redimirá a Israel de todos sus pecados” (Sal 130:8). Pablo habla de la obra
redentora de Cristo diciendo “en quien tenemos redención por su sangre, el
perdón de pecados” (Ef 1:7). De manera factual el Hijo de Dios hizo una nueva
creación y redimió a su pueblo una vez y para siempre en su resurrección, el
Hijo de Dios trajo reposo a su pueblo en su resurrección, ya no un sábado sino
el primer día de la semana.
La esencia moral del
mandamiento no cambió, seguía siendo un día después de seis, su pueblo seguía
reuniéndose para santificar su día, ahora celebrarían la nueva creación hecha
en Cristo, no celebrarían aquella liberación de Egipto, sino aquella a la cual
apuntaba esa esclavitud, el cautiverio del pecado. En Génesis 2 se ve a Dios
cesar de su obra creadora, de la misma forma, en el Nuevo Testamento se muestra
que Jesús cesa de hacer su nueva creación y su obra perfecta de redención el
primer día de la semana, el día de su resurrección. Este se convirtió en el
nuevo día de reposo para el pueblo del nuevo pacto.
Juan y Lucas en sus
evangelios hacen énfasis especial al resaltar el primer día de la semana como
el día de la Resurrección de Jesús (Lc 24:1; Jn 20:1), y Jesús espera siete
días para aparecerse el siguiente primer día de la semana a sus discípulos (Jn
20:19; Lc 24:13), y Juan hace el énfasis en que a los ocho días cuando los
discípulos estaban nuevamente reunidos, Jesús se muestra de nuevo y sopla en
ellos al Espíritu santo (Jn 20:24). El libro de los Hechos menciona que los
discípulos de Jesús estaban reunidos en el día del Pentecostés (Hch 2:1), este
era el primer día de la semana, y el Espíritu de Dios se derramó sobre ellos
con gran poder. Luego se muestra cómo los discípulos de Pablo estaban reunidos
el primer día de la semana para partir el pan, que es el santo sacramento, y
escuchaban la predicación de Pablo (Hch 20:6, 7). En la primera carta a los
Corintios se observa cómo Pablo pide que se recoja ofrendas para llevar a
Jerusalén el primer día de la semana según lo que cada uno haya prosperado (1
Co. 16:1-2). Así, el primer día de la semana se convirtió para la iglesia
primitiva en un día santo, de común reunión por la razón de la resurrección del
Señor Jesús. El apóstol Juan confirma la migración del día de reposo llamando
al primer día de la semana “El día del Señor” (Ap 1:10).
Esta migración es un suceso
que se ve en el Nuevo Testamento después de la muerte del Señor Jesús; sin
embargo, algunos creyentes sostienen que el cambio del Shabbat al primer día de
la semana se debe a un decreto oficial del emperador Constantino I desde marzo
del año 321 d.C. Además, estos mismos creyentes temen guardar el día de reposo
el primer día de la semana porque el Imperio Romano celebraba en ese día culto
al dios Sol. No obstante es necesario hacer ciertas aclaraciones: los judíos
llamaban el primer día de la semana «Yom rishón », יום ראשון que significa, simplemente, “primer
día”, y, como se mencionó antes, Juan llama por un nombre sagrado al primer día
de la semana «kyriaké heméra», κυριακῇ ἡμέρᾳ, que significa “día del
Señor” (Ap 1:10). Si bien es cierto que para el antiguo Imperio Romano el
primer día de la semana judía era llamado «Solis dies» en dedicación al dios
sol, Constantino I adoptó para su Imperio la celebración cristiana del día de
reposo que se celebraba ya desde la era apostólica en el primer día de la
semana. Con el tiempo el primer día de la semana del Imperio Romano dejó de
llamarse «Solis dies», cambiándose por el nombre que permanece hasta el día de
hoy «dominĭcus dies» que significa “día del rey”, el cual es la traducción
latina de la frase griega «Kyriaké heméra« que significa “día del Señor”.
Es así como tal creencia en
que la migración del día de reposo se debe a la adopción de una tradición
pagana, es desmitificada, dado que, como se pudo demostrar antes, desde la
iglesia primitiva el día de reposo no se celebraba en el Shabbat sino en el
primer día de la semana que llamaban el día del Señor, porque fue el día en que
el Señor Jesús resucitó, no porque Constantino lo haya cambiado, al contrario,
Constantino reconoció esta práctica de los cristianos y la adoptó como ley para
su imperio.
Este cambio ha sido
testificado a lo largo de la historia por la iglesia evangélica, histórica y
reformada. Para no extender este artículo, se nombrarán los textos históricos y
padres de la iglesia que hablaron defendiendo el día del señor como el nuevo
día de reposo.
Patrística:
(Carta de Bernabé 15:6-8). 74
DC
Padres Ante-Nicenos Vol. 7,
Pág. 423. 90 DC
Ignacio,
Epístola a los Magnesios, Cáp. 9.
Padres ante-nicenos, Vol. 1,
Pág. 62-63. 107DC
La Epístola de Bernabé,
100 DC, Padres Ante-Nicenos, Vol... 1, Pág. 147.
Primera apología de Justino,
Cap. 68.
Apología de Tertuliano,
Cap.16, 200DC.
Cipriano (Epístola
58, Sec 4) 250DC.
Época de la reforma
Confesión
de Westminster, Confesión de Londres, muchas otras.
Calvino, Institución de la
religión cristiana II, VIII. 28-34. Lutero, Richard Baxter, Jonathan Edwards,
Johannes G. Vos, y muchos autores más.
Autores reformados más
recientes como A. A. Hodge, quien habla sobre este cambio diciendo que
este “se efectuó por autoridad de los apóstoles y, por ende, por la autoridad
de Cristo”.[6] El
testimonio histórico es unánime y firme ante la observancia del día de reposo,
ahora, ¿cómo se debe guardar este día?
ALGUNAS APLICACIONES
PRÁCTICAS
El
día santo del Señor en el que hoy su pueblo se reúne en común adoración, ya no
es una carga como era para los judíos, sino una bendición. Es el día en que el señor
trae descanso y regocijo al alma por haberla hecho hacer de nuevo
y por haberla libertado de la esclavitud del pecado, este día
solemne, santificado aun antes de la caída, es la esperanza de un reposo
venidero y escatológico para el que espera con ansias la venida del Señor.
Estas verdades han sido plasmadas por los reformadores en las diferentes
confesiones de fe históricas, las cuales preservan hoy las iglesias históricas,
reformadas y confesionales. La confesión de fe de Londres de 1689, aborda en su
artículo 22 el tema del día de reposo y cómo debe ser guardado, y lo explica
mucho mejor de lo que se podría decir en este artículo. No obstante, queremos
hacer algunas breves aplicaciones prácticas.
En
algunas situaciones específicas el cristiano se ve obligado a hacer
actividades que no pertenecen a este día, creyentes que se ven
obligados a trabajar en el día del Señor por una gran necesidad, o por la
necesidad de otros en casos como médicos, policías, transportadores, negocios
como droguerías y cualquier otro tipo de trabajo en el que se supla una
necesidad humana. El pastor Sergio Ruiz habla de estos casos diciendo que:
“No vemos el día del
Señor como un tirano para el hombre sino como una gran bendición para él, y
creemos que en asuntos de necesidad nuestra o del otro ser humano, el hombre
puede trabajar en el día del Señor y hacer otras cosas que normalmente no debe
hacer”.[7]
El
creyente es responsable de prepararse no solo a él, sino también a su familia
para tener su mente y alma dispuesta para guardar el día del Señor con total
solemnidad, sabiendo que ese día fue santificado y bendecido por Dios sobre los
demás días. En este día el creyente celebra las verdades del evangelio y rinde
adoración a su creador y redentor.
Si retrajeres del día de
reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia,
santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos,
ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te
deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te
daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha
hablado. Isaías 58:13-14 (RVR 1960).
[2] Cuando
se mencione una palabra en otro idioma se dará la palabra transliterada al
español (como se lee), seguido por su forma en el idioma original, y luego su
traducción.
[5] Joel
Beeke, La espiritualidad puritana y reformada: Un estudio teológico y práctico
tomado de nuestra herencia puritana y reformada, trans. Juan Sánchez Llamas y
Armando Valdez, Primera Edición. (Graham, NC: Publicaciones Faro de Gracia,
2008), 94-96.
[6] A.
A. Hodge, Del día de reposo al día del señor, en “El día del reposo”, Portavoz
de la Gracia, vol. 21 (Pensacola: Chapel Library, 2017), 31.
[7] Dr.
Sergio Ruiz, Pastor de la iglesia bautista La gracia de Dios (Medellín –
Colombia). Texto tomado de una enseñanza sobre el día de reposo.
Fuente: FORO BÍBLICO
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Pero el señor Jesús. no resucitó el primer día de la semana fueron 3 días y 3 noches de miércoles. fue el sábado que resucito quizá fue como para terminar el día sábado. en el calendario hebreo. el día terminaba al ponerse el sol y en seguida comenzaba el día siguiente al anocheser y las Marías fueron al sepulcro a primeras oras del primer día y el ya no estaba y estaba oscuro. admenos que usted piense que murió viernes como muchas personas lo creen al igual no le saldrían 3 días y 3 noches de viernes a domingo. es la señal que Jonás dejó que el hijo del hombre estRia tres días y tres noches en el corazón de la tierra
ResponderBorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
Borrarademas el libro de los hechos menciona como Pablo seguia guradando el dia sabado pablo en antioquia de pisidia hechos 13 verso 13 y 14 y tambien en los versos del 42 al 44 del mismo capitulo 13 pablo en corinto hechos 18 verso uno al 5 y en isaias 66 22 y 23 dice que cuando aya tierra nueva le adoraremos en el dia sabado
BorrarEn ese año se celebraba un shabat semanal y anual....
BorrarWilliam Alvarado, se vé que solo intérpretas lo que quieres interpretar. Está claro que Pablo predicaba esos días porque esos días se reunían los judíos, no porque el lo guardase. Y el pasaje de Isaías dice "día de reposo", no sábado, ya que hoy en día, es domingo el día del Señor.
BorrarEra carga para los judíos, porque ellos habían añadido a la ley de Dios, sus propios mandamientos, como que solo deberían caminar tantos pasos, no podían hacer un sin fin de cosas, cosas que Dios no había mandado, solo dió algunas pocas especificaciones de como se debería celebrar el Shabat, Jesús nunca reemplazo el día de reposo por el domingo,El y sus discípulos seguían celebrando el Shabat, sí somos sus discípulos deberíamos hacer lo mismo.
ResponderBorrarel Señor Jesucristo dijo que estaría 3 días(sol) y 3 noches(oscuro) como señal que era el mesías Mt.12:40 haga cuentas... y para mas señal, El resucito y es nuestro reposo. por lo tanto para el creyente todos los días son shabat.
BorrarEl mandamiento de Éxodo 20:1 lo explica tal cual. y no podemos defenderlo con el domingo establecido por los romanos.
ResponderBorrarEstoy de acuerdo contigo, no debemos cambiar nada d lo que está escrito. Por eso es que el pueblo está divido Osea que los mandamientos una parte es para los judios y una parte para los gentiles?
BorrarDisculpen... sería mi opinión mía... antes de eso agradezco muchísimo sus enseñanzas...pero si lo adoramos al Creador los 365 días de todos los años... recordemos que somos gentiles...leí una opinión y veo que se llena de unas ideas por acá y otras por allá... para no entrar en pleitos sanos... mejor adoremos los 365 días...
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