17 ene 2016
El costo de Seguir a Jesucristo
Hay un costo que pagar para seguir a Jesucristo, para ser discípulo.
Muchas veces escuchamos sermones que dicen “Ven a Cristo y Él te dará todos los anhelos de tu corazón”, ahí terminan la frase y multitudes de personas, sin conocimiento de la palabra se quedan con una verdad a medias y “reciben” a un cristo que se ha convertido tan solo en un medio para alcanzar sus propias metas, sus propios deseos y anhelos. “Sólo te tomará cinco minutos” dirán desde los púlpitos, o sea que no te costará ni siquiera algo de tu preciado tiempo y tendrás todo lo que has deseado a cambio.
Hay un falso evangelio, denominado “Evangelio de la Prosperidad” que vende esta idea, también hay iglesias que dicen rechazar rotundamente esta desviación del evangelio, pero al escuchar sus sermones, podemos ver qué es exactamente lo mismo, “Mi bendición”, “Cómo obtener esto y aquello”, “Cinco pasos para ser un campeón”, “Como salir victorioso”, todo tipo de sermón enfocado en el hombre y su bienestar y no en Dios, el conocimiento del verdadero evangelio y de la doctrina es descuidado y hay una terrible anemia del conocimiento de Dios. Te podrán citar tres mil promesas de Dios para ti (sacando muchas de contexto), pero no tienen ni idea de los atributos de Dios, desconocen las doctrinas de salvación, justificación, regeneración, desconocen lo que “nacer de nuevo” significa, incluso muchos de ellos no te podrán citar ni siquiera los diez mandamientos.
¿Qué costo hay en esto que se predica? Ninguno. ¿Qué enseño Jesucristo? Que hay un costo que pagar, hay términos que cumplir. Veamos lo que nuestro Señor habló.
Lucas 14: 28 Porque ¿cuál de vosotros, queriendo edificar una torre, no cuenta primero sentado los gastos, si tiene lo que necesita para acabarla? 29 Porque después que haya puesto el fundamento, y no pueda acabarla, todos los que lo vieren, no comiencen á hacer burla de él 30 Diciendo: Este hombre comenzó á edificar, y no pudo acabar. 31 ¿O cuál rey, habiendo de ir á hacer guerra contra otro rey, sentándose primero no consulta si puede salir al encuentro con diez mil al que viene contra él con veinte mil? 32 De otra manera, cuando aun el otro está lejos, le ruega por la paz, enviándole embajada.
Jesús utilizó un ejemplo muy claro, si te propones a edificar una torre o si el día de hoy decides empezar a construir tu casa, lo lógico sería sentarte y empezar a hacer cuentas, ¿Cuánto me va a costar? Una vez determinado el costo, te preguntarás ¿Me alcanza? Y según tu respuesta decidirás. Si el presupuesto está dentro de lo que estás dispuesto a pagar, procederás con la construcción, si no estás dispuesto a pagarlo, entonces lo inteligente sería no empezar a construir.
Jesús nos da otro ejemplo, ¿Qué rey que va a la guerra, no se detiene primero a analizar a su enemigo?, ¿Quién tiene más tropas?, ¿Quién tiene mejores armas?, ¿Quién tiene ventaja territorial?, ningún rey prudente irá a la guerra en un arranque de sentimientos, sólo para verse abrumado por su enemigo.
El Señor nos pone en esa situación, imagínate que pones el fundamento, que tiendes los cimientos de tu casa, sólo para darte cuenta de que no puedes terminarla, ciertamente serías burla de los demás ya que fuiste negligente, confiado, descuidado e ingenuo y ahora tienes una pérdida. Perdiste dinero, perdiste tiempo y perdiste todo lo que pudiste haber hecho con ese dinero y tiempo mal invertido. Ahora imagínate que te ofrecen un gran empleo en el área de Física Nuclear en una prestigiada universidad, pero tú eres escritor o abogado, ciertamente no puedes aventurarte y aceptar porque al igual que un rey en desventaja, no posees los elementos necesarios para cumplir con el objetivo, no tienes como pagar el precio necesario y te encontraras falto y en pérdida si te aventuras.
Con esto Jesús nos aclara. “Hay un costo que pagar” y el punto final aquí es “¿Estamos dispuestos a pagar ese precio?” El Señor predicó en ese momento acerca del costo que hay que pagar por seguirlo y fue muy claro al hacerlo. Ahora está en nuestras manos examinarnos a nosotros mismos para saber si estamos dispuestos o no a pagar el precio de seguir a Jesucristo, el precio de ser un discípulo.
I) Ceder el podio.
Lucas 14: 25 Y muchas gentes iban con él; y volviéndose les dijo: 26 Si alguno viene á mí, y no aborrece á su padre, y madre, y mujer, é hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su vida, no puede ser mi discípulo.
Mateo 10: 37 El que ama padre ó madre más que á mí, no es digno de mí; y el que ama hijo ó hija más que á mí, no es digno de mí
¿Qué nos transmiten estos dos versículos? Jesús está hablando de prioridades en nuestra vida y sobre todo, las prioridades en nuestro corazón. Lo que nos enseña la palabra es que Dios es primero, él ocupa el primer lugar, siempre. “Aborrecer” no significa odiar, sino más bien, “hacer a un lado”, nadie puede llegar a ser seguidor de Cristo, discípulo, sin no hace a un lado a su familia, esto no quiere decir que abandonemos a nuestras familias, sino más bien que el podio en nuestras vidas, esté siempre ocupado con Dios en primer lugar. Nuestro conyugue no es primero que Dios, ni nuestros hijos, ni siquiera nuestras propias vidas, mucho menos nuestros trabajos o negocios. Lo que Dios nos pida, va primero que los deseos de nuestros hijos, esposas o esposos, los mandamientos de Dios van primero que cualquier deseo o situación que tengamos con nuestras familias o en nosotros mismos.
Dios lo ha venido repitiendo a través de toda la palabra. “No tendrás otros dioses delante de mi” (Exodo 20:3), ciertamente cuando eliges servir primero a un familiar o a ti mismo, por encima de lo que Dios nos manda, estamos sirviendo a un dios falso que estamos poniendo delante del Dios verdadero, lo que Dios nos está diciendo es el podio le pertenece a Él.
Mateo 22: 36 Maestro, ¿cuál es el mandamiento grande en la ley? 37 Y Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente. 38 Este es el primero y el grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante á éste: Amarás á tu prójimo como á ti mismo.
El más grande mandamiento es amar a Dios con todo lo que somos, esto es primero, “después”, ya que el podio y el primer lugar es ocupado por Dios en tu vida, ahora sí, el segundo mandamiento ama a los demás como a ti mismo.
A través de la palabra lo vemos, Dios es primero. Y este es parte del costo que tenemos que pagar por ser discípulos de Cristo, la pregunta es; ¿Estás dispuesto a poner a Dios en primer lugar en tu vida?, ¿Con todo lo que conlleva? Recordemos que el constructor de una torre se detiene y piensa en el costo y decide en base a este escudriño.
¿Estás dispuesto a poner a Dios primero y dejar tus ídolos?
¿Estás dispuesto a poner a Dios primero y dejar de participar en las cosas del mundo?
¿Estás dispuesto a poner a Dios primero y dejar de maldecir?
¿Estás dispuesto a poner a Dios primero y perdonar a quienes te han hecho mal?
¿Estás dispuesto a poner a Dios primero y abandonar tus propias creencias?
¿Estás dispuesto a poner a Dios primero y creer en su palabra?
¿Estás dispuesto a poner a Dios primero y dejar atrás tus vicios y placeres?
¿Estás dispuesto a poner a Dios primero y abandonar tus metas y planes personales?
¿Estás dispuesto a poner a Dios primero y hacer lo que él te mande?
La lista podrías seguir, lo podemos resumir en “¿Estás dispuesto a hacer todo lo que la palabra de Dios te mande a hacer, dejar de hacer, cambiar o abandonar?” Esto es parte del costo a pagar para ser discípulo y seguidor de Cristo. Examínate a ti mismo, pondera este costo y decide.
Jesús no paró ahí, sino que continuó hablando del costo que hay que pagar, para ser discípulo y seguirlo.
II) Cargar tu cruz.
Lucas 14:27 Y cualquiera que no trae su cruz, y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.
Mateo 10:38 Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.
A través de dos mil años, hemos ido cambiando el sentido de la cruz. Para muchos, la cruz es señal de victoria, hay religiones que inclusive “adoran” a “La cruz”, y la tienen por señal. Pero ¿Qué era la cruz?, ¿Qué significado tiene la cruz?, Cuando Jesús enseño esto, Él aun no era crucificado, y la cruz significaba lo que era y lo que representaba, tortura y muerte.
La “cruz” era señal de dolor, era señal de vergüenza, era señal de pena, era señal de sufrimiento, era señal de abandono, era señal de muerte, señal de maldición (Gálatas 3:13), la cruz era reservada para lo peor de los criminales, como lo explica David Platt, “Imagínate que hoy en día te dijeran “toma su silla eléctrica y sígueme”. Hace dos mil años, todos entendían lo que “tomar tu cruz” significaba en realidad
¿Qué significado tiene el cargar tu cruz?, el siguiente versículo lo deja más en claro.
Mateo 16:24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. 25 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.
El texto nos da la respuesta “NIEGATE” a ti mismo y estar dispuesto a “PERDER” tu vida. ¿Es duro verdad?, sobre todo cuando el mundo nos ha enseñado todo lo contrario, la vida moderna se trata “de MI”, yo protejo “MIS intereses”, busco “MI bienestar”, yo hago “MI voluntad”, tengo “MIS propósitos”, vivo “MI vida” y tomo “MIS decisiones”…….la vida que nos han enseñado a vivir se trata de nosotros mismos y cuando vemos a alguien que se “entrega a los demás” a labores altruistas, o de beneficiencia, lo que por lo general buscan sus corazones es la adulación propia, el sentirse bien consigo mismos, apacentar la consciencia, buscan la admiración de los demás, los aplausos o cumplir con algún requisito social y humanitario; “ya puse mi granito de arena”. De una u otra forma, se trata del gran dios pagano, seguido por millares que se llama el gran “YO”.
Lo que Cristo nos dice es que si deseamos ser sus discípulos, si deseamos seguirlo, entonces debemos de poner en práctica el 1er requisito que ya vimos y ponerlo a Él en primer lugar y ahora desde el podio número uno nos está pidiendo, NEGARNOS A NOSOTROS MISMOS y estar dispuestos a pagar con nuestros cuerpos, a pagar con nuestro orgullo, a pagar con nuestra vana gloria, y si fuera necesario, a pagar incluso con nuestras vidas. Desde ahora Dios nos manda a que el motor de nuestras vidas, la motivación de seguir adelante y vivir la vida ya no somos nosotros mismos sino él.
Nuestras metas ya no son nuestras metas, son SUS metas.
Nuestros deseos ya no son nuestros deseos, son SUS deseos.
Nuestros propósitos ya no son nuestros propósitos, sino SUS propósitos.
Ya no buscamos nuestro bienestar, sino SU gloria.
Ya no buscamos nuestros anhelos, sino SUS anhelos.
Ya no hacemos nuestra voluntad, sino SU voluntad
La biblia no sólo nos manda a poner a Dios en primer lugar, sino que también nos manda a ponernos nosotros mismos en último lugar, aun debajo de nuestros semejantes, nos manda a considerar a los demás como mayores y más importantes que a nosotros.
Filipenses 2:3 Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo.
¿Qué mayor motivante para servir a los demás, que considerándolos como mayores y más importantes que a nosotros mismos?, si considero a los enfermos como más importantes que yo, entonces los visitaré en los hospitales para orar por ellos, si considero a los presos más importantes que yo, entonces los visitaré para compartirles la palabra, si considero a mi esposa más importante que yo, entonces la amaré, le seré fiel y me entregaré por ella, si considero a mi esposo como más importante que yo, entonces me someteré a sus decisiones y lo respetaré, si considero a mis hijos como más importantes que yo, entonces los serviré y los guiaré en los caminos de Dios.
De esta manera negamos nuestros intereses personales y negamos nuestros propios deseos, y somos preparados para servir a Dios y a los demás, pero “Negarse a sí mismo”, también involucra nuestro cuerpo.
Puede llegar la ocasión en la que, buscando cumplir la voluntad de Dios, nuestros cuerpos pueden llegar a hacer azotados, golpeados, podemos ser perseguidos, aprehendidos, podemos sufrir acosos y burlas, podemos ser apedreados e incluso podemos perder nuestras propias vidas. ¿Estás dispuesto a cargar tu cruz y ser……..crucificado en ella?, recuerda, “Si buscas salvar tu propia vida, la perderás”, pero si estás dispuesto a perder tu vida, por causa de seguir a Jesucristo, hallarás la vida eterna.
Pablo es un ejemplo, él cargó su cruz…..
1 Corintios 11: 22 ¿Son ellos hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? Yo también. 23 ¿Son servidores de Cristo? (Hablo como si hubiera perdido el juicio.) Yo más. En muchos más trabajos, en muchas más cárceles, en azotes un sinnúmero de veces, a menudo en peligros de muerte. 24 Cinco veces he recibido de los judíos treinta y nueve azotes . 25 Tres veces he sido golpeado con varas, una vez fui apedreado, tres veces naufragué, y he pasado una noche y un día en lo profundo. 26 Con frecuencia en viajes, en peligros de ríos, peligros de salteadores, peligros de mis compatriotas, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; 27 en trabajos y fatigas, en muchas noches de desvelo, en hambre y sed, a menudo sin comida, en frío y desnudez.28 Además de tales cosas externas, está sobre mí la presión cotidiana de la preocupación por todas las iglesias. 29 ¿Quién es débil sin que yo sea débil? ¿A quién se le hace pecar sin que yo no me preocupe intensamente? 30 Si tengo que gloriarme, me gloriaré en cuanto a mi debilidad.
Y buenas razones tiene Pablo para gloriarse en su propia debilidad.
2 Corintios 12: 9 y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que habite en mí el poder de Cristo. 10 Por lo cual me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias por amor a Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy poderoso.
La gracia de Dios se manifiesta en nuestras debilidades, sacándonos adelante, cuando nosotros no podemos, dándonos fuerzas, cuando ya no podíamos, fortaleciéndonos cuando somos debilitados, salvándonos cuando estamos perdidos, de tal manera que no somos nosotros sino Dios, entonces cuando somos débiles, somos fuertes, pero esa fortaleza, ese poder es de Dios y no de nosotros.
El testimonio de Pablo nos haba acerca de lo que debemos estar dispuestos a sufrir a causa del nombre de Cristo, cargando nuestra cruz. La vida de los apóstoles nos enseña mucho acerca de este costo que pagar, pero también sus muertes nos dicen mucho…
-Pedro murió en Roma hacia el año 67, martirizado crucificado (de cabeza) en la época de la persecusión de Nerón.
-Andrés murió en Patrás, Grecia, crucificado en una cruz en forma de X.
-Tomás, luego de predicar en Siria y el norte de La India, fue martirizado en este último lugar hacia el año 72.
-Bartolomé murió, según la tradición, desollado en Armenia.
-Santiago el Mayor murió martirizado en Jerusalén hacia el año 44.
Hechos 12:1 Por aquel tiempo el rey Herodes echó mano a algunos que pertenecían a la iglesia para maltratarlos. 2 E hizo matar a espada a Jacobo, el hermano de Juan.
-Santiago el Menor murió hacia el año 62 apedreado en Jerusalén
-Felipe murió en Hierápolis (Turquía) o Cesarea (Macedonia), martirizado, crucificado o decapitado (hay distintos relatos).
-Judas Tadeo murió apaleado o decapitado en Persia en o cerca del año 62
-Simón murió martirizado posiblemente en territorio del actual Georgia o en Persia.
-Mateo murió en Hierápolis o en Etiopía, martirizado hacia el año 80
-Juan estuvo desterrado en la isla de Patmos (Turquía) y luego murió en Éfeso (Turquía) hacia el año 110 (según la historia, es el único apóstol que no murió mártir).
-Pablo murió decapitado en Roma hacia el año 67
Los apóstoles entendían el costo de seguir a Jesucristo, y entendían la razón de estas tribulaciones, la biblia dice que la Luz vino al mundo, pero que los hombres prefirieron las tinieblas (Juan 3:19), el mundo aborrece a Jesucristo y por causa de su nombre, aborrecerá también a sus seguidores.
Juan 15:18 Si el mundo os odia, sabéis que me ha odiado a mí antes que a vosotros.
Mateo 24:9 Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis odiados de todas las naciones por causa de mi nombre.
Filipenses 1: 29 Porque a vosotros se os ha concedido por amor de Cristo, no sólo creer en El, sino también sufrir por El
El mundo está en enemistad contra Dios, y nos aborrecerá también a nosotros. ¿Por qué no retroceder de todo esto?, ¿Por qué no alejarnos de Jesucristo a fin de evitar estas cosas? Pedro contesta a esta interrogante.
Juan 6: 66 Como resultado de esto muchos de sus discípulos se apartaron y ya no andaban con El. 67 Entonces Jesús dijo a los doce: ¿Acaso queréis vosotros iros también?68 Simón Pedro le respondió: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.69 Y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Santo de Dios
Después de una enseñanza dura, como esta, muchos de los discípulos de Jesús, se apartaron, pero aquellos que verdaderamente conocen al Señor saben, que sólo Él tiene palabra de vida eterna y que verdaderamente Él es el Hijo de Dios.
Y hay bendición y recompensa en todas estas tribulaciones, la palabra nos enseña que sí somos hijos de Dios…..
Romanos 8: 35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 36 Tal como está escrito: POR CAUSA TUYA SOMOS PUESTOS A MUERTE TODO EL DIA; SOMOS CONSIDERADOS COMO OVEJAS PARA EL MATADERO.37 Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes,39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
¿Estás dispuesto a cargar tu cruz?
¿Estás dispuesto a negarte a ti mismo?
¿Estás dispuesto a perder tu vida para encontrarla en Él?
¿Estás dispuesto a pagar el precio?
¿Estás dispuesto a negarte a ti mismo a fin de que puedas decir….”Ya no vivó yo, mas Cristo vive en Mi?
Gálatas 2:20 Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
III) Renunciar a todas las cosas.
Lucas 14: 33 Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncia á todas las cosas que posee, no puede ser mi discípulo.
La petición es muy clara, si no renunciamos a todas nuestras posesiones, no podemos ser discípulos y seguidores de Cristo. ¿Qué pondremos antes que él? Hemos visto que debemos ceder a nuestras familias, debemos de ceder nuestras vidas, ahora, debemos ceder nuestras cosas. El mundo nos deslumbra con las posesiones, ellas nos dan seguridad, nos na estatus, nos dan entretenimiento y diversión, nos dan poder y tranquilidad; Ya sean riquezas, propiedades y casas, autos, viajes, negocios, vestido o joyería, las cosas nos hacen sentir bien. Hay personas que viven para estas cosas, que sus mentes y su esfuerzo están enfocadas a alcanzar y adquirir más y más de estas cosas, sin duda hemos hecho un ídolo de todas nuestras posesiones y ahora Cristo nos pide; “dámelas todas”.
Sin duda, es un paso difícil, ciertamente Jesús dejó lo más costoso para el final, ya que podemos ver a gente que ha sacrificado a sus familias (1er Costo) con tal de adquirir cosas y posesiones, podemos también ver a personas que han sufrido dolor, tragedias y tribulaciones (2º Costo) con tal de adquirir cosas y posesiones, ya sea una medalla, un récord mundial, un trofeo, un disco de oro, una empresa o negocio, dinero o ropa de marca de diseñador, las personas han estado dispuestas a entregarlo todo, con tal de conseguir estas cosas que tanto anhelan. Y ahora Jesús te dice “dámelo todo”.
¿Estás dispuesto a darle a Jesús la posesión de todas tus cosas?, esto implica que es Jesús el que tiene la última decisión sobre tus posesiones, esto implica que Jesús puede pedirte dejarlo, venderlo, regalarlo, ofrendarlo, la verdad es que no importaría lo que Cristo de pida hacer con tus posesiones, porque en realidad, le pertenecen a él y tú te conviertes en el “administrador” de esos bienes, pero quien dispone de ellos, es Jesús.
Jesús podría pedirte simplemente usar tus bienes para su gloria, para ser de bendición a los demás, para impulsar su obra evangélica o te pudiera pedir deshacerte de ellos, lo que importa es tu corazón, tu disposición a dejar atrás todo lo que Jesús te pida.
IV) El Costo total.
Hemos visto tres costos, pero la verdad es una sola. Steve Lawson lo puso en las siguientes palabras (Parafraseo):
“Debes transferir la propiedad de todo lo que eres y todo lo que tienes a todo lo que Él es, de tal manera que tu vida ya no es tu vida, es ahora SU vida, tu tiempo ya no es tu tiempo es ahora SU tiempo, tus posesiones ya no son tus posesiones, son ahora SUS posesiones, tu futuro ya no es tu futuro, es ahora SU futuro, tu tesoro ya no es tu tesoro es ahora SU tesoro y habrás transferido todo lo que tienes y todo lo que eres a todo lo que Él es.”
“Es llegar al fin de ti mismo y confiar todo lo que eres y todo lo que tienes, completamente a Él”
Muchos han sido incapaces de pagar el costo, muchos se han aventurado a construir su torre, sólo para darse cuenta que el costo que les piden es demasiado alto y no están dispuestos a pagarlo.
Marcos 10: 17 Cuando salía para seguir su camino, vino uno corriendo, y arrodillándose delante de El, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? 18 Y Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo uno, Dios. 19 Tú sabes los mandamientos: ``NO MATES, NO COMETAS ADULTERIO, NO HURTES, NO DES FALSO TESTIMONIO, no defraudes, HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE. 20 Y él le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. 21 Jesús, mirándolo, lo amó y le dijo: Una cosa te falta: ve y vende cuanto tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. 22 Pero él, afligido por estas palabras, se fue triste, porque era dueño de muchos bienes.
Este hombre quería seguir a Jesucristo, pero lo quería hacer en sus propios términos, a su manera, pero los términos de Cristo implican ponerlo a él en primer lugar, estar dispuestos a cargar nuestra cruz y a cederle la propiedad de todo lo que tenemos, Jesús le pide sus bienes, sus riquezas, pero este costo es muy caro para él, quien se aflige y se entristece, se rehusó a pagar el precio y se fue, su torre se quedó sin terminar, su verdadero dios había sido expuesto, sus riquezas y posesiones.
Mateo 8: 18 Viendo Jesús una multitud a su alrededor, dio orden de pasar al otro lado.19 Y un escriba se le acercó y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas. 20 Y Jesús le dijo: Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 21 Otro de los discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre. 22 Pero Jesús le dijo: Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos.
Aquí vemos a un seguidor de Cristo, decidido a seguirle, decidido a pagar el precio. Pero hubo otro discípulo, que le pide tiempo para enterrar a su padre. Los estudiosos afirman que el texto no está haciendo referencia a ir al funeral de su padre, sino más bien era una petición que decía más o menos, lo siguiente; “Mi padre es viejo y seguramente morirá pronto, permíteme quedarme y cuando muera, entonces te sigo”…..a lo que Jesús responde “que los muertos entierren a sus muertos”, lo que quiere decir, que los muertos espirituales, los no creyentes, entierren a los suyos……si este hombre decide quedarse con su padre, daría evidencia de ser “muerto” y no vivo en Cristo.
Lucas 9: 61 También otro dijo: Te seguiré, Señor; pero primero permíteme despedirme de los de mi casa. 62 Pero Jesús le dijo: Nadie, que después de poner la mano en el arado mira atrás, es apto para el reino de Dios.
La respuesta de este hombre se resume en “Te seguiré, pero espérame tantito”, como tantas personas que dicen “me arrepentiré mañana”, la biblia dice que HOY es el día de salvación (2 Corintios 6:2). Considera el costo de seguir a Jesús, porque si empiezas a construir tu torre, si pones las manos en el arado y te das cuenta de que el costo es muy alto, si miras hacia atrás queriendo volver, esperando nunca haber puesto los cimientos de la torre, entonces, no eres digno, ni apto para el reino de Dios, el mundo te deslumbra más que Cristo.
Retomando nuestro texto central, Jesús continuó con su discurso.
Lucas 14:34 Buena es la sal; mas si aun la sal fuere desvanecida, ¿con qué se adobará?35 Ni para la tierra, ni para el muladar es buena; fuera la arrojan. Quien tiene oídos para oir, oiga.
Mateo 5:13 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres.
¿Qué pasa si una persona se detiene, determina los costos para construir la torre, determina que no puede pagar el costo y decide abandonar la obra?, ¿Qué sucede si alguien decide no seguir a Jesucristo? La palabra relaciona a los Cristianos con la sal, pero si esa sal no adoba, si esa sal se ha vuelto insípida, entonces es evidencia de que jamás fue sal verdadera, jamás fue una oveja de Jesucristo y ¿Qué queda para estas personas que rechazan a Jesús? “para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres”, estas personas no son aptas para el reino de Dios, ¿Qué es lo que queda? Condenación eterna.
Pero hay un grupo de personas que aceptarán el costo, el precio que pagar y lo harán con gusto. Sabemos que vendrán una infinidad de cosas en contra de nosotros a causa del nombre de Jesucristo, pero también sabemos, que en todas estas cosas somos más que vencedores, por medio de Cristo (Romanos 8:28) y podemos llegar al punto en el que nos regocijamos en ser contados como dignos de sufrir y padecer todas estas cosas a causa del nombre de Cristo (Hechos 5:40-42, 1 Pedro 4:12-13).
2 Corintios 4: 7 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la extraordinaria grandeza del poder sea de Dios y no de nosotros. 8 Afligidos en todo, pero no agobiados; perplejos, pero no desesperados; 9 perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos; 10 llevando siempre en el cuerpo por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. 11 Porque nosotros que vivimos, constantemente estamos siendo entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo mortal.
A través de todas las pruebas, te todas las tribulaciones, el poder de Dios se manifiesta en nosotros y podemos tener paz y gozo en medio de las tribulaciones y de las dificultades, hallamos calma en medio de la tempestad, porque nuestro Señor está con nosotros y él es nuestra esperanza y en esto confiamos y sabemos que la recompensa es grande, que nuestro galardón nos espera y que el precio vale la pena.
Marcos 10: 29 Jesús dijo: En verdad os digo: No hay nadie que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos o tierras por causa de mí y por causa del evangelio, 30 que no reciba cien veces más ahora en este tiempo: casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y tierras junto con persecuciones; y en el siglo venidero, la vida eterna. 31 Pero muchos primeros serán últimos, y los últimos, primeros.
Romanos 8: 18 Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada.
Hace aproximadamente dos mil años vivió un hombre que pagó el precio.
-Él se negó a Sí mismo, haciendo la voluntad del que lo envió (Lucas 22:42), incluso fue abandonado por su Padre (Mateo 27:46) (1er Costo).
-Él sufrió y padeció y cargó su cruz hasta su propia muerte (Marcos 15:37) (2º Costo).
-Él se despojó de todo lo que tenía (Filipenses 2:5-8) y también rechazó el mundo entero cuando le fue ofrecido (Mateo 4:8) (3er Costo)
Todo este precio lo pagó por nosotros, ahora nos toca a nosotros participar de esta maravillosa cruz.
Hemos analizado los costos de la obra, tenemos frente a nosotros el proyecto de construcción de una torre, tenemos el precio y los términos establecidos.
¿Quieres proceder con la obra y pagar el costo?
Marcelo Vélez
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